La inmensa retícula de Chicago
|
Cuando Estados Unidos se lanzó a la conquista del Oeste tuvo
la obligación de crear numerosas ciudades a lo largo de un extensísimo
territorio. Chicago, San Francisco, Houston,… son algunos de los ejemplos surgidos
en este extraordinario esfuerzo de colonización. Todas presentan una base común:
la cuadrícula de sus trazados.
Estas cuadrículas urbanas formaban parte de una estrategia
colonizadora más general, ya que los Estados Unidos comenzaron disponiendo la
retícula a lo largo de todo el territorio (delimitando municipios, condados o
estados), de forma que las ciudades eran la concreción construida en
determinados puntos seleccionados.
Para todo ello se
apoyaron en las técnicas colonizadoras que habían utilizado anteriores imperios
como el romano o el español.
De los romanos se tomó su estrategia de organización
territorial ya que la distribución de
los Estados Unidos es una variante moderna de la centuriación, el procedimiento que “cuadriculaba” el territorio
para distribuir parcelas agrícolas entre los colonos.
Por otra parte, las ciudades coloniales españolas sirvieron
de inspiración para la planificación urbana. El trazado en damero (con calles
paralelas y perpendiculares) facilitaba el levantamiento de los asentamientos a
distancia, al ofrecer la posibilidad de proyectar anticipadamente y con rigor
los lotes de terreno urbano que se iban a vender a los colonos (dinero vital
para la financiación del nuevo país).
En los procesos de colonización de territorios, la planificación
de nuevas ciudades era, en muchas ocasiones, realizada a distancia. Por ello,
se recurría habitualmente a la geometría abstracta frente a las opciones orgánicas
adaptadas al relieve concreto, por lo general poco conocido.
Dentro de las diferentes opciones geométricas, destaca, por
su eficacia, el modelo reticular ortogonal (conocido también como hipodámico en honor a Hipodamo de Míleto,
el agrimensor griego que la utilizó en sus trazados urbanos y que es
considerado el “padre” de la planificación urbanística). Esta trama es una
constante en los procesos de urbanización, especialmente en los de creación de
nuevas ciudades. Las cuadrículas han sido muy utilizadas a lo largo de la
historia, incluso en lugares poco propicios debido a las dificultades
topográficas existentes (el caso de San Francisco es paradigmático al imponer
este tipo de trazados a un territorio plagado de colinas con fuertes pendientes)
Detalle de la trama ortogonal de Los Angeles en su
encuentro con los montes de su territorio.
|
La historia urbana nos ha legado dos referencias de primer orden que siguieron este modelo: las colonias
del Imperio romano y las colonias españolas en América.
Organizando el territorio: la inspiración romana.
Respecto a la planificación de las colonias romanas, aquí nos interesa fundamentalmente, más que el
interior de la ciudad, la distribución exterior del territorio circundante.
Esta planificación territorial se apoyaba totalmente en el
asentamiento urbano previo, que se realizaba siguiendo unas reglas específicas,
muy rígidas e inspiradas en los campamentos militares. La primera acción era
marcar el centro de la ciudad (donde se ubicaría el Foro). Desde allí se
fijaban las dos direcciones fundamentales, ortogonales entre sí, y que determinaban
las vías principales: el cardo maximus (en
dirección norte-sur) y el decumanus
maximus (en dirección este-oeste). Los límites de la ciudad, que serían
marcados por una línea de murallas, se establecían paralelos a estas
direcciones. En el interior, también de forma paralela, se abrían nuevas calles
secundarias que, al cruzarse, iban parcelando la ciudad dando origen a manzanas
rectangulares.
Esta cuadrícula no se
limitaba exclusivamente al interior de la ciudad sino que trascendía los
límites urbanos para estructurar el territorio exterior (la centuriación), posibilitando la
división racional del terreno cultivable. Las centurias eran grandes
extensiones cuadradas que se orientaban siguiendo las direcciones marcadas por
la nueva ciudad creada. Sus dimensiones eran de 20 actus por lado (un actus eran
unos 35 metros, resultando aproximadamente lados de 700 metros lo que suponía unos
50.000 metros cuadrados, 50 hectáreas actuales). Este terreno se parcelaba (también
ortogonalmente) y era repartido entre cien colonos, a razón de media hectárea,
5.000 metros cuadrados, para cada uno.
Esta estrategia de organización territorial (aunque con procedimientos
y dimensiones distintas) inspiró la distribución de los Estados Unidos (por
medio de la Land Ordinance de 1785 de la que ya se
hablado en este blog). Pero a diferencia
de los romanos, que primero fundaban una ciudad y desde ella trazaban la
ordenación de su entorno, los estadounidenses procedieron al revés. Primero
organizarían los territorios y posteriormente, siguiendo las directrices
generales, ubicarían los diferentes asentamientos coloniales que pretendían
crear.
