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4 jul 2014

Nuevas ciudades, nuevo urbanismo.


El Curso parte de la hipótesis de que la emergencia de un nuevo territorio, que cambia la escala de comprensión e intervención sobre los hechos urbanos y multiplica las dimensiones de su complejidad, demanda nuevos instrumentos y estilos de planificación urbanística y se dirige a investigadores, profesionales y estudiantes de los últimos cursos de Master interesados en la comprensión y proyecto de la ciudad contemporánea desde el urbanismo, la arquitectura, la ingeniería y las ciencias humanas, así como a responsables públicos y gestores de ciudades y servicios urbanos.

Los cambios en las formas de producción, organización del consumo y movilidad de capitales, personas y bienes, están afectando de manera profunda el carácter de las ciudades. Lo global y lo local se encuentran conectados de manera inimaginable en las sociedades tradicionales, el salto en las tecnologías de comunicación y la estrecha interrelación de los mercados genera que acontecimientos en centros de decisión lejanos afecten rutinariamente a las vidas de millones de personas. Como resultado de la nueva economía basada en la información y el conocimiento la expresión contemporánea de la condición urbana asume una multiplicidad de configuraciones espaciales, tanto en escala geográfica como en cualidad, en abierta ruptura con las configuraciones tradicionales.

La representación de la ciudad tradicional se basaba en la idea de límite, fuera éste la demarcación física entre la ciudad y la no ciudad materializada en puertas, murallas o bulevares, o bien la demarcación más ideal entre el universo artificial ordenado y el mundo de lo orgánico y natural. La metrópolis contemporánea al superar toda la idea de límite inaugura la era de la des-territorialización. La experiencia del ambiente solo puede ser aprehendida fragmentariamente, a través de los espacios segmentados en que se desenvuelve la secuencia de gestos cotidiana o mediante la figuración abstracta, el “mapping”.

En las ciudades maduras debe abandonarse la ilusión del crecimiento y expansión ilimitada para priorizar, alternativamente, un urbanismo de transformación y reciclaje basado en la activación del centro urbano, la reprogramación del suelo vacante, la recuperación del parque deficiente de viviendas, la integración y la hibridación de usos. En las metrópolis emergentes en las que la población urbana casi se duplicará en los próximos veinte años, el desafío tendrá que ser doble: afrontar la pobreza y facilitar a todos el derecho a una vida urbana saludable y al mismo tiempo abordar los retos comunes a las grandes ciudades contemporáneas: la sensibilidad hacia lo local, la incorporación activa de la Naturaleza, la sostenibilidad energética y las formas alternativas de movilidad.

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