En Frankfurt se realizó la evolución hacia la Ciudad
Jardín moderna. Imágenes de la siedlung Westhausen.
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Entre 1925 y
1930 se dieron unas circunstancias sociopolíticas y económicas que hicieron de Frankfurt una ciudad referente para la vanguardia
del Movimiento Moderno. Con el decidido impulso del gobierno municipal, en
tan solo cinco años, un grupo de arquitectos dirigido por Ernst May,
construyeron un modelo urbano novedoso e inventaron tipologías residenciales
que influirían de forma trascendental en el panorama internacional.
El Nuevo
Frankfurt (Das Neue Frankfurt)
supondría la evolución de la Ciudad Jardín hacia la modernidad.
La revisión del modelo supuso cambios, como el hecho de que los nuevos
asentamientos perdieran el carácter independiente de las Garden Cities originales para convertirse en núcleos complementarios
de la ciudad existente, o que las viviendas se despojaran del pintoresquismo
que las había caracterizado inicialmente para expresarse con el léxico del
racionalismo.
Los nuevos
núcleos urbanos fueron colonias residenciales (denominadas siedlungen) que impulsaron
el crecimiento discontinuo de la ciudad, porque estos nuevos “barrios” quedarían
separados por medio de grandes zonas verdes (parques y espacios agrícolas).
Dentro de las numerosas siedlungen
que se construyeron, destacan tres que se implantaron a lo largo del valle del Nidda, un afluente del rio Meno (Main). En Römerstadt, Praunheim
y Westhausen asistimos a la evolución
vertiginosa de los trazados urbanos hacia la abstracción y al nacimiento de
tipologías unifamiliares y multifamiliares
que adoptaban la forma lineal racionalista y proponían una nueva manera de habitar
los espacios residenciales.
Un contexto particular:
La Alemania de la República de Weimar.
Con el final
de la Primera Guerra Mundial se precipitaron los acontecimientos en Alemania.
En ese contexto de potencia derrotada,
estalló la Revolución de Noviembre
que forzó la abdicación del káiser Guillermo II y la desaparición del Segundo Reich. Entonces, en 1919,
Alemania se transformó en una república que comenzó a ser gobernada por el
Partido Socialdemócrata Alemán (SPD). La república sería conocida como República de Weimar en referencia a la
localidad donde se instituyó, con la proclamación de la nueva Constitución. La
vida de la república sería breve ya que terminaría en 1933, cuando fue anulada
por el recién nombrado canciller Adolf Hitler, dando inicio al Tercer Reich y al periodo nazi.
A pesar de
las dificultades económicas, políticas y sociales, Alemania mostró al mundo una
capacidad de recuperación sorprendente. Tras los primeros años de posguerra, turbulentos,
con fuertes tensiones sociales y una inflación galopante, en 1924 la situación cambió radicalmente. El establecimiento del Plan Dawes, bajo el auspicio de los
Estados Unidos, logró estabilizar la economía alemana (el objetivo era permitir
la recuperación del país para que éste pudiera afrontar las compensaciones a
los aliados victoriosos, exigidas en los tratados de paz). El Plan estimuló la
inversión extranjera en el país y proporcionó financiación a los empresarios alemanes,
de forma que la producción industrial fue recobrando el pulso paulatinamente.
No obstante, la dependencia de los préstamos norteamericanos, hizo que la
crisis que este país padeció desde 1929 tuviera graves repercusiones para los
germanos. En 1930, la Gran Depresión
hundió la economía alemana, que inició una recesión de consecuencias fatales,
ya que favorecería el ascenso del nazismo y la caída de la república.
Aunque durante
el lustro precedente, que abarcó desde
1925 hasta 1930, se disfrutó de una época de gran prosperidad económica. Al
comienzo de ese periodo, el gobierno y los ayuntamientos socialdemócratas
tomaron una serie de medidas para
impulsar la construcción de viviendas sociales. La construcción había estado
paralizada durante la última década y la necesidad de viviendas era muy
importante. La recuperación industrial y la construcción se apoyaron mutuamente
y todos los implicados, desde políticos a empresarios y técnicos, empujaron en
la misma dirección. Es destacable, por ejemplo, el papel de asociaciones como
la Deutscher Werkbund (que había
fundado en 1907 Hermann Muthesius, reuniendo arquitectos, artistas e industriales) que se convirtieron
en impulsores de la nueva arquitectura, respaldando actuaciones como la siedlung Weissenhof, la exposición de arquitectura moderna construida en
Stuttgart en 1927.
