Páginas

7 sept 2022

Ciudades en la frontera: el caso de Viena central y su defensa como criterio determinante para la configuración urbana.

La defensa de Viena fue el criterio prioritario para la configuración urbana de la ciudad histórica. En la imagen, la fortificación vienesa antes de su derribo a mediados del siglo XIX. Se aprecia la ciudad central tras la Puerta de Carintia (Kärntnertor)

La Viena actual reposa en la Europa Central, pero su historia refleja un pasado conflictivo, derivado de una ubicación que fue fronteriza. Nació como colonia romana para proteger el limes imperial junto al Danubio y, siglos después, tuvo la responsabilidad de detener el avance otomano. Como consecuencia, la ciudad antigua priorizó la defensa por encima de otras cuestiones, de manera que fortificaciones y murallas, fosos y puertas, baluartes y glacis, resultarían fundamentales en la evolución de su estructura urbana.

Hubo una muralla romana que mantiene su huella en el trazado de la Innere Stadt. Después llegaría un muro medieval, que se transformaría, en el siglo XVI, en una compleja fortificación y cuya desaparición propició la construcción de la espectacular Ringstrasse y sus edificaciones. Todavía hubo un tercer cinturón, la Linienwall, que incorporaba los suburbios y acabaría dejando paso al característico viaducto vienés de circunvalación de ferrocarril y viaria (el Gürtel).

Profundizar en todos estos sistemas defensivos ayuda a entender la peculiar configuración del área central de la capital austriaca.

 

-------------------------------------------------------------------------------------------------

Apunte breve sobre imperios en Europa (señalando a Viena)

El Imperio romano fijó su frontera septentrional en el rio Danubio y, para protegerla de los pueblos “bárbaros” que habitaban al norte, dispuso una serie de fortificaciones a lo largo del cauce. Muchas de esas posiciones militares acabarían convirtiéndose en asentamientos civiles y, con el tiempo, en ciudades. Vindobona fue una de ellas y sería el embrión de Viena.

La primera situación fronteriza: El limes romano. Vindobona (Viena) nace como posición militar para la defensa septentrional del Imperio.

Las invasiones bárbaras acabaron con el Imperio romano en occidente. Uno de los pueblos invasores fueron los francos (cuyo significado era “pueblo libre”), un pueblo germano procedente de territorios situados al este del Rin (en el entorno de Renania/Westfalia). Instalados inicialmente como foederati en el limes de la Galia (Bélgica y el norte de Francia actuales), los francos avanzaron hacia el sur a partir del año 481 para ir extendiendo su dominio por toda la Galia hasta consolidarlo en 571. Otros pueblos controlaron partes meridionales de la Galia, como los burgundios, centrados en Lyon, o los visigodos, en la Septimania. No obstante, todas estas tierras acabarían siendo conquistadas por los francos (los visigodos se retiraron a la península ibérica que también formaba parte de sus dominios).

En el año 732, durante el reinado de la dinastía franca merovingia, Carlos Martel, “mayordomo de palacio” (una especie de “primer ministro”), detuvo la expansión árabe en Poitiers e inició la dinastía carolingia. Su hijo Pipino el breve destronó a los merovingios y se convirtió en el primer monarca franco carolingio. Su sucesor, Carlomagno (742-814) unificó el centro del continente europeo reuniendo la antigua Galia romana-franca con otras tierras que fue conquistando, como el norte de la península italiana o Sajonia. Entre estos nuevos territorios, cabe destacar una serie de áreas fronterizas que actuarían como primera línea de defensa ante eventuales invasiones foráneas. Estos territorios fueron las Marcas.

Una de estas Marcas fue la denominada Marca del Este (también Marca Oriental o Marca Ávara) que se extendía inicialmente por un territorio, aproximadamente coincidente con la actual Baja Austria, uno de los estados federados de la Austria contemporánea. La Marca contaba, en su extremo oriental, con la fortaleza de Viena para resistir el envite de los pueblos ávaros.

La Marca Oriental carolingia: Viena continuó con su posición de frontera ante los ávaros. 1. Territorio heredado por Carlomagno 2. Territorios conquistados por Carlomagno. 3. Territorios con diferentes grados de dependencia del Imperio carolingio. 4. Marcas defensivas del Imperio; 5. Líneas de tensión fronteriza del Imperio.

Carlomagno se proclamó emperador en el año 800. Pero el Imperio Carolingio no sobrevivió a su fundador y fue dividido en tres partes distribuidas entre sus tres hijos: Francia Occidental, Francia Central y Francia oriental, según dicta el Tratado de Verdún de 843. El sector central acabaría repartido entre los dos extremos. El occidental sería el germen del reino de Francia, mientras que el oriental daría origen al Sacro Imperio Románico Germánico (liderado por la dinastía sajona, con Otón I como primer emperador nombrado en 962).

