Tras casi 150 años de su muerte, la figura de Marx no
es indiferente. La tumba de Marx en Londres es tanto honrada con flores como vandalizada
con cierta frecuencia.
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En el Londres
victoriano/dickensiano de la segunda mitad del siglo XIX, Karl Marx maduraría
su pensamiento, pero su influencia en vida fue limitada. En cambio, la
repercusión que tuvo tras su muerte, como muestran los acontecimientos
políticos ocurridos durante el siglo XX fue extraordinaria, aunque Marx hubiera
abominado de mucho de lo realizado en su nombre.
El fracaso y caída del régimen soviético está permitiendo
revisar la obra de filósofo, despojándola de barnices añadidos que la
oscurecían. No obstante, no resulta fácil separar a Marx de sus
interpretaciones posteriores. Porque el marxismo no es Marx. De hecho, los
estudiosos de su pensamiento proponen utilizar dos calificativos diferentes: marxismo
para las proyecciones y reelaboraciones realizadas por sus seguidores y marxiano
para las reflexiones originales.
El artículo consta de dos partes. Dedicamos la primera al Londres de Marx, la contradictoria capital imperial,
mientras que en esta segunda nos aproximamos al Marx de Londres,
apuntando rasgos de su ideario y de su controvertido legado.