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2 jul 2011

Chicago. Riverside, la visión residencial de Olmsted

En 1868, Frederick Law Olmsted (1822-1903) y su socio Calvert Vaux (1824-1895) recibieron el encargo de planificar una nueva comunidad residencial al oeste de Chicago, en las orillas del rio Des Plaines.
Olmsted ya era un famoso arquitecto paisajista, que contaba entre sus obras con el Central Park de Nueva York, y se le ofrecía  la gran oportunidad de hacer realidad su visión sobre cómo debería ser la vida en los crecimientos suburbanos de las grandes ciudades.


A finales de la década de 1860, un grupo de empresarios del Este, liderados por Emery E. Childs estaba interesado en desarrollar una comunidad residencial en las afueras de Chicago que, entonces, ya era una ciudad económicamente floreciente. En su búsqueda de terrenos, descubrieron una gran parcela de 1.600 acres (entorno a 640 hectáreas) en la zona del rio Des Plaines (donde recibe las aguas del Salt Creek).
El sitio ofrecía grandes atractivos. Sobre todo por la presencia de un bosque natural de robles y nogales americanos y por disfrutar de un clima fresco ocasionado por la presencia del rio. Además, los terrenos presentaban un buen drenaje de forma que se encontraban bastante libres de mosquitos. Y, desde luego, su proximidad al centro de Chicago, que se encontraba solamente a 11 millas (17,7 km), distancia que podía recorrerse rápidamente gracias al ferrocarril que ya existía, permitiendo vivir en Riverside y trabajar en la gran ciudad.
Estos terrenos eran, mayoritariamente, propiedad de David Gage, a quien convenció la idea que le propusieron para el desarrollo de la zona. La base fundamental era conseguir un entorno residencial con un ambiente rural pero con las comodidades de la ciudad. Gage, se incorporó al grupo impulsor aportando los terrenos y, juntos, constituyeron la Riverside Improvement Company con el objetivo de promover la singular urbanización que tenían en mente.
Olmsted y Vaux potenciaron ese concepto proponiendo un tipo de vida estrechamente relacionado con la naturaleza. Para ello, diseñaron abundantes zonas verdes y una estructura urbana que huía de trazados rígidos como la retícula ortogonal de Chicago. Las calles se trazaron formando sinuosas curvas, que se adaptaban a la topografía siguiendo las curvas de nivel y las delimitaciones naturales de la zona. Todo ello sin olvidar que Riverside dispondría de todos los adelantos tecnológicos de la época: calles pavimentadas, un drenaje adecuado, alcantarillas, tuberías de agua, líneas de gas y lámparas de gas de la calle.
Se reservó una gran zona pública, verde, a lo largo del trazado del río que allí formaba un meandro. También se proyectaron pequeños parques triangulares distribuidos por toda la urbanización que crearían un auténtico sistema verde estructurante de toda la comunidad. Las propiedades se distribuyeron creando parcelas para la construcción de residencias que pudieran contar con jardines particulares que reforzarían la idea de “habitar un bosque”.
Finalmente la actuación no desarrolló todos los terrenos disponibles y se limitó a la urbanización de 1.000 acres (400 hectáreas).
 En 1871 ya se habían levantado aproximadamente 50 viviendas, pero pronto surgieron problemas: el Gran Incendio de Chicago de 1871 tuvo consecuencias para Riverside ya que ralentizó su desarrollo, pero sobre todo, la crisis financiera de 1873, que llevó a la quiebra a la Riverside Improvement Company. Afortunadamente, el Plan estaba completo en lo fundamental y a pesar de las dificultades, Riverside pudo consolidarse convirtiéndose en una referencia para la planificación de áreas suburbanas que tendría gran influencia en el futuro.
El municipio de Riverside se formó en 1875 y fue dotado con alguno de los equipamientos comunitarios necesarios. Destacaron la torre de agua, un edificio comercial, una iglesia comunitaria, una nueva parada ferroviaria y un hotel de 125 habitaciones.
En los inicios del siglo XX muchos arquitectos proyectaron las villas que definieron finalmente Riverside, entre ellos, además de Olmsted y Vaux, participaron Jenney, Whittlesey, Withers, Sullivan, Wright, y Drummond. Algunas de esas casas todavía permanecen.
En Riverside se encuentra una de las obras maestras de Frank Lloyd Wrigth, la Avery Coonley Residence de 1907.
En 1970, Riverside fue declarado National Historic Landmark.

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