La idea de conectar el Mar Mediterráneo con el Mar Rojo era
una vieja aspiración que se remonta a la época del Egipto de los faraones. Se
consiguió definitivamente con la construcción del Canal de Suez, que fue un acontecimiento internacional con una
repercusión extraordinaria en el comercio mundial. Fue una de los primeros
ejemplos de cooperación entre la iniciativa pública y la privada. El Canal de
Suez fue inaugurado en 1869 tras diez años de duros trabajos y superando
múltiples obstáculos políticos. La obra fue descomunal y exigió la creación de
nuevas ciudades vinculadas al mismo.
La única ciudad preexistente era Suez, un puerto de peso relativo en el comercio regional pero que,
con el Canal, se vio transformada en una importante capital económica. A Suez
se le unieron Ismailía, Port Said y Port Fuad, nuevas ciudades construidas desde ópticas europeas
(francesas principalmente) que, además configuraron un exótico imaginario en
las mentes occidentales.