Nueva Orleans. El Barrio Francés y músicos callejeros.
Al fondo emerge el CBD. Fotografía de Jimi Casaccia.
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Nueva Orleans
es una ciudad diferente, quizá la más exótica y cosmopolita de los Estados
Unidos. Lo es por sus particularidades geográficas, lo es también por su singular
historia y por su peculiar hibridación social, aunque, sobre todo, destaca por
sus aportaciones al acervo cultural occidental que le han proporcionado una
aureola mítica como un lugar alegre, desprejuiciado y de diversión.
Una de sus
principales contribuciones ha sido a la música. Nueva Orleans es reconocida como la cuna del jazz, allí se escucharon entre finales del siglo XIX y
principios del XX, el Ragtime, el New Orleans Style o el Dixieland, ritmos y melodías que
impulsaron el nacimiento de una de las manifestaciones culturales más
importantes de nuestro tiempo.
En aquella
ciudad multicultural de hace un siglo, se combinaron una serie de afortunados
factores para lograrlo. Hoy Nueva Orleans es, lógicamente, una ciudad mayor y más
compleja que hace cien años aunque, en la actualidad, todavía se está
recuperando del desastre padecido con el huracán Katrina que la asoló en 2005.
Cuando en
2005 se produjo la catástrofe del huracán Katrina,
que devastó la ciudad, buena parte del mundo aprendió algo sobre la particular
geografía de Nueva Orleans. La ciudad se encuentra en el delta del rio Mississippi, junto al lago Pontchartrain, y prácticamente la mitad
de su extensión se encuentra situada bajo el nivel del mar y del lago. La
potencia del huracán puso en evidencia la robustez de los diques anti-inundaciones
y causó el desastre. La rotura de las defensas del lago provocó un inmenso
vertido de agua sobre una ciudad que quedó anegada y arrasada, provocando
varios centenares de muertos y obligando a miles de personas a abandonarla.
Imagen del delta del Mississippi y sección de Nueva
Orleans (marcada en rojo en la foto) en la que se aprecia el nivel inferior de
la ciudad respecto a las masas de agua del entorno.
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Aunque esta desgracia
puso en primera línea de la actualidad a Nueva Orleans, la ciudad era y es
reconocida por muchos valores que hacen de ella un lugar diferente, que podría recibir el título de ciudad más
exótica y cosmopolita de los Estados Unidos.
La vieja Nueva
Orleans, escenario para el nacimiento del Jazz.
Se afirma que
“el jazz surgió en Nueva Orleans”, y
aunque esta frase tan repetida sea una exageración (porque hubo otros lugares
que también contribuyeron a la gestación
del nuevo estilo musical), lo cierto es que Nueva Orleans es la ciudad
más importante en el nacimiento del jazz.
Quizá Nueva
Orleans, la vieja Nueva Orleans, era el único sitio donde eso podía ocurrir,
porque su carácter portuario y comercial generó una extraordinaria
multiculturalidad (francesa, española, norteamericana, caribeña, india,
africana, etc.) y su clima, propicio para la vida en la calle, provocó la
continua interacción entre sus gentes (todo ello dentro de un ambiente de gran
libertad y permisividad). En Nueva Orleans se mezclaron autóctonos y
forasteros, personas de diferentes clases sociales (en la ciudad convivían la
riqueza y la extrema pobreza) y, especialmente, se relacionaron blancos y
negros (y entre éstos, los “criollos” y los “afroamericanos”).
Imagen característica del Barrio Francés de Nueva
Orleans, núcleo original de la ciudad.
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A la ciudad
fueron llegando inmigrantes italianos, alemanes, ingleses o eslavos y sobre
todo numerosos esclavos negros de origen africano. El variopinto colectivo que
se fue constituyendo veía como cada comunidad apreciaba sus raíces y las
defendía con pasión, particularmente en el caso de la música. Así pues, en
Nueva Orleans se comenzaron a escuchar canciones populares inglesas, junto a
ballet francés, danzas españolas, himnos prusianos y música folclórica de otras
muchas partes del mundo. Además, los cantos religiosos, spirituals, que se escuchaban en las diferentes iglesias o los
temas que acompañaban a los ritos vudús (tan importantes en la ciudad), así
como las work songs cantadas por los
negros en las plantaciones y los primitivos blues, convirtieron a la vieja
Nueva Orleans en una ciudad extravagante e increíblemente musical, en la que
acabaría cristalizando una nueva forma de expresión totalmente original.
