Burdeos, ciudad de piedra. Toulouse, ciudad de ladrillo. |
Burdeos (Bordeaux) y Toulouse son las dos
ciudades principales del Mediodía francés. Su rivalidad es legendaria y cuenta
con múltiples manifestaciones (culturales, deportivas, sociológicas, económicas,
históricas, etc.). Las divergencias pueden comenzar por la orientación
atlántica de Burdeos o la vocación mediterránea de Toulouse, para continuar en
su diferente base económica, en los distintos materiales (y colores) que
configuran las ciudades, etc. Pero también existen muchos paralelismos como,
por ejemplo, que ambas ciudades se encuentran bañadas por el mismo rio, el
Garona (Garonne), uno de los ríos importantes
del sur de Francia, o que las dos cuentan con puertos fluviales (aunque a una
escala muy diferente).
Analizar
Burdeos y Toulouse en paralelo, nos permitirá descubrir con mayor nitidez las
características que conforman la identidad de cada una de ellas.
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Toulouse y Burdeos
son las dos ciudades principales del sur francés y mantienen una rivalidad
ancestral que tiene múltiples manifestaciones. Cada ciudad tiene su
personalidad y sobre ella fundamentan sus discrepancias, pero también tienen
muchos puntos de común. Analizar las ciudades en paralelo nos mostrará oposiciones
y confluencias diversas, permitiéndonos descubrir con mayor nitidez las características que conforman la
identidad de cada una de ellas.
Toulouse es
la capital del departamento de Haute
Garonne y de la región de Languedoc-Roussillon-Midi-Pyrénées.
El municipio cuenta con 440.000 habitantes que ascienden en el área
metropolitana hasta las 1.117.000 personas. Por su parte, Burdeos (Bordeaux) es la capital del departamento
de la Gironde y de la región Aquitaine-Limousin-Poitou-Charentes. Cuenta
con 250.000 habitantes en su núcleo urbano, que ascienden a un millón en su
área metropolitana. Toulouse y Burdeos son, respectivamente, la cuarta y
sexta ciudades francesas por población. El
rio Garona une ambas urbes y esta
unión proporciona el nombre otorgado a los encuentros deportivos entre los
equipos de ambas ciudades: el Garonnico,
o derby del Garona.
El rio Garona (y sus
canales vinculados).
El rio Garona
(Garonne) es uno de los grandes
cauces del sur de Francia, aunque nace en España. Sus fuentes se encuentran en
los Pirineos centrales, en el Valle de Arán, y desde las cumbres inicia un
recorrido de 647 kilómetros hasta su desembocadura en el océano Atlántico.
En su curso recoge
el agua de muchos afluentes que van aumentando su caudal. Entre ellos pueden destacarse el río Ariège, el río Tarn o el río Lot. Ya
cerca de su desembocadura, aguas abajo de Burdeos, el Garona recibe la
contribución del rio Dordoña (Dordogne),
creando un estuario muy amplio y largo, de unos 100 kilómetros de longitud y
que tiene un nombre propio: la Gironde.
Recorrido del rio Garona, desde los Pirineos hasta el
Atlántico.
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El Garona une nuestras dos ciudades: Toulouse recibe al rio en su curso
alto, mientras que Burdeos lo hace en su parte final. Pero no es el único cauce fluvial que conecta las dos urbes, porque
el sur francés cuenta con una red de canales que fueron construidos con la
intención de unir el mar Mediterráneo con el océano Atlántico. Este sueño había
sido una aspiración desde hacía mucho tiempo: unir las costas francesas de los
dos mares, evitando el largo y peligroso viaje que cruzaba el estrecho de
Gibraltar.