Rastros identificables de la “centuriación romana” en
el territorio circundante a Bolonia (Italia).
|
Mapa del centro de los Estados Unidos, con las
delimitaciones de los “Counties” en el que se aprecia la retícula ortogonal producida por la aplicación de la Land
Ordinance de 1785.
|
Esquema de organización territorial dictado por la
Land Land Ordinance de 1785, desde los estados a los condados y de éstos a los
municipios (township) y a los lotes parcelas.
|
Organizando la ciudad: la influencia española
Las nuevas ciudades planteadas por los españoles en el siglo
XVI en Centro y Sudamérica siguieron un modelo uniforme: un damero de calles
rectilíneas, que definían un conjunto de manzanas iguales que, por lo general, eran
cuadradas. Este modelo fue impuesto
desde el principio de la conquista y fue codificado en 1573, en tiempos
de Felipe II, en lo que supuso la primera ley urbanística de la edad moderna.
El núcleo de la ciudad colonial se ubicaba en el centro
geométrico del trazado, y se identificaba con la sencilla operación de
suprimir, o reducir, algunas manzanas en esa zona. Con este gesto, se generaba
un espacio urbano vacío de carácter público que sería la plaza principal. A
esta plaza daban fachada los edificios públicos más importantes de la ciudad,
como la iglesia, el mercado o el palacio municipal de gobierno. También solían
encontrarse allí las casas-palacio de los ciudadanos mejor posicionados
económica y socialmente.
Las nuevas ciudades coloniales no requerían su construcción
inmediata. El trazado asignaba las parcelas a los propietarios, que construirían
cuando y como les conviniera. Este operativa soslayaba la incertidumbre del
crecimiento urbano, ya que ante la imposibilidad de precisarlo con anticipación,
el modelo de damero permitía responder a las necesidades futuras con el simple
añadido de las manzanas necesarias, siempre siguiendo las directrices determinadas
inicialmente.
Por esto, el límite exterior siempre era provisional al
variar conforme la ciudad iba creciendo (no solían plantearse murallas ni
fosos). Como consecuencia del proceso de construcción, que dejaba abundantes
huecos interiores de manzanas sin edificar, y de la indefinición del borde
urbano, se atenuaba la separación entre campo y ciudad, por lo que las ciudades
coloniales españolas presentaban una
cierta indeterminación urbana. También la uniformidad del damero (habitualmente
decidida por la burocracia oficial en sus despachos) olvidaba la adaptación a
las características del lugar (generalmente poco conocido), generando un
espacio urbano demasiado genérico y en ocasiones pobre.
Las ciudades
norteamericanas de colonización tendrán muy presente la flexibilidad operativa
del modelo español al que aportarán, todavía, una mayor libertad.
Caracas (inicialmente llamada Santiago de León de Caracas), primer plano de
la ciudad fechado en 1578.
|
Buenos Aires según el plano de 1713.
|
Guatemala según el plano de 1778.
|
Rasgos esenciales del modelo de ciudad norteamericana de colonización.
El modelo de ciudad
de colonización norteamericana adquiere varios rasgos de singularidad respecto
a las referencias romanas y españolas precedentes.
La ciudad colonial
romana planteaba una retícula
limitada, jerarquizada y fuertemente centralizada. Era limitada en cuanto a
que se planificaba para una determinada población máxima que era la que se
estimaba como ideal para el buen gobierno de la colonia. Este hecho se manifestaba
con el levantamiento de un recinto amurallado que, más que proteger de ataques
exteriores, tenía un carácter restrictivo sobre los derechos de ciudadanía. La
ciudad colonial romana era, además, jerarquizada porque destacaba dos calles principales
sobre el resto del trazado viario (cardo y decumano máximos). Y también estaba
fuertemente centralizada porque remarcaba un punto medular (en el cruce de esas
dos vías principales) con un alto contenido funcional y simbólico, el Foro,
donde se ubicaban los edificios principales de la colonia y era el escenario de
la mayor intensidad de la vida pública.
Ciudad colonial romana
Limitada
Jerarquizada
Centralidad fuerte
El damero colonial
español presentaba caracteres diferentes al anterior, siendo un modelo ilimitado, desjerarquizado y con una
centralidad leve. Era ilimitado porque se proyectaba para un crecimiento
indeterminado (hay que tener en cuenta que se encontraban dentro de un contexto
de ausencia bélica). El modelo, por lo general no plantea jerarquías viarias
ofreciendo la isotropía de una retícula igualitaria. Por último, la ciudad
colonial española presenta una centralidad leve porque si bien remarca una
ubicación como punto vital de la misma, lo hace con el mero gesto de, por lo
general, eliminar una manzana para ubicar allí la gran plaza pública en la que
se situarán los edificios públicos principales.
