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27 oct 2012

Barcelona con Francia, Madrid con Alemania: Actitudes de Vanguardia (Paralelismos y Divergencias entre Madrid y Barcelona, 2)

Dos formas distintas de entender las vanguardias. A la izquierda la Casa Bloc de Barcelona, a la derecha, la Casa de las Flores de Madrid.

Nueva entrega sobre los paralelismos y divergencias entre Madrid y Barcelona. Tras la primera, dedicada a la fundación de ambas ciudades, en esta ocasión se analiza su diferente actitud respecto a las vanguardias del siglo XX.


El siglo XX tardó en entrar en nuestras ciudades, ya que sus ideas no se propagaron hasta la década de 1920. Fue entonces cuando en Madrid y en Barcelona comenzaron a adoptarse actitudes de vanguardia.
Pero cada ciudad escogió un referente distinto. Mientras los vanguardistas de Barcelona miraron hacia Francia, los de Madrid lo hicieron hacia Alemania y Centroeuropa.
Estas preferencias se expresaron en casos concretos, tanto en el urbanismo como en la arquitectura de las dos ciudades.
En la escala urbana, en Madrid se concebía el Plan Zuazo, una reflexión pragmática y fructífera que introducía suavemente las ideas predominantes en Europa. Por su parte, en Barcelona, se proponía el Plan Macià, un ejercicio provocador e iconoclasta que se enfrentaba radicalmente contra todo lo establecido. No obstante, ninguno de los dos planes fue aprobado oficialmente.
En la arquitectura, las dos posiciones quedaron reflejadas en dos edificios que se convertirían en manifiestos de la posición de cada ciudad. Madrid levantaría la Casa de Las Flores, representando la revolución tranquila de una vanguardia “regeneracionista”.  Barcelona construiría, la Casa Bloc, un ejemplo de racionalismo innovador y rupturista.


El retraso de nuestras dos ciudades en conectar con las ideas de la vanguardia europea del siglo XX comenzó a solucionarse en la década de 1920. A partir de entonces, y con esa orientación, fue consolidándose una nueva forma de entender los problemas urbanos y arquitectónicos. La vanguardia artística que había surgido en Europa en los últimos años entra en España con el impulso de artistas y arquitectos que pretenden acercar las ideas modernas al gran público. El momento político será propicio, ya que la Segunda República respaldará a todo este movimiento que no tuvo tiempo para consolidarse y extender sus ideas hasta muchas décadas después (la Guerra Civil y sus consecuencias frenarían su desarrollo).
Varios grupos de arquitectos, muy activos, fueron los responsables de ello. Destaca en Barcelona, Josep Lluis Sert, como líder de una vanguardia radical que mira hacia Francia y que tiene a Le Corbusier como mentor. En Madrid, Secundino Zuazo ejercerá un magisterio sobre una modernidad más tranquila y que recibe influencias del ámbito germano.
Esto tendrá como consecuencia el que las dos ciudades van a entender la vanguardia de forma distinta.

En este contexto, las dos ciudades acometen, casi en paralelo, una reflexión urbana sobre sí mismas.
Se materializarán dos “planes generales” que reflejarán las visiones comentadas. Ninguno de los dos llegará a ser aprobado, pero mientras que el denominado Plan Macià para Barcelona tenía una voluntad provocativa y era consciente de su irrealidad, el conocido como Plan Zuazo para Madrid era un documento pragmático con propuestas viables. De hecho, muchas de las operaciones propuestas en él, acabaron siendo ejecutadas por otros planes posteriores.
También en ese tiempo, las dos ciudades ven construir, simultáneamente, sendos edificios que se convierten en una suerte de manifiestos arquitectónicos sobre la forma de entender  la vanguardia en cada ciudad.
En Madrid, la Casa de las Flores transformaría el concepto de manzana de viviendas de Ensanche mirando a Centroeuropa. El planteamiento, los materiales o su relación con el entorno urbano serán innovadores, pero respetuosos con la tradición.
En Barcelona, la Casa Bloc se convertirá en uno de los estandartes españoles de una nueva arquitectura racional emergente. La Casa Bloc significaba una ruptura en la relación entre arquitectura y ciudad. Aquellas viviendas proyectadas para obreros ya no respondían a la lógica urbana sino a la autonomía de la arquitectura.

