Roma. Piazza del Campidoglio.
|
Hay lugares especialmente trascendentes, que están marcados
por el destino. La colina del Capitolio en Roma es uno de ellos. Era la más
pequeña de las siete colinas fundacionales de Roma, pero sería la más
distinguida. Fue el lugar religioso de más importancia en la Antigua Roma y,
durante la Comuna medieval, se convirtió en el centro político de la ciudad con
la construcción del Palacio de los Senadores. El Capitolio, fue el “caput mundi” romano, la “cabeza del
mundo” y confirmó su elevada significación con la creación de la extraordinaria
Piazza
del Campidoglio, que diseñó Michelangelo Buonarroti en el siglo
XVI.
La plaza fue uno de los primeros espacios urbanos concebidos
de forma unitaria y su análisis nos permite apreciar una escenografía compleja que aprovecha los recursos de la geometría y
de la perspectiva para componer un lugar de gran simbolismo. La Piazza del Campidoglio (sede de los Museos Capitolinos) es hoy visitada por miles de turistas que
siguen asombrándose ante un espacio que marcó un hito en la representación de
la dignidad del poder.
El Capitolio, “caput mundi” (cabeza del mundo).
El Capitolio es una de las siete colinas fundacionales de Roma, la más pequeña de todas, pero la más
distinguida. El montículo separaba el valle en el que se crearon los Foros, del
gran espacio llano e inicialmente pantanoso que acompañaba al meandro del
Tíber, el Campo de Marte, que sería
el soporte principal de la ciudad medieval. El Capitolio era, por tanto, la
charnela entre la gloriosa Roma imperial y la Roma medieval, el centro elevado,
como si de una acrópolis se tratara, que sería reconocido como “caput mundi”, la cabeza del mundo.
Las siete colinas de Roma. El Capitolio separaba el
Foro Romano del Campo de Marte.
|
En sus orígenes urbanos, el promontorio era una fortaleza
natural de laderas agrestes que se convirtió en una pequeña ciudadela
delimitada por murallas hasta que fue integrada en la Roma unificada. Esa colina era peculiar porque realmente
tenía dos cimas. Al norte se encontraba el Arx (a 48 metros sobre el nivel del mar) y al sur la conocida
propiamente como Capitolium (algo más
baja, con 45 metros de altura). Entre ambas quedaba un terreno más bajo (a 38
metros) que se corresponde aproximadamente con la actual Piazza del Campidoglio.
En la cima Capitolio (que daba nombre a toda la
colina) se construiría el templo más importante de la Antigua
Roma, el Templo de Júpiter Óptimo Máximo,
en el que se veneraba a Júpiter (Iovis),
el dios principal de la mitología romana, junto a Juno y Minerva, con quienes
formaba la denominada “tríada capitolina”. Juno (Iuno), hermana y esposa de Júpiter, era la diosa del matrimonio y
de la maternidad; y Minerva, hija de ambos, era la diosa de la sabiduría, de las
artes, las técnicas de la guerra, además de protectora de Roma. El templo se
construyó durante la monarquía romana y, según la tradición, fue consagrado en
el año 509 a.C. (fecha en la que se inició la República romana). El culto ayudó
a unir a los pueblos latinos convirtiendo a Roma en la referencia para todos. A
lo largo de los años, el templo sufrió varios incendios que causaron graves
desperfectos, siendo por eso reconstruido en diferentes ocasiones. Pero en el
siglo V, tras la caída del Imperio, acabaría siendo expoliado y demolido. Junto
al gran templo, se fueron ubicando otros más pequeños dedicados a divinidades
menores.
Superposición de la situación en la Antigua Roma y la
de principios del siglo XX (según Samuel Ball Platner).
|
La cima Arx
era un lugar de adivinación desde épocas muy remotas, allí estaba el Auguraculum,
donde se leían los augurios en el vuelo de los pájaros. También fue el lugar
donde se levantó el Templo de Juno Moneta. Aunque no quedan restos de este
edificio, los historiadores datan su construcción en torno al año 345 a.C. El
templo quedaría destruido con el gran incendio de Roma del año 64, siendo Nerón
emperador, y ya no sería reconstruido. En el siglo VII, sobre sus ruinas se
levantaría, la Iglesia de Santa Maria in Aracoeli, que se
convertiría en una abadía benedictina en el siglo X para pasar a ser patrimonio
de la orden franciscana en el año 1250. La basílica fue reformada a principios
del siglo XIV y, a mediados del mismo, se construyó la gran escalinata de
acceso (Scalinata dell’Aracoeli)
desde la parte baja de la ciudad.
