31 oct 2011

Nueva York. El plan de 1811 (I)

La trama en el MidTown (1865) superpuesta a la isla original (en verde)

En el inicio del siglo XIX, Nueva York ocupaba la punta sur de la isla de Manhattan y se aproximaba a los 80.000 habitantes, superando a Filadelfia, que hasta entonces había sido la mayor ciudad de Nueva Inglaterra.

Ante la extraordinaria afluencia de población inmigrante, y previendo su aumento, en 1804, la Junta Municipal de Nueva York decide formular un plan que ordenara y racionalizara el gran crecimiento que se estaba produciendo.
Ese Plan, aprobado en 1811, sería el que definiría el característico trazado de Manhattan, con su retícula de calles y avenidas.

La nueva nación norteamericana y su enseña de la libertad parecerían sugerir unas directrices blandas y básicas sobre las que apoyar los futuros asentamientos, pero la búsqueda del control del suelo y del espacio viario generaron contradicciones que llegaron hasta el Congreso de la nación y desde allí se recomendó a la ciudad la designación de una Comisión de expertos para buscar una solución.
En 1807 se constituye el grupo de trabajo (los “commissioners”) integrado por un político, Gouverneur Morris, un topógrafo, Simeon de Witt y un abogado, John Rutherford.
La propuesta que realizaron reflejará las contradicciones internas entre la existencia de un instrumento de control público dictado desde las autoridades municipales y el “laissez-faire” practicado y propugnado desde muchos ámbitos. De hecho, durante el periodo de trabajo de la comisión, fueron habituales los enfrentamientos con los propietarios privados del suelo, quienes dificultaron, en más de una ocasión, el desarrollo del Plan.
Finalmente, el Plan mostraba una trama reticular “sin fin” que se extendía sin objeción hasta los límites de la isla. La ciudad no tendría centro. La trama no ofrecía variantes a las líneas rectas ortogonales (como las diagonales tan utilizadas en otros casos), tampoco proponía localizaciones para edificios públicos, o dejaba sin definir temas tan importantes como volumetrías, alturas u ocupaciones del suelo.
Con todo ello, las uniformes parcelas resultantes podrían ser tratadas de forma similar, cada pieza tendría el mismo valor, como si cada una de las manzanas fuera un billete de dinero, igual en cualquier circunstancia.
Se justificó la escasa previsión de espacios libres y parques por la forma de la isla, que propiciaba un contacto rápido con espacios naturales (los ríos y brazos de mar) y garantizaba la salubridad y amenidad del espacio. Solamente se reservaba un gran espacio, en la articulación entre la ciudad existente y la futura, para uso militar (The Parade). Aunque esta reserva no podría soportar la presión especuladora y acabaría desapareciendo.
No obstante, a pesar de la rigidez y contundencia de la trama hubo alguna preexistencia que resistió el envite. Entre estas, destaca el trazado de Broadway, el antiguo sendero que recorría la isla hacia el norte, que mantuvo su irregularidad generando puntos singulares en su encuentro con la retícula.
El Plan también se vio modificado por alguna incorporación.
Quizá la principal se inició cuando William Cullen, periodista del “Evening Post”, lanza en 1844, junto a Andrew Jackson Downing (pionero del paisajismo norteamericano), la idea de crear un gran parque público en el centro de la isla. Artistas, escritores y buena parte de la ciudadanía apoyan la propuesta que se convertirá en uno de los temas más debatidos durante la campaña electoral de 1851. En 1853, el Parlamento del Estado de Nueva York aprobará la adquisición de terrenos para convertir en realidad esa aspiración. En 1856, se constituye una comisión para preparar el proceso que culminara con la convocatoria de un concurso en 1858. La propuesta de Frederick Law Olmsted, en colaboración con el arquitecto Calvert Vaux, resultará ganadora. Acababa de nacer el “Central Park” cuya construcción se dilataría durante más de veinte años.
Todos estos ajustes se recogerán en la revisión del Plan que se realizó en 1855, en el que Broadway o Central Park aparecen como grandes referencias de la retícula.

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