Cuatro libros sobre la historia de la ciudad moderna y
contemporánea (tres clásicos y uno reciente).
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Los grandes
libros de historia del urbanismo suelen aparecer en periodos de desconcierto.
Los autores, huérfanos de una posición incontestable, rastrean en el pasado hechos y teorías que pudieran aportar algo de
luz a sus respectivos momentos.
Vamos a profundizar en cuatro libros que reflexionan
sobre la ciudad moderna y contemporánea, publicados en tiempos de crisis, y que
resultan imprescindibles para acercarse a la ciudad actual.
Tres de ellos son ya clásicos en la historiografía
urbana, mientras que el cuarto es reciente. Todos pretenden establecer unas
guías conceptuales que ordenen y justifiquen las transformaciones de la ciudad
desde la Revolución Industrial hasta nuestros días. Han sido publicados en un
plazo casi exacto de 50 años: el primero, el de Françoise Choay en 1965 (El Urbanismo, Utopías
y Realidades); unos 25 años después lo hicieron el de Peter Hall (1988, Ciudades del mañana. Historia del Urbanismo en el siglo XX) y el de
Benedetto Gravagnuolo (1991, Historia del Urbanismo en Europa 1750-1960);
para finalizar la serie con la aparición en 2016 del libro de Carlos García Vázquez (Teorías e historia de la Ciudad Contemporánea).
Los grandes
libros de historia del urbanismo suelen aparecer en periodos de desconcierto.
Los autores, huérfanos de una posición incontestable, rastrean en el pasado hechos y teorías que pudieran aportar algo de
luz a sus respectivos momentos.
Vamos a profundizar en cuatro libros que reflexionan
sobre la ciudad moderna y contemporánea, publicados en tiempos de crisis, y que
resultan imprescindibles para acercarse a la ciudad actual.
Tres de ellos son ya clásicos en la historiografía
urbana, mientras que el cuarto es reciente. Todos pretenden establecer unas
guías conceptuales que ordenen y justifiquen las transformaciones de la ciudad
desde la Revolución Industrial hasta nuestros días. Han sido publicados en un
plazo casi exacto de 50 años: el primero, el de Choay en 1965, unos 25 años después
lo hicieron el de Hall (1988) y el de Gravagnuolo (1991), para finalizar la
serie con la aparición en 2016 del de García Vázquez.
Los cuatro libros y sus autores son los siguientes:
• CHOAY, Françoise. (1965). L'Urbanisme,
utopies et réalités. París.
Ed. Du Seuil.
Primera
edición en español (1970). El Urbanismo, Utopías y
Realidades.
Barcelona.
Ed. Lumen.
Françoise Choay (1925), filósofa de formación,
es historiadora del urbanismo y de la arquitectura. Fue profesora en las
universidades de Paris-I y Paris-VIII.
• HALL, Peter (1988) Cities of
Tomorrow: An Intellectual History of Urban Planning and Design in the Twentieth
Century. Oxford. Ed. Blackwell Publishers. (edición
actualizada
y ampliada en 1996)
Primera
edición en español (1996). Ciudades del mañana. Historia del Urbanismo en el siglo XX. Barcelona. Ed. del Serbal.
Peter Hall (1932-2014), urbanista y geógrafo inglés, fue
presidente de la Town and Country
Planning Association y de la Regional
Studies Association. Fue catedrático de Geografía de la University of Reading y de urbanismo en
la University of California,
Berkeley, aunque dejaría ambas cátedras para ocuparse de la de Ordenación
Urbana de la UCL Bartlett Faculty of the
Built Environment (University College
de Londres).
• GRAVAGNUOLO, Benedetto.
(1991). La progettazione urbana in
Europa. 1750-1960. Roma. Ed. Gius. Laterza e figli.
Primera
edición en español (1998). Historia del Urbanismo en
Europa.1750-1960. Madrid.
Ed. Akal
Benedetto Gravagnuolo (1949-2013) fue profesor de
Historia de la Arquitectura y Restauración y decano de la Escuela de
Arquitectura de la Universidad Federico II de Nápoles.
• GARCÍA VÁZQUEZ, Carlos (2016) Teorías e historia de la Ciudad
Contemporánea. Barcelona. Ed. Gustavo Gili.
Carlos García Vázquez (1961) es arquitecto y
catedrático de Composición Arquitectónica en la Escuela Técnica Superior de
Arquitectura de Sevilla.
