En 1931, el
arquitecto y urbanista británico Stanley Adshead declaró: “Sería un error tratar a los africanos como si fueran europeos (…)
sería estúpido ofrecerles las comodidades que ellos nunca han conocido y que,
después de generaciones y generaciones, han llegado a ser necesarias para el
hombre blanco”.
Toda una
declaración de intenciones que justificaba el elitismo y la segregación
presentes en las ciudades coloniales creadas por los británicos de África.
Las ciudades coloniales británicas
muestran una imagen en Blanco y Negro. En esas ciudades “dobles”, la sociedad colonizadora se
mantuvo al margen de la vida de los nativos planificándose espacios diferentes
para cada comunidad. Barrios trazados con una fuerte base geométrica, estructurados
por grandes avenidas, con amplios espacios libres, bien equipados y con lujosas mansiones
coloniales se oponían a barrios orgánicos, casi espontáneos, cercanos a la
infravivienda y con graves carencias dotacionales.