El GATCPAC  y el Plan Macià, vanguardia radical para la “Nova Barcelona”.
Esquema del Plan Macià para la "Nova Barcelona"
El Grupo de Artistas y Técnicos Catalanes para la Promoción de la Arquitectura Contemporánea (GATCPAC) fue fundado en 1929 por varios jóvenes arquitectos entre los que destacan Josep Lluis Sert y Josep Torres Clavé. Al año siguiente, con otros grupos regionales, especialmente de Madrid y San Sebastián constituyeron, el GATEPAC (con la E de España), editando una revista trimestral, “A.C.” (Actividad Contemporánea) que será el vehículo de expresión de este grupo de vanguardia.
En los años finales de la década de 1920 y principios de la de 1930, el GATCPAC se posicionará radicalmente frente a los planteamientos academicistas vigentes haciendo bandera de las ideas que el Movimiento Moderno estaba proponiendo en la Europa de esos años.
El grupo y Barcelona entran de lleno en el debate internacional. La ciudad sirve de espacio preparatorio del IV Congreso del CIAM (Congreso Internacional de Arquitectura Moderna) que se celebraría en 1933 y en el que se planteará el concepto de “ciudad funcional”, redactando la conocida “Carta de Atenas”, que recoge sus principios. Los criterios recogidos en esta Carta fueron debatidos en Barcelona y presentados en “A.C.”, con el deseo de utilizar la ciudad como un laboratorio en el que experimentar la aplicación del funcionalismo.
Esquema del Plan Macià donde se aprecia la prolongación sur de la Gran Vía

El proyecto de mayor envergadura y repercusión del GATCPAC, fue la nueva ordenación propuesta para la ciudad, “la Nova Barcelona”, más conocido como Plan Macià. Fue denominado así por el propio Le Corbusier, en honor al presidente de la Generalitat que lo patrocinó. Fue publicado en 1934 en el nº 13 de “A.C.” como “Notas previas a un estudio urbanístico sobre Barcelona”.
Siguiendo los criterios expuestos en la Carta de Atenas, el Plan Macià se convierte en una reivindicación desde la vanguardia de una nueva forma de hacer ciudad. Y sus planteamientos no tienen concesiones con el “enemigo”. Las exigencias para la nueva ciudad pueden resumirse en cinco puntos:
1. Saneamiento de la ciudad vieja. El Plan propone la demolición sin contemplaciones de todo lo antihigiénico, devolviendo al ciudadano el sol, el aire, la luz, los arboles, el contacto con la naturaleza, corrigiendo “errores” de una civilización contra la que se arremete. Los edificios históricos son respetados pero el proceso de “esponjamiento” planteado fija el derribo de muchas zonas de la Ciutat Vella.
2. Detener el crecimiento de la ciudad según el trazado del Plan Cerdá. El Eixample de Cerdá es  denostado por los vanguardistas  y proponen su confinamiento para que los nuevos crecimientos se realizaran con un nuevo módulo integrado por bloques abiertos en diferentes alturas, dejando jardines públicos y espacios para equipamientos. Estos bloques son herederos de las propuestas de Le Corbusier que se comentan más adelante, al hablar de la Casa Bloc. Resulta muy expresivo el fotomontaje publicado en la revista que compara las dos tramas, la antigua de Cerdá con la propuesta por los racionalistas.
3. Zonificación rigurosa, clasificando la ciudad en zonas que correspondan a las distintas funciones urbanas en un escrupuloso seguimiento de los criterios establecidos para la ciudad funcional.
4. Unir la ciudad y el mar, aunque de una forma muy diferente a la actual. Para ello proponían la prolongación de la Gran Vía en línea recta hacia el sur, para encontrarse, en su extremo meridional, con una nueva zona marítima dedicada al reposo y al esparcimiento (que se denominaba Ciutat del Repós, propuesta que, ubicada en el área de Castelldefels, tampoco llegaría a realizarse)
5. Anular las ordenanzas municipales vigentes y aprobar unas nuevas que respondan al espíritu urbanístico de la época.
Fotomontaje enfrentando la trama del Eixample de Cerdá con los nuevos bloques racionalistas que se proponían.
De las propuestas establecidas en el “Plan Macià” queda una reflexión sobre la ciudad funcional y unos cuantos proyectos que introducen en Barcelona la arquitectura moderna (entre éstos destacará la Casa Bloc).

