Esquemas acerca de las
variaciones sobre un tema exploradas en las iglesias que proyecto Wren para la City
londinense.
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Entre los monumentales edificios y los rascacielos
de la City londinense aparecen unas pequeñas
joyas de la arquitectura religiosa que fueron diseñadas a lo largo de 25 años
por Christopher Wren, uno de los grandes arquitectos del barroco inglés.
Fueron consecuencia del pavoroso incendio que sufrió el antiguo Londres en 1666
y que obligó a proponer nuevos templos que sustituyeran a los desaparecidos.
Estas nuevas iglesias parroquiales (inicialmente 51,
aunque solo sobreviven 30) tuvieron una génesis muy particular, que las
convierte en un caso excepcional.
Desde luego por la catástrofe que las puso en marcha; pero también por el tema,
que buscaba un espacio innovador para la liturgia protestante; por el singular
método de trabajo (variaciones sobre un tema básico); y, sobre todo, por su
concentración en un espacio limitado.
El artículo tiene dos partes. En la primera parte
de este artículo nos acercamos al concepto de variación y al contexto del
barroco arquitectónico inglés. En esta segunda entrega profundizaremos en los
edificios y propondremos una ruta para
recorrerlos, que se inicia y finaliza en St. Paul, la obra maestra de Wren
que se nutrió de la experimentación de los pequeños templos.
El incendio Londres de 1666 y las 51 nuevas iglesias en la City.
Algunas ciudades sufren catástrofes que, más allá de
la conmoción inicial, se convierten en oportunidades para vislumbrar un futuro
diferente. Londres sufrió un incendio devastador en 1666 que, prácticamente,
asoló toda la City. El gran desastre
promovió un intenso debate sobre la reconstrucción y los modelos a seguir, así
como sobre la posibilidad de proponer un nuevo trazado para la ciudad que evitara
la densa y tortuosa trama antigua.
Plano de Londres, indicando
el área afectada por el gran incendio de 1666.
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Pero las aspiraciones para crear un nuevo
“organismo” urbano, libre de los condicionantes del caótico Londres
preexistente, quedarían defraudadas. Las propuestas no pasarían del papel,
sepultadas bajo una montaña de trabas técnicas y legales y ante la falta de
efectividad de los medios de control público. Aquel fracaso, que impidió la
transformación radical del centro de la capital británica, fue una muestra del
divorcio entre los intereses del poder y de la burguesía respecto a la ciudad.
No obstante, la ciudad renació de sus cenizas, gracias
a la aparición de una nueva arquitectura, puesto que viviendas, edificios
institucionales o iglesias, fueron revisados desde nuevos criterios, tanto
estilísticos como normativos (se promulgaron unas estrictas ordenanzas para evitar
en la medida de lo posible nuevos incendios que resultaran tan devastadores). Este
“renacimiento”
de Londres y sus circunstancias ya fueron tratados en otro artículo de este
blog y nos remitimos a él.
Una de las muestras más reveladoras de esa “resurrección”
urbana fueron los edificios religiosos. El
fuego había dañado o destruido 86 de las 107 iglesias parroquiales que tenía la
City y se acometió rápidamente su
restablecimiento.
La reconstrucción de los templos debía partir del
estado en el que habían quedado cada uno de ellos. En la gran mayoría de las
situaciones habría que construir iglesias totalmente nuevas, reubicadas en los solares de las
anteriores; en otras, se tendrían que levantar aprovechando los restos que se
habían salvado de la destrucción; y, en unos pocos casos, la actuación
necesaria iría poco más allá de la gestión de los fondos económicos para las
reparaciones. De todo ello se encargó la misma persona.
Este sería Christopher Wren, el gran arquitecto que
había participado en el concurso fallido sobre la reestructuración urbana de la
ciudad y de quien ya hemos hablado en la primera parte
del artículo. Wren fue nombrado surveyor
de la reconstrucción, recibiendo el encargo de erigir otra vez las pequeñas
parroquias (y, además, la nueva catedral de St. Paul, también afectada por el
incendio). Esa ingente tarea fue abordada con una celeridad inusitada, llegando
a colocarse primeras piedras de dieciséis iglesias ya en 1670. No obstante, es
conveniente recordar que, como afirma Manfredo Tafuri, “Wren es el nombre tras el que se oculta un grupo de proyectistas y una
estructura colectiva de estudio de arquitectura”.
