Plaza de los Fueros de Pamplona, Plaza del Ayuntamiento
de Logroño y Plaza del Cardenal Belluga de Murcia.
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La arquitectura
de Rafael Moneo siempre hunde sus raíces en el contexto en el que se integra
para emerger con fuerza alimentada por ese sustrato. Las referencias históricas
y las preexistencias del entorno se manifiestan en las formas y en los
materiales, en las composiciones y en las articulaciones, de manera que cada
propuesta queda vinculada inseparablemente al lugar que ocupa, con un
compromiso por “hacer ciudad”. Por estas razones, Moneo, un maestro
internacionalmente reconocido por su obra arquitectónica, es también un
referente en el diseño de espacios urbanos.
Vamos a
aproximarnos a tres obras, tres plazas que ofrecen algunas claves del
pensamiento urbano de Moneo: la Plaza de los Fueros de Pamplona (1975),
la Plaza
del Ayuntamiento de Logroño (1981) y la Plaza del Cardenal Belluga
de Murcia (1998).
En la primera, el reto era doble, dado que a la necesidad de
solucionar un complejo nudo de tráfico se le sumaba el desafío de lograr una
identidad para un espacio difuso e informe, sin disponer del apoyo de la
arquitectura. El caso de Logroño fue diferente porque la construcción del nuevo
Ayuntamiento de la capital riojana definiría este espacio emblemático para la
ciudad. Finalmente, en Murcia, en un lugar consolidado y de alto contenido
histórico, un nuevo edificio y la remodelación del plano horizontal permitirían
a la plaza recuperar una dignidad que había extraviado.