El pensamiento urbanístico y la evolución de las
ciudades a lo largo de los últimos dos siglos han sido estudiados en numerosas
ocasiones. Abundan las investigaciones diacrónicas que muestran los
acontecimientos y las circunstancias que acompañaron la evolución de los
trazados urbanos, aunque también son habituales los esfuerzos de conexión
transversal entre diferentes momentos, intentando extraer hilos conductores en
unos procesos muy complejos.
En cualquier caso, el historiador siempre se
enfrenta a una tarea ardua y conflictiva, porque mira el pasado desde su
presente. Y siempre corre el riesgo de interpretar hechos a partir de criterios
que pueden no coincidir con los que generaron los acontecimientos pretéritos. Esto
puede afectar a la “objetividad” en el análisis de los sucesos estudiados y
también en el del pensamiento de los personajes históricos, que pueden ser
explicados desde puntos de vista diferentes (es, por ejemplo, en los libros
analizados, el caso de las divergentes aproximaciones sobre una figura como Camilo
Sitte). No obstante, a pesar de las dificultades, las épocas de incertidumbre
son prolíficas en esa búsqueda de filiación, de justificación e, incluso, de
pistas para anticipar el porvenir (intención que en el libro de Hall se
explicita en el propio título: “Ciudades del mañana”)
Diagrama cronológico de los periodos investigados en
los cuatro libros presentados.
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Los cuatro libros presentados no son ajenos a estas
consideraciones y resultan un ejemplo de la
relación entre las investigaciones históricas y los periodos de crisis.
Choay pretendió ordenar las reflexiones históricas a mediados de la década de
1960, un momento de confusión en el que la vigencia del racionalismo estaba
fuertemente cuestionada. Gravagnuolo y Hall, a finales de la década de 1980 y
principios de la siguiente, pretendieron aportar claridad en otro periodo de
incertidumbre, caracterizado por las claras señales de agotamiento del
movimiento llamado “posmoderno”. Finalmente, García Vázquez se atreve a
proponer la reflexión en tiempos inciertos para el pensamiento, cuando el
capitalismo parece querer implantar la “fabricación” irreflexiva de la ciudad,
reduciéndola a una mera producción.
Los cuatro textos forman un singular e interesante conjunto por sus enfoques, que resultan bastante
complementarios. Los dos libros que marcan los extremos temporales comparten
un acercamiento más teórico. Ambos se concentran en los pensadores, aunque con
matices diferenciales: Choay se ajusta más al objeto de reflexión, mientras que
García Vázquez está más abierto a las influencias del contexto. Por su parte,
los dos libros centrados temporalmente atienden más a los casos concretos (si
bien con enfoques distintos, mucho más social y personal en el caso de Hall y
más morfológico en el de Gravagnuolo). Todo esto se ve reflejado también en el
acompañamiento ilustrativo de los diferentes libros. Los de Choay y García
Vázquez carecen de imágenes, mientras que los de Hall y Gravagnuolo sí las
ofrecen, aunque de manera muy diferente. En Hall, casi todo son fotografías,
retratos de los protagonistas o escenas y ambientes colectivos, mientras que en
Gravagnuolo, abundan los planos. Además, las cuatro visiones aportan
perspectivas heterogéneas debido a su procedencia geográfica (y por lo tanto
cultural), ya que son puntos de vista lanzados desde Francia (Choay),
Inglaterra (Hall), Italia (Gravagnuolo) y España (García Vázquez).
Los siguientes apartados son una guía de lectura para facilitar que cada
persona interesada en su lectura pueda acercarse a esos textos y extraer sus
propias conclusiones (los entrecomillados en cursiva corresponden con citas de
los autores extraídas de los libros referenciados).
La visión de Choay.
Con el propio subtítulo del libro (“utopías y
realidades”), Françoise Choay hace hincapié en una constante inherente a la
reflexión urbanística: el enfrentamiento entre la ciudad ideal soñada y la
materialización concreta de esas aspiraciones. El urbanismo, en todas sus escalas,
se debate entre el deseo teórico y una realidad que incorpora aspectos muy variados:
económicos, sociales, técnicos, orográficos, etc., basculando habitualmente
entre estos dos extremos.
Choay ofreció una visión transversal de la historia
del urbanismo, o de la historia de las reflexiones sobre la ciudad. En su
libro, tras un ensayo en el que la autora organiza la estructura del
pensamiento urbano investigado, ofrece una selección antológica de textos originales
(que ocupa en torno al ochenta por ciento del volumen).