El Sacro Imperio nunca constituyó un estado unido, sino más bien una agrupación de “estados imperiales”. La dinastía bávara de los Babenberg obtendría del emperador la elevación de la Marca del Este a Ducado, equiparándose a los contiguos Ducados de Baviera o Carintia. La extinción de esta dinastía abrió el camino a la familia de los Habsburgo a quienes quedaría vinculado el destino del imperio hasta su desaparición. Uno de los grandes rivales del Sacro Imperio procedería de Oriente: el Imperio Otomano que, durante los siglos XVI y XVII, aspiraba a ampliar su territorio hacia el centro de Europa, pero vio frustrados sus deseos en Viena, en 1683.

En el siglo XVI y XVII, Viena volvió a ejercer de frontera entre el Sacro Imperio y el Imperio Otomano.

La proclamación de Napoleón Bonaparte como emperador de Francia en 1804 y sus afanes expansionistas mostraron la debilidad del Sacro Imperio. El emperador germano, viendo como el francés tomaba buena parte de su territorio se hizo fuerte en su tierra, dando por finiquitado el Sacro Imperio y proclamándose emperador del nuevo Imperio austriaco en 1806. Este nuevo estado sí tuvo un gobierno unificado y fuerte, llegando a encabezar la alianza que derrotó a Napoleón.

Esa victoria le proporcionó el liderazgo inicial del ámbito germánico. Pero la emergencia de Prusia originó una lucha por dirigir el disgregado entorno germánico. Prusia venció a Austria en 1866, pasando a ser el estado hegemónico que comenzaría la unificación de Alemania, dejando fuera a los austríacos. Estos se asociaron con el reino húngaro para crear el Imperio austro-húngaro en 1867, una monarquía dual (K.u.K., kaiserlich und königlich, imperial y real), que pretendía recuperar su influencia en el tablero internacional.

El final de la Primera Guerra Mundial, con la derrota de los imperios centrales (Alemania se había aliado con austro-húngaros y otomanos), marcó la desaparición en 1918 del Imperio austro-húngaro (y también del otomano que se aplazó hasta 1923) La modificación del mapa europeo delimitó unas fronteras que, en buena medida, coinciden con los actuales países. Austria es uno de ellos (y Viena siguió siendo su capital)

Vindobona, nacida para la defensa del imperio romano

El río Danubio señaló la frontera entre el Imperio romano y los bárbaros del norte. A lo largo de su cauce se fueron creando campamentos para las legiones encargadas de la defensa de los límites imperiales. Su posición estratégica, vinculada a comunicaciones o recursos naturales, hizo que muchas de esas posiciones militares acabaran convirtiéndose en asentamientos urbanos.

Vindobona es uno de esos casos. Integrada en la provincia romana de Panonia, cuyo centro administrativo regional era Carnuntum (hoy un lugar arqueológico), fue ganando protagonismo debido a su ubicación en la encrucijada entre el eje oeste-este danubiano y el norte-sur que comunicaba la Europa septentrional con el Mediterráneo (la entonces conocida como “ruta del ámbar”).

Superposición de la trama de Vindobona con la estructura urbana actual de Viena.

La fortaleza se asentó en un lugar propicio. En su entorno, el Danubio se deshilachaba en múltiples brazos y era complicado atravesarlo. No obstante, al sur del brazo más meridional se implantó una fortificación entre dos cauces menores que desembocaban en él, procedentes del sur. Por el este, el río Viena -Wienfluss- y, por el oeste, el Ottakringer Bach, un pequeño arroyo cuyas aguas ayudarían a rellenar el foso que rodeaba el fuerte romano, excepto por el norte, donde estaba el Danubio. Estos dos cauces dejaban una meseta elevada entre ellos que resistía las numerosas inundaciones del gran río y que sería aprovechada para levantar en ella el campamento militar (Castrum, Legionslager, en alemán). Varias legiones residieron en la fortaleza, incluyendo la Legio XIII, la Legio XIV Gemina Martia Victrix y, sobre todo, la Legio X Gemina que se instaló en 114 y permaneció hasta el siglo quinto. Con el tiempo se formaría un asentamiento civil extramuros (canabae legionis) para dar servicio a los ejércitos. El complejo militar cubría un área de unas 20 hectáreas con un perímetro aproximado de 2 kilómetros y albergaba a 6.000 hombres.