Frankfurt y Ernst
May.
Frankfurt era
una importante ciudad industrial y, como tal, había sufrido las consecuencias
de las prácticas urbanas especulativas del siglo XIX, evidenciadas en los
barrios de viviendas para obreros que se habían construido con una densidad
extraordinaria (las conocidas Mietskaserne).
La presión del movimiento obrero contra esa situación de hacinamiento, y sus
reclamaciones a favor de viviendas dignas, fue atendida por el gobierno
municipal presidido por el alcalde Ludwig Landmann, cuyo mandato duró desde
1924 a 1933. Landmann era un firme defensor de la intervención directa de las
administraciones públicas en la planificación y construcción de la ciudad y,
aprovechando la bonanza económica, puso en marcha un ambicioso programa de creación masiva de vivienda social.
Frankfurt. Imagen de la siedlung Bornheimer Hang en 1930
y en 2010.
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Para llevarlo
a cabo, creó un Servicio de Arquitectura y Urbanismo que puso bajo la dirección
de Ernst May (1886-1970). Desde ese
cargo municipal, dotado de amplios poderes a lo largo de todo el proceso (muy
superiores a los habituales que solían limitarse a la definición de esquemas y al
control de obras), May dirigió equipos en los que numerosos arquitectos fueron
plasmando las aspiraciones urbanas de las vanguardias racionalistas. En
Frankfurt se produjo la feliz coincidencia entre las necesidades sociopolíticas,
los medios económicos y las aspiraciones técnico-artísticas y, además, la
capacidad de decisión otorgada a los arquitectos hizo que, por una vez, los deseos
pudieran convertirse realidad. Como dijo Philippe Panerai: “Frankfurt es la cristalización
del sueño de los arquitectos del Movimiento Moderno: control de la
urbanización, construcción industrializada, vivienda social”.
Ernst May era
un arquitecto que ya contaba con una trayectoria profesional consolidada y
prestigiosa en cuestiones urbanísticas, que le había llevado a participar en
algunos congresos internacionales en los que contactó con las vanguardias del
momento. Por su parte, tenía un profundo conocimiento del modelo de Ciudad Jardín, adquirido gracias a su
trabajo durante dos años con Raymond Unwin en Hampstead. La exploración de las
posibilidades evolutivas de ese modelo urbano marcaría su pensamiento sobre la
ciudad. May había despuntado con sus propuestas para Breslau, realizadas en
1921, en las que profundizaba en esas ideas, rechazando la Ciudad Posliberal y su crecimiento continuo, y proponiendo una estrategia
de extensión articulada por ciudades-satélite.
Ilustración de Ernst May expresando la evolución de la
distribución de la edificación en la manzana urbana. El resultado final se
muestra en su planteamiento para la siedlung Westhausen.
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Su
nombramiento como arquitecto jefe de la ciudad de Frankfurt (su ciudad natal) le
dio la oportunidad de llevar sus tesis a la gran escala. Ernst May propondría un nuevo modelo de relación entre la ciudad
y sus crecimientos, efectuando una síntesis entre algunos de los rasgos de
las Garden Cities (principalmente de
su “ambiente” genérico) y las aspiraciones de la arquitectura moderna y su
vocabulario formal. Durante esos cinco
años magníficos, May dispondría de amplios poderes para remodelar Frankfurt, en
un proyecto que fue conocido como “el Nuevo Frankfurt” (Das Neue Frankfurt)
Pero en 1930,
en los primeros momentos de la crisis que acabaría abortando la iniciativa,
Ernst May saldría de Alemania en dirección a la URSS, donde había sido invitado
para la planificación de nuevas ciudades (como Magnitogorsk en los Urales). Finalizado en 1933 su periplo soviético,
la situación alemana (con el nazismo en el poder) le impidió volver a su tierra
y se dirigió a Kenya. En el país africano se convirtió en granjero, aunque terminaría
recuperando su actividad como arquitecto. En 1953 retornó definitivamente a
Alemania, donde colaboró en la reconstrucción urbana del país tras la devastación
de la Segunda Guerra Mundial (con proyectos como Neu-Altona en Hamburgo o Neue-Vahr
en Bremen). Fallecería en 1970.