Choay explica cómo, en una primera fase, los pensadores urbanos tenían la voluntad de
proyectar espacialmente sus ideas, generando imágenes explicativas, y se
refiere a estas especulaciones explícitas como Modelos. En su análisis descubre como los Modelos se agrupan en dos
categorías principales que se orientan en las dos direcciones fundamentales del
tiempo. La primera incluye a los que miran hacia el pasado y están
caracterizados por la nostalgia. Choay los denomina modelos culturalistas. La segunda reúne modelos que, al contrario
de la visión anterior, apuestan por el futuro y por el desarrollo progresivo,
por lo que reciben el nombre de modelos
progresistas. No obstante, al margen de las corrientes clasificables desde ese
doble punto de vista, Choay construye un “cajón de sastre” para ubicar en él
propuestas de difícil clasificación o que no proponen una solución concreta de
ciudad: son las llamadas propuestas sin
modelo.
Estas tres líneas de desarrollo (culturalistas, progresistas
y sin modelo) se organizan en un primer periodo temporal calificado como preurbanismo y en otro segundo que ya
alcanza la categoría de urbanismo.
La principal diferencia entre ambos se encuentra en que mientras que el primero
es obra de autores generalistas (historiadores, economistas, políticos), el
segundo corresponde a los especialistas (generalmente arquitectos). Además, se
produce otra diferencia entre ambos, puesto que mientras que el preurbanismo se
vincula a determinadas ideologías políticas, el urbanismo se presenta como
despolitizado.
Esta primera fase, que imaginaba modelos, sería
cuestionada en una segunda fase por
el pensamiento surgido, sobre todo, a partir de la Segunda Guerra Mundial,
rechazando la estrategia del Modelo para tender hacia la gestión de la información. Choay también detecta varias líneas de
contribución que organiza nuevamente en diversos conjuntos. Por una parte,
aparecen lo que Choay llama Tecnotopías,
una corriente que busca ir más allá de las, según ellos, tímidas introducciones
de la tecnología en la ciudad preexistente para proponer actuaciones mucho más
radicales (que, en algún caso se alejan del realismo para parecerse a visiones
de la ciencia-ficción). Un segundo grupo de contraste procede del Humanismo y
Choay lo etiqueta como Antropópolis,
agrupando el pensamiento que se alejada del tecnicismo para aproximarse a las
ciencias sociales, al higienismo, o a la psicología del comportamiento. Estas
visiones son también complementadas por ciertos puntos de vista desde la Filosofía de la ciudad.
Esquema sobre el libro de Françoise Choay, “El Urbanismo,
Utopías y Realidades”.
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En las conclusiones del ensayo de Choay se adivinan
sus intenciones prospectivas o, al menos, reivindicativas, de cara a orientar
la ciudad hacia un futuro conveniente. Por eso, la autora cuestiona la idea de
urbanismo científico como uno de los mitos de la sociedad industrial que creyó
en modelos que, aunque en su momento fueron “poderosos instrumentos de acción”, no tardarían en mostrar su
arbitrariedad o su “influencia corrosiva
sobre las estructuras urbanas establecidas”. Choay advierte de la
complejidad de la ciudad que, más allá de ser un “objeto o un instrumento, un medio de cumplir ciertas funciones vitales;
es igualmente un marco de relaciones interconcienciales, el lugar de una
actividad que consumen unos sistemas de signos mucho más complejos”. Finalmente,
Choay, proponiendo una metáfora lingüística, entiende que “el antiguo modo de ordenación de las ciudades se ha convertido en una
lengua muerta” y reclama la aparición de un “sistema semiológico global”
generalista, que, superando el fragmentario lenguaje “logotécnico” de los constructores físicos de la ciudad (políticos,
funcionarios, promotores, técnicos), hiciera partícipe al conjunto de la
colectividad.
Los temas de Hall.
Hall, como buen inglés, fue un investigador
pragmático y dotado de una fina ironía que vierte a lo largo de su texto. Hall
avanzó en el discurrir histórico desde las realizaciones concretas (principalmente
anglosajonas), pero expuestas como producto de las ideas que subyacen en ellas
(tildando a alguno de sus autores de “profetas
dominantes”). Los diferentes casos y ciudades referidas se van adscribiendo
a las corrientes de pensamiento y acción con las que Hall organiza el siglo XX
y que caracteriza a través de una serie de imágenes, definidas con cierta
vocación poética:
• la ciudad
de la noche espantosa, en la que
Hall sitúa el origen del urbanismo como respuesta (interesada) de la burguesía
ante las lamentables condiciones de los barrios obreros y los problemas y riesgos
que conllevaban su incesante crecimiento y conflictividad.
