En su origen,
la denominación “plaza mayor” indicaba solamente una posición en el escalafón
jerárquico de los espacios de la ciudad. Pero, a finales de la Edad Media
española, estos lugares principales fueron consolidando una forma urbana muy
característica, vinculada a la regularidad
de su planta (cuadrada o rectangular mayoritariamente), a la uniformidad de su arquitectura y, casi
siempre, a la presencia de pórticos
que facilitaban un uso más intenso. Esta innovadora morfología urbana tendría
mucha influencia posterior (en las ciudades iberoamericanas o en la Europa
barroca y neoclásica, por ejemplo). Lo regular
y lo uniforme asentaron las bases
conceptuales de estas plazas, pero la diversidad fue grande. Para abordarla,
proponemos un guión metodológico de análisis de espacios urbanos.
En España hay
numerosos ejemplos, aunque en esta entrega se han seleccionado diez plazas mayores regulares de diez
ciudades: Barcelona, Bilbao, A Coruña,
Huesca, Madrid, Palencia, Salamanca, San Sebastián, Valladolid y Vitoria.
Los ejemplos muestran la variabilidad del tipo, tanto por su escala,
proporciones y claves formales, como por la diversidad estilística que hay
entre la más antigua y la más reciente, separadas por tres siglos.