Por otra
parte, producto de esos mestizajes, Nueva Orleans también ofrece una gastronomía
autóctona y única, y celebraciones tan especiales como su bullicioso y
desenfadado carnaval, el Mardi Gras.
La vieja Nueva Orleans es en realidad una
ciudad joven. Fue
fundada por los franceses en 1718 al crear una colonia en la planicie que forma
el delta del rio Mississippi. El
asentamiento buscaba consolidar un puesto comercial de privilegio entre el Mississippi y el Caribe y entre el este
y el oeste a lo largo de la costa. Desde allí se fue tomando posesión de un extenso territorio que los franceses
bautizarían como Luisiana y del que Nueva
Orleans sería su ciudad principal.
Así pues, su ventajosa
posición estratégica, como puerto de mar con un intenso tráfico comercial,
vinculado principalmente al cultivo de algodón, haría prosperar una ciudad que
hacia 1860 era considerada la más rica de la Unión.
El territorio original de Luisiana, con la
superposición de los estados que se formaron a partir de él (el punto rojo indica la ubicación de Nueva Orleans).
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Pero, antes
de incorporarse a los Estados Unidos, la enorme región francesa de Luisiana fue cedida a los españoles en
1763 como compensación de las ayudas que éstos habían realizado a Francia en
sus contiendas con los ingleses. Años después, en 1801, Napoleón Bonaparte
denunció el tratado de cesión y decidió, unilateralmente, el retorno al ámbito
francés de Luisiana (entonces España
no estaba en condiciones de rebelarse contra ese decreto). Aunque la
retrocesión duró poco, porque en 1803 el entonces Primer Cónsul francés vendió Luisiana a la joven nación
norteamericana. El inmenso territorio de 2,14 millones de km2 (aproximadamente
cuatro veces España) pasó a formar parte de los Estados Unidos y daría origen a
diferentes estados de la Unión, como Kansas, Nebraska o Missouri entre otros. Luisiana quedaría con una superficie muy
inferior a la que había tenido originalmente, centrándose únicamente en el
tramo final del rio. El nuevo estado de Luisiana
quedaría conformado definitivamente al sumarle
las “cesiones” realizadas por los españoles del territorio situado al
este del rio Sabine (en 1819) y de la Florida Occidental (en 1821). La
capital se mantendría en Nueva Orleans (hasta 1846 año en el que fue trasladada
a Baton Rouge, en el interior del Estado).
Nueva Orleans nació como una ciudad
planificada en cuadrícula situada en la orilla izquierda (la norte) del rio Mississippi. La
estructura inicial la conformaban 32 manzanas cuadradas que constituían un
damero de 8 por 4, que iría ampliándose hasta alcanzar las 13 por 6 manzanas
que conforman el actual Barrio Francés (French Quarter ó Vieux Carré), con su manzana central dividida en dos por Orleans Street que arranca desde la
Catedral de San Luis, la primera iglesia construida en la ciudad (aunque la
actual ha sido profundamente remodelada). Las dimensiones de las manzanas eran
de 100 por 100 metros y las calles de 10 metros de anchura.
Este primer
trazado quedaba limitado por el suroeste por el canal proyectado (aunque no se
llegaría a construir) que años más tarde daría origen a Canal Street, la vía que se convertiría en una de las principales
de la ciudad y que separaría el núcleo original de la primera extensión, el
barrio de Santa María (Faubourg Ste.
Marie).
A partir del
rectángulo inicial, Nueva Orleans fue creciendo de una forma muy peculiar:
adaptando sucesivas tramas cuadradas a la orilla del meandro que el rio
realizaba en esa zona. Por lo tanto, las retículas iban girando en función de la
curvatura del cauce fluvial, lo cual provocaba encuentros irregulares entre las
mismas, que se iban solucionando puntualmente deformando las manzanas extremas.