• de las vías de circulación abarrotadas,
presentando la extensión suburbana de la ciudad de la primera mitad del siglo,
con la creación de nuevas áreas residenciales (para absorber la creciente
inmigración recibida) que fueron posibles por el desarrollo de los medios de
transporte, particularmente el ferrocarril o el metro) que, además,
favorecieron la dispersión y la “zonificación”.
• en el jardín, analizando el nacimiento de la
“ciudad-jardín” como una aspiración de reforma social que iría quedando
desvirtuada para dar paso a las colonias funcionalistas o a los
barrios-satélite. Hall hace hincapié en las ideologías políticas subyacentes
(algunas ciertamente anarquistas) más que en la relación con la naturaleza.
• en la región, presentando las innovadoras
ideas de planificación territorial que buscaban integrar y condicionar el
desarrollo de las ciudades dentro de sistemas más generales.
• de los monumentos, refiriéndose al movimiento de
la “Ciudad Bella”, como una corriente bastante elitista, preocupada
exclusivamente por la forma urbana, particularmente de los centros de las
ciudades (destacando la inquietante relación con los grandes dictadores
europeos del segundo cuarto de la centuria).
• de las torres, explorando los modelos
funcionalistas (especialmente las ideas de Le Corbusier y sus seguidores, a
quienes dedica una crítica mordaz) con sus propuestas de densidad, viviendas en
altura y su poca consideración a las preexistencias (y a los futuros
residentes). Igualmente, se refiere a las estrategias de renovación urbana
surgidas con la reconstrucción posbélica, que explotaron lo peor del modelo, y
al contraataque frente a ellas (como el liderado por Jane Jacobs).
• de la difícil equidad, recorriendo ciudades
del Tercer Mundo analizando la autoconstrucción o, en los países ricos, los
modelos participativos propuestos como respuesta a las estrategias de
renovación urbana dirigidas desde instancias oficiales.
• en la autopista, continuando sobre las bases
expuestas en el segundo tema, Hall analiza la repercusión del automóvil en la
ciudad y su efecto sobre la extensión ilimitada, consolidando el fenómeno de la
suburbanización, en el sprawl de
construcciones repetitivas a gran escala en Norteamérica o en las ciudades
satélite europeas.
• de la teoría, incidiendo en la paradoja que
separa la teoría de la práctica, es decir el academicismo de las escuelas y la
realidad de los técnicos municipales y profesionales, creando un enfrentamiento
en el que “el urbanismo perdió gran parte
de la legitimidad que había conseguido”.
• de los promotores, acercándose a la perversa
idea de que "la ciudad era una
máquina de crear riqueza y que la función del urbanismo era engrasar la
maquinaría", particularmente en la reconversión de áreas obsoletas en
nuevas zonas de negocios.
• de la eterna pobreza, analiza el hilo
conductor de la segregación y la marginación que ha llevado a la creación de
guetos para la inmigración y las clases desfavorecidas económicamente.
• a lo Belle Époque, el capítulo añadido a la
edición de 1996, y en el que Hall analiza lo sucedido en la década transcurrida
desde la publicación original, avanzando los temas que, en su opinión, deben
presidir las reflexiones sobre el futuro (globalización, digitalización,
transporte, ahorro de energía, sostenibilidad, equidad, etc.) sin olvidar la
obligación de dar respuesta a las necesidades (particularmente residenciales)
de una sociedad en permanente cambio.
Esquema sobre el libro de Peter Hall, “Ciudades del
mañana. Historia del Urbanismo en el siglo XX” (Cronología)
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Quizá la mayor originalidad del planteamiento de
Hall radique en su acentuada visión
sobre las cuestiones sociales, que tiñen todos los enfoques presentados, y también
sobre el personalismo de ideas y realizaciones. De hecho, como ya hemos
anticipado, llama la atención que, en un libro de urbanismo, no se presente
casi ningún plano y que la práctica totalidad de las ilustraciones sean
retratos de los protagonistas e imágenes colectivas (sobre todo de escenas de
pobreza y degradación).
