Bielorrusia es un país noreuropeo con
algunas dificultades de identificación histórica, aunque no de personalidad (caracterizada, entre
otras cuestiones, por una lengua y costumbres propias). Su territorio contaba
con ventajas estratégicas que acabaron siendo un problema para el pueblo
ruteno, los eslavos que lo habitaban, dado que ese enclave fue codiciado por
sus poderosos vecinos, que irían apropiándoselo sucesivamente. Por eso, la
historia lo mantuvo oculto dentro de otros estados (el Rus de Kiev, el Gran
Ducado de Lituania, Polonia, o la URSS). Pero, tras la Primera Guerra Mundial,
en 1919, Bielorrusia adoptaría ese nombre y emergería como nación, aunque
tendría que esperar hasta 1991 para alcanzar su plena independencia.
En
un cierto paralelismo con esa indeterminación histórica, su capital Minsk, vería borrada su memoria. La ciudad sería arrasada
durante la Segunda Guerra Mundial y, tras la contienda, volvió a levantarse,
pero haciendo tabula rasa con lo
preexistente. La nueva Minsk perdería sus recuerdos urbanos y, en lo que puede
considerarse una auténtica refundación, se convirtió en paradigma de la planificación urbana soviética.
Apunte sobre
Bielorrusia, el país “oculto” en la historia.
En
la Europa septentrional, Bielorrusia ocupa un territorio prácticamente plano,
una inmensa llanura perturbada solamente por una línea de modestas colinas que
la atraviesa de suroeste a noreste (el punto más alto es el monte Dzyarzhynskaya de 345 metros de
altitud). Esta cadena de lomas ejerce de divisoria de aguas, separando las que
van hacia el Mar Báltico (destacando el rio Niemen
y el Daugava o Dviná Occidental) de los cursos que forman la cuenca del rio Dnieper (con su principal afluente el Pripiat), que desaguan en el Mar Negro.
En esas planicies, la profusión de cauces fluviales propicia la existencia de
amplias extensiones pantanosas, sobre todo junto al Pripiat, cuyo entorno fue, durante siglos, una “tierra de nadie”
que separó Bielorrusia de Ucrania.
![]() |
Arriba, situación de Bielorrusia en
Europa. Debajo, topografía del país, una inmensa llanura perturbada solamente
por una línea de modestas colinas que la atraviesa de suroeste a noreste.
|
La
ubicación de ese territorio, a medio camino entre mares (los referidos Báltico
y Negro) y entre ámbitos geopolíticos (el este ruso y el oeste polaco/germánico),
lo convirtió en un cruce de vías de comunicación que determinaría su futuro.
Aquel territorio de paso estaba habitado por un grupo de eslavos, conocidos
como el pueblo ruteno. Los rutenos
no llegaron a crear un estado propio porque su estratégica ubicación siempre
era codiciada por sus poderosos vecinos, que fueron apropiándosela
sucesivamente. No obstante, a pesar de permanecer “ocultos” dentro de otros
estados, los rutenos (bielorrusos en el futuro) lograron mantener una
personalidad propia. Esto fue así, principalmente por su lengua, pero también
por sus costumbres propias e incluso por su especificidad religiosa, ya que
eran ortodoxos dentro de un estado católico (particularmente en su periodo
polaco) e incluso llegaron a forjar la denominada iglesia uniata, católica, pero conservando el rito bizantino.
La
primera organización política que estructuró aquellos territorios noreuropeos
fue el denominado Rus de Kiev. Dentro
de él quedaron integrados los rutenos, que habitaban la parte meridional del Principado de Pólatsk, ciudad situada a
orillas el Daugava o Dviná Occidental. Se tiene noticia de
este principado medieval desde el año 862 y, desde 1067, de la existencia de la
ciudad de Minsk, que había nacido al sur de la región. En 1119, el principado
acabó desintegrándose en varias entidades, una de las cuales fue el Principado de Minsk, vinculado a la
ciudad y a su entorno, y que pugnaría por su autonomía de Pólatsk, aunque
seguiría vinculado al Rus de Kiev.