El Plan Zuazo, la vanguardia pragmática

Plano general del "Plan Zuazo" para Madrid

En 1929 se convocó un concurso internacional para la definición del "Anteproyecto para la urbanización y extensión de Madrid". En sus bases se apuntaba la necesidad del tratamiento del extrarradio, el ensanche y las reformas interiores. Las ideas, además, debían desarrollar el término municipal con el enlace entre los núcleos urbanos y la metrópoli.
Se seleccionaron seis propuestas pero el concurso, finalmente, quedó desierto. Se otorgó una mención especial al Plan concebido por Secundino Zuazo y Hermann Jansen (arquitecto alemán, que en aquellos años, contaba con un reconocido prestigio como urbanista, ya que en 1910, había ganado el concurso para el Gran Berlín; Jansen deseaba presentarse a la convocatoria para Madrid y García Mercadal lo puso en contacto con Zuazo, que también quería acudir a la convocatoria ).
Aunque este plan para Madrid, nunca fue aprobado, sus ideas cambiaron radicalmente la fisonomía de la ciudad ya que muchas de ellas fueron recogidas por los futuros planes urbanísticos de la capital. Quizá la más conocida fue su planteamiento de cambiar el eje de crecimiento tradicional de Madrid (oeste-este), sugiriendo su cambio de orientación en dirección norte-sur significando la consolidación del gran eje del Paseo de la Castellana, que aprovechando el Paseo del Prado y la serpenteante Castellana de entonces uniría Chamartín con el Manzanares (con una amplitud que menospreciaba a la de la Gran Vía abierta pocos años antes)
Otra de sus propuestas generales era limitar el crecimiento de Madrid, diseñando un anillo verde que rodeaba la zona de extensión.
Esquema del plan Zuazo y su propuesta de zonas verdes
Según el plan, los dos problemas fundamentales de Madrid eran el transporte y la falta de vivienda.
La solución al problema del transporte pasaba por la valoración de la importancia del ferrocarril (tanto para viajeros como para mercancías).  Se planteó la redefinición de estaciones y la creación de estaciones subterráneas en el centro de la ciudad siguiendo el nuevo eje de la ciudad (uniendo Atocha con una futura estación al norte).
El problema de la vivienda se manifestaba con crudeza en las barriadas populares en las que, que debido a la especulación, se producía hacinamiento y falta de higiene. El plan planteaba (de forma coherente con las ideas de la época) un núcleo de "paz social" donde las diferentes clases sociales pudieran vivir en armonía sin que existiese una discriminación. Se organizaban cuatro tipos diferentes de vivienda (con más o menos superficie según fuera para clase alta media u obrera), pero compartiendo una misma área de la ciudad. Estaba situado al Norte de la Castellana y se diseñó con morfologías cercanas al Movimiento Moderno.
Propuesta de reforma para el barrio de San Francisco con la apertura de la Gran Vía que uniría la calle Bailén con la Puerta de Toledo.
El Plan propuso varias reformas sobre el Casco Antiguo, alguna de las cuales acabarían con los años realizándose (por ejemplo la Gran Vía de San Francisco). También, con el fin de ordenar el futuro de la  ciudad, el plan sugiere unos criterios para seleccionar los crecimientos hacia el Gran Madrid, clasificando zonas según su topografía llana o accidentada, densidad, comunicaciones y medios de tráfico, etc.
La Oficina Técnica Municipal de la República se propuso llevar a cabo este Plan con algunas modificaciones, sin conseguirlo. Pero, a pesar de ello, la propuesta de Zuazo y Jansen acabó configurando el Madrid contemporáneo, pues los numerosos planes aprobados desde entonces respetaron la mayoría de sus directrices.


La Casa Bloc, la vanguardia iconoclasta y rupturista.

