Algunas
formas tienen la particularidad de poder cambiar de tamaño generando objetos diversos
con utilidades muy diferentes pero que mantienen su esencia geométrica. Esto
sucede, por ejemplo, con un plano horizontal,
acotado y situado a una altura del suelo (y sujetado por postes, dado que
no se puede sustraer a la fuerza de la gravedad). De esa abstracción surgen materializaciones
concretas como sillas, mesas, púlpitos, templetes o cenadores, muy distintas entre
sí pero que comparten su esquema constitutivo. Dicho de otra manera, la misma
forma esencial produce piezas con usos variados dependiendo de su escala y su consecuente
relación antropomórfica, obteniendo desde elementos de mobiliario hasta arquitectónicos.
Vamos a
profundizar en esa forma mencionada y en sus manifestaciones tipológicas para conceptualizar
sus principales funciones y, además,
descubrir significados que van más
allá del servicio que deben prestar. Presentaremos cuatro categorías a partir de
la situación del plano, que puede estar a la altura de nuestras rodillas (categoría
identificada con el sencillo taburete),
de nuestra cintura (mesa), de nuestra
cabeza (púlpito) o sobre nosotros (baldaquino).