La fachada de San Pedro del Vaticano es como un libro abierto que se ofrece para ser leído. |
Las fachadas de los edificios pueden actuar como soportes para la comunicación extra arquitectónica de maneras muy diversas. Ya hemos dedicado artículos a este tema al analizar “libros de piedra” o “pantallas LED”. Aunque en esos casos se apreciaba cierta unidad en los mensajes, es más habitual que esas portadas históricas alberguen un heterogéneo conjunto iconográfico más o menos intencionado y relacionado con el objeto del edificio.
Observar con detalle esos frentes privilegiados puede revelar cosas que, teniendo poco que ver con la arquitectura, ayudan a su comprensión. Esto sucede en la fachada del templo de San Pedro del Vaticano en Roma, cuyo análisis iconográfico (esculturas, inscripciones y otros elementos decorativos) informa de cuestiones tan variopintas como, por ejemplo, la expresión simbólica de la jerarquía, la relatividad del tiempo o, incluso, sobre la vanidad humana.