En nuestro tiempo de sofisticadas tecnologías de orientación y donde la
realidad aumentada es capaz de mostrarnos sorprendentes escenarios virtuales,
descubrir la ciudad siguiendo los sistemas “tradicionales” puede parecer un
anacronismo. Pero no es así. Pasear con tiempo, sin la ayuda de los
navegadores, interpretando planos y dejándose llevar por las sugerencias de la
arquitectura, prestando atención a los detalles, sigue siendo la mejor manera de
profundizar en una ciudad. Desde luego, esto es así para las generaciones
“analógicas”, pero también para los nativos digitales y particularmente para
los niños. Porque la ciudad es un poderoso y estimulante campo abierto a muchos
tipos de juego, algunos de ellos relacionados con la misma experiencia espacial
que puede resultar divertida y apasionante.
Algo de eso sucede en Dijon. La monumental capital de la Borgoña francesa
ofrece una entretenida opción para ser explorada jugando a perseguir chouettes
(lechuzas o buhitos, el ave simbólica de la ciudad) que apuntan direcciones y
llaman la atención sobre los principales hitos arquitectónicos y urbanos. “Le
parcours de la chouette” es una manera de descubrir la ciudad jugando. Da
igual la edad que se tenga.