La prolongación de las tramas hacia los terrenos interiores del meandro, con
esos giros obligados que producían falsas bisectrices en los encuentros, irían
creando esa apariencia de ciudad radial, cuando no lo es realmente. A finales
del siglo XIX, la ciudad urbanizaría todos los terrenos que la separaban del lago
Pontchartrain, (siguiendo la misma
estrategia de damero colocado según la orientación de la orilla). Esa fue la Nueva Orleans que acompañaría el
nacimiento del jazz.
Nueva Orleans en 1919.En los años veinte ya se
encontraban urbanizados tanto el interior del meandro como los terrenos que
llegaban hasta el lago Pontchartrain.
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En cierto
modo, la Nueva Orleans de finales del
siglo XIX contenía dos ciudades en una. Una era la ciudad “francesa” (al este de Canal Street, ocupando el centro) donde vivían los blancos y sus
sirvientes negros, y donde también residían los “criollos”, negros y mestizos
que, aunque no estaban plenamente aceptados, habían tenido éxito en los
negocios y eran figuras prominentes de la vida ciudadana (y presumían de tener
nombres franceses). Este era uno de los rasgos sociales más característicos de
aquella Nueva Orleans en la que convivían los negros “criollos”, cuyos
ancestros eran libres frente a los negros “afroamericanos”, de ascendientes
esclavos. La otra, era la ciudad
“estadounidense” (al oeste de Canal Street,
en la periferia) donde vivían los negros emancipados, pobres y sin educación. Mientras
los criollos leían pentagramas y ejecutaban con precisión sus notas, los
afroamericanos memorizaban e improvisaban en sus bandas (muy pocos de ellos
sabían leer partituras). El contraste alimentaba la competencia entre los
músicos de ambos lados de Canal Street.
Plano del centro de Nueva Orleans con la ubicación del
Barrio Francés y Storyville (y su “sucursal” negra)
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Esta
situación cambiaría radicalmente con la medida que, en 1897, tomó la alcaldía
de la ciudad y que facilitó la “fusión” entre los dos grupos (musicalmente
hablando). El concejal Alderman Sidney Story decidió centralizar la
prostitución en un sector concreto de la ciudad, junto al Barrio Francés,
delimitando una zona que inicialmente fue conocida como “The District” pero que acabaría siendo denominada Storyville, en “honor” a su creador. Realmente la
prostitución ya se estaba dando desde hacía años en esa zona, cerca del
ferrocarril que pasaba por Basin Street,
pero la oficialización de este “distrito rojo” permitiría la prohibición en el
resto del municipio. Aunque Storyville
estuvo realmente dividido en dos sectores separados: la parte de los blancos y la
de los negros. Allí se abrieron burdeles que contrataban músicos y en sus
calles se celebran concursos de bandas de viento. Allí acudieron jóvenes
músicos de ambos lados (los criollos habitualmente con desconocimiento
familiar). Storyville fue un verdadero caldo de cultivo donde se fue forjando
el jazz de Nueva Orleans y desde
allí irradiaría influencia tanto a los cabarets y salas de bailes de los
distritos vecinos, como a los barcos que surcaban el Mississippi, al Barrio Francés y al resto de cafés y hoteles de la
ciudad. Aunque quizá la leyenda haya suavizado la sordidez del barrio e incluso
magnificado el peso de Storyville en
la formación del jazz.
Imagen de época de Storyville (Bassin Street). El
primer local es el “Arlington Annexe” de Tom Anderson y al fondo aparece el
“Mahoganu Hall” de Lulu White, dos de los locales más frecuentados.
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Storyville sería cerrado en 1917, cuando en
plena Primera Guerra Mundial, la marina de los Estados Unidos, que utilizaba la
ciudad como puerto militar, creyó que la disipada vida del barrio perjudicaba a
la moral de sus soldados y presionó a las autoridades para su clausura (con el tiempo el barrio
acabaría siendo transformado radicalmente y hoy es conocido como Iberville). Cuando este legendario barrio de mala nota dejó de operar, muchos músicos se
quedaron sin trabajo y comenzaron a emigrar a otros lugares, principalmente
hacia Chicago, ciudad que los acogería con los brazos abiertos.
