La sorprendente correspondencia entre la distribución provincial de la España peninsular y el Diagrama de Voronoi, construido a partir de la localización de las capitales, invita a reflexionar sobre los sistemas de organización territorial, que se mueven entre la irracionalidad (propiciada por avatares históricos, geográficos e incluso emocionales) y la racionalidad (que busca fórmulas objetivas, modelizables y pragmáticas)
Entre estos se encuentran los Diagramas de Voronoi, que dividen el espacio siguiendo criterios de proximidad, de cercanía a una serie de puntos de referencia. Su aplicación práctica abarca numerosos campos, siendo el urbanismo uno de los más destacados. En esta disciplina son muy útiles para analizar áreas de influencia de determinados servicios, para establecer recorridos óptimos o para evaluar la afección en un entorno de la implantación de ciertos elementos, entre otras cuestiones.
Esta técnica recibió un impulso extraordinario gracias a las posibilidades ofrecidas por los algoritmos desarrollados en la geometría computacional, hasta el punto de convertirse en una herramienta de análisis muy importante en los Sistemas de Información Geográfica (SIG), en la mapificación de resultados de big data o en aplicaciones de web mapping, wayfinding o sistemas de navegación, todos ellos imprescindibles en el mundo actual.