Durante el periodo imperial, la colina estaba rodeada por
numerosas viviendas, especialmente en su vertiente nororiental. Pero las múltiples
transformaciones experimentadas a lo largo de los siglos (como diversas
aperturas viarias o la construcción del gigantesco monumento a Vittorio
Emanuele II) han dejado solamente un testimonio de esta situación: los restos
de una insula (casa plurifamiliar) de
cinco pisos construida en el siglo II que se encuentra junto a la Scalinata dell’Aracoeli.
Antecedentes del Campidoglio: el espacio
previo a la intervención de Miguel Angel.
Entre las dos cimas de la colina (el Arx y el Capitolio),
aparecía una leve depresión que estaba llamada a ocupar un papel
privilegiado en la historia.
Según cuenta la leyenda, esta vaguada fue convertida por
Rómulo, el mítico fundador de Roma, en un lugar en el que se otorgaba
protección a fugitivos de la ley con el objetivo de atraer población a la
incipiente ciudad. El lugar sería conocido como Asylum, término latino
procedente del griego ασυλος, asylos,
que significa no arrebatado, no saqueado, inviolable. El lugar era un refugio,
un “santuario” del que no se podía extraer a la persona que en él se encontraba
resguardada. Con este gesto comenzó la significación política del Campidoglio.
Este asilo fue una medida necesaria para atraer fuerza de trabajo a la naciente
Roma pero tuvo un carácter temporal y finalmente se restringió hasta
desaparecer.
Durante la antigua Roma, el Asylum, complementando a los grandes templos de las cimas
contiguas, albergó algún otro edificio religioso de menor importancia, así como
estatuas y trofeos. Uno de estos templos fue el Templo de Veiovis,
construido en torno al año 196 a.C. (se encontraron restos de este templo
durante la construcción de las galerías subterráneas de los Museos Capitolinos).
Del Tabularium al Palazzo Senatorio.
El Asylum tenía
una posición privilegiada sobre el Foro Romano. Era una terraza desde cuya
altura se podía observar el transcurrir del centro neurálgico de Roma. En el
borde de ese extraordinario mirador se levantó un edificio que estaba destinado
a custodiar el archivo documental de la Roma republicana: las tabulae, las tablas de bronce con las
leyes y las actas oficiales del estado. Por esa razón se denominó Tabularium.
El edificio, que salvaba el desnivel entre el Asylum y el Forum con un
gran basamento sobre el que se levantaban varias plantas, se convirtió en un telón
de fondo del Foro Romano. Sus obras se concluyeron hacia el año 78 a.C. (siendo
cónsul Quinto Lutacio Cátulo). Con la desaparición del derecho de asilo, ese
espacio llano entre las dos cimas fue comenzado a ser conocido como Campidoglio,
término que según los lingüistas procede de una deformación de Capitolio.
El Capitolio fue durante mucho tiempo un límite urbano,
hasta que fue comenzada la urbanización del Campo
de Marte (primero con el trazado de las murallas aurelianas y luego con la
ciudad medieval). Por eso, el acceso al Campidoglio
se realizaba desde el Foro siguiendo el Clivus Capitolino, una
calzada pavimentada que partía desde la Via
Sacra y continuaba hasta el gran Templo
de Júpiter. Otros accesos eran escalinatas, como el Centum Gradus (que subía al mismo Templo), la Scalae Germoniae (que ascendía hasta el Campidoglio), o la Gradus
Monetae (que iba desde allí hasta el Templo de Juno Moneta).
Evolución de la fachada hacia el Foro del Tabularium y
posteriormente Palacio de los Senadores.
|
La caída del
Imperio significó la ruina del Tabularium.
Su abandono duró hasta que fue reconfigurado como palacio-fortaleza para la familia de los Corsi, una de las más
nobles y prominentes de la Roma medieval. La fortaleza transformó el edificio
original dotándolo de un aspecto diferente al disponer torres de refuerzo sobre
la construcción preexistente.