Plantas de seis de las iglesias parroquiales diseñadas
por sir Christopher Wren.
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El trabajo
final se concretó en 51 nuevas iglesias parroquiales para la City (aunque habría
alguna más fuera del recinto del Londres antiguo), con intervenciones de
alcance diverso como hemos comentado. Wren expresaría en los templos levantados exnovo el espíritu del barroco, sin
perder la oportunidad de reenfocar con el estilo de los nuevos tiempos las
actuaciones más condicionadas por las preexistencias (restauraciones y
reparaciones). Pero, sobre todo, Wren y su equipo afrontaron el reto como un ejercicio de exploración de las posibilidades
tipológicas para la nueva liturgia protestante, adoptando una prodigiosa
mecánica combinatoria.
Una tipología renovadora para una nueva liturgia.
La crisis religiosa del siglo XVI, que escindió la
iglesia occidental en dos mitades: la católica y la protestante, abrió una
polémica sobre la configuración del espacio litúrgico. La iglesia católica
zanjó rápidamente la cuestión con la creación de un modelo de edificio
religioso que se erigió como una de las expresiones más importantes del arte
barroco. Pero, en el campo protestante, el debate fue menos intenso y
resolutivo. En cualquier caso, se asistiría a la creación de una tipología renovadora acorde con las nuevas funciones
litúrgicas del ritual protestante. Como indican los profesores Fernando
Checa y José Miguel Morán en su libro “El Barroco” (Ed.
Istmo. Madrid, 2001. pág. 314) “dentro del rito protestante, por encima del realce de la ceremonia y de
la solemnidad, el factor decisivo era el sermón, que consistía en el comentario
y explicación del texto bíblico. Se necesitaba, pues, un espacio recogido, en
el que lo esencial era lograr una buena acústica más que un impacto visual. (…)
las dimensiones de la iglesia protestante estaban determinadas por el alcance
de la voz, pues en el protestantismo el culto parece hecho para ciegos. La iglesia no se concebía como un templo,
sino más bien como un lugar de reunión. Es este el motivo por el que se
opta por la planta central y lo que explica la aparición de tribunas…”.
Aunque en Holanda se avanzaron soluciones al
respecto, serían las 51 iglesias londinenses de Wren las que ofrecerían mayor
interés a la hora de configurar el modelo definitivo para la nueva liturgia. Su
inspiración contaba con estímulos diversos procedentes tanto de las referidas muestras
holandesas como de ejemplos extraídos de Tratados o de las descripciones de las
basílicas vitruvianas. Todo ello se convertiría en un caldo de cultivo del que
emergerían los casos concretos, compuestos gracias a múltiples combinaciones de
elementos que, eso sí, priorizaban la centralidad de las plantas y la unidad
del espacio (aunque en algunos casos no fue así debido a las preexistencias).
Interior de St
Andrew-by-the-Wardrobe (número 5 de la ruta)
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En aquellos años del siglo XVII, las iglesias no
solamente respondieron a necesidades litúrgicas, sino que supusieron un campo
de experimentalismo lingüístico
arquitectónico. Checa y Morán apuntan en esta dirección (op. cit., pág. 315) diciendo que
“la variedad de plantas y la importancia
del tema de la torre se utilizan para toda una serie de experimentos en torno
al valor convencional del lenguaje (…) Los elementos del lenguaje clásico se
utilizan ahora con una total falta de prejuicio, y el mismo gótico se convierte
en fuente de inspiración. En estas iglesias el centro de atención deja de ser
el altar o una imagen para pasar a serlo el púlpito o el órgano”;
remarcando la excepcionalidad de St. Paul, a la que aluden indicando que “la catedral de San Pablo se plantea como una
planta de cruz latina cubierta con una enorme cúpula -distinguiéndose así del
resto de las parroquias- y en ella el motivo simbólico de la cúpula se
constituye en el centro de referencia de la City”.