![]() |
Mapa del Rus de Kiev en el siglo
XI. El punto rojo indica la ubicación de Minsk.
|
En
1239, los mongoles cruzaron el rio Volga y sometieron a los rusos de Moscovia y
de Kiev, con intenciones de continuar sus conquistas. El principado de Minsk
escapó inicialmente a la invasión y buscó apoyo en los príncipes lituanos que
controlaban las orillas bálticas y que hasta entonces habían gobernado
entidades independientes. Ante el riesgo de invasión de los tártaros, los
lituanos se unieron para derrotarlos y crearon en 1252 el Gran Ducado de Lituania, que se extendería hasta el Mar Negro,
absorbiendo, entre otros territorios, el Principado de Minsk. Cien años
después, en 1386, llegaría la unión personal entre Polonia y Lituania (cuando
el Gran Duque Jogaila recibió el bautismo católico y se convirtió en rey de los
polacos con el nombre de Ladislao II Jagellón). Este vínculo, reforzado con la
Unión de Lublin en 1569, en la que nació la República de las Dos Naciones (o Mancomunidad de Polonia-Lituania y
que a partir
del siglo XVIII sería conocida oficialmente como República de Polonia), llevó a Minsk hacia la órbita polaca.
![]() |
Gran Ducado de Lituania con
indicación de los límites de la actual Bielorrusia.
|
La
desintegración de Polonia tras los “repartos” del país
realizados entre 1772 y 1795 por rusos, prusianos y austríacos, modificó el
rumbo de aquella región, que quedó integrada en Rusia. La Rusia zarista fue
dura con la identidad rutena, no admitiendo su especificidad persiguiendo sus
tradiciones y lengua (sin conseguirlo del todo).
![]() |
Mapas indicando el proceso de
partición de Polonia a finales del siglo XVIII. Minsk (punto rojo) quedaría
integrada dentro de la Rusia zarista.
|
La
Revolución Bolchevique tampoco sería sensible a las particularidades de la
región de Minsk, pero propició una oportunidad inesperada. Aprovechando el caos
que siguió a la sublevación, los nacionalistas bielorrusos (que significa
“rusos blancos”) proclamaron en 1918 la República
Nacional de Bielorrusia. De hecho, la palabra “Bielorrusia” surgió entonces
(fue utilizada por primera vez en 1917 en un congreso nacionalista).
La
autonomía fue un espejismo, porque, tras la Primera Guerra Mundial, en 1919 fue
incorporada a la URSS. Pero, además, los polacos, imbuidos por el deseo de
hacer retornar a los eslavos rutenos a la “madre patria”, invadieron
Bielorrusia, originando al Guerra Ruso-polaca que no terminaría hasta 1921 con
el Tratado de Riga, que dividía la incipiente Bielorrusia en dos mitades. La
parte occidental sería polaca mientras que la oriental permanecería junto a
Rusia, como República Socialista
Soviética de Bielorrusia, siendo una de las constitutivas de la URSS.
![]() |
Mapa de la URSS, señalando las
repúblicas soviéticas europeas y los países de la órbita comunista.
|
Entonces,
la frontera entre Bielorrusia y Rusia se fijó aproximadamente en la línea que
separaba antes de 1772 Polonia de Rusia (y que sigue siendo la frontera
actual). Pero, la invasión alemana de Polonia en 1939, activó la anexión de la
“Bielorrusia polaca” por parte de los soviéticos (que habían firmado un pacto
con Hitler) y expulsaron a los residentes polacos. La Segunda Guerra Mundial
destrozó completamente el territorio bielorruso. Pero con el final de la
contienda, una Bielorrusia “reunificada” prosperaría dentro de la Unión
Soviética (a pesar de su “rusificación”, ya que se atacaron sus tradiciones e
idioma).