El Nuevo Frankfurt (Das Neue Frankfurt).
El Nuevo Frankfurt fue un ambicioso
programa de construcción de vivienda social que, más allá de solucionar la
imperiosa necesidad de alojamientos, propondría un nuevo modelo urbano para la ciudad. Además, el Nuevo Frankfurt resultó una experiencia
que influiría de forma muy notable en el panorama internacional (de hecho
Frankfurt sería la ciudad seleccionada para albergar el segundo congreso del CIAM, Congreso Internacional de Arquitectura
Moderna, que se celebró en 1929).
Ernst May
emergería como el gran director, con unas grandes atribuciones y capacidad de
decisión. Esa concentración de poder garantizó la coherencia y continuidad del
proceso y resultaría clave para el éxito de la operación. May y su equipo
controlaron el desarrollo del Nuevo Frankfurt de principio a fin,
interviniendo en todos sus niveles:
- En la selección y adquisición (expropiación) de los terrenos.
- En la Planificación urbana, realizando un Plan Director que se presentaría en 1926 y diseñando posteriormente las diferentes siedlungen previstas, contando para ello con arquitectos del propio servicio y colaborando con profesionales externos que actuaban bajo la dirección de May.
- En la Arquitectura, elaborando tipologías edificatorias, diseñando sistemas constructivos y elementos estandarizables, y por supuesto realizando los proyectos arquitectónicos que, al igual que en el caso de los trazados urbanos, fueron realizados por arquitectos municipales y externos.
- En la Construcción, dirigiendo la actividad de las empresas constructoras constituidas por el Ayuntamiento para la realización de las obras, e incluso poniendo en marcha industrias de prefabricación que serían orientadas desde las necesidades del Plan.
- En la Gestión, ejerciendo un control directo de las sociedades y cooperativas municipales y creando mecanismos de control para la iniciativa privada.
- También en la Financiación, encaminando las ayudas del Ayuntamiento a los particulares, ya que los poderes públicos se implicaron intensamente mediante créditos oficiales a bajo interés para las cooperativas y facilitando avales y subvenciones,
- Y, por último, en la Comunicación, ya que entre 1926 y 1930 se publicó una revista, “Das Neue Frankfurt”, cuya función era comentar y divulgar las realizaciones del Plan, así como informar y fomentar el debate sobre la ciudad y la arquitectura moderna.
Portadas de la revista “Das Nueue Frankfurt” (El Nuevo
Frankfurt).
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Ernst May
presentó en 1926 el Plan General de actuación, proponiendo la limitación del
Frankfurt existente entonces y la
apuesta por una fórmula de crecimiento
discontinuo, que se concretaría en la construcción de una serie de nuevos
asentamientos apoyados en las aldeas vecinas y en la red de transporte.
Estos “núcleos-satélite”, las siedlungen, no pretendían ser una
alternativa rupturista con la ciudad tradicional, ni tampoco serían independientes
(como se proponía en el modelo de Ciudad
Jardín), sino que actuarían como complemento del Frankfurt antiguo, que
seguiría en su papel de centro urbano principal. Las siedlungen no serían por tanto, “aldeas autónomas” ni “comunidades
pastoriles” sino verdaderos barrios de viviendas dotados de cierta autonomía, pero
perfectamente integrados en una gran ciudad industrial. La ciudad así
planteada, se presentaba como un organismo
policéntrico, cuyas partes debían estar perfectamente comunicadas. Las
conexiones viarias entre las diversas siedlungen
y entre éstas y el centro urbano fue una cuestión capital, hasta el punto de
que redes de circulación (principalmente de transporte público) se convirtieron
en las arterias que estructuraban la nueva trama urbana.
El centro
histórico de Frankfurt quedaría perfectamente delimitado, envuelto por un
cinturón verde formado por parques y espacios agrícolas (las nuevas
urbanizaciones periféricas también quedarían separadas entre sí por espacios
verdes similares). Pero el casco antiguo
central no se olvidaba en el Nuevo Frankfurt,
aunque May delegó el control de las actuaciones que iba a recibir en el
arquitecto Adolf Meyer, antiguo colaborador de Walter Gropius y profesor de la
Bauhaus. Las propuestas para la ciudad heredada no serían radicales (como las
que proponía Le Corbusier en París), sino que pretendieron mejorar la ciudad
con intervenciones muy respetuosas, como, por ejemplo, el acondicionamiento de
los paseos en las orillas del rio Meno (Main).
