Los trasvases
de técnicas entre disciplinas artísticas estimulan experimentaciones que suelen
ser fructíferas para la receptora. Tallar y Plegar son dos de esas
inspiraciones cruzadas que se han convertido en metáforas para el diseño
arquitectónico, porque no pueden ser reales dado que la arquitectura ni se
talla ni se dobla, sino que se construye y se ensambla (aunque el resultado
final aspire a simular facetas o pliegues).
Vamos a estudiar
dos casos. El primero se presenta como una joya tallada de tamaño monumental:
la Casa da Música de Oporto proyectada por OMA (Rem Koolhaas). El
segundo parte de un plano plegado que configura la pequeña capilla
privada que S+MOA (Sancho y Madridejos) diseñaron en una finca privada de Almadén,
en España.
Ambas obras
permiten realizar una maqueta de papel en continuidad, aunque no es
lo mismo desarrollar un poliedro que plegar un plano. Desarrollar es un
proceso analítico-descriptivo que presenta las caras delimitadoras del
objeto en un único plano y continuas, pudiendo ser dobladas hasta restituir el
volumen. Por el contrario, el plegado de un plano siguiendo el sistema del origami
puede convertirse en un proceso de creación espacial en el que los
pliegues van definiendo las superficies constituyentes.