Todo
cambiaría con la caída de la URSS. Entonces, Bielorrusia alcanzaría definitivamente la independencia, aunque más
por las circunstancias que siguieron a la desintegración soviética que por una
ferviente voluntad nacionalista. Hasta entonces, como hemos podido constatar,
la identidad bielorrusa había estado oculta bajo la de otros estados que
consideraban este territorio como propio (como el Rus de Kiev, el Gran Ducado
de Lituania, Polonia, o la URSS). Pero en el año 1991, el “país oculto” recuperó
su autonomía, su bandera, su lengua, e iniciaría la vía económica del
liberalismo.
Minsk histórica: la
ciudad desaparecida (varias veces).
La
primera noticia sobre la existencia de Minsk es del año 1067, aunque su
antigüedad pudiera ser algo mayor. Es una anotación en la Primera Crónica Eslava o Crónica
de Néstor que hace referencia a su destrucción por causas bélicas. Aquella
lejana Minsk no sería más que una aldea y seria reconstruida.
Minsk
había surgido en las laderas meridionales de la cadena de colinas centrales del
país y su núcleo era un fuerte de madera sobre un montículo junto al río Svíslach, cauce que atraviesa el centro
de la ciudad y que es afluente del Bereziná
(río que, a su vez, desagua en el Dniéper).
Ese fuerte evolucionaría hasta convertirse en una ciudadela (Zamchyshcha) que presidía el
asentamiento. La ciudad fue creciendo hacia el sur de la fortaleza, en la
orilla derecha del río y sería protegida por una empalizada de madera. No
obstante, fue prosperando e incluso creciendo más allá de la muralla, donde
comerciantes y artesanos fueron construyendo sus viviendas de madera.
La
situación de Minsk la convertía una encrucijada comercial privilegiada. En la
ciudad se cruzaban dos vías principales de aquella región. Una de ellas,
discurría de este a oeste, uniendo Smolensk y Moscú con Polonia y Europa
Central; mientras que la otra, de norte a sur, enlazaba Nóvgorod, Vilnius
(Vilna) y el entorno báltico, con Ucrania y el Mar Negro. Los tiempos de paz
propiciados por el Gran Ducado de Lituania permitieron su progreso, llegando a
recibir la distinción de ciudad en 1499, cuando contaba con una población de
unos 5.000 habitantes, siendo una de las mayores del ducado. En 1569 se
convertiría en la capital del Voivodato
de Minsk, una división administrativa del Gran Ducado.
Las
turbulencias de los años siguientes, con el conflicto ruso-polaco (1654-1667) y
la Gran Guerra del Norte (1700-1721) que enfrentó a Suecia con sus vecinos, tuvieron
graves consecuencias para Minsk. La ciudad sufrió daños muy importantes que
frenaron su desarrollo e incluso la arrastraron a un declive que se prolongaría
hasta finales del siglo XVIII. Un dato demográfico demuestra esta involución ya
que, en 1790, contaba con 7.000 habitantes (prácticamente igual que tres siglos
atrás).
La
anexión al imperio ruso como consecuencia de las particiones de Polonia abrió
una esperanza que se vería frustrada de nuevo por el conflicto con los
franceses, que volvieron a destruir la ciudad. Cuando los rusos, en 1812, recuperaron
la ciudad, Minsk no superaba los 3.500 habitantes. Pero, desde ese momento, en
un entorno pacificado comenzó a recibir una fuerte inmigración (principalmente
judía) que le llevaría a alcanzar los cien mil habitantes a principios del
siglo XX. La renacida Minsk se convirtió, en 1919, en la capital de la
República Socialista Soviética de Bielorrusia e incrementó su población hasta
los 300.000 residentes, justo antes de la Segunda Guerra Mundial (cuando todo
volvería a desmoronarse).
![]() |
Plano de Minsk en 1941, antes de
la destrucción de la ciudad durante la Segunda Guerra Mundial.
|
Minsk actual: la
ciudad que perdió la memoria.
