Aunque siempre hay polémica sobre las atribuciones de
primogenitura, la mayoría de los historiadores del paisaje suele aceptar que el
parque que diseñó en 1843 Joseph Paxton en Birkenhead (en las proximidades de
Liverpool, Inglaterra), es el primero que fue concebido como un espacio para
uso y disfrute ciudadano y, sobre todo, financiado con fondos públicos.
Anteriormente se había dejado el acceso libre en algunos jardines
y espacios verdes pertenecientes a la realeza o a la aristocracia, pero estos
lugares nacieron en consonancia con los deseos de sus exclusivos propietarios. El caso de Birkenhead Park es
diferente porque desde el principio fue pensado para el conjunto de la
población.
Paxton, su creador, fue un personaje muy importante en la
historia del paisaje y de la arquitectura, ya que, además de sus elogiados parques
y jardines, obtuvo un gran reconocimiento internacional por su Crystal Palace de la Exposición Universal
de 1851 celebrada en Londres.
Birkenhead Park se convirtió en un referente y su influencia sería
muy significativa, tanto en la concepción de parques como en las futuras
propuestas residenciales (ciudades jardín). Un ejemplo de esto es Frederick
Law Olmsted, quien lo visitó en 1850 y quedó fascinado por él. Su planteamiento
para el Central Park neoyorquino
(1858) o su propuesta residencial en Chicago,
Riverside (1868), tenían raíces en Birkenhead Park.