May centró su actividad en las
expansiones de la ciudad. Los nuevos crecimientos se articularían a través de las
siedlungen, que tenían una función residencial
prioritaria (en sintonía con la zonificación racionalista), pero disponían de
los necesarios equipamientos de primera instancia (comerciales y escolares) y de
buenas comunicaciones con el centro urbano y los lugares de trabajo.
Arriba, plano con la identificación de las siedlungen
construidas con el Nuevo Frankfurt. Debajo detalle de las tres comentadas en el
artículo (Römerstadt, Praunheim y Westhausen).
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Las bases
conceptuales conectaban con la teoría de la Ciudad
Jardín pero se alejarían radicalmente de la misma. Aquella Ciudad Jardín británica propugnaba una
concepción naturalista, manifestada en la predilección por los trazados
curvilíneos, los ritmos discontinuos y la variedad de configuraciones
espaciales. Sus primeras realizaciones se caracterizaban, además, por el
énfasis en la individualidad de las partes sobre la idea de conjunto. Frente a esos planteamientos, en la revisión
realizada por los arquitectos racionalistas, el modelo de Ciudad Jardín se
transforma en la siedlung
centroeuropea, en la que se otorga valor al conjunto y en la que han
desaparecido también las referencias pintorescas. En consecuencia, se dará prioridad
al orden geométrico de los trazados, a la regularidad de la edificación o a la equivalencia
de condiciones para todas las viviendas (modificando, por ejemplo, el viario en
búsqueda de la solución más adecuada para cada caso). Así
pues, aquellos principios esbozados por Howard y Unwin en sus propuestas
inglesas, encuentran en May, y particularmente en Frankfurt, una formulación
original. May se alejará así del referente británico planteando una ruptura
tanto en la imagen, que seguirá a las vanguardias más avanzadas, como en la
concepción de las viviendas, rechazando las unifamiliares aisladas para apostar por las formas lineales de
viviendas unifamiliares en hilera y bloques lineales multifamiliares de baja
altura. La forma lineal, uno de los emblemas del racionalismo del Movimiento Moderno,
será la estrategia compositiva fundamental de las siedlungen.
Otro de los
rasgos característicos de las siedlungen
de Frankfurt es la continuidad del
diseño en todos los niveles del proyecto. La coherencia unificaba desde lo
más general hasta lo particular, desde la concepción urbana/paisajística hasta
las soluciones arquitectónicas que incluían un detallado estudio de las
“células habitacionales” produciendo tipologías muy variadas. Así pues, desde
el barrio y sus relaciones comunitarias, hasta la forma en que se vivirían los
interiores, estaban planificados de una manera muy congruente.
La
programación de los espacios interiores de las viviendas ofrecerá innovaciones
en la forma de habitar, muchas de las cuales tuvieron que ver con la
industrialización. Se prestó especial atención a la adopción de sistemas prefabricados (fundamentalmente
paneles de hormigón) y a la utilización de elementos
estandarizados, concretando las aspiraciones de industrializar la
construcción.
Imagen y planta de la Cocina Frankfurt diseñada por Margarete
Schutte-Lihotzky .
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También el soleamiento fue otra de las cuestiones
fundamentales para distribuir y diseñar los espacios interiores de la vivienda.
Entre 1925 y
1930 se construyeron en Frankfurt 15.000
viviendas, lo que convierte la experiencia del Neue Frankfurt en una muestra ejemplar. Las numerosas realizaciones
propiciaron la experimentación con diversas agrupaciones tipológicas y
composiciones urbanas. Entre todas, destaca el caso particular de las siedlungen del valle del rio Nidda, donde asistimos a una evolución
vertiginosa en tres pasos que van desde la fluidez y adaptación a las
condiciones de contexto (deudoras de la Ciudad
Jardín original) hasta la abstracción, isótropa y seriada, plenamente
racionalista.