El primero
fue el Canal du Midi (Canal del Mediodía) que permitió a Luis XIV hacer
realidad ese deseo de conexión. El canal se construyó entre 1666 y 1681 bajo la
dirección del ingeniero Pierre-Paul Riquet con la denominación inicial de Canal Real del Languedoc. Unía la ciudad
de Sète, en la orilla mediterránea, con Toulouse, en el interior, desde donde
el camino navegable continuaba por el propio rio Garona hasta el océano. No
obstante, la dificultad de mantener la navegabilidad en el rio recomendó la
construcción de un nuevo canal: el canal lateral del Garona (Canal
latéral à la Garonne). Este nuevo cauce, de 193 kilómetros, fue
construido entre 1838 y 1856, uniendo Toulouse y Castets-en-Dorthe, cerca de
Burdeos. El conjunto de los dos canales sería conocido como Canal de los Dos
Mares (Canal des Deux Mers).
El Ducado de Aquitania
frente al Condado de Toulouse, Atlántico y Mediterráneo.
Desde tiempos
remotos, el sur de la actual Francia ha mostrado dos vertientes bien
diferenciadas. El sector occidental es
una región atlántica, mientras que los territorios orientales muestran una clara
vocación mediterránea.
Los propios
romanos en su estructuración de la Galia lo reconocieron así y crearon dos
entidades diferentes: la Gallia Aquitania y la Gallia
Narbonensis. La Narbonense, era territorio romano desde que en el año
123 a.C. fue conquistado e incorporado al imperio (inicialmente con el nombre
de Gallia Transalpina). La Galia Narbonense se encontraba
intensamente romanizada y era
gobernada desde Narbo Martius (Narbona)
(Tolosa era entonces una modesta
colonia del interior, que no alcanzaría protagonismo hasta la caída del
imperio). Esta provincia romana quedaba estructurada por la Vía Domitia, que comunicaba el norte de
Italia con la provincia Tarraconensis,
y por la vía que partiendo de la Domitia
se dirigía hacia el norte, hacia Lugdunum
(Lyon) y el limes renano. Por su parte, la Gallia
Aquitania, fue constituida por
el emperador Augusto en el año 27 a.C. reuniendo los territorios situados al
sur del rio Garona (aunque acabaría extendiéndose hacia el norte, hasta el rio
Loira). La construcción de la via
Aquitania, que conectaba Narbona con Burdigala
(Burdeos) a través de Tolosa (Toulouse) ejercería de eje
estructurante del territorio aquitano y acabaría apoyando a Burdigala que se convertiría en su
capital a partir del siglo III.
Tras un
periodo turbulento de invasiones bárbaras, en el año 418, con el objetivo de
mantener la paz, el emperador romano Honorio cedió a los visigodos la región
occidental, la Galia Aquitana y la ciudad de Tolosa (y su entorno) que pertenecía a la Narbonense. Los visigodos
acabarían desvinculando el territorio del poder de Roma (ampliándolo hasta el
Mediterráneo y renombrándolo como Septimania),
y designarán a Tolosa como su nueva
capital.
Mapa de Francia en 1154, con el sur francés dividido
entre el Ducado de Aquitania y el Condado de Toulouse.
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Tolosa sería conquistada en el año 507 por
los francos, dando paso a la división del territorio en dos entidades que el rey
Clodoveo realizó para sus hijos. El periodo fue muy turbulento y los
territorios se segregaban y anexionaban constantemente. Finalmente, en el
occidente nacería el Ducado de Aquitania
y en el oriente el Condado de Tolosa.
Así, la distinción realizada por los romanos entre la Galia “mediterránea” y la
Galia “atlántica se mantendría durante siglos.
Fundado en el
siglo VIII, el Condado de Tolosa
mantuvo su autonomía durante varios siglos, aunque tuviera que rendir vasallaje
a diferentes reinos. Toulouse sería la capital de este territorio, a pesar de
encontrarse en su extremo occidental. Por eso, aunque la ciudad estuviera en
una posición central entre los dos mares, siempre basculó hacia el mediterráneo.
En esa región se producirían enfrentamientos con el reino de los francos, con
los ingleses o con el Reino de Aragón, allí surgiría la herejía cátara, las
cruzadas albigenses y toda una serie de acontecimientos que protagonizaron la
historia medieval. En el siglo XIII, concretamente en 1271, la muerte sin descendencia
del último conde supuso la anexión del territorio a Francia, lo que significó
un gran paso para la construcción de la nación francesa moderna.
