Madrid Think Tank sigue construyendo el relato de
Madrid.
En esta
ocasión la reflexión y el debate se centraron en la Imagen de Madrid, con un encuentro intergeneracional de artistas celebrado
el 18 de Abril, en La Sede del Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM). Los
invitados aportaron su visión sobre el Pasado,
Presente y Futuro de la Imagen de Madrid.
El evento
contó con la presencia de Rafael Canogar
(1935), el gran maestro de la pintura, cofundador del mítico grupo El Paso, cuya obra siempre cambiante, lo
sitúa como una de las referencias más importantes de la plástica española.
Igualmente participó la fotógrafa Ouka
Leele (Bárbara Allende, 1957), una de las protagonistas de la movida madrileña, cuyos trabajos expresan su particular y
original mirada sobre nuestro entorno. También intervino Javier de Juan (1958), artista visual, que abarca desde el comic
hasta el audiovisual, desde la pintura y el grabado hasta la instalación, y que
fue considerado como uno de los principales representantes de la denominada
“Nueva Figuración Española”. Completó el elenco, Albert Corbí (1976) artista multifacético que se expresa en acciones e
instalaciones que siempre proponen dilemas conceptuales.
El acto fue
presentado por el Decano del COAM, José Antonio Granero y por Carlos Lahoz,
director del Madrid Think Tank. Moderaron el debate los arquitectos Carlos
Martínez-Arrarás y Juan Roldán.
La ciudad no
se construye solamente conformando nuevos espacios, sino que también se
configura a partir de la creación de identidades, imágenes, relatos, sonidos,
etc. Sobre esta convicción urbana, Madrid Think Tank organiza mensualmente,
dentro de sus Madrid Talks, una
serie de debates transversales sobre el Pasado,
el Presente y el Futuro de Madrid desde diversos ámbitos.
Juan Roldán, Carlos Martínez-Arrarás y Albert Corbí.
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Los debates
son encuentros temáticos y públicos en los que se invita a personalidades
relevantes que hayan contribuido desde su especialidad a esta construcción
compleja y diversa que es la ciudad. Los encuentros tienen la vocación de
convertirse en una plataforma de conexión y diálogo, desde la que analizar
experiencias anteriores como base para sugerir y proponer caminos futuros.
En esta
ocasión se abordó la reflexión y el debate sobre la Imagen de
Madrid en un encuentro intergeneracional de artistas. Durante la presentación
del acto, el decano del COAM, José Antonio Granero, recalcó la importancia del
arte como herramienta para la construcción simbólica de la ciudad.
Rafael Canogar
Canogar evocó
la década de 1950, cuando él era un joven pintor en Madrid, y la ciudad era
solamente una estación de paso hacia la meca de París. Entonces, la capital era
un lugar con grandes y graves carencias culturales, una ciudad que todavía no
se había despojado totalmente de aquel carácter de “poblachón manchego” con el
que fue calificado por Mesonero Romanos. No obstante, estaba emergiendo una
nueva generación de creadores con grandes ilusiones de futuro.
Rememoró la
conferencia de Dalí en el 51, que supuso un acontecimiento de primera magnitud.
También el papel impulsor del arte abstracto de la galería Fernando Fe dirigida por Manuel Conde, y como años después, en
1957, junto a Luis Feito, Manolo Millares y Antonio Saura fundaron el grupo El Paso. El grupo buscaba un cambio
radical para el arte, tenían contactos en el exterior y pretendían crear un
nuevo clima para el desarrollo de las vanguardias en nuestro país. Como ejemplo
de la pobreza de la situación resaltó que, coincidiendo con la primera
exposición del grupo El Paso, se
inauguró el primer museo de arte contemporáneo en España, en el patio de la
Biblioteca Nacional.
En la Bienal
de Venecia de 1958, el mundo del arte descubrió a esta nueva generación de
artistas (grupo El Paso, Chillida,
Tapies, etc.) y comenzó a manifestarse un interés desde fuera sobre lo que
estaba sucediendo en España. El arte español se puso de moda, logrando exponer
en el MOMA de Nueva York, y Madrid comenzó a ser una ciudad visitada por los
especialistas extranjeros.
Rafael Canogar. The Riot (1965)
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La
trayectoria de Canogar viró su rumbo alejándose del informalismo para explorar
nuevos caminos más cercanos al realismo social, más concienciado políticamente que
le reportó el reconocimiento de la Bienal de Sao Paulo de 1961.
Canogar
comentó lo duro que resultaba en aquellos años confrontar la situación de aquel
Madrid con lo que sucedía fuera de nuestras fronteras. Entonces, Barcelona era
la ciudad más cosmopolita del país, pero Madrid, especialmente a partir de la
década de 1980, logró invertir los términos. La aparición de gestores
culturales y la creación de nuevas infraestructuras culturales, públicas y
privadas, también el éxito de ferias como ARCO, o la presencia de grandes
exposiciones internacionales proporcionaron competitividad a Madrid impulsando
ese cambio. Aquel “poblachón manchego” queda ya muy lejos y la ciudad se encuentra
en una posición relevante en Europa.