La Ciudad Jardín moderna: la evolución del modelo en el valle del
Nidda (Römerstadt, Praunheim y
Westhausen)
El rio Nidda es un afluente del rio principal
de Frankfurt, el Meno (Main), que discurre
por el norte de la ciudad generando un valle de laderas suaves sobre el que se
habían ido asentando históricamente diferentes aldeas (hubo allí incluso un
campamento romano). El Plan Director de Frankfurt otorgaría a este valle un
protagonismo especial al incorporar en él varias siedlungen que irían completando la trama de pequeños pueblos que, así,
se integrarían en el conjunto de la gran ciudad. El rio permanecería como eje
de un gran parque lineal y de diferentes espacios agrícolas que separarían las
intervenciones del resto del casco urbano.
Las tres siedlungen referidas son Römerstadt, Praunheim y Westhausen que
van a ser el escenario privilegiado de la evolución hacia la modernidad de la Ciudad Jardín.
Ortofoto de Frankfurt. En rojo se señala la siedlung
Römerstadt.
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Römerstadt
La siedlung Römerstadt fue planificada por Ernst May, Herbert
Boehm y Wolfgang Bangert. La arquitectura corrió a cargo de C.H. Rudolf, Blattner,
Schaupp y Schüster. El conjunto fue construido entre 1927 y 1928 contando con
un total de 1.220 viviendas. Se situó en las proximidades del antiguo pueblo de
Heddernheim (que hoy es un distrito
de la ciudad).
El esquema
conceptual es sencillo, concretándose en unos bloques lineales paralelos a la
vía principal que discurre por el norte limitando la actuación (la carretera In der Römerstadt). Pero el deseo de
ajustar la implantación a las condiciones del relieve distorsionó la pureza del
esquema teórico y dividió la propuesta en dos zonas que seguían las curvas de
nivel, cada una de las cuales presenta una adaptación diferente (una, la
oriental, continua y curva, mientras que la otra, la occidental, fragmentada y
recta). La calle que separa las dos zonas y que conecta con el centro de
Frankfurt (Hadrianstraße), zigzaguea
para acomodar su pendiente a la de la ladera y acoge los equipamientos
comerciales y escolares. Esta calle es el origen de las vías, paralelas al
valle y escalonadas siguiendo la pendiente, en las que se ubican las hileras de
edificaciones residenciales.
Sección de la siedlung Römerstadt en la que se aprecia
el escalonamiento de las calles adaptándose a la ladera del valle del rio
Nidda.
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Foto aérea de la siedlung Römerstadt recién construida.
Pueden apreciarse los miradores sobre el muro de contención fluvial, como “bastiones”
de una “fortificación”.
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Las vías secundarias transversales se rematan en
miradores sobre el rio Nidda que se
encaraman al muro sur de contención fluvial como bastiones, conformando una especie
de “muralla del siglo XX” con un cierto “sabor” historicista (allí estuvo
siglos atrás el campamento romano de Nida)
Imágenes de Römerstadt y sus tipologías. En sus
primeros años y en la actualidad.
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Así pues, en Römerstadt
todavía se realiza un tratamiento “paisajista” en el que la referencia al
contexto y el deseo de proporcionar una gran variedad tipológica, predominan
sobre la estandarización, que ira apareciendo paulatinamente en los
proyectos siguientes. Römerstadt
anuncia la evolución en la imagen ofrecida por sus edificaciones (plenamente
vanguardista) pero en la siedlung aún
subyace ese figurativismo que se aprecia en los trazados.
Ortofoto de Frankfurt. En rojo se señala la siedlung
Praunheim.
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Praunheim
La siedlung Praunheim fue planificada por Ernst May,
Herbert Boehm y Wolfgang Bangert, mientras que la arquitectura fue diseñada por
Ernst May, Eugen Kaufmann y Anton Brenner. El conjunto fue construido entre
1926 y 1929 contando con un total de 1.440 viviendas. La siedlung se situó junto al antiguo pueblo Alt Praunheim.
Praunheim significa el abandono definitivo del
pintoresquismo y la figuración de los trazados. Las condiciones previas al
diseño se van reduciendo y van desapareciendo las irregularidades, los cambios
de alineación o las acentuaciones de esquinas y extremos, dando paso, poco a
poco a la industrialización y tipificación.
Imágenes de Praunheim y sus tipologías. En sus primeros
años y en la actualidad.