El arquitecto e historiador Jean Castex, insiste en
esa idea de metodología proyectual siguiendo lo expresado por Manfredo Tafuri
en su libro “Teorías e historia de la arquitectura”, en el que analizaba el
proceso de creación de Wren refiriéndose a él como assemblage de elementos sacados de códigos diversos y distintos
entre sí. Castex, en su libro “Renacimiento, Barroco y Clasicismo” (Ed. Akal. Madrid, 1994. pág. 229)
habla de “la contaminación experimental
entre códigos lingüísticos diversos, iniciada por Wren y culminada por
Hawksmoor, Thomas Archer y, finalmente, Vanbrugh, en un sentido netamente
antihistoricista. Se puede hablar a la vez de experimentación y de
antihistoricismo para este grupo de investigaciones, puesto que la introducción
de elementos de léxico manierista, clásico, gótico o de inspiración
borrominiana (…) no tiene ya ninguna entonación polémica, no quiere proponer la
historicidad de la forma como problema en torno al que batallar (no olvidemos
que la arquitectura inglesa, ecléctica, tradicionalmente impulsada a la
síntesis, planteó ya el problema de la historia en forma dialéctica), no ve en
ello más que un elemento a utilizar pata otorgar más amplia confirmación a una
experimentación desencantada y antirretórica de variaciones ad libitum a partir
de materiales históricos y geométricos preformados”. Castex analiza 27 de
las 51 iglesias salidas de la firma de Wren explorando esa “mecánica
combinatoria” de objetos y estructuras heterogéneos, que sometía a crítica la
herencia lingüística y sintáctica de la tradición.
St Benet Paul's Wharf (4). De arriba
abajo: sección, planta e imagen exterior de la iglesia
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Tema con variaciones (una metodología de proyecto).
En general, el método compositivo de las variaciones
parte de un tema base cuyos elementos son transformados en las repeticiones. Los
elementos de composición esenciales para Wren fueron la sala principal (sus proporciones, estructura en naves o en espacio
unitario, relaciones con los espacios auxiliares, aperturas al exterior y, muy
particularmente, la cubrición de la
misma), la torre-campanario (en
relación a la sala principal y al acceso, pero sobre todo como pieza volumétrica
e identitaria del conjunto edificado), los espacios auxiliares (principalmente vestíbulo y sacristía, pero también según
los casos, tribunas y galerías). Los
puntos focales que más allá de la posición del altar se dirigen al púlpito
y al órgano.
Es habitual el uso del módulo como estructura básica
para apoyar las variaciones. Una buena parte de las propuestas responden a
planteamientos geométricos sencillos y que privilegian la centralidad de la
sala principal. Los esquemas responden por lo general a cuadrículas sencillas
(aunque luego la realidad construida se vea un tanto deformada respecto a la pureza
conceptual).
Una de las modulaciones que se repite en varios
ejemplos es la de 3x3 para el espacio principal de manera que a partir de ese
cuadro base se ubique la torre y los espacios auxiliares en un juego
combinatorio que respondía tanto a la composición interna como a las
sugerencias del entorno (relación con la calle, valoración de la imagen de la
torre-hito identitario, etc.).
No es el único juego combinatorio, ya que como hemos
adelantado, Jean Castex, en el libro referenciado, selecciona 27 casos (tanto
conservados como desaparecidos) para estudiar sus pautas, sobre todo en lo que
respecta al carácter de la sala
principal de las edificaciones. Tras el análisis propone tres grupos en
función los rasgos comunes detectados. En primer lugar, reúne las “salas centralizadas”, caracterizadas
por una planta cuadrada acentuada por la presencia de una cubierta que potencia
el centro (con nueve casos). La segunda categoría son las que denomina “salas plafonadas” que se identifican
por cubiertas esencialmente planas con juegos estructurales (con siete casos).
La tercera clase agrupa a las que denomina “salas
basilicales” que apuestan por espacios rectangulares que pueden presentar
naves (diez casos). Castex cita como caso especial el templo de St. Stephen Walbrook (número
identificativo en la ruta propuesta: 16) al presentarlo como un híbrido entre
basílica y planta central con cúpula.
St Stephen Walbrook (16). De arriba abajo: imagen exterior,
planta e imagen interior con su cúpula.
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También Jean Castex identifica referencias
estilísticas que expresan variaciones en las realizaciones. Como ejemplo indica
la mirada al gótico en St. Mary Aldermary
(29), la mirada hacia el mundo clásico en St.
Mary-le-Bow (29), o la visión propiamente barroca de St. Lawrence Jewry (13)
Hay otras “variaciones” que generan clasificaciones que
no responden a la exploración tipológica sino a criterios cuantitativos como pueden
ser sus tamaños, coste, ordenación temporal, o la conservación de los rasgos
originales. Estas categorías tienen menos interés estilístico, pero ayudan a la
comprensión de cada caso.
