El
Curso parte de la hipótesis de que la emergencia de un nuevo territorio, que
cambia la escala de comprensión e intervención sobre los hechos urbanos y
multiplica las dimensiones de su complejidad, demanda nuevos instrumentos y
estilos de planificación urbanística y se dirige a investigadores,
profesionales y estudiantes de los últimos cursos de Master interesados en la
comprensión y proyecto de la ciudad contemporánea desde el urbanismo, la
arquitectura, la ingeniería y las ciencias humanas, así como a responsables
públicos y gestores de ciudades y servicios urbanos.
Los
cambios en las formas de producción, organización del consumo y movilidad de
capitales, personas y bienes, están afectando de manera profunda el carácter de
las ciudades. Lo global y lo local se encuentran conectados de manera
inimaginable en las sociedades tradicionales, el salto en las tecnologías de
comunicación y la estrecha interrelación de los mercados genera que
acontecimientos en centros de decisión lejanos afecten rutinariamente a las
vidas de millones de personas. Como resultado de la nueva economía basada en la
información y el conocimiento la expresión contemporánea de la condición urbana
asume una multiplicidad de configuraciones espaciales, tanto en escala
geográfica como en cualidad, en abierta ruptura con las configuraciones
tradicionales.
La
representación de la ciudad tradicional se basaba en la idea de límite, fuera
éste la demarcación física entre la ciudad y la no ciudad materializada en
puertas, murallas o bulevares, o bien la demarcación más ideal entre el
universo artificial ordenado y el mundo de lo orgánico y natural. La metrópolis
contemporánea al superar toda la idea de límite inaugura la era de la
des-territorialización. La experiencia del ambiente solo puede ser aprehendida
fragmentariamente, a través de los espacios segmentados en que se desenvuelve
la secuencia de gestos cotidiana o mediante la figuración abstracta, el
“mapping”.
En
las ciudades maduras debe abandonarse la ilusión del crecimiento y expansión
ilimitada para priorizar, alternativamente, un urbanismo de transformación y
reciclaje basado en la activación del centro urbano, la reprogramación del
suelo vacante, la recuperación del parque deficiente de viviendas, la
integración y la hibridación de usos. En las metrópolis emergentes en las que
la población urbana casi se duplicará en los próximos veinte años, el desafío
tendrá que ser doble: afrontar la pobreza y facilitar a todos el derecho a una
vida urbana saludable y al mismo tiempo abordar los retos comunes a las grandes
ciudades contemporáneas: la sensibilidad hacia lo local, la incorporación
activa de la Naturaleza, la sostenibilidad energética y las formas alternativas
de movilidad.
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