El Ragtime, cuando los negros comenzaron a
tocar música blanca.
Para algunos
puristas, el Ragtime no se debería
incluir como música de jazz, ya que
es una música “compuesta” para piano
y, por lo tanto, carece de uno de los rasgos característicos del jazz: la improvisación. Pero comúnmente
si suele hacerse, porque, lo que sí contiene el Ragtime es el swing, otra
de las señas identificativas del jazz.
El Ragtime fue el producto destilado de
muchas formas musicales previas que tenían en común su peculiar consideración
del tiempo. Aunque fuera música cuidadosamente compuesta, y en ese sentido
pudiera hermanarse con las composiciones para piano clásico, lo cierto es que
la concepción rítmica y la intensificación aportada por los músicos negros
causaban una impresión que se etiquetó como ragged
time (tiempo despedazado). En el Ragtime, el ritmo se impone sobre la
melodía, al contrario de lo que sucedía en la música europea, y ese ritmo es
vivaz, sincopado, descompensado (raggy,
lo que finalmente llevó a denominar rags
a los temas). Afortunadamente, su carácter de música escrita, le permitió
perdurar, ya que en aquellos años no existía la grabación sonora.
El gran
exponente del estilo fue Scott Joplin (1868-1917), quien gracias a su sólida
formación musical fijó las claves del Ragtime
clásico, que se venía tocando en muchas partes de Norteamérica, sobre todo en
los campamentos de los trabajadores del ferrocarril. El Ragtime sonaba desde Sedalia o St. Louis en Missouri hasta Kansas
City o Texas. Y por supuesto en Nueva Orleans. Una de las definiciones más populares para el Ragtime es la que lo considera “música blanca tocada al estilo
negro”. En la música de Scott Joplin había muchos elementos de la tradición
musical europea que se unían al sentido rítmico de los negros.
Hacia 1890 el
rag adquirió una amplia popularidad. En
ese final del siglo XIX norteamericano, hubo otros destacados pianistas de Ragtime como Tom Turpin, Louis Chauvin o
Eubie Blake, muchos de los cuales ofrecían sus memorables interpretaciones en
los burdeles, garitos, salones y clubes privados de la época. A pesar del
menosprecio recibido por la cultura oficial, el Ragtime fue “el manantial del
que brotaron cada uno de los cambios rítmicos y estilísticos que han
caracterizado la música popular americana”, como afirmó el pianista Max
Morath.
A la izquierda Scott Joplin. A la derecha, Jelly Roll
Morton
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Otro de los
personajes relevantes del Ragtime
sería, años después, Jelly Roll Morton (1890-1941) quien desde Nueva Orleáns se
iría separando de la línea habitual para componer con mayor libertad y, sobre
todo, destacaría por comenzar a realizar improvisaciones sobre sus propios
temas. Con Jelly Roll Morton se produce un hecho trascendental para el jazz ya que comienza a ser más
importante la personalidad del intérprete que la obra realmente compuesta.
Aunque el Ragtime iría perdiendo vigencia frente a
las poderosas corrientes del jazz que
estaban surgiendo en paralelo, lograría mantener su presencia hasta finales de
la década de 1920 con pianistas como James P. Johnson, Willie The Lion Smith o Thomas Fats Waller.
Muchos años
después, en 1973, uno de los éxitos casi olvidados de Scott Joplin, The Entertainer, alcanzaría una
repercusión internacional inusitada, gracias al hecho de formar parte de la
banda sonora de la película “El golpe” (The
Sting) protagonizada por Paul Newman y Robert Redford (y que obtuvo siete Óscar, entre ellos el de mejor
película y, por supuesto, el Oscar a la mejor adaptación musical).
- Ragtime: “TheEntertainer” (Scott Joplin)
El New Orleans Style, cuando los negros
reinventaron la música negra.
