Tras el intenso y polémico proceso de transformación que
tuvo la Puerta del Sol durante el siglo XIX, la plaza disfrutó de unas décadas
de “descanso” hasta que, durante la
primera mitad del siglo XX, comenzaron a surgir nuevas propuestas de reforma
integral.
Reconocidos arquitectos del momento, como Secundino Zuazo,
Manuel Muñoz Monasterio o Antonio Palacios, formularon radicales proposiciones
para su remodelación.
Estos ensayos mostraron algunas
bases comunes como la de considerar la plaza dentro de un ámbito mayor que
debería ser transformado para resolver el complicado tráfico madrileño, ya que
en aquellos años, todos los recorridos norte-sur pasaban por la Puerta del Sol,
colapsando el centro de Madrid. En aquellos años no solo no existían
circunvalaciones como la actual Calle 30 o la M-40, sino que ni siquiera estaba
realizado el gran eje del Paseo de la Castellana que transformaría la movilidad
de la ciudad. Además de la ampliación de
su espacio, otro factor común fue la
desconsideración con la arquitectura dieciochesca, ya que el edificio de la
antigua Casa de Correos desaparecía en todas ellas y en su lugar se proponían
nuevas arquitecturas representativas.
Ninguna de estas
propuestas se hizo realidad, pero sirvieron como reflexión sobre algunas de
las carencias que se detectaban en el Madrid anterior a la guerra civil.