Por su parte,
el Ducado de Aquitania nacería
vinculado a los reyes francos en el siglo VII. En 1152, el matrimonio de la
duquesa Leonor de Aquitania con Enrique de Plantagenet, duque de Normandía y
conde de Anjou, supondría un cambio radical para el Ducado, porque en 1154,
Enrique se convirtió en Enrique II, rey de Inglaterra. En consecuencia, el
Ducado quedaría integrado en la Corona inglesa durante varios siglos, concretamente
hasta 1453, fecha en la que concluyó la Guerra de los Cien Años (1337-1453),
que enfrentó a Francia e Inglaterra, con la victoria francesa. El Ducado
quedaría anexionado a Francia perdiendo definitivamente su autonomía.
La gran
reforma administrativa del territorio francés realizada en 2014 (que ha entrado
en vigor desde el 1 de enero de 2016) vuelve a confirmar esta doble realidad. En
el occidente meridional se ha constituido la región denominada provisionalmente
L'Aquitaine-Limousin-Poitou-Charentes
mientras que el territorio suroriental se ha agrupado bajo el nombre de Languedoc-Roussillon-Midi-Pyrénées.
La reforma administrativa de Francia realizada en 2014
recupera las dos vertientes del mediodía francés (en color las regiones
modificadas y en gris la que permanecen sin cambios)
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Burdigala y Tolosa,
ciudades romanas.
El sur de
Francia estuvo habitado desde tiempos ancestrales como demuestran los
descubrimientos arqueológicos (en Lascaux,
por ejemplo). En los entornos de Burdeos y de Toulouse se crearon modestos asentamientos
galos, alguno de los cuales estaban destinados a ser los núcleos principales de
cada territorio: Burdigala y Tolosa. No obstante, ambos cayeron en
poder de los romanos, quienes los refundarían con su característico modelo de
colonización.
La Tolosa
romana se trazó como una ciudad colonial nueva, rechazando los
asentamientos galos preexistentes y seleccionando otro emplazamiento. Hay que
tener en cuenta que el rio Garona, después de recibir las aguas del rio Ariége, reduce su velocidad favoreciendo
el depósito de bancos de arena y grava que afloran en esa zona. Esta circunstancia
facilitó el vado del rio, y favoreció la aparición de pequeños poblados galos
en su entorno, aunque los romanos buscaron su propia ubicación.
Toulouse. Trazas de la Tolosa romana sobre el plano
actual de la ciudad.
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La Tolosa romana se trazó como una ciudad
colonial, un damero apoyado en sus dos vías principales: el cardo y el
decumano. El cardus maximus la
recorría de norte a sur enlazando la puerta norte (Porterie, en la Place du
Capitole) y la puerta sur, la Puerta Narbonesa ( que se encontraba en la zona del Palacio de Justicia). El decumanus maximus conectaba la puerta
oriental (Saint-Étienne) con la
occidental (de la Daurade). El
conjunto formaba un rectángulo cuyas dimensiones eran de 33 actus (entre las
puertas norte y sur) y de 26 en la perpendicular, aunque el cruce no se
producía en la mitad sino en el punto 10/16 (10 actus a la Porte de la Daurade y 16 a la Porte
de Saint-Étienne). El cruce de las dos vías principales marcaba la
ubicación del, centro urbano, del fórum (en la actual Place Esquirol). Durante el periodo medieval las vías rectas
romanas fueron deformándose. Hoy el cardus queda recordado por el trazado de
las calles Saint-Rome, des Changes y des Filatiers. En cambio, del decumano principal queda poco rastro,
más o menos paralelo a la actual rue de
Metz.
Burdigala fue conquistada por los romanos hacia el año 60 a.C. y
comenzó a florecer una ciudad que llegaría, en el siglo III, a ser la capital
de la Galia Aquitania, momento a
partir del cual se reconfiguró con un importante desarrollo urbanístico y
monumental de la ciudad.