No obstante
la residencia de los Corsi sería destruida durante la Querella de las Investiduras, cuando desde 1075, Enrique IV,
emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico y el Papa Gregorio VII (Papa 157º,
entre 1073 y 1085) se enfrentaron por lograr la autoridad hegemónica en el
continente. Uno de los momentos álgidos de la contienda sucedió en 1084, cuando
Enrique IV, que había apoyado el nombramiento de un nuevo Papa (Clemente III,
antipapa), entró en Roma para afirmar a este pontífice. Gregorio VII se refugió
en el Castillo de Sant’Angelo y el
emperador represalió a las familias que le habían ayudado, por ejemplo a los
Corsi, que vieron atacada su fortaleza capitolina.
En 1143, el
pueblo romano, alentado por Arnaldo de Brescia, quien promovía la
transformación de Roma en un estado republicano independiente de la autoridad
papal, se rebeló contra el gobierno del pontífice Inocencio II (164º, entre
1130 y 1143). Este hecho fue considerado como el acto fundacional de la Comuna
de Roma. Entonces, el Pueblo de Roma, recuperó el Senado como fórmula de
gobierno. Las relaciones con el papado fueron tensas y tras años de disputas,
en 1188 se llegó a un acuerdo de convivencia, repartiendo las potestades entre
el Papa y la Comuna. En ese mismo año el colegio senatorial fue desplazado por
la aparición del senador único que gobernaría la ciudad (el senado quedó como
consejo consultivo). El edificio para el Senado se ubicó sobre el antiguo Tabularium y fortaleza de los Corsi, que
fue remodelado radicalmente para acoger las nuevas funciones de administración
de la ciudad. La construcción del Palacio del Senado (Palazzo Senatorio), convirtió al
Capitolio en el corazón político y social de la Roma Medieval. Con el tiempo,
el edificio iría adquiriendo imagen de fortaleza con el añadido de torres y
almenas. Destacaría también la emergencia de una torre campanario. El edificio
también actuó como cárcel (de hecho, sus bajos funcionaron como prisión hasta mediados
del siglo XIX).
Evolución de la fachada hacia la plaza del Palacio de
los Senadores.
|
Pero aquellos
eran tiempos difíciles para Roma. La turbulencia de las relaciones políticas
entre los diferentes estados europeos tuvo una consecuencia grave para Roma: la
marcha de los Papas a Aviñón en 1309, a partir de la cual la ciudad comenzó una
decadencia terrible. Cuando en 1377 el Papa Gregorio IX (201º,
1370-1378) regresó de
Aviñón a Roma, encontró una ciudad en ruinas. Los rebaños de ovejas y vacas
pastaban por los Foros y por el Capitolio y según testimonios de la época, San
Juan de Letrán era utilizado como corral para resguardar a los animales. La
ciudad tenía unos 17.000 habitantes y no era ni la sombra de lo que fue, pero
el declive no había tocado fondo. La muerte del pontífice y la elección de
Urbano VI (202º, entre 1378 y 1389) como su sucesor, llevó a las facciones
rivales a elegir a Clemente VII (Papa Cismático, entre 1378 y 1394) como Papa alternativo. Clemente
VII se instaló en Aviñón, dando comienzo el “Cisma de Occidente”, que llevó al
papado y a la iglesia a uno de los momentos más bajos de su historia (y
consiguientemente a Roma).
Pero esa
situación crítica permitió que, en 1398, el Papa Bonifacio IX (203º entre 1389 y
1404) lograra acabar con dos siglos y medio de autonomía comunal frustrando el
sueño de una nueva república romana. En ese año, el Papa recuperó sus poderes como
signore absoluto de Roma. Solamente
quedaba solucionar el Cisma.
El Palacio de los
Conservadores
La elección
de Martín V en 1417 (206º, entre 1417 y 1431) puso fin al Cisma de Aviñón. Con
el nuevo Papa se retornó a la unidad pontificia y Roma se consolidó como centro
unificado del catolicismo. Los Papas fueron asentando su poder y la ciudad
iniciaría un periodo de prosperidad que le conduciría a la esplendorosa Seconda Roma.
Las
instituciones fueron renovadas y particularmente las de gobierno de la ciudad. Con
Nicolás V (208º, entre 1447 y 1455), el camarero cardenalicio de la curia comenzó
a actuar como Gobernador de Roma. En el siguiente escalafón de mando se
encontraban los tres Conservadores, designados por él. Los Conservatori dell'Urbe eran cargos que ya existían durante la
Comuna como apoyo al senador único y que con el nuevo organigrama serían, de facto, los máximos funcionarios del
poder ejecutivo ciudadano, mientras que el poder jurisdiccional lo ejercían los
senadores designados por el Papa.