Si el Ragtime se tocaba en diferentes sitios
(aunque alcanzara su clímax en Nueva Orleans), fue en esta ciudad donde surgió
un estilo propio, el New Orleans Style
formado a partir de la combinación de las músicas diversas que se escuchaban en
la ciudad, y principalmente en Storyville
(el comentado barrio de “mala nota”). En la zona criolla, los músicos tenían
formación, muchos de ellos de conservatorio, y disponían de lugares como el
Teatro de la Opera como referencia. Estaban, por lo tanto, más instruidos e
incluso leían partituras, frente a los afroamericanos que eran mas espontáneos
y recibían su música por tradición oral. El encuentro entre ambos mundos sería
definitivo para la formación del nuevo estilo.
La misión de
semillero la cumplieron las marching
bands, conjuntos instrumentales con predominio de instrumentos de viento
(que eran baratos al haber sido descartados por las bandas militares tras la
guerra de secesión o la contienda de 1898 con España). La extraordinaria pasión
local por las bandas de metal, explica la intensa y entusiasta relación entre
la ciudad y la música. Estas bandas eran una de las pocas opciones de trabajo
remunerado para los músicos negros que tocaban al aire libre, ya que, por
ejemplo, acompañaban a los tradicionales funerales de Nueva Orleans.
Poco a poco
se fue produciendo la combinación del sentido africano del ritmo con las
influencias clásicas europeas. En las marching
bands se forjó el primer trompetista de jazz que alcanzó renombre, Charles Buddy Bolden (1877-1931), cuya banda
acabó fijando el formato de los primeros grupos de jazz, combinando instrumentos melódicos (trompeta o corneta,
clarinete y trombón) con una sección rítmica (guitarra, contrabajo y batería).
Bolden aunó las estructuras de la música de baile criolla con los elementos más
espontáneos del blues de quien tomó su intensidad emocional. Bolden también promovió
el sentido rítmico del swing, alternando
notas largas y cortas para producir el efecto rítmico característico del estilo.
En los grupos musicales del momento, la corneta solía encargarse del tema
original, mientras que el clarinete añadía ornamentos y el trombón interpretaba
una contramelodía más lenta. Los temas se ensayaban, aunque dentro de ellos se
intercalaban varios breaks, en los
que se presentaban improvisaciones de los diferentes instrumentos.
King Oliver y su Creole Jazz Band (Oliver es el tercero
por la izquierda y, en el centro sentado, aparece Louis Armstrong)
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Otros músicos
como Joe King Oliver (1885-1938) se
formaron en las bandas de metal de Nueva Orleans y en Storyville. Curiosamente, el
New Orleans Style, tuvo su mayor
esplendor en el Chicago de los años veinte. Allí acudieron King Oliver y su Creole Jazz
Band (con un segundo corneta llamado Louis Armstrong, que estaba llamado a
ser una de las principales figuras del jazz),
Jelly Roll Morton con sus Red Hot Peppers,
o Johnny Dodds y sus New Orleans
Wanderers entre otros muchos. La
emigración hacia Chicago de los principales músicos de jazz, alejó a Nueva
Orleans de la vanguardia del movimiento, pero no de la apreciación musical,
que seguiría muy presente.
- New Orleans Style: "Dipper Mouth Blues" (King Oliver's Creole Jazz Band, 1923)
El Dixieland, cuando los blancos empezaron
a tocar música negra.
Cuando los
topógrafos Charles Mason y Jeremiah Dixon fueron llamados para fijar una línea
que resolviera un conflicto fronterizo en la Norteamérica colonial británica,
no imaginaron la trascendencia que tendría su trabajo. La denominada Mason-Dixon Line trazada entre 1763 y 1767 se convertiría
simbólicamente (desde un punto de vista popular) en una frontera cultural entre
el norte y el sur de los Estados Unidos, especialmente desde el Compromiso de Missouri de 1820, a partir
del cual la línea separaba con bastante precisión los estados septentrionales,
que habían abolido la esclavitud, de los meridionales que la seguían
manteniendo. Desde entonces, desvirtuando el apellido de Jeremiah Dixon, el sur
sería conocido como el territorio Dixie,
Dixie Land.
No obstante, hay
otra teoría que relaciona el término con unos billetes que emitía el Banc des Crovens de Louisiana por un
valor nominal de 10 dólares y que llevaban en su anverso el número diez en
francés (dix). Esos billetes eran llamados los “dixies” y de allí se habría extendido el uso del término “dixieland” para designar la zona de
Nueva Orleans.