La Casa Bloc, en Barcelona
















La Casa Bloc fue uno de los emblemas del racionalismo arquitectónico que quería impulsar el GATCPAC. Está situada en el distrito de Sant Andreu (Passeig Torras i Bages, 91-105). Es un edificio de viviendas construido entre 1932 y 1936 según el proyecto de Josep Lluís Sert (1902-1983), Josep Torres Clavé (1906-1939) y Joan Baptista Subirana (1904-1978).
La Casa Bloc (promovida por el Patronato de la Vivienda de Barcelona) se planteó como una alternativa  para sustituir los barrios dispersos de viviendas obreras aisladas, que se construían en la época, por bloques de viviendas colectivas modernos de baja densidad que liberarían amplios espacios libres para el uso público. Esas viviendas eran el resultado de las investigaciones realizadas sobre la vivienda mínima y los estándares fundamentales de higiene y bienestar.
La disposición de la Casa Bloc (en doble “U” o en “S” invertida) sigue las líneas que Le Corbusier había trazado en su propuesta de 1922 para una ciudad ideal de tres millones de habitantes o en la Ville Radieuse. Los bloques lineales abiertos se agrupaban configurando sus propios espacios independientemente del trazado viario (formando redents, disposiciones “dentadas” en las que el espacio urbano se va diluyendo en un continuo verde buscando el sol, la ventilación y la higiene general de la nueva ciudad).
La crujía simple para favorecer la ventilación cruzada, y la orientación fueron claves en la conformación de los bloques. Al seguir sus ejes las direcciones cardinales, consiguieron que los espacios vivideros ofrecieran orientación este y sur, mientras que las fachadas menos soleadas sirven a pasillos y espacios de servicios (cocinas y baños).
Las viviendas son dúplex que se disponen en tres capas superpuestas, muy influenciadas, nuevamente, por Le Corbusier y sus Immeubles-villas. Cuentan con largos pasillos-terrazas de acceso (cada dos plantas) que recorren el edificio ofreciendo su característica imagen. El edificio, sistematizado con el recurso a la modulación, se apoya en varios de los bloques que lo componen sobre pilotis liberando la planta baja para juegos y actividades sociales, mientras que la cubierta plana estaba destinada a usos recreativos colectivos.
La Casa Bloc fue un experimento que pretendía extenderse como alternativa al Plan Cerdá, pero quedo en un ejemplo aislado de los sueños de una generación de arquitectos.

La Casa de las Flores, la vanguardia “regeneracionista”.

La Casa de las Flores, en Madrid

La Casa de las Flores, está situada en el barrio de Argüelles, y ocupa la totalidad de la manzana rodeada por las calles Rodriguez San Pedro, Hilarión Eslava, Gaztambide y Meléndez Valdés. Fue construida según proyecto de Secundino Zuazo (1887-1971) entre 1930 y 1932.
El planteamiento rompía con la noción tradicional de manzana “troceable” que se repartía entre diversos promotores para que cada uno levantara su propio edificio. Como alternativa,  reivindicaba la arquitectura urbana, en la línea que inició la Escuela de Amsterdam con Michel De Klerk o H.P. Berlage y que se difundió por el ámbito germano, según la cual, las manzanas y su ejecución debía plantearse para conseguir un paisaje urbano coherente, lo que llevaba en muchos casos a la necesidad de proyectos unitarios. Además, esto permitía unas distribuciones equilibradas, alejadas de las irracionalidades que solían aparecer en las manzanas de la ciudad del siglo XIX.
La Casa de las Flores es un ejercicio arquitectónico que pretendía ofrecer una alternativa a esas casas decimonónicas, especulativas, que colmataban la edificabilidad de las manzanas con mínimos huecos de aireación y graves deficiencias de iluminación en sus numerosas piezas interiores y, en las que los patios interiores de manzana se encuentran ocupados con usos intensivos privados. En contra de esto, se disponen dos cuerpos paralelos que crean un patio interior longitudinal ajardinado y compartido que, en caso de propagar la experiencia al entorno (o simplemente servir de modelo para otros crecimientos), podría llegar a convertirse en parte de una retícula verde y peatonal que se superpondría a la red viaria tradicional. Las viviendas resultantes se presentan mejor ventiladas e iluminadas directamente.
Todas estas reflexiones se realizan para viviendas económicas que, además de las distribuciones internas racionales, se verán dotadas de cocina, baño, y despensa. La Casa de las Flores manifiesta su modernidad en la voluntad de mejora sobre la herencia recibida. Se sitúa en la línea de las investigaciones de la vanguardia arquitectónica alemana sobre la vivienda obrera, pero conjuga sus conclusiones racionalistas con los sistemas tradicionales del país. Esto se expresa, por ejemplo, en la utilización del ladrillo que da su imagen externa o en los enfoscados del patio interior, e incluso en la solución de los arcos parabólicos de su fachada sur (ocupados por locales comerciales).
La composición de sus fachadas y volúmenes, discreta y racional, se transforma en sus esquinas sur (con la calle Rodriguez San Pedro), donde aparecen sus características terrazas corridas. La vegetación de estas terrazas, la convirtieron en la “casa de las flores” destacando en un entorno donde la arquitectura siempre había rechazado los elementos naturales.

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