Esta
reestructuración tuvo repercusiones urbanas. El Palacio de los Senadores sería rehabilitado y en 1453, Nicolas V
encargaría la construcción de un palacio para ubicar en él la sede de los Conservadores. El Palacio de los Conservadores
(Palazzo dei Conservatori) fue proyectado
por Bernardo Rossellino (1409-1464), reestructurando la Case dei Banderesi, que estaba situada en la colina capitolina,
junto al edificio del Senado. Los banderese
(banderesi en plural) eran los
capitanes de la milicia urbana romana durante la Edad Media y dirigían un grupo
de soldados bajo su bandera (de ahí el nombre). La Case dei Banderesi era el lugar donde se reunían, algo similar a
una comisaría de policía actual. El aprovechamiento del edificio preexistente
supuso mantener la divergencia existente entre su fachada y la del Palacio de los Senadores, que formaban
un ángulo de 80 grados que sería clave en el desarrollo posterior de la plaza.
El Palacio de los Conservadores seria
remodelado radicalmente por Michelangelo Buonarroti dentro de su proyecto de
reconfiguración de la Piazza del
Campidoglio.
Dibujo del Campidoglio, antes y después de la
intervención de Miguel Angel.
|
La intervención de Michelangelo
Buonarroti.
Pablo III (220º,
entre 1534 y 1549) fue uno de los pontífices impulsores de la renovación de
Roma poniendo especial interés en el Capitolio. Tenía un objetivo particular,
ya que promovió la construcción de una residencia pontificia de verano en los
terrenos del franciscano convento de Santa
Maria de Aracoeli, perfectamente comunicada con su residencia habitual en
el Palacio Venecia y también conectada con el Palacio de los Senadores y el
Foro Romano. Pero su idea iba más allá, Pablo III quería recuperar el papel
principal de aquel espacio, convirtiendo la Plaza del Campidoglio en el centro
civil de una nueva Roma (el centro de gobierno estaba en el Vaticano), un lugar
desde el que irradiar a la ciudadanía la autoridad de la Santa Sede. Para ello
encargó a Michelangelo Buonarroti (1475-1564) la reorganización del irregular
espacio del Campidoglio.
Miguel Angel había abandonado Florencia en 1534,
insatisfecho por la situación política de la capital toscana, y recaló
nuevamente en Roma. El artista estaba en la cumbre de su carrera y comenzó
volviendo a la Capilla Sixtina (donde ya había pintado sus bóvedas entre 1508 y
1512) para realizar El Juicio Final
desde 1536 hasta 1541. En 1546 se hizo cargo de las obras del Palazzo Farnese y ese mismo año fue nombrado
arquitecto de la basílica de San Pedro.
En esta última etapa de su vida, la Piazza del Campidoglio sería una constante desde que en 1537
comenzó a actuar sobre ella. Pablo III le responsabilizó de la reorganización
de todo el espacio, pero el trabajo de Miguel Angel no sería continuo y tendría
tres etapas diferenciables, con un alcance y objetivos distintos (dependiendo
de las posibilidades financieras de cada momento).
El Capitolio en 1551 según el plano de Bufalini.
|
La primera etapa
(1537-1538): ubicar una estatua.
Ante la visita del emperador Carlos I, el Papa Pablo III
ordenó la intervención en el Capitolio para conferirle de nuevo su antigua
dignidad, pero problemas financieros (la ciudad todavía no se había recuperado
del desastroso Sacco de Roma de 1527)
impidieron tener preparado el recibimiento para el viaje imperial que ocurrió
en 1536. No obstante, Pablo III no cejó en su empeño y en 1537 realizó el
simbólico traslado de la estatua de Marco Aurelio que pretendía expresar la
continuidad de la Roma Imperial en la Roma de los Papas.
Esa fue la primera intervención de Miguel Angel en el
Campidoglio, la dirección de los trabajos para ubicar la estatua ecuestre del
emperador romano, pero el artista comenzó a trabajar en el proyecto del nuevo
espacio, que sería una de las primeras muestras de espacio concebido de forma
unitaria.
La principal
innovación consistió en colocar la escultura en el centro del espacio (algo
poco habitual hasta entonces). Como consecuencia de este gesto, aquel
desangelado e irregular terreno que se extendía entre el Palacio de los Senadores, el Palacio
de los Conservadores y Santa María in
Aracoeli se convirtió en una “plaza”. El emperador de bronce actuaba como un
tótem que concentraba la imagen de aquel ámbito deforme, otorgándole un
sentido, un orden y una incipiente representatividad. Otra de las novedades
aportadas por Miguel Angel fue la altura a la que colocó la estatua.