Criterio temporal.
Las cincuenta y una iglesias fueron realizadas a lo largo de 25 años, el cuarto
de siglo que transcurrió entre los años 1670 y 1695. El siguiente esquema
temporal las ordena en función de las fechas de construcción (en rojo, las desaparecidas; en negro, las
existentes, con indicación del número asignado en la ruta propuesta en el
apartado siguiente).
Diagrama temporal de las 51 iglesias de Wren (en rojo,
las desaparecidas; en negro, las existentes, con indicación del número asignado
en la ruta propuesta).
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Criterio de tamaño.
Las parroquias presentan tamaños bastante
diferentes. Esta investigación, realizada por Jean Castex en la obra citada, indica
como los templos van desde las pequeñas iglesias de 150/200 metros cuadrados,
como St. Benet Paul's Wharf
(4), St.
Clement Eastcheap (18), o St. Mildred
(desaparecida) hasta las mayores como St.
Bride (7), con 550 metros cuadrados o Christ
Church Greyfriars (10) que alcanza los 850. La media se sitúa en torno a los 350 metros cuadrados con ejemplos
como St. James Garlickhythe (27) o St. Mary-le-Bow (29)
A la izquierda, St James Garlickhythe (27). A la derecha,
St Mary-le-Bow (29)
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Criterio de conservación de los rasgos
originales.
Las 51
iglesias tuvieron una historia diferente y solamente 30 han llegado a nuestro
tiempo total o parcialmente (hay que tener en cuenta que
los bombardeos sufridos por Londres en la Segunda Guerra Mundial, durante el Blitz, le afectaron
considerablemente). De esta trentena de templos que permanecen, solamente 13 conservan su estado original,
mientras que los 17 restantes presentan modificaciones notables: 2 habían sido
bastante transformados antes de los bombardeos; otros 9, que se habían visto
muy dañados por el Blitz, fueron
reconstruidos tras el conflicto con modificaciones apreciables; y de las 6
iglesias restantes solamente sobrevivió la torre ya que no se llegó a plantear la
recuperación el cuerpo principal.
Estado de conservación de las 30 iglesias según el
criterio expresado en la leyenda.
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Las 21 iglesias desaparecidas lo hicieron por
motivos diversos. 10 fueron eliminadas como consecuencia de la Union of Benefices Act de 1860, una ley
que redujo el número de parroquias de la City
debido al muy notable descenso de población experimentado por esa parte de
Londres durante la segunda mitad del siglo XIX. En estos casos, las
circunscripciones parroquiales descartadas fueron anexionadas a las contiguas y
sus sedes demolidas. Otros 6 templos fueron derribados por otras razones, como
la necesidad de espacio para acometer otras edificaciones o por presentar
problemas de seguridad estructural. De los 5 restantes, 2 fueron “desmontados”
y “reutilizados” como material para otras construcciones y 3, que habían sido
destrozados por el Blitz, quedaron
sin reconstruir definitivamente.
Dos de las iglesias de las
que solamente se mantienen sus torres-campanario. A la
izquierda, St. Augustine Watling Street, y a la derecha, St. Mary Somerset.
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St Dunstan-in-the-East (24). Se conserva la
torre-campanario y los muros perimetrales del cuerpo principal de la iglesia, que
albergan un jardín interior.
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La ruta propuesta para visitar las 30 iglesias de Wren en la City.
Aunque resulte sorprendente, la identificación de
las 51 iglesias construidas por Wren ofrece dificultades. El diferente alcance
de las intervenciones ha llevado a los historiadores a ciertos desacuerdos respecto
a algunos casos concretos, por lo que no resulta sencillo precisar la lista con
exactitud. De hecho, los documentos consultados presentan discrepancias
respecto a ciertas parroquias. Para establecer el conjunto utilizado en la ruta
propuesta hemos partido del “Appendix No.
1: Schedule of Wren's City Churches', in An Inventory of the Historical
Monuments in London, Volume 4, the City (London, 1929), p. 199. British History
Online http://www.british-history.ac.uk/rchme/london/vol4/p199”,
aunque realizando algún ajuste porque, incluso este listado histórico ofrece
alguna imprecisión. En este documento se enumeran las Iglesias con sus fechas
de construcción y el coste de cada una de ellas, complementándose con planos de
la mayoría de los cincuenta y un templos.
