Imagen de la espectacular primera escena de “In weiter
Ferne, so nah!”, un travelling aéreo alrededor de la Columna de la Victoria (Siegessäule)
que preside el Tiergarten de Berlín.
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La
construcción de la identidad inmaterial de las ciudades debe mucho al cine. La
creación de imágenes alimenta mitos urbanos que pueblan nuestra mente forjando
nuestra concepción sobre ellas. En algunos casos afortunados se produce una
magia especial entre el contenido y la
ciudad elegida. Berlín es uno de estos casos.
Wim Wenders
dirigió en 1987 una historia doble, sobre dos mundos, el de los ángeles y el de
los mortales (Himmel über Berlin, El Cielo sobre Berlín). Berlín era el escenario
perfecto para representarla dada su condición de Ciudad Doble, dividida por el
Muro de la vergüenza. En este juego de duplicidades, Wenders rodó una segunda
parte en 1993 (In weiter Ferne, so nah!,
¡Tan lejos, tan cerca!), con la ciudad iniciando su esforzada reunificación, y
la metáfora urbana volvió a encajar para encarnar la reunión de los dos
universos.
Las películas
son un complejo ejercicio de gran belleza, en las que la ciudad se convierte en
el vehículo simbólico ideal para trasladar sus mensajes.
Aprovecharemos la referencia para acercarnos a la construcción de la Ciudad Doble en el Berlín de la década de 1950.
Aprovecharemos la referencia para acercarnos a la construcción de la Ciudad Doble en el Berlín de la década de 1950.