Tradicionalmente, durante el Quattrocento,
las estatuas ecuestres, se ubicaron muy por encima de las cabezas de los
espectadores (véanse los casos del Condottiero
Gattamelata de Donatello en Padua o el Condottiero
Colleoni de Verrocchio en Venecia). En cambio, Miguel Angel acercó la figura a los espectadores creando
una comunicación más cercana, sin restarle majestuosidad.
A partir de entonces, el lugar, que se encontraba bastante
aislado de la vida ciudadana, comenzó a integrarse en la red de circulación de
la nueva ciudad.
La segunda etapa (1538-1554): accesibilidad y
escaleras.
La segunda intervención de Miguel Angel a la plaza fue más
arquitectónica, aunque se limitó al planteamiento de dos accesos: la monumental
escalinata del Palacio de los Senadores
y la Cordonata Capitolina que
conectaba la ciudad baja (desde el Campo de Marte) con la plaza.
La primera remodelación recibida por la fachada frontal del Palacio de los Senadores, fue la
incorporación de una gran escalinata
delantera que realizaría entre 1542 y 1554. La extraordinaria escalera cumple diversas funciones, además
de la evidente, que es proporcionar un acceso monumental al Aula del Senatore. Complementariamente, es
una pieza de articulación entre el palacio y la plaza, también ofrece un
magnífico fondo de escena, tanto por su
forma como por las esculturas que se integran en ella, y su rellano superior
sirve de púlpito para oradores.
La escalera de acceso al Palacio de los Senadores con
la escultura alegórica del Nilo.
|
El conjunto
escultórico presentaba a la diosa Minerva en la hornacina central (que sería sustituida
finalmente por la Diosa Roma) y dos grandes esculturas yacentes,
alegorías fluviales. A la izquierda del observador se encuentra la estatua de
la figura recostada que representa al rio Nilo (identificado por la esfinge
sobre la que apoya su brazo). A la derecha, en la misma postura, la que recordaba
inicialmente al rio Tigris y que fue transformada para homenajear el rio Tíber.
Para ello, se sustituyó el pequeño tigre original, sobre el que descansaba su
brazo la figura yacente, por una loba con dos niños que representaban a Rómulo
y Remo, cambiando el sentido de la alegoría. Estas dos esculturas procedían de
las Termas de Constantino en el Quirinale
y habían sido traídas a la colina capitolina en 1517 para incorporarlas al “museo”
papal de escultura al aire libre. Las dos corresponden
con el modelo del dios tendido, habitual en Roma para identificar a las
divinidades fluviales (como el colosal Marforio,
que se encuentra en el Palazzo Nuovo).
A pesar de que las referencias a los rios podrían llevar a pensar que la idea
original contaba con una fuente, Miguel Angel no la previó por la sencilla
razón de que no llegaba agua a la plaza. Años después de la muerte del maestro,
la construcción del acueducto Acqua
Felice en 1586 transportó finalmente el agua a la zona y permitió a Giacomo
della Porta (1540-1602) celebrar el acontecimiento transformando el nicho
central en una fuente (cambiando entonces la estatua de la diosa).
Sección del Campidoglio por el eje de la plaza.
|
El siguiente cometido de Miguel Angel fue proyectar un
acceso digno desde la ciudad al Camplidoglio.
El artista se enfrentó a uno de los retos presentes en muchos espacios urbanos:
conectar superficies situadas a diferente cota. En el caso del Capitolio, es
curioso encontrar juntas las tres formas
tradicionales (y pretecnológicas) de salvar un desnivel: la escalera, la rampa
y la “rampa italiana” o cordonata, un
recorrido a medio camino entre las anteriores.
La escalera es la que exige menor desarrollo para salvar un
desnivel, dada la elevada pendiente que le proporciona su peldañeado, pero en
los espacios públicos, esta eficacia se contrapone con sus problemas de accesibilidad
universal. La ascensión hasta la terraza de
Santa Maria in Aracoeli no pudo ser salvada de otra manera cuando, para el
Jubileo de 1350 (con el Papa residiendo en Aviñón), se construyó desde 1348 la
famosa ascensión de 124 escalones.