Burdeos. Delimitación de la ciudad romana (Burdigala) en
el siglo III y su pequeño puerto sobre una ortofoto actual.
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La traza del
burdeos histórico todavía recuerda la de aquella lejana Burdigala e incluso el
modesto puerto interior de la misma se reconoce en la disposición de las
calles. El recinto seguiría aproximadamente las actuales Cours de l’Intendence (aunque las murallas estaban entre esta vía y
el eje paralelo Rue de la Porte Dijeaux/Rue
Saint-Rémi), Rue des remparts, Cours d’Alsace-et-Lorraine y el rio. El
puerto romano es “recordado” por el trazado de calles como Rue Parlement Sainte-Catherine o Rue du Cancera. No sucede lo mismo con los restos arquitectónicos,
quedando escasos restos del anfiteatro o Palais
Gallien como único testimonio de aquella época.
Ciudad de piedra
(Burdeos) frente a ciudad de ladrillo (Toulouse).
Hasta que los
sistemas de transporte se convirtieron en un medio ágil, capaz, seguro y
suficientemente asequible, el traslado de mercancías era complicado y el
desplazamiento de pesados materiales de construcción era prácticamente
inviable. En consecuencia, hasta ese momento, la arquitectura utilizaba los
materiales de su entorno próximo. Esto, además de abaratar costes, facilitó la
integración arquitectónica dentro del paisaje circundante y favoreció la
creación de identidades rotundas, proporcionadas por la homogeneidad de los
elementos utilizados.
Piedra y
ladrillo son algunos de los materiales más frecuentes de la arquitectura
tradicional, pero mientras que la piedra es ofrecida por la naturaleza, el
ladrillo es un material producido por el ingenio humano, espoleado por la
ausencia de aquella. Afortunadamente, las regiones carentes de piedra suelen
contar con la presencia de arcillas, base para la fabricación de ladrillos.
Toulouse, la ciudad roja, es una ciudad de ladrillo.
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Toulouse es una ciudad de ladrillo. De
ladrillo rojo. De ahí
procede su apelativo como “la ciudad roja”. El entorno de Toulouse es uno de
esos lugares en los que no abundaba la piedra, aunque las llanuras aluviales
del rio Garona proporcionaban una gran cantidad de arcilla. Toulouse dispondría
de numerosas tejerías en las que se modelaban las piezas y se secaban. La
arcilla tolosana dota de un característico color rojizo a los ladrillos que,
por otra parte, tienen unas dimensiones particulares (42 x 28 x 5 cm.) e,
incluso, un nombre propio, brique foraine,
o brique toulousaine.
Burdeos es una ciudad de piedra. La piedra de Burdeos (“pierre de Bordeaux” o “Calcaire
à Astéries”) es una roca caliza que se formó en el Oligoceno, hace treinta
millones de años (en el periodo Terciario Rupeliense). En aquella lejana época,
la región aquitana estaba bajo un mar de aguas cálidas y poco profundas que
propiciaron una gran diversidad de formas de vida. En la gran cuenca
sedimentaron los esqueletos minerales (carbonato cálcico) de los organismos,
para formar una gran base pétrea que, tras la desaparición de los mares, presentó
abundantes afloramientos. Gracias a ello, en la región bordelesa, se fueron
instalando numerosas de canteras, dando origen a una industria de extracción,
tanto a cielo abierto como subterránea, especialmente en la zona de Entre-Deux-Mers.
La piedra de Burdeos (“Calcaire à Astéries”) y su color
amarillo pajizo (con la evolución contaminada hacia gris) identifica a la
ciudad.
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Como todas
las calizas, la piedra es sencilla de tallar por lo que es una buena base
escultórica además de ser un gran material de construcción. Pero, además, esa
piedra es un tanto particular. Su color
original varía entre rubio claro y crema, pero, con el tiempo, conforme
envejece expuesta al aire (y a la contaminación atmosférica), va evolucionando hacia tonos superficiales
grises de diferente oscuridad, que le proporcionan una personalidad muy
identificable. Ese color amarillento claro es el color característico de
Burdeos, aunque mezclado con la evolución a grises. No obstante, el Ayuntamiento
está promoviendo la limpieza de la piedra para recuperar los colores originales
de la ciudad.