Sin polemizar
sobre el origen del término, con ese nombre se identificaría una de las músicas
de jazz que surgirían en Nueva
Orleans en torno a 1910, la Dixieland,
cuyo significado podría ser algo parecido a “música del sur”. Pero con una
salvedad, porque la palabra Dixieland suele aplicarse a la
adaptación que hicieron los blancos del New
Orleans Style que tocaban los negros. Hay que tener en cuenta que en
Nueva Orleans, el jazz no fue una
música exclusiva de los negros, sino que también hubo bandas de blancos. Por
ejemplo, desde 1891, Papa Jack Laine
(considerado el padre del jazz blanco
con su Reliance Band) deambulaba por
la ciudad con sus músicos y se enfrentaba habitualmente en competiciones
musicales improvisadas con las bandas negras.
Los blancos
crearon un estilo diferente, menos expresivo, pero con mayores recursos
técnicos. El habitual vibrato o los glissandi y sonidos arrastrados de las
alegres y vitales bandas negras, pasaban a un segundo término en favor de melodías
más “pulidas” y armonías más “limpias”. Los conjuntos siguiendo la guía del New Orleans Style solían enfrentar una
primera línea de instrumentos de viento (corneta, clarinete y trombón) con una
segunda que ejercía de soporte rítmico (piano y batería aunque también guitarra
y tuba en ocasiones).
La Original Dixieland Jazz Band
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Tras el
precursor Papa Laine surgieron bandas
como la Original Dixieland Jazz Band (también referida como ODJB)
capitaneada por el trompetista y cornetista Nick LaRocca (que había formado
parte de la banda de Papa Laine) o
los New
Orleans Rhythm Kings creados por
Paul Mares, considerado el primer estilista blanco de la trompeta, en la que
destacaban sus solistas Georges Brunies
al trombón y Leon Rappolo al clarinete.
El éxito de
estas primeras bandas fue extraordinario, justificándose en buena medida por la
expansión del baile que estaba siendo impulsada por una nueva generación de
jóvenes que buscaban con afán la diversión y el placer. Aquellas marchas
iniciales de las bandas primitivas de Nueva Orleans se fueron transformando en
nuevos estilos de baile que alcanzaron una popularidad enorme. El impulso
definitivo se produjo a partir de las grabaciones que se efectuaron desde 1917.
En ese año, la Original Dixieland Jazz
Band realizó en Nueva York la primera grabación fonográfica de música de
jazz, hecho que les convertiría en una de las orquestas estrella de los años
veinte.
- Dixieland: "Original Dixieland One-Step” (Original Dixieland Jazz Band)
No obstante, en
los años siguientes, el intercambio de músicos negros y blancos entre las diferentes
orquestas hizo que la “frontera” entre Dixieland
y New Orleans Style se desdibujara
mucho, haciendo difícil la distinción entre ambos estilos. En cualquier caso,
parece que hay un acuerdo generalizado en considerar que con el Ragtime, y New Orleans Style y el Dixieland comienza la historia de la
música de jazz.
Foto de satélite con la mancha urbana de Nueva Orleans
actual, el cauce del rio Mississippi y el lago Pontchartrain. El punto rojo
indica la ubicación del núcleo original (Barrio Francés)
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En 1920 la
ciudad había alcanzado los 387.219 habitantes, y siguió creciendo hasta
alcanzar su pico en 1960 con 627.525 residentes. Nueva Orleans evolucionó y fue
adquiriendo ese carácter genuinamente norteamericano que ofrece el contraste
entre los rascacielos del Central
Business District (levantado en el antiguo Faubourg Ste. Marie, la primera ampliación, al oeste, del núcleo
original) con urbanizaciones de vivienda unifamiliar. En las últimas décadas,
la ciudad ha padecido un cierto declive socioeconómico, tendencia que se vería
fuertemente agravada por el éxodo forzado tras el desastre del huracán Katrina. En 2013, su población es de
378.715 (aunque junto al área metropolitana se superan los 1,2 millones) y la
ciudad sigue luchando por su recuperación.
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