La subida por rampa continua es mucho menos eficiente en
cuanto a consumo de suelo ya que al contar con una pendiente mucho menor,
obliga a un desarrollo muy amplio, pero es accesible para todos. Por eso la Via delle Tre Pile que arranca junto a la Cordonata Capitolina en la Via
del Teatro di Marcelo serpentea hasta llegar lateralmente a la Piazza del Campidoglio. Fue el último
acceso en aparecer con el objetivo de facilitar la subida a los vehículos.
La Cordonata Capitolina y la Escalinata del Aracoeli.
|
Pero la estrella de las ascensiones, la más directa y
simbólica, que emerge en el eje de la plaza es la Cordonata Capitolina. Una
cordonata es una calle en pendiente,
aunque se encuentra suavemente peldañeada para salvar un mayor desnivel. Por
eso su pavimento no es continuo, sino que está jalonado por pequeños saltos con
una contrahuella muy pequeña y una huella muy amplia y en ligera pendiente. Este
tipo de rampa “escalonada” es conocida como “rampa italiana” y suele aparecer
en desniveles que no necesitan escalera pero tampoco podrían ser salvados por
una rampa normal, permitiendo, por ejemplo, el acceso a caballo.
Miguel Angel diseñó la Cordonata
Capitolina incorporando
efectos escenográficos en la ascensión, como el juego con la perspectiva
para transmitir la sensación de menor longitud. Lo hizo ampliando levemente la
anchura de la parte superior creando la ilusión óptica de que la rampa es más
corta (ya que nuestro cerebro realiza la comparación intuitiva con la que sería
la perspectiva normal de dos líneas paralelas).
La Cordonata
Capitolina está limitada lateralmente por balaustradas y arranca con las
estatuas de los agazapados leones egipcios de basalto negro (que fueron
reconvertidos en fuentes). A medio camino, subiendo a mano izquierda, está la
escultura del tribuno romano medieval Cola di Rienzo (obra de Girolamo Masini,
1887). En la parte superior se
encuentran los monumentales Dioscuros (los gemelos mitológicos Castor y Pólux),
junto al conjunto conocido como I Trofei
di Mario (procedentes de la fuente monumental, Ninfeo di Alessandro que se encuentra en la Piazza Vittorio Emanuele II).
En 1542 se
iniciaron también las obras de las
terrazas de Aracoeli y las de la
logia que está tras la basílica (obra de Jacopo Meleghino), así como las
escaleras que van hacia ellas (en 1554 se realizarán las escaleras y logia
“simétrica” junto al Palacio de los Conservadores).
Visión de la plaza desde el acceso principal a través
de la Cordonata Capitolina.
|
La tercera etapa
(1561-1564 con Miguel Angel y hasta 1654 con otros): la conformación del nuevo
espacio.
Con la financiación suficiente, el entonces Papa Pío IV
(224º, entre 1559 y 1565) promovió la reorganización definitiva a la plaza. En
1561 se había concluido por fin la peana de la estatua de Marco Aurelio y Miguel
Angel pudo abordar el proyecto de la nueva plaza. El proyecto asumía las
preexistencias arquitectónicas pero transformaría radicalmente el espacio. En
primer lugar porque, tras su intervención, el Foro dejó de ser el foco y la
plaza “giró” para enfocar hacia la Basílica de San Pedro, que representaba el
nuevo centro político de la ciudad.
El objetivo fundamental de Miguel Angel era lograr un espacio unitario. Para conseguirlo, planteó un nuevo edificio (el Palazzo Nuovo) que debía cerrar el
espacio por el norte separándose del muro de la terraza del Aracoeli. Su disposición se apoyó en la
simetría respecto al eje de la plaza del ángulo de 80⁰ existente entre las fachadas
de los dos palacios previos. Además, el Palazzo
Nuovo replicaría exteriormente al de los Conservadores (que contaría con
una nueva fachada). El recurso compositivo generó una escenográfica muy
particular, ya que el espacio trapezoidal resultante, convergente hacia la cordonata, modificaba el sentido de la
perspectiva. Miguel Angel, que había privilegiado la llegada a la plaza por la cordonata, a través de una ascensión
simbólica y sorpresiva que enfilaba el gran eje central, creaba un efecto que modificaba
la percepción de la profundidad además de ofrecer la ilusión de una “elevación”
del punto de vista desde ese acceso principal.