Toulouse medieval,
Burdeos ilustrado.
Las dos
ciudades divergen en sus momentos de esplendor. Toulouse destacaría en la época
medieval y en la moderna, mientras que Burdeos lo haría durante el periodo
ilustrado y también durante el siglo XIX. En ambos casos, los monumentos dan
testimonio de ello.
Toulouse fue una importante ciudad
medieval. Pronto saltaría
las murallas romanas e iría creciendo más allá del recinto con la aparición de
varios arrabales próximos a las puertas. Por el norte se fue conformando el
arrabal de Saint-Sernin, por el sur
el arrabal de Saint-Michel, por el
este el de Saint-Étienne, y por el
oeste, al otro lado del rio, surgiría el suburbio de Saint-Cyprien. El primero de todos sería el más importante, sobre
todo gracias a la construcción de la
iglesia de Saint-Sernin, la
segunda iglesia románica más antigua de Francia y uno de los emblemas de
Toulouse, que se convertiría en una referencia del Camino de Santiago.
Basílica de Saint Sernin de Toulouse.
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En 1140,
Toulouse integró dentro de su recinto urbano el consolidado arrabal de Saint-Sernin. Esta ampliación medieval
de la muralla recorrería los actuales bulevares de Strasbourg, Arcole, Lascrosses (parcialmente) y Armand Duportal (inicialmente sería de madera y desde el siglo XVI sería
de ladrillo). También, en la otra ribera del rio el barrio de Saint-Cyprien sería protegido por un muro
durante el siglo XIV, que se reforzaría en el siglo XVI. Con esta nueva
fortificación, Toulouse tuvo tres recintos amurallados, el original
galo-romano, el del siglo IV durante las invasiones bárbaras, y el definitivo recinto
medieval.
Toulouse conserva el recuerdo de su esplendor medieval.
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Además de la
basílica de Saint-Sernin, Toulouse
cuenta con otros grandes edificios medievales como el Convento de los Jacobinos de la Orden de los Hermanos Predicadores,
que se comenzó a construir en 1230; la catedral
de Saint-Étienne, que, iniciada en 1272, prolongaría su construcción hasta
el siglo XVII; o el edificio del Capitole, sede del ayuntamiento se
arrancó en 1190 (aunque su fachada neoclásica se incorporó en 1750).
Muralla medieval de Toulouse.
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Gran Teatro de Burdeos, inaugurado en 1780.
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Burdeos. Edificaciones en el borde fluvial (con la
vaporización procedente de la fuente de la Plaza de la Bolsa)
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Ciudades portuarias
(aunque de diferente escala).
Se dice que Burdeos es una ciudad marítima con un mar
de agua dulce, ya que su puerto es fluvial (aunque dispone de una gran
amplitud de cauce). Ese calificativo puede sorprender porque la ciudad se
encuentra a unos 100 kilómetros de la desembocadura, pero el rio es navegable
para grandes buques hasta la propia Burdeos. Por eso es una ciudad atlántica,
aunque no esté en la costa. Burdeos es, pues, un puerto de estuario, cuya
actividad se remonta a tiempos lejanos, ya que su emplazamiento (en un cruce de
vías terrestres, fluviales y marítimas) sedujo a numerosos pueblos. Allí se
instalaron romanos, visigodos o normandos y la prosperidad de la ciudad y de su
puerto, iría sufriendo altibajos en función de los periodos de paz o de
conflicto. La incorporación de Aquitania a la Corona de Inglaterra en 1154 y,
gracias a ello, la exportación de vino a las islas británicas, inició una
brillante etapa para el puerto. Pero, a mediados del siglo XV, la reconquista
francesa cortó los lazos con las islas y supuso un freno para el desarrollo portuario
y urbano. El comercio colonial relanzaría su actividad. Con Luis XIV se
crearían líneas regulares con Norteamérica y las Antillas, y Burdeos se
convertiría en el primer puerto francés (y segundo del mundo tras Londres). A
sus muelles llegaba café, cacao, azúcar o algodón que eran distribuidos a toda
Europa. Y, por supuesto, estaba el vino, la estrella comercial del puerto (aunque
también es reseñable su papel como importante puerto negrero durante aquella
época).
