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Filadelfia en el siglo XVIII (frente al rio Delaware grabado
por George Heap desde la orilla de Jersey)
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Filadelfia
fue una ciudad pionera, tanto en su planteamiento urbano (fue una de las
primeras ciudades planificadas por los británicos en el Nuevo Mundo); como,
sobre todo, socialmente, ya que nació
para demostrar que una nueva forma de organización política era posible.
Su fundador,
William Penn, había sido perseguido por sus creencias religiosas (cuáqueras) y
alumbró la idea de crear una comunidad basada en las ideas de igualdad y
tolerancia. Su visión, que recibió el nombre de Holy Experiment (Santo
Experimento), se plasmó en 1682 con la creación de Filadelfia (que
significa “amor fraternal”).
El Santo Experimento funcionó durante casi cien
años, pero acabaría desapareciendo tras el empuje de la enorme prosperidad de
la ciudad (llegaría a ser la más poblada de la Norteamérica británica y
ejercería de capital de los Estados Unidos independientes). También el trazado original
(una retícula ortogonal finita) sufriría importantes variaciones en los siglos
siguientes porque, aunque se respetó su espíritu geométrico, se fueron
modificando dimensiones y programas, sustituyendo edificaciones o incorporando
grandes vías rodadas. Hoy, el sueño de Penn es difícil de reconocer en el
centro histórico de Filadelfia, que ofrece una sorprendente amalgama de
estilos, tamaños y escalas.