Esquema sobre el libro de Peter Hall, “Ciudades del
mañana. Historia del Urbanismo en el siglo XX” (Ciudades analizadas)
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Las conclusiones de Hall no son especialmente
optimistas ya que, en sus propias palabras, "en
el libro aparece una extraña e inquietante simetría: después de cien años de
debates sobre cómo planificar la ciudad, después de repetidos intentos -por equivocados
o distorsionados que fueran- de llevar las ideas a la práctica, nos encontramos
allí donde habíamos empezado. Los teóricos han vuelto a los orígenes
anarquistas del urbanismo; la ciudad vuelve a ser contemplada como ciudad de
degeneración, pobreza, malestar social, inquietud civil e incluso insurrección.
Esto no significa, evidentemente, que no hayamos avanzado: la ciudad de los
años 1980 es terriblemente distinta, y sin duda superior, a la de los años
1880. Pero parece que los problemas vuelven a surgir, quizás porque, en
realidad, nunca se solucionaron".
Los valores “intemporales” de Gravagnuolo.
Benedetto Gravagnuolo acota su investigación en el
tiempo (1750-1960) y en el espacio (Europa), fundamentando su investigación en
la selección de unos principios que son “sistemas
de valores que han sostenido, de manera más o menos explícita, las praxis
operativas sobre lo urbano orientando sus intenciones proyectuales”.
Estos valores son, para Gravagnuolo, cuatro:
• Las reglas, que llevan a entender la ciudad
como una cuestión teórica y normativa.
• La naturaleza, que se concreta en una “poética verde” que aparece representada desde
los suburbios-jardín a las ciudades-satélite.
• La tradición, entendida como un principio
de progreso basado en la continuidad con la ciudad histórica.
• La innovación, respaldada por la creación
funcional, con muestras que van desde la ciudad industrial hasta las
macroestructuras.
Cada uno de los cuatro valores establecen su propio itinerario
de proposición urbanística. Gravagnuolo va desgranando sus aportaciones a
través de la presentación de casos. Su análisis plantea los grandes temas de reflexión urbanística y se muestra como una
metodología válida para abordar no solo las cuestiones historiográficas sino
también las claves de la ciudad actual.
Encontramos, por ejemplo, el debate entre la continuidad con la tradición o la ruptura innovadora,
que es un vector siempre presente reflejando la tensión permanente entre
cuestiones de estilo y el esfuerzo de integración de los avances técnicos que
se producen. También, por supuesto, la reflexión sobre la “buena forma” de la ciudad, aunque en la actualidad sean “malos
tiempos” para la teoría. Y finalmente, la convivencia
con el medio ambiente, toda vez que el avance imparable de la urbanización
está poniendo en situaciones muy delicadas al entorno natural del que, a fin de
cuentas, dependen las sociedades humanas.
No obstante, a
pesar de que los valores fijados por Gravagnuolo son rastreables en cualquier
periodo y, por lo tanto, están caracterizados por su “atemporalidad”, estos son
protagonistas en determinados momentos históricos.
Así, las
reflexiones teóricas sobre la ciudad presiden el debate a lo largo del siglo
XIX, comenzando con las primeras normativas surgidas a finales del siglo
XVIII hasta llegar a las alternativas lanzadas entre finales del periodo
decimonónico y principios del siglo XX (como la ciudad-jardín o la
ciudad-lineal), pasando, por supuesto, por la constitución de un cuerpo
normativo urbanístico que tendrá su expresión más relevante en la ciudad
postliberal (con especial importancia en París con Haussmann, en Barcelona con
el Eixample de Cerdá o en la creación
del Ring de Viena).
De forma similar, la poética verde, que hunde sus raíces en los Garden Movement decimonónicos, se convertirá en una de las
aportaciones esenciales a la ciudad del siglo XX, con el desarrollo que
comienza en la ciudad-jardín y llega
hasta las New Towns británicas, las Villes Nouvelles francesas o las ciudades-satélite escandinavas. Hay que
tener en cuenta que la investigación de Gravagnuolo finaliza en la década de
1960 y por lo tanto no puede atender al resurgir de esta visión que se ha
producido en la transición del siglo XX al XXI basada en conceptos ecológicos
con un gran protagonismo de la noción de sostenibilidad.
También la
continuidad histórica tiene su periodo de apogeo, manifestado, sobre todo en la
primera mitad del siglo XX, a partir de las reflexiones y realizaciones
holandesas y austriacas, sin olvidar las propuestas que, en ese sentido, se
realizaron desde los estados totalitarios, con ejemplos en Roma, Berlín o
Moscú.