La traza de la fortificación siguió el esquema clásico rectangular, con dos ejes principales (cardus y decumanus) que dividían la ciudad en cuatro áreas y determinaban la posición de las cuatro puertas que se abrían en la muralla empalizada. En el cruce de las dos vías mayores se localizaba el espacio abierto en el que, cuando el campamento se transformaba en ciudad, se localizaba el foro con los principales edificios públicos y religiosos. Aunque Vindobona tuvo que adaptar la delimitación a causa de las inundaciones del Danubio, que recomendaron girar la muralla septentrional para seguir el cauce del río, lo que otorgó a la ciudad su característica planta trapezoidal.

La evolución medieval del interior romano deformó la rotundidad de la estructura original, No obstante, la forma del recinto se sigue apreciando con nitidez en el plano actual, delimitado por espacios urbanos como Graben o Tiefer Graben. La metamorfosis sufrida por las calles tiene un ejemplo relevante en el cardo máximo, que fue “sustituido” por Wipplingerstrasse. Esta vía rompió la ortogonalidad uniendo la puerta occidental (Porta principales sinistra) con el mercado (Hoher Markt, “mercado alto”, ya que se encontraba en la meseta, mientras que los otros mercados medievales se situaban en las cotas bajas). Uno de los puntos significativos del centro de Viena es precisamente el cruce elevado (Hoher brücke) entre Wipplingerstrasse y Tiefer Graben, que fue foso romano aprovechando el cauce del Ottakringer Bach. Algo parecido sucedió con el decumano máximo, que iría deformándose desde la Porta decumana, dando origen a la sinuosa y señorial Tuchlauben y su continuación Marc-Aurel-strasse.

El Hoher Brücke, visto desde Tiefer Graben, que fue foso de la ciudad romana.

La definición medieval de la Innere Stadt

La ubicación de Viena siguió siendo estratégica en la Edad Media. Se asentaba en el cruce de la importante ruta del Danubio y la que unía el ámbito germánico con Venecia y el Mediterráneo. Esto la convirtió en objeto de deseo de diferentes pueblos que lucharon por su control: los ávaros y los magiares la dominaron tras las invasiones bárbaras y los francos de Carlomagno la conquistaron en el siglo IX para formar la Marca del Este (Ostmark) del Imperio carolingio.

Con su inclusión en el Sacro Imperio Romano-Germánico y, sobre todo, tras su conversión en Ducado, promovida por la poderosa familia de los Babenberg (que en 1156 pasaría a denominarse Ducado de Austria), Viena prosperó y fue extendiéndose más allá de los límites romanos. En 1237 se levantaron las murallas que contenían esas ampliaciones, delimitando un recinto que coincide aproximadamente con el actual casco histórico.

Durante el periodo medieval de los Babenberg se fijó buena parte de la estructura urbana de la Viena interior (es decir, el casco antiguo, integrado en el distrito I de la ciudad, la Innere Stadt). Entonces se afianzaron las vías fundamentales que habían servido a Vindobona, sobre todo en el exterior dado que las interiores sufrirían las importantes transformaciones ya comentadas.

Las vías exteriores que unían el fuerte de Vindobona a la red de comunicaciones del limes (y sobre las que fue levantándose el caserío civil contiguo) se mantuvieron como líneas estructurantes de la ciudad medieval. Destaca el camino que se transformaría en Herrengasse, la calle noble y palaciega que unía la Puerta de los escoceses con la Michaelerplatz dando acceso al palacio, y su continuación por Augustinerstrasse hasta la Puerta de Carintia. La muralla medieval tuvo otras tres puertas más que serían aprovechadas en la reforma del siglo XVI. Una hacia el suroeste (la futura Burgtor), otra hacia el este y una tercera hacia el norte buscando el río. Por el oeste fueron surgiendo varias calles-mercado. Destacan la calle del mercado de la carne (Fleischmarkt), o Sonnenfelsgasse y Bäkerstrasse que aparecieron tras la construcción en el centro de un antiguo mercado. También es reseñable el nuevo mercado (Neuer Markt), necesario desde que el antiguo Hoher Markt resultó insuficiente para abastecer a la creciente población.

El Graben es un salón urbano surgido sobre el foso de la ciudad romana y consolidado como espacio público durante la Edad Media.