Tras
la Segunda Guerra Mundial, Minsk quedó devastada. Casi el 90% de la capital
bielorrusa había sido arrasado y apenas sobrevivían en ella 50.000 personas.
Las autoridades soviéticas abrieron un debate sobre como orientar la
reconstrucción de la ciudad. ¿Se debía realizar una restauración mimética, como
se acordó para los cascos históricos dañados de Varsovia o Dresde, por ejemplo?, o ¿se debía plantear una ciudad
nueva sin vinculación a antiguos trazados?, o quizá una tercera vía buscando
puntos de acuerdo, compromisos entre el pasado y los deseos de futuro. La
decisión final fue radical: Minsk sería
una ciudad nueva que se apartaría de su pasado, perdiendo su memoria y
convirtiéndose en paradigma del modelo urbano soviético, y la
reconstrucción incidiría tanto en la arquitectura como en su trazado urbano.
![]() |
Arriba superposición de la
ciudadela de Minsk (desaparecida) sobre el plano de la ciudad actual. Debajo,
estado actual de esa zona de la ciudad, en la que han desaparecido los rastros
del pasado.
|
Desde
el punto de vista de la planificación, la estructura que se proyectó en 1946
supuso una modificación trascendental en sus dinámicas urbanas. La ciudad
antigua presentaba una yuxtaposición de tramas surgidas con el tiempo y con
poca jerarquía entre ellas, más allá de la predominancia del eje este-oeste (que
todavía sigue en la actual Avenida de la Independencia, Prospekt Nezavisimosti). Esa permanencia sería una de las pocas
reminiscencias del pasado. El cambio de trazado presentaría una ciudad
radioconcéntrica con vías orbitales de circunvalación y ejes radiales, que
presentaba una fuerte jerarquización de usos.
Sobre
este esquema general se levantaría, en primera instancia, una arquitectura
influenciada por el ideario estalinista dominante en la posguerra, caracterizado
por el academicismo y el lenguaje clásico (abandonando las experiencias de
vanguardia previas a la guerra). Pero la muerte de Stalin y la llegada al poder
de Jrushev viró el rumbo, tanto urbanístico como arquitectónico, sobre todo por
las urgencias existentes ante el gravísimo problema de vivienda que se
arrastraba.
![]() |
Ejemplos de arquitectura
estalinista en Minsk. De arriba abajo: edificio de correos, las dos torres
frente a la estación ferroviaria, edificio en la avenida Niezaleznasci y
edificio del KGB
|
Minsk,
en el contexto soviético de la Guerra Fría experimentaría un crecimiento
espectacular pasando de aquellos 50.000 supervivientes del final de la
contienda a los más de millón y medio en los poco más de cuarenta años que
siguieron hasta la desintegración de la URSS. Este desaforado crecimiento se estructuraría
siguiendo el nuevo urbanismo soviético que surgió en la década de 1950 y que
analizamos en el apartado siguiente.
![]() |
Minsk, imagen de un barrio
residencial.
|
En
1991, Minsk se convertiría en la capital de la independiente República de
Bielorrusia continuando su desarrollo hasta alcanzar los casi dos millones de
residentes actuales.
![]() |
Comparación del centro de Minsk.
Arriba, antes de la destrucción y debajo ortofoto actual.
|
![]() |
Plano actual de Minsk.
|
El modelo urbano soviético.
La
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), bajo el gobierno de Stalin,
había defraudado las expectativas acerca de un arte nuevo (vanguardista y
revolucionario). Pero tras la muerte de este dirigente en 1953, ascendió al
poder Nikita Jrushev, un político con deseos de renovación.
Su
influencia se notó en muchos campos, pero es particularmente relevante la
proyección dentro del mundo de la arquitectura y del urbanismo. El discurso que
Jrushev dirigió en 1954 a los arquitectos, ingenieros y constructores fue tomado
como un “manifiesto” que anunciaba una nueva modernidad. Jrushev abogó por una
nueva construcción que debía alejarse del “decorativismo” y del “personalismo”
(que provocaban lentitud e incremento de costes). Exhortó a los técnicos a
pensar en la rapidez de ejecución y en la reducción de costes, buscando,
además, mejorar la calidad de la construcción. Y la única forma de conjugar
esos objetivos era la industrialización.