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La siedlung Praunheim incluye dentro de sí
misma, y como resultado de sus tres etapas de ejecución, la visualización del tránsito que nos lleva
desde el figurativismo hasta la abstracción racionalista. A pesar de inscribirse dentro de un plan de
conjunto las fases son bien distintas. La primera fase (sector oriental)
muestra similitudes con la próxima Römerstadt
y presenta una imagen en la que el respeto a las preexistencias contextuales
domina sobre las intenciones de proyecto adoptando un cierto aire cercano todavía
al de las ciudades jardín inglesas. La tercer y última fase, la occidental, se
asemeja a la casi contigua Westhausen,
apareciendo como ejemplo de la seriación racionalista que impone sus criterios
abstractos ante los requisitos del contexto. Praunheim es por tanto un
paso intermedio en el proceso de abstracción que llegará a su cima en Westhausen.
Ortofoto de Frankfurt. En rojo se señala la siedlung
Westhausen.
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Westhausen
La siedlung Westhausen fue planificada por Ernst
May, Wolfgang Bangert, Eugene Blanck , Herbert Boehm y Eugen Kaufmann, mientras
que la arquitectura fue diseñada por Franz Schuster y Ferdinand Kramer. El
conjunto fue construido entre 1929 y 1931 con un total de 1.520 viviendas en
alquiler (en las que todas incorporaban la “Cocina Frankfurt”).
La siedlung se situó junto a la Ludwig-Landmann-Straße, una vía que
conecta con el centro de la ciudad. En Westhausen se produjo la mayor
demostración de los principios racionalistas a través de una depuración que
ofreció como resultado una gran abstracción. En Westhausen, se manifiesta la radical ruptura con lo anterior. Desde
luego se había despojado de cualquier referencia pintoresquista, tanto en
cuestiones de léxico arquitectónico como de trazado (el terreno llano favoreció
la ausencia de respuesta a las condiciones de contexto). El orden geométrico de
la trama, la regularidad de la edificación y la seriación de las construcciones
convirtieron a Westhausen en un
modelo para realizaciones futuras. La analogía entre las formas lineales y las
cadenas de montaje (como emblema de la producción industrial) se hace más
evidente. La ausencia de jerarquía propiciaba la equivalencia de los elementos,
que se disponen de forma igualitaria, en orientación y dimensiones, sobre un
esquema repetitivo que solamente se permite una pequeña excepción en los
extremos norte de las formas lineales, que actúan a modo de “cierre”. La
urbanización está así regida por una ley constante, asumiendo, en cierto modo,
las condiciones impuestas por la producción industrializada (“taylorizada”). Igualmente,
el intenso análisis de las tareas domésticas proporcionó las bases para la
elaboración de la vivienda estándar en todos sus detalles.
Imágenes de Westhausen y sus tipologías unifamiliares.
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Imágenes de Westhausen y sus tipologías
multifamiliares.
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Los bloques
multifamiliares se situaban en fachada a la vía principal, aunque su
disposición era perpendicular a la misma, mientras que las viviendas
unifamiliares (también bifamiliares) se alineaban ortogonalmente a éstos,
recuperando la orientación de la vía exterior. Por el sur, vuelven a aparecer
los bloques multifamiliares y los equipamientos formando “L” en una cierta
concesión a la creación de espacios colectivos.
Foto aérea de la siedlung Westhausen recién construida.
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En teoría, la
repetición de una planta tipo (vivienda/jardín/calle) iría generando, un
barrio, un distrito, y finalmente una ciudad. Las medidas (distancia entre
bloques, etc.) quedan reguladas por las necesidades funcionales. Es decir, la
proporción como base de diseño da paso a un sistema eficiente de dimensiones que
depende de las funciones espaciales. Como escribe Bernard Leupen: “Había nacido una nueva estética, la
estética de la producción mecánica, cuyo sello distintivo venía marcado por la
repetición, el ritmo y el empleo de materiales de aspecto abstracto y técnico”.
Muy interesante articulo. ¿Dónde podría encontrar mas información?
ResponderEliminarPodrías encontrar mas info en el libro de Paolo SICA, en Historia del Urbanismo, quizas por las paginas 190 en adelante, contexto y demás...
ResponderEliminarInteresante como se hace urbanismo en Alemania, deberiamos algunos paises aprender algo de ellos, paises donde se intervienen las ciudades a traves de politicos y no de politicas urbanisticas profesionales.
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