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El Gran Buenos Aires nocturno,
según las fotografías realizadas por los satélites de la NASA.
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El nuevo Papa Francisco I ha dicho que han ido a buscarlo al
“fin del mundo”. Esto depende del punto de vista adoptado, porque Buenos Aires es un nodo internacional que cuenta
con una población cercana a los 14 millones de personas (es la segunda
aglomeración sudamericana tras Sao Paulo que supera los 20 millones). Esta
inmensa conurbación tuvo unos orígenes difíciles y modestos, e incluso necesitó
dos intentos para consolidar su fundación, que finalmente se realizó en 1580.
La historia de la
conquista española de América ofrece muchas claves para aproximarnos a las
razones que llevaron a crear ese asentamiento: desde el peculiar “reparto” territorial
del continente sudamericano, a los esfuerzos por encontrar la vía de unión
entre los océanos Atlántico y Pacífico, la rivalidad entre portugueses y
españoles y, sobre todo, las
expectativas creadas ante extraordinarias riquezas.
El planteamiento
urbano de Buenos Aires respondió a los criterios de las ciudades de
colonización española de la época: un damero de manzanas cuadradas. Pero la
ciudad, que era la puerta atlántica del imperio español en Sudamérica, no tuvo
un desarrollo significativo hasta que se convirtió en capital del Virreinato
del Rio de la Plata en 1776 y especialmente desde la capitalidad del nuevo
país, Argentina, surgido tras la declaración de independencia de 1816.
Desde entonces, la evolución de Buenos Aires ha sido
espectacular y muchos opinan que es una
ciudad europea que no está en Europa.