Tras un
periodo de estancamiento, a partir de 1860 el puerto de Burdeos relanzó su
actividad y durante el siglo XX se iniciaría la modernización del mismo, con
nuevos muelles y el acondicionamiento del canal de la Gironde. Durante la Segunda Guerra Mundial, la ocupación alemana convirtió
al puerto de Burdeos en un puerto militar estratégico en el que, por ejemplo,
se construyó una base submarina (en el barrio Bassin à flots). En la actualidad, el puerto de Burdeos (Bordeaux Port Atlantique), cuenta con
siete terminales ubicadas a lo largo del estuario, desde la capital aquitana
hasta la desembocadura (Le Verdon, Pauillac, Blaye, Ambès, Grattequina, Bassens y Burdeos), y que
mueven entre 8 y 9 millones de toneladas de mercancías al año. Mientras tanto,
el antiguo puerto urbano recibe escasos barcos y, los que atracan van llenos de
turistas y no de mercancías. Por eso, los antiguos almacenes y espacios
portuarios se han convertido en locales de ocio y espacio público para la
ciudad.
Bordeaux Port Atlantique. Imagen de terminal de Le
Verdon, junto a la desembocadura del Garona.
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Toulouse
dispone de cuatro puertos. Los dos primeros están vinculados al rio Garona, uno
en cada ribera. En la margen derecha está el Port de la Daurade, que cambió sus servicios de estibado por
convertirse en el punto de partida de los barcos de paseo que realizan un
recorrido por el rio y los canales contiguos. En la ribera izquierda, junto al
barrio de Saint Cyprien se construyó
el Port de la Viguerie que daba
servicio al arrabal que fue creciendo en esa orilla desde la Edad Media (en la
actualidad tiene prevista su remodelación según un proyecto del arquitecto Joan
Busquets que se presentó en 2015 y prevé su conclusión en 2019). Los otros dos
puertos forman parte del Canal du Midi.
El Port de l'Embouchure se proyectó
en 1861 como tramo final del canal antes de su desembocadura en el Garona, consistente
en un gran estanque con descargaderos a ambos lados. El segundo puerto ubicado
en el Canal del Mediodía es el Port Saint
Sauveur y también disponía de muelles para el tránsito de mercancías,
aunque hoy es uno de los aparcamientos de las barcas que recorren
turísticamente el canal. El canal llegó a tener otros dos puntos de carga y descarga
(el Port des Minimes y el Port Saint-Étienne) que han
desaparecido.
Agricultura frente a
industria: El vino de Burdeos y los aviones de Toulouse.
Aunque las
dos ciudades cuentan con industria y agricultura, el peso de estos sectores
económicos es muy diferente en cada una de ellas. Burdeos fundamentó su
prosperidad en la producción vitivinícola, mientras que Toulouse, sobre todo
desde mediados del siglo XX, cimentaría su poder económico en la industria
aeronáutica e informática.
Parece que el
cultivo de la vid llegó a la región bordelesa con los romanos y que en el siglo
I se producía vino con regularidad. No obstante, era una producción para el
consumo local. La situación cambiaría con la incorporación del ducado de
Aquitania a la Corona inglesa, ya que el vino de Burdeos comenzaría a
exportarse a las islas con un enorme éxito. Aunque la Guerra de los Cien Años
entre Francia e Inglaterra frenó el comercio, el final del conflicto supuso el
impulso definitivo para la internacionalización de los vinos de Burdeos (vins
de Bordeaux). A ello contribuyó principalmente el considerable aumento
de la actividad del puerto que llegó a ser una de las principales puertas
francesas de comercio con el Nuevo Mundo. Así, la producción vitivinícola se
convertiría en uno de los motores económicos de la región y particularmente de
la ciudad. El paisaje del entorno de Burdeos se caracteriza por la intensa
presencia de viñedos y châteux, nombre
que reciben las bodegas, de las existen unas 9.000. La producción total alcanza
unos 700 millones de botellas de vin de
Bordeaux (que van desde vino corriente de mesa hasta los caldos más caros y
prestigiosos del mundo).