El Capitolio en 1748 según el plano de Nolli.
|
El Palacio de los Senadores (Palazzo Senatorio) recibiría una fachada
nueva, que actuaría como una máscara adosada, aunque reflejando su estructura
esencial, con un robusto basamento y remarcando las torres laterales. Pero en
1563, cuando comenzaron las obras, Miguel Angel tenía ochenta y ocho años y la
dirección de obra del conjunto fue encomendada a Guidetto Guidetti. La muerte
del maestro en 1564 supuso el traspaso de la responsabilidad de los trabajos a
Giacomo della Porta, hasta su conclusión (1568). El fallecimiento del autor
supuso que la fachada del Palacio del Senado sufriera cambios y no se
concluyera hasta finales de siglo, bajo el papado de Clemente VIII (231º, entre
1592 y 1605). La fachada actual, aunque conserva algunas ideas de Miguel Angel,
es obra principalmente de Giacomo della Porta y de Girolamo Rinaldi. La Torre
del Campanario (Torre Campanaria) que
había sido gravemente dañada en 1577 por un rayo, fue reconstruida entre 1578 y 1582 según el proyecto de
Martino Longhi il Vecchio.
Campidoglio. Palacio de los Senadores.
|
Miguel Angel también
transformó radicalmente el Palacio de los Conservadores. La
fachada medieval fue totalmente transformada desde las claves del manierismo de
aquel renacimiento tardío. Pilastras, columnas, arcos, dinteles, todo con
diferentes escalas y tamaños, se conjugaron en un soberbio ejercicio
compositivo. En este caso, el resultado es bastante fiel a la idea original de Miguel Angel (salvo por
la necesidad de construir una gran sala central que llevó a Giacomo
della Porta a plantear una
ventana mayor que el resto y diferente, proporcionando al edificio una
axialidad de la que carecía la original).
Campidoglio. Palacio de los Conservadores.
|
Por su parte, el Palacio Nuevo (Palazzo Nuovo) no pudo comenzarse hasta muchos años después, cuando
el Papa Clemente VIII consiguió la financiación necesaria. No obstante las
obras se alargaron considerablemente y pasaron nada menos que cinco papas hasta
que se concluyeron en 1654, ocupando el solio pontificio Inocencia X (236º,
entre 1644 y 1655). La dirección de las obras fue asignada a Girolamo
Rainaldi (1570- 1655) y a su hijo Carlo Rainaldi (1611-1691). La fachada siguió
las indicaciones que había establecido Miguel Ángel (un fiel reflejo de la del Palacio de Conservadores). La
disposición del Palacio había quedado establecida por la comentada relación de
simetría con el Palacio de los
Conservadores, pero su ubicación quedó condicionada por la existencia del
gran muro de contención de Santa María en
Aracoeli, en cuyo centro se había colocado la fuente con la estatua del Marforio (una de las seis esculturas
“parlantes” de Roma y que sería trasladada al patio del Museo Capitolino).
Campidoglio. En primer término el Palacio de los
Conservadores y al fondo el Palacio Nuevo.
|
Tras los magníficos planos verticales, Miguel Angel propuso
un espectacular plano horizontal.
El caso particular
del pavimento de la plaza.
El espectacular y complejo pavimento estrellado de la plaza
fue instalado en 1940 siguiendo el trazado indicado en el grabado realizado por
Bartolomeo Faletti en 1567 (tres años después de la muerte del maestro). Realmente
no existen pruebas documentales que confirmen la autoría del diseño, aunque
siempre se ha atribuido a Miguel Angel. Los casi cuatrocientos años de retraso para
que la plaza tuviera su pavimento original respondieron a la negativa papal, por
considerarlo un signo que ensalzaba al hombre y relativizaba a Dios.
Grabado realizado por Bartolomeo Faletti en 1567 (tres
años después de la muerte de Miguel Angel) con el dibujo del pavimento del
Campidoglio.
|
El pavimento cuenta con una base elíptica cuyo centro es la
estatua de Marco Aurelio. La elipse incluye una retícula de geometría compleja
que se va construyendo de forma expansiva desde el interior hacia el exterior,
con un fuerte contraste entre el blanco lineal y el negro del fondo.
Las interpretaciones han sido numerosas. Por ejemplo, el
número doce, muy presente en la composición, ha sido identificado con los
signos del zodiaco como alegoría de la bóveda celeste, aunque también en clave
cristiana con los doce apóstoles. Por otra parte, la retícula curvilínea ha
sido vista como una suerte de meridianos y paralelos que describirían un
microcosmos, idea reforzada por el ligero abombamiento de la elipse, siendo el punto
central donde se encuentra la escultura de Marco Aurelio, un signo del centro
del universo humano. También se ha referenciado a un icono como el Omphalos conservado en el Museo de Delfos
y que Miguel Angel intentó traer a Roma. Ese piedra religiosa y simbólica que
indicaba el “ombligo” del mundo era una pieza rechazada por la ortodoxia
cristiana y, quizá, por eso, la grafió en el pavimento para recordar su
significado. También se han considerados las series de Fibonacci a la hora de
comprender las “expansiones” del complejo y laborioso dibujo.