El
viraje intelectual respondía a diversos factores. En primer lugar, la URSS
tenía un problema muy acuciante de vivienda (que la Segunda Guerra Mundial
había agravado). La masiva inmigración del campo a las ciudades, las
destrucciones bélicas sufridas por estas, o las dificultades económicas de las
primeras décadas postrevolucionarias, llevaron a muchos rusos a hacinarse en
“casas comunales”, las komunalkas, en las que diversas
familias compartían el mismo apartamento o a no tener vivienda. Se requería una
solución urgente y la industrialización residencial permitiría matar dos
pájaros de un tiro. Por una parte, facilitaría viviendas rápidas y baratas y,
por otra, reactivaría la economía (e incluso, trasladaría un mensaje
igualitario muy adecuado para las consignas comunistas).
![]() |
La industrialización de la
vivienda colectiva determinó el carácter del modelo urbano soviético.
|
La modulación y la prefabricación serían
los nuevos paradigmas arquitectónicos y urbanos. El urbanismo y la arquitectura
(residencial) se industrializaron. Las edificaciones que resultaron de ello hicieron
que las ciudades soviéticas, de un extremo al otro del país, aparecieran como
variaciones con repetición del mismo modelo, convirtiendo la seriación en su principal
“seña de identidad”. Como resultado, los bloques autónomos de viviendas
prefabricadas comenzarían a poblar el paisaje de las ciudades rusas
caracterizando las periferias de las grandes urbes y las nuevas fundaciones
mostrando lo que se denominó el “modelo
urbano soviético”.
La
arquitectura residencial construyó
edificios, inicialmente de cinco plantas, con apartamentos de unos 30 metros
cuadrados, que se convirtieron en un estándar, hasta el punto de ser conocidos
como “jrushovkas”, en referencia a su impulsor, el líder Jrushev. La
seriación de los paneles de fachada, o la repetición ad infinitum de ventanas y balcones, daba pocas opciones a la
singularización. De hecho, se hacía alarde de “sinceridad constructiva”
mostrando las claves del proceso. Por ejemplo, las juntas de dilatación de los
paneles se convirtieron en uno de los escasos motivos “decorativos”. La calidad
de las primeras edificaciones fue muy baja, pero con el tiempo y los avances tecnológicos,
las viviendas mejoraron constructivamente. También fueron multiplicando su
altura (de los cinco pisos de los modelos iniciales se llegaría hasta los
treinta).
![]() |
Esquema de Microrayon (micro
distrito) siguiendo el modelo de arquitecturas autónomas.
|
Desde
el punto de vista de la planificación urbana,
se adoptó una estrategia muy sintonizada con las ideas defendidas desde los CIAM (racionalismo, zonificación, autonomía de la
arquitectura respecto a los trazados urbanos, etc.)
Así,
la urbanización se apoyó en “módulos” que funcionaban como micro distritos
residenciales (microrayon/kvartal), albergando
habitualmente entre 1.000 y 1.500 residentes, y que iban sumándose hasta formar
conjuntos (barrios) de ocho a doce mil personas o unidades urbanas mayores que se
encontraban separadas por las principales vías estructurantes de la ciudad.
Cada micro distrito buscaba satisfacer las necesidades diarias de los
residentes, mientras que las agrupaciones de los mismos ofrecían los servicios
de rango mayor. Esta estrategia “modular” se reforzó con la producción de
viviendas prefabricadas que proporcionaron una gran monotonía al diseño de los micro
distritos.
![]() |
Esquema de Microrayon (micro distrito)
siguiendo el modelo de creación de macro manzanas.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario
urban.networks.blog@gmail.com