Finalmente, la
innovación funcional se basa en gran medida en las tecnologías surgidas a lo
largo del siglo XX. Desde las primeras propuestas industriales de Garnier,
pasando por la denominada ciudad
funcional (que incluye tanto ejemplos de Le Corbusier como del racionalismo
alemán u holandés) hasta llegar a las macroestructuras
que, de una forma más teórica que real, protagonizaron las décadas de 1950 y
1960. De la misma forma que sucede con la poética verde, la limitación temporal
impide a Gravagnuolo abordar las aportaciones de las nuevas tecnológicas
vinculadas al mundo de las TICs (tecnologías de la información y de la
comunicación), que fundamentan el concepto actual de Smart City.
Esquema sobre el libro de Benedetto Gravagnuolo, “Historia
del Urbanismo en Europa 1750-1960”.
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En general, la investigación de Gravagnuolo (que es
bastante aséptica y pocas veces toma partido) no se centra en los autores sino
en las obras y en las ideas, y por eso justifica “la opción de enfrentar, a propósito de un tema proyectual, experiencias
arquitectónicas distantes desde el punto de vista político e ideológico, y ello
no para proponer apresuradas homologaciones sino más bien para analizar lo
que aproxima y lo que separa soluciones análogas surgidas de movimientos
disímiles”.
Un dúo y dos tríos, la matriz histórica de García Vázquez.
En sus primeras palabras, García Vázquez advierte de
la incertidumbre que acompaña a la ciudad contemporánea, por la inmensidad de
campo de acción, por la infinidad de teorías y variables existentes, por su
necesaria y difícil interdisciplinariedad, o por las “contaminaciones” que
complican el discernimiento de ideas y proyectos.
Coincidiendo, en cierto modo, con la visión de
Choay, para García Vázquez también hay un pensamiento dual que recorre la
historia de la ciudad contemporánea, que se expresa en dos sensibilidades
contrapuestas:
• La
sensibilidad romántica, “con sus modulaciones como culturalismo,
pintoresquismo, etc.”
• La
sensibilidad iluminista, “también referenciada como progresismo,
racionalismo, etc.”
Esta dualidad recorre la evolución de la ciudad
moderna y contemporánea proporcionando matices a las diferentes líneas de
pensamiento urbano.
Dentro de esa doble línea, organiza dos tríos (uno
cronológico y otro disciplinar) que se establecen como categorías para ordenar
cada recorrido, generando una matriz en la que encajan los diversos pensadores
sobre la ciudad analizados.
El primero trío es temporal y ordena el periodo en
tres etapas:
• 1882-1939, Metrópolis, representada por el “capitalismo monopolista” y “cuyo paradigma de pensamiento era el
racionalismo”;
• 1939-1979, Megalópolis, caracterizada por la
búsqueda del “estado de bienestar” y
“éticamente inspirada en el
existencialismo”; y
• 1979-2007, Metápolis, identificada con el “tardocapitalismo” y “donde se impuso el relativismo”
El segundo trío corresponde con diferentes
disciplinas profesionales o áreas de conocimiento que se ocupan de lo urbano,
aportando la visión de:
• Sociólogos, cuyo paradigma temporal es
el presente.
• Historiadores, cuyo paradigma temporal
es el pasado.
• Arquitectos, cuyo paradigma temporal es
el futuro.
La matriz generada por el cruce de los dos tríos
(3x3) produce nueve escenarios que el autor ejemplifica con tres
autores/pensadores/realizadores, es decir, veintisiete
personajes que se convierten en referentes de cada opción, pero que no son,
ni mucho menos, los únicos analizados en los diferentes epígrafes. En todos los
casos, la secuencia de los discursos es matizada y filtrada por las dos
sensibilidades inicialmente planteadas.
Esquema sobre el libro de Carlos García Vázquez, “Teorías
e historia de la Ciudad Contemporánea”. (matriz básica)
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Esquema sobre el libro de Carlos García Vázquez, “Teorías
e historia de la Ciudad Contemporánea”. (desarrollo del discurso)
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Una entrada estupenda. Muchas gracias por escribirla. Buscaba libros importantes sobre el tema (soy una mera aficionada, me dedico a dar clases de literatura) y me ha encantado aprender de vuestra mano.
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