El Omphalos de Delfos y el dibujo de Miguel Angel para
el pavimento del Campidoglio.
|
En cualquier caso, ese pavimento es un centro irradiante, en
el emperador filósofo simbolizaría al hombre moderno desde el que se proyecta
como un “big bang” expansivo la influencia del mismo sobre el mundo. El mundo
se extendía sin límites bajo los pies humanos y esa visión antropocéntrica no estaba
muy bien vista por los sucesivos pontífices.
Planta del Campidoglio según Paul Letarouilly (1840)
|
Los Museos Capitolinos.
En 1471, el
Papa Sixto IV (212º, entre 1471 y 1484) donó a la ciudad varias esculturas de bronce
de la época clásica romana que se ubicaron en los pórticos del Palacio de los Conservadores. El hecho
tenía un gran significado puesto que suponía el retorno de algunos iconos de la
época gloriosa de la ciudad a la colina Capitolina. El Capitolio, caput mundi, centro religioso de la
antigua Roma y político de la Roma medieval, debía volver a situarse en el mapa
y aquel traslado simbolizaba la recuperación de la ciudad. Era una vuelta al
orden.
Los Papas
posteriores continuaron enviando esculturas al mismo destino. Algunas procedían
del patrimonio pontifical y otras estaban siendo descubiertas en las
excavaciones arqueológicas que comenzaban en aquellos tiempos. Pronto el Campidoglio se convirtió en un
improvisado museo de escultura (de hecho el traslado del bronce ecuestre de Marco
Aurelio formaba parte de esa estrategia simbólica).
Se estaba
poniendo en marcha el embrión de los Museos
Capitolinos. La construcción del Palazzo
Nuovo permitió cobijar parte de aquellas numerosas esculturas. No obstante,
no sería hasta 1734 cuando el conjunto se convertiría oficialmente en un museo
abierto al público, tras ser inaugurado por Clemente XII (246º, entre 1730 y
1740).
A partir de
entonces la ya extensa colección de escultura seguiría creciendo e incorporando
nuevos contenidos (como la pinacoteca impulsada por Benedicto XIV). La
necesidad de espacio llevaría a ir “colonizando” las edificaciones de la zona.
Al Palacio de los Conservadores y al Palacio Nuevo se le sumaría la parte
baja del Palacio de los Senadores
(que es la sede del Ayuntamiento de Roma).
Estos tres palacios se encuentran conectados por una galería
subterránea. También acabaría incorporándose al incipiente museo el Palacio Caffarelli-Clementino (ubicado
en la cima capitolina, en el lugar del antiguo templo romano dedicado a
Júpiter). El presente de los Musei Capitolini
quedó definido con la reestructuración realizada en 2005 bajo el nombre “Grande Campidoglio”.
Montaje para el cartel de la película “La Grande
Bellezza”, con el colosal Marforio del Palazzo Nuovo detrás de Jep Gambardella.
|
La
significación histórica del Capitolio quedó reflejada una vez más al ser escogido
el Palazzo dei Conservatori como lugar para la firma del histórico Tratado
de Roma de 1957, que constituía la
Comunidad Económica Europea, base de la actual Unión Europea.
Plaza del Campidoglio. Bandeja para centro de mesa
realizada por Fabio Novembre en 2007 (de la serie “100 piazze”) y comercializada
por Driade Kosmo.
|
Arte extraordinario y divino!
ResponderEliminarMuy buena estructura del artículo, y las ilustraciones que lo acompañan son muy buenas: ilustran de manera genial este espacio.
ResponderEliminarBuen artículo, la estructura en la que se va mostrando la iformación hace que el lector no se pierda. Agradecería los datos bibliográficos que apoyan el artículo.
ResponderEliminarUn gran artículo. Muchas gracias.
ResponderEliminarExcelente. Disfruté mucho ese recorrido por el arte arquitectónico. Gracias.
ResponderEliminarEnhorabuena por el artículo.
ResponderEliminarMuy bien documentado y explicado. Gracias