14 sept 2019

Ciudades excesivas: de la vitalidad informal de Lagos a la ostentación económica de Dubái.


Lagos y Dubái son ciudades excesivas, aunque por motivos diferentes. Las dos imágenes muestran residencias en relación con el agua de muy distinto carácter: la pobreza en la antigua capital nigeriana frente a la opulencia de las villas del emirato.
“Excesivo” es un adjetivo controvertido. Indica que algo va más allá de lo normal, de lo razonable, de lo equilibrado. Pero aplicarlo requiere una referencia con la que comparar y no siempre hay un acuerdo generalizado para establecerla. Sobre todo, con los excedentes moderados, porque cuando son exagerados sí suele suscitarse la unanimidad.
Esto puede ser trasladable a la ciudad y entonces hablaríamos de “ciudades excesivas”, denominación que tampoco queda exenta de polémicas. Habitualmente los excesos suelen referirse a cantidades de población que superan lo recomendable, pero hay otros. En este artículo abordaremos dos casos muy conocidos. En el primero, Lagos, la antigua capital de Nigeria, nos acercaremos a una ciudad desbordada demográficamente y caracterizada por la “informalidad” (en sentido urbanístico). En el segundo, la superación de la moderación presenta claves económicas en una ostentación desmedida, que ha generado una especie de planificada monumentalidad de “nuevo rico”. Para ello, acudiremos a Dubái, la capital del emirato homónimo que forma parte de los Emiratos Árabes Unidos.