Ruta propuesta, con comienzo y final en St. Paul, para
recorrer las 30 iglesias parroquiales diseñadas por sir Christopher Wren.
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La ruta
comienza y termina en la catedral de St. Paul, la obra
maestra de Christopher Wren, ofreciendo la posibilidad de visitar los treinta
templos (en algún caso, solamente su torre-campanario) con un recorrido que no
llega a los siete kilómetros. El plano adjunto indica el recorrido propuesto.
Los números indican la iglesia concreta según la lista siguiente:
1 St Augustine Watling Street
2 St Nicholas Cole Abbey
3 St Mary Somerset
4 St Benet Paul's Wharf
5 St Andrew-by-the-Wardrobe
6 St Martin, Ludgate
7 St Bride's Church
8 St Andrew, Holborn
9 St Sepulchre-without-Newgate
10 Christ Church Greyfriars
11 St Anne and St Agnes
12 St Alban's, Wood Street
13 St Lawrence Jewry
14 St Olave Old Jewry
15 St Margaret Lothbury
16 St Stephen Walbrook
17 St Mary Abchurch
18 St Clement Eastcheap
19 St Edmund, King and Martyr
20 St Michael's Cornhill
21 St Peter upon Cornhill
22 St Margaret Pattens
23 St Mary-at-Hill
24 St Dunstan-in-the-East
25 St Magnus-the-Martyr
26 St Michael Paternoster Royal
27 St James Garlickhythe
28 St Mary Aldermary
29 St Mary-le-Bow
30 St Vedast Foster Lane
Parte de la ruta propuesta que recorre la zona
occidental de la City (teniendo como referencia central St. Paul)
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Parte de la ruta propuesta que recorre la zona oriental
de la City (teniendo como referencia central St. Paul)
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Estas treinta iglesias no son las únicas existentes
en la City, porque hay unas cuantas
más, pero esas ya no tuvieron relación con la firma de Christopher Wren (salvo,
por supuesto, St. Paul).
Dos de esas
otras pequeñas parroquias resultan muy significativas por el contraste con el
conjunto de las iglesias barrocas, ya que establecen un marco temporal que
identifica el antes y el después de la intervención de Wren.
La primera referencia, es la iglesia de St.
Andrew Undershaft, una de las
pocas que se libraron del incendio de 1666 y que indica el estilo medieval característico anterior a la renovación barroca. La
iglesia inicial se construyó en el siglo XII y tuvo varias remodelaciones,
siendo la última de 1532. [marcada con
una “A” en la ruta, con desplazamiento y vuelta desde la posición 21]
La segunda referencia es la iglesia de St.
Mary Woolnoth, realizada por Nicholas Hawksmoor, otro de los grandes
arquitectos del barroco inglés, entre 1716 y 1727, y que expresa la evolución estilística a partir de Wren.
[señalada con una “B” en la ruta, con
desplazamiento entre las posiciones 15 y 16]
Las 51 parroquias parecen escoltar la obra cumbre de
Christopher Wren, la catedral de St. Paul, la gran referencia de la City, tanto
desde el punto de vista histórico como visual (aunque en la actualidad tenga la
competencia de los rascacielos). Para St. Paul, Wren elaboró varios proyectos hasta
que finalmente se desarrolló un esquema en planta de cruz latina, las formas
tradicionales del edificio desaparecido, aunque esta no había sido su intención
inicial ni estaba en las pequeñas iglesias de la City, por lo que la catedral
supuso un planteamiento excepcional dentro del conjunto. No obstante, St. Paul se nutrió de las exploraciones
realizadas en aquel juego tipológico y combinatorio que alumbró los pequeños
templos. Esta influencia se advierte, por ejemplo, en el diseño de la
cúpula (experimentada a otra escala en St.
Stephen Walbrook) o de las torres-campanario (protagonistas de algunas de
las variaciones formales de las parroquias). Con todo, la extraordinaria catedral
anglicana, que puso su primera piedra en 1675 y se terminaría en 1711, emergería
como un compendio de la arquitectura de su tiempo.
Arriba, superposición de la
antigua planta de St. Paul (trama gris) con la nueva (línea azul) proyectada
por Wren. Debajo imagen de la catedral en 1896.
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Hola! Muy bueno, bibliografía?
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