Dos edificios destacan en la antigua Viena: la catedral y el Hofburg, los polos religioso y político de la ciudad. La catedral de Viena, dedicada a San Esteban (Stephansdom), comenzó a construirse fuera de las murallas romanas y fue consagrada en 1147. La plaza que la circunvala, Stephanplatz (aunque inicialmente hubo un cementerio) es el nodo icónico de la ciudad antigua. Junto a esta plaza se encuentra el Graben (antiguo foso de la ciudad romana) más parecido a un salón urbano que a una plaza por su longitudinalidad predominante. Otros focos destacables son Freyung, junto a Herrengasse, una plazuela irregular vinculada a la iglesia y el complejo monacal de los escoceses (aunque parece que en realidad fueron monjes irlandeses) y la contigua plaza Am Hof (Platz Am Hof) que, situada en la esquina interior del recinto romano, fue el lugar escogido por los Babenberg para situar su palacio de residencia y gobierno (parece que allí pudo estar el patio de armas militar). Con los Habsburgo, la residencia de los duques y finalmente emperadores, así como el foco político, se trasladó al actual Hofburg, al que se accedía interiormente desde Michaelerplatz (en esta plaza se encuentra también la innovadora y simbólica Looshaus).

Michaelerplatz muestra la tensión entre la tradición (Hofburg) y la modernidad (Looshaus, construida en 1911), entre la aristocracia y la burguesía, entre la Viena que desaparecía y la que llegaba.

Viena, el baluarte de la cristiandad frente el imperio otomano

La extinción de la dinastía Babenberg permitió el ascenso de la Casa de Habsburgo en 1248. Los Habsburgo gobernarían, primero el Ducado, luego el Sacro Imperio, así como el Imperio austriaco, tras la desaparición de aquel, y el posterior Imperio austro-húngaro hasta 1918. Viena, al ser su residencia habitual adquirió el rango de capital.

En la Europa del siglo XVI, con España como potencia dominante, convivían el histórico Sacro Imperio Romano Germánico y el emergente Imperio Otomano, que se había consolidado tras la toma de Constantinopla. La expansión occidental de los musulmanes los llevó a controlar los Balcanes y a invadir Hungría en 1526, quedando a las puertas de Viena, que volvió a situarse en posición fronteriza, como en la época romana.

Conquistar Viena se convirtió en la obsesión del floreciente imperio otomano. Era para ellos un símbolo, además de la puerta de Europa central. Tras un primer asedio infructuoso en 1529, reintentado tres años después, y que fue rechazado gracias al apoyo del ejército imperial ordenado por el emperador Carlos V, Viena mantendría ese papel de baluarte de la cristiandad frente el imperio otomano.

En previsión de nuevos ataques, la ciudad reforzó considerablemente sus murallas siguiendo el reciente e innovador modelo italiano que definió muchas de las fortificaciones de la época. Los muros se redujeron en altura, aunque se construyó un foso perimetral que potenciaba la diferencia de cota. Las torres medievales fueron reconvertidas en diez baluartes, entre los que se abrieron once puertas. Se dispusieron revellines entre los bastiones y se reservó un extenso glacis libre de casi 500 metros, donde no se plantaron ni siquiera árboles. Los diez baluartes y las once puertas fueron los siguientes.

·         1. Biberbastei (Bastión de los castores)

·         1. Rotenturmtor (Puerta de la Torre Roja)

·         2. Rotenturmtorbastei (Bastión de la Torre Roja)

·         3. Gonzagabastei (Bastión de Gonzaga)

·         2. Fischertor (Puerta de los pescadores)

·         3. Neutor (Puerta nueva)

·         4. Elendbastei (Bastión de la miseria)

·         5. Schottenbastei (Bastión de los escoceses)

·         4. Schottentor (Puerta de los escoceses)

·         6. Mölker Bastei (Bastión de Melk)

·         5. Franzenstor (Puerta de los franceses)

·         7. Löwelbastei (Bastión del León)

·         6. Burgtor (Puerta del castillo)

·         8. Augustinerbastei (Bastión de los Agustinos)

·         7. Neues Kärntnertor (Puerta nueva de Carintia)

·         9. Kärntnertor-Bastei (Bastión de Carintia)

·         8. Altes Kärntnertor (Puerta antigua de Carintia)

·         10. Wasserkunstbastei (Bastión de los juegos acuáticos)

·         9. Karolinentor (Puerta de Carolina)

·         10. Stubentor (Puerta de los húngaros)

·         11. Franz Josefs-Tor (Puerta de Francisco José)

Como era de esperar, el fracaso del primer intento de conquista no evitó que Viena siguiera estando en el punto de mira otomano. Hubo un segundo asedio muy importante para conquistar la ciudad en 1683. En ese año se libró la batalla de Viena (o de Kahlenberg), que acabaría con la derrota turca. Viena logró detener la expansión otomana por Europa. Y no solo eso, ya que el emperador Leopoldo I contraatacó y logro arrebatar Hungría y otros territorios a los turcos.