Paisaje de viñas en Saint Emilion, en el entorno de
Burdeos.
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Patrimonios de la
Humanidad: El Puerto de la Luna en
Burdeos y el Canal del Mediodía en
Toulouse.
Las dos
ciudades cuentan con el privilegio de pertenecer a la lista de lugares
“patrimonio de la humanidad”, que elabora la Unesco. Ahora bien, con una
diferencia, porque mientras Burdeos está por si misma; Toulouse participa de
forma compartida con un extenso territorio.
La antigua
ciudad portuaria de Burdeos estaba situada en uno de los meandros del curso
final del rio Garona. Esta situación originó la peculiar forma de la ciudad
histórica, en forma de luna creciente (croissant).
Esa analogía sería la causante del sobrenombre que recibiría el puerto: el
Puerto de la Luna (Port de la Lune) y que por extensión se atribuiría a toda la
ciudad. En el año 2007, la Unesco reconoció el valor patrimonial del casco
bordelés y lo incluyó en su preciada lista. El conjunto es extenso (unas 1.810
hectáreas) y abarca la zona interior de los bulevares que definen el centro
histórico de la Burdeos. La Unesco dice de Burdeos que “el centro histórico de esta ciudad portuaria del sudoeste de Francia
posee un conjunto urbanístico y arquitectónico excepcional creado en el Siglo
de las Luces, cuyos valores han perdurado hasta la primera mitad del siglo XX.
Burdeos es, después de París, la ciudad francesa con más monumentos históricos
protegidos. Fue un centro de intercambios culturales a lo largo de más dos
milenios, sobre todo a partir del siglo XII, época en la que se estrecharon sus
vínculos con la Gran Bretaña y los Países Bajos. El trazado urbano y los
conjuntos de edificios construidos desde principios del siglo XVIII no sólo
hacen de esta ciudad un ejemplo excepcional de la arquitectura neoclásica, sino
que además le confieren una coherencia y unidad extraordinarias. El urbanismo
de Burdeos refleja el triunfo de los ideales de los filósofos del Siglo de las
Luces, que aspiraban a hacer de las ciudades verdaderos crisoles del humanismo,
la universalidad y la cultura”.
Burdeos. Delimitación del área Patrimonio de la
Humanidad “Puerto de la Luna” que engloba el centro histórico de la ciudad.
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Toulouse,
como decíamos, se incorpora a la lista en 1996 pero lo hace de forma
compartida, ya que el lugar seleccionado es el Canal du Midi, que
conecta la ciudad con el mar Mediterráneo atravesando otros núcleos urbanos. El
Canal de Mediodía es una infraestructura acuática extraordinaria sobre la que
la Unesco comenta que “construida entre 1667 y 1694, esta red de
360 km de canales navegables enlaza el Mediterráneo y el Atlántico gracias a
328 obras de ingeniería diversas: esclusas, acueductos, puentes, túneles, etc.
Es una de las realizaciones de la ingeniería civil más extraordinarias de la
era moderna, precursora de la Revolución Industrial. El interés por la estética
arquitectónica y paisajística que animó al autor del proyecto, Pierre-Paul
Riquet, hizo de este canal una proeza técnica y una auténtica obra de arte”.
El Canal du Midi fue utilizado para
el transporte de pasajeros, correo y mercancías. Inicialmente, los barcos eran
arrastrados por caballos que seguían los caminos paralelos al curso del agua.
Luego llegarían los barcos autopropulsados. En la actualidad, el canal del
Mediodía cumple misiones turísticas, de ocio e incluso como vivienda.
El Canal du Midi en su llegada a Toulouse (plano de la
Unesco)
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Maravilloso artículo. gracias
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