Ciudad colonial española
Ilimitada
Desjerarquizada
Centralidad leve
En ambos casos, la ciudad se plantea desde un trazado
abstracto pero se convertirá en un proyecto escenográfico (y por lo tanto de
tres dimensiones) a partir de las arquitecturas públicas que ofrecen una
determinada figuración urbana. El estilo romano o el estilo barroco serán los
responsables del diseño de la ciudad pública representativa, ya que el
componente residencial se limitará a tipologías, en muchos casos efímeras, y
siempre bajo el dominio visual de los grandes equipamientos.
El modelo
norteamericano aprovechará las bases que le ofrece la referencia colonial
española pero proponiendo una mayor libertad de acción. Será una ciudad
también ilimitada e igualmente falta de
jerarquía pero radicalizará sus planteamientos al negar el concepto de
centralidad.
Ciudad norteamericana de colonización
Ilimitada
Desjerarquizada
Decentralizada
Una primera consecuencia de la descentralización será el
olvido inicial de la necesidad de un espacio público (tanto en cuanto a
dotaciones como a espacios libres). Esto tiene una razón de ser. La ciudad colonial norteamericana fue tratada
como una mercancía. Los trazados, de una regularidad sorprendente, fueron
en definitiva la parcelación de unos terrenos, pertenecientes en primera
instancia al gobierno de la nación, que los había “conquistado” militarmente.
Esta parcelación permitió poner en el mercado lotes de terreno de diversas
superficies que proporcionaron unos ingresos esenciales para un país en
construcción. Muchas de las grandes infraestructuras que acometieron los nuevos
Estados Unidos se financiaron con los recursos obtenidos de la compraventa de
suelo para edificar. Las necesidades económicas llevaron a que todos los
terrenos fueran susceptibles de venta (privatizables), y no se realizó ninguna
reserva “pública”, que, por otra parte se consideraba innecesaria (las
dotaciones deberían ser privadas).
Chicago según el plano de 1834 realizado por John
Stephen Wright, con los lotes de parcelas para la venta.
|
La responsabilidad pública acababa allí. Una vez “vendida”, la evolución de la ciudad se convertía en una
cuestión relativa a los ciudadanos propietarios que tenían plena libertad
para desarrollar sus parcelas como creyeran conveniente. Esta es una cuestión
de gran importancia porque es la causa de dos temas muy relevantes: en primer
lugar el olvido de las infraestructuras
básicas de urbanización (que en todo caso serán responsabilidad de los
propietarios o de la agrupación municipal que configuren) y en segundo lugar la
ausencia de espacio público libre. Ambos
temas fueron también tratados en este blog utilizando el caso de Chicago como
ejemplo:
Estas circunstancias tan particulares determinan además la
inexistencia inicial de arquitecturas públicas representativas que fueran capaces
de expresar una imagen urbana.
Todo ello nos conduce a otra conclusión. La ciudad norteamericana de colonización es
la expresión pura de la ciudad de dos dimensiones. No hubo un proyecto
tridimensional que diseñara calles y plazas teniendo en cuenta la arquitectura
que las iba a definir, como sucedía en la ciudad antigua europea (donde espacio
urbano y arquitectura solían unirse para conformar la ciudad, bien por
planificación o incluso porque los edificios se construían de forma conjunta al
trazado de los viarios, generando organismos de tres dimensiones).
Por el contrario en la ciudad de dos dimensiones solamente
se organiza una trama sin pensar en la figuración final del conjunto urbano
dado que su arquitectura es desconocida y que se desarrollará sin condiciones.
Baste recordar el ejemplo de la definición de la anchura de calles que se
limitaba a una separación coincidente con la longitud de la cadena que servía
de herramienta al agrimensor.
Houston en 1873.
|
Lógicamente, estas
afirmaciones serán matizadas por la evolución de cada ciudad. Pronto surgieron
los problemas en una ciudad que necesitaba reservas “públicas” para
determinados equipamientos esenciales como los docentes o los parques. La
reserva dotacional para escuelas y espacios libres de esparcimiento tuvo que
ser una resolución obligatoria que configuró una primera suerte de ordenanzas
urbanas. Con el tiempo se irían corrigiendo los “pecados originales”, aunque
nunca acabarán de perder totalmente los inconvenientes derivados por las faltas
de articulación espacial (por la mezcla de escalas sin solución de continuidad)
o las carencias de identidad urbana.
Hola José Antonio! Soy Marcos, me comunico desde Argentina. Estoy haciendo un trabajo para la universidad y tu texto me sirvió mucho. Quisiera preguntarte que fuentes utilizaste para escribir este texto. Saludos!
ResponderEliminar