Con la desaparición de la amenaza otomana, la ciudad prosperaría considerablemente, manifestando su esplendor en las ricas edificaciones levantadas durante el siglo XVIII, con profusión de palacios y edificios públicos. Es la época de gobernantes como Carlos VI, el conocido archiduque Carlos que disputo el trono español a los borbones, y sobre todo desde su hija María Teresa I hasta Francisco II, que fue el último emperador del Sacro Imperio y el primero del Austriaco. En esa Viena trabajaron arquitectos como Johann Bernhard Fischer von Erlach o Johann Lukas von Hildebrandt. Aquella Viena barroca deslumbraría al mundo. El extenso glacis que la envolvía dejó de tener sentido, comenzando a usarse como espacio ajardinado para el paseo y el recreo.

El Palais Kinsky de Lukas von Hildebrandt es una de las muestras del esplendor barroco vienés.

La incorporación en 1850 de los núcleos extramuros como barrios de la ciudad (convertido en los distritos II a IX), hizo que la muralla pasara a ser un obstáculo para el tráfico interurbano. La decisión del derribo de las fortificaciones llegaría en 1857 y el inmenso terreno disponible, dejado por su desaparición y el glacis, permitiría la construcción de la modélica Ringstrasse y los monumentales edificios que la caracterizan, desde los principales equipamientos públicos hasta palacios y grandes edificaciones residenciales para la alta burguesía.

El solar resultante de la desaparición de las murallas y el glacis fueron el soporte para la espectacular Ringstrasse y sus edificios 

La Linienwall, de defensa innecesaria a viaducto de circunvalación ferroviaria (el Gürtel).

El ataque otomano de 1683 fue bien soportado por las complejas murallas vienesas, pero los entonces núcleos autónomos que habían surgido más allá del glacis se vieron muy afectados. Con la justificación de proteger esos suburbios, en 1704, el emperador Leopoldo I ordenó levantar otra línea defensiva. Fue la denominada Linienwall, un muro de tierra compactada (de unos cuatro metros altura y otros tantos de anchura) que zigzagueaba con un perfil de sierra creando un nuevo recinto urbano para Viena, que sería oficializado con la mencionada anexión de 1850. En algunas zonas, ese muro terrero fue recubierto por ladrillo y junto a sus accesos se construyeron pequeñas capillas (linienkapellen), alguna de las cuales se conserva en la actualidad.

Plano de Viena en el que se aprecia la Linienwall, que zigzaguea en diente de sierra por los suburbios de la ciudad.

Alejado el peligro turco de Viena, ese cinturón (Gürtel) exterior perdería su sentido militar, aunque sirvió para contener diversas revueltas internas contra el gobierno. No obstante, se mantuvo cambiando de función: pasó a ser una aduana fiscal.

Con la imparable evolución de la ciudad, las necesidades de transporte aumentaron. El ferrocarril apareció en Viena exigiendo su espacio. Las primeras estaciones se ubicaron fuera del recinto que marcaba la Linienwall. Es el caso de las estaciones terminales sur y este (Südbahnhof y Ostbahnhof) construidas en 1846 junto al acceso contiguo al Palacio Belvedere, o de la occidental (Westbahnhof) que en 1858 se levantó más allá del acceso a Mariahilfer (la vía que unía las residencias imperiales de Hofburg y Schönbrunn).

El Gürtel aprovechó la desaparición de la Linienwall para ubicar el cinturón del ferrocarril y también viario.

La comunicación entre las diferentes estaciones se comenzó a plantear fuera de esas murallas suburbiales, pero una nueva ampliación del recinto administrativo vienés, incorporando como distrito X partes que no habían sido integradas previamente en los distritos III, IV y V, hizo perder la misión al muro aduanero y, entonces, se vio que ese cinturón era el lugar más adecuado para albergar la conexión requerida. En 1894, la Linienwall fue derribada y su espacio fue ocupado por una circunvalación ferroviaria elevada sobre un viaducto (diseñado por Otto Wagner). Este viaducto, que permanece en la actualidad (en buena parte recorrido por la línea de metro U-6) sería acompañado por el cinturón de calles que es conocido como Gürtel. Además, muchos de los arcos que soportan el ferrocarril elevado han sido ocupados por locales, proporcionado ambiente y otra de las imágenes características de Viena.

El viaducto del Gürtel fue aprovechado para instalar locales entre sus arcos, en algunos casos con gran éxito.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

urban.networks.blog@gmail.com