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26 jul 2014

Cuando el Plan de Bolonia era una referencia urbanística (y de izquierdas) para la intervención en los centros históricos de las ciudades (1.Contexto)

Bolonia “la roja” inició un intenso debate sobre la restauración de los centros históricos de las ciudades.
Bolonia es una ciudad italiana con una larga historia, cuyo nombre se asocia a cuestiones diversas. Por ejemplo, actualmente, el Plan de Bolonia es conocido por todo el mundo como el que adapta los programas de estudios universitarios para unificarlos dentro del espacio europeo, pero hace algunos años, el Plan de Bolonia era la singular e influyente propuesta de rehabilitación de su centro histórico.
Abordaremos esta experiencia en dos etapas. En este primer artículo, nos aproximaremos a la conformación histórica de su casco antiguo y a la particular idiosincrasia política de Bolonia tras la Segunda Guerra Mundial, ya que fue gobernada por el Partido Comunista durante más de cincuenta años consecutivos y, salvo un paréntesis de cinco años, la izquierda sigue dirigiendo actualmente la ciudad (la Bolonia “roja” debido a su color característico, lo es doblemente por el  tinte político de sus gobernantes).
Esta circunstancia hizo de ella un campo experimental para las ideas urbanísticas de la izquierda, concretada en una estrategia innovadora sobre la restauración de los centros de las ciudades, que se convirtió, durante las décadas de 1970 y 1980, en una referencia para las intervenciones en la ciudad antigua, iniciando un debate que todavía sigue abierto en muchos aspectos.
En la segunda parte, abordaremos las propuestas fundamentales del Plan para el Centro Histórico de Bolonia y una reflexión sobre el mismo, desde la óptica que nos proporcionan los cuarenta y cinco años transcurridos desde entonces.

5 jul 2014

“Nuevas Ciudades” en la España de 1970: Tres Cantos y el Actur de Zaragoza.

Ordenaciones iniciales para el ACTUR-Tres Cantos en Madrid (izquierda)  y ACTUR-Puente de Santiago en Zaragoza (derecha)
La España de principios de la década de 1960 asistió a un despegue económico sin precedentes. Esa etapa, conocida como “desarrollismo”, tendría importantes consecuencias urbanas. La fuerte emigración recibida desde los entornos rurales, puso en evidencia la falta de preparación de las ciudades para acoger un éxodo tan explosivo. Se sucedieron diferentes estrategias encaminadas a paliar el grave déficit residencial, que se concretarían en una vertiginosa construcción de viviendas a lo largo de ese periodo. Con ello, se cambiaría la faz de aquellas ciudades, hasta el punto de constituir un nuevo “paisaje urbano” en las periferias de las mismas.
Uno de los últimos planes de vivienda adoptados en dicha época fue el Programa ACTUR (Actuaciones Urbanísticas Urgentes) que, en 1970, seleccionó varios emplazamientos en las principales urbes para proponer operaciones muy ambiciosas, de gran extensión y con miles de viviendas, en sintonía con los modelos europeos que se estaban realizando entonces. Las ACTUR ofrecieron la oportunidad de planificar crecimientos siguiendo, con algunos matices, los postulados del Movimiento Moderno.
La irrupción de la crisis económica de 1973 afectó profundamente a las ACTUR. Ralentizó los proyectos, obligó a modificaciones sustanciales de los mismos y llegó, en algún caso, a abortar la intervención. De las diferentes propuestas que se activaron, las dos más emblemáticas fueron la que se levantó en las proximidades de Madrid y que se emanciparía como una nueva ciudad (Tres Cantos), y un nuevo barrio en Zaragoza, en la margen izquierda del rio Ebro, que se denominó “Puente de Santiago” pero acabó siendo reconocido simplemente como “el Actur”.

4 jul 2014

Nuevas ciudades, nuevo urbanismo.


El Curso parte de la hipótesis de que la emergencia de un nuevo territorio, que cambia la escala de comprensión e intervención sobre los hechos urbanos y multiplica las dimensiones de su complejidad, demanda nuevos instrumentos y estilos de planificación urbanística y se dirige a investigadores, profesionales y estudiantes de los últimos cursos de Master interesados en la comprensión y proyecto de la ciudad contemporánea desde el urbanismo, la arquitectura, la ingeniería y las ciencias humanas, así como a responsables públicos y gestores de ciudades y servicios urbanos.

Los cambios en las formas de producción, organización del consumo y movilidad de capitales, personas y bienes, están afectando de manera profunda el carácter de las ciudades. Lo global y lo local se encuentran conectados de manera inimaginable en las sociedades tradicionales, el salto en las tecnologías de comunicación y la estrecha interrelación de los mercados genera que acontecimientos en centros de decisión lejanos afecten rutinariamente a las vidas de millones de personas. Como resultado de la nueva economía basada en la información y el conocimiento la expresión contemporánea de la condición urbana asume una multiplicidad de configuraciones espaciales, tanto en escala geográfica como en cualidad, en abierta ruptura con las configuraciones tradicionales.

La representación de la ciudad tradicional se basaba en la idea de límite, fuera éste la demarcación física entre la ciudad y la no ciudad materializada en puertas, murallas o bulevares, o bien la demarcación más ideal entre el universo artificial ordenado y el mundo de lo orgánico y natural. La metrópolis contemporánea al superar toda la idea de límite inaugura la era de la des-territorialización. La experiencia del ambiente solo puede ser aprehendida fragmentariamente, a través de los espacios segmentados en que se desenvuelve la secuencia de gestos cotidiana o mediante la figuración abstracta, el “mapping”.

En las ciudades maduras debe abandonarse la ilusión del crecimiento y expansión ilimitada para priorizar, alternativamente, un urbanismo de transformación y reciclaje basado en la activación del centro urbano, la reprogramación del suelo vacante, la recuperación del parque deficiente de viviendas, la integración y la hibridación de usos. En las metrópolis emergentes en las que la población urbana casi se duplicará en los próximos veinte años, el desafío tendrá que ser doble: afrontar la pobreza y facilitar a todos el derecho a una vida urbana saludable y al mismo tiempo abordar los retos comunes a las grandes ciudades contemporáneas: la sensibilidad hacia lo local, la incorporación activa de la Naturaleza, la sostenibilidad energética y las formas alternativas de movilidad.