La lámina CXXXVII del Plan de Chicago de 1909, obra de
Jules Guerin.
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Las ciudades evolucionan y se nos presentan de forma muy
distinta a como fueron en una época determinada. Por eso, desde nuestro
presente, la diferencia entre las imágenes de antiguas ciudades reales y las de
pasados proyectos urbanos que nunca se realizaron, es mínima. En ambos casos se
nos muestran espacios que no existen (unos por haber sido transformados y otros
porque nunca llegaron a consolidarse) pero que “viven” en nuestra imaginación o
en los testimonios gráficos que hemos recibido.
En 1909 se soñó un
Chicago distinto, pero fueron muy pocas las operaciones que se llevaron a
cabo finalmente. En ese año se redactó un Plan para la ciudad bajo la dirección
de Daniel H. Burnham. La comunicación del Plan contó con un ilustrador excepcional que representó extraordinariamente aquel
Chicago imaginado. El artista norteamericano Jules Guerin fue un maestro en
el dibujo arquitectónico y urbano, y su magnífico trabajo para el Plan de Chicago
de 1909 tuvo una gran repercusión. La popularidad alcanzada por algunas de estas imágenes, hicieron sentir
a ese Chicago como si hubiera sido real, influyendo notablemente en el
desarrollo posterior de la representación urbana.