Pero Madrid
debe aprender a desenvolverse en la nueva situación globalizada que nos
envuelve. Madrid debe ser convivencia, lugar de encuentro y de intercambio de
ideas. Pero hay que estar alerta ante el riesgo de que pueda dinamitarse la
convivencia social.
Ouka Leele (Bárbara
Allende)
Bárbara
Allende advirtió que se expresaba mejor a través de su obra que con palabras y
que por eso iba a proyectar un video que realizó en 1987. No obstante, realizó
una breve introducción para centrar el tema.
Rezar es
pedir lo que nos hace falta, dijo, pero con la oración solamente evidenciamos
nuestras carencias. Recordó un cuento indio en el que el protagonista pedía insistentemente
la lluvia y con ello solo mostraba su necesidad. Un día alguien le indicó que
esa no era la manera, que para atraerla, tenía que soñar con la lluvia, tenerla
en su pensamiento, sentir su humedad, creer en su posibilidad y solo así la conseguiría.
Finalmente la lluvia llegó y el cuento concluye con la moraleja de que no hay
que pedir, sino creer firmemente en lo que se quiere ya que solo así se logran
los deseos.
No debemos
quedarnos en la queja, debemos creer, soñar y ser propositivos, y de esta forma
podremos hacer que las cosas ocurran. Si queremos cambiar debemos soñar con el
cambio (y se refirió con un guiño a su sueño de que el Paseo de la Castellana
fuera más humano, un gran parque lineal para la ciudad). Somos seres sociales y
vivimos en ciudades, pero debemos humanizarlas. No hay que huir de ellas al
campo sino que hay que traer el campo a la ciudad. Humanizar y crear belleza porque un niño sin belleza en su entorno no se
educa de la misma manera que otro que la disfrute.
Barbara evocó
la década de 1980 en la que su generación renunció a las reivindicaciones
preocupándose solamente del arte. La libertad de aquellos años de la movida atraía a muchas personas que
llegaban a Madrid a buscar, a mirar, a vivir. Lamentó que la comparación con la
situación actual no sea favorable para este momento y exhortó a los políticos para
que no impidan lo que los ciudadanos desean.
Ouka Leele. Rapelle toi, Barbará! (1987)
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A
continuación proyectó el video en el que se muestra la preparación para su
conocida fotografía sobre el mito de Cibeles (Rapelle Toi, Bárbara!). Cuando ella conoció el mito de Cibeles y de
los leones que tiran de su carro, pensó en hacer una obra que reflejara la
historia de aquellos amantes (Atalanta e Hipómenes) que acabaron convertidos en
felinos y uncidos al carro de la diosa de la Tierra. Destacó el hecho de cómo
la idea de una joven artista fue bien recibida y apoyada por el Ayuntamiento de
la ciudad (entonces era alcalde Juan Barranco) de tal forma que permitieron el
corte del Paseo de la Castellana y el libre acceso a la escultura, cuestión
que, en su opinión, sería impensable actualmente (salvo cuando el Real Madrid
consigue triunfos).
Javier de Juan
No hay un
Madrid único. Javier de Juan lanzó la idea de que hay muchos Madrid que se
muestran en el tiempo y en el espacio.
Madrid en el
tiempo se manifiesta en la memoria, como aquel Madrid de los cafés (el Gijón,
el Viena, el Comercial,…) o el Madrid de los billares. También aquel Madrid tan
parado culturalmente, cuyas referencias seguían siendo las de los años treinta
(salvando la afortunada presencia del grupo El
Paso), o aquel Madrid de la gauche
divine (de Oliver ó Bocaccio) tan preocupado por cuestiones sociopolíticas.
Pero sobre
todo hizo referencia al Madrid de la calle y en particular a lo que supuso la “movida madrileña” para aquellos jóvenes
que veían a su alrededor una sociedad muy politizada frente a la cual
reaccionaron. Se encontraban cansados de la “transición” y sentían la necesidad
imperiosa de expresarse libremente. Entonces, Madrid, o mejor dicho la gente de
Madrid, se reinventó. Recordó aquellos tiempos de la sala Rockola (cuya cartelería empapelaba la ciudad con una imagen muy
particular), de los conciertos en los Colegios Mayores o de las revistas
alternativas (como La Luna, Madrid me mata ó Madriz). Con todo ello, Madrid volvió a situarse en el panorama
artístico internacional. Marchantes de otros países acudían a Madrid a conocer
de primera mano lo que estaba sucediendo. Hubo una auténtica “red social” de
creadores que transformaron la estética de la ciudad.
Javier de Juan. Pisando Fuerte (Revista Madriz, 1984)
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Pero a partir
de los noventa, surge otro Madrid. Madrid se desdibuja. Y lo hace
fundamentalmente porque da la espalda a la sociedad civil. Se dejó de mirar
hacia lo que sucedía en la calle traspasando a la iniciativa pública (y a su
dinero) el poder de decisión sobre lo que hay que hacer. Surgieron un gran
número de contenedores culturales oficiales, que se convirtieron en algo más
importante que los propios contenidos que exponían. Los creadores perdieron su
protagonismo, dejaron de ser motores y
se convirtieron en personas al servicio de las instituciones.
Javier de
Juan continuó aludiendo a los muchos Madrid que surgen en el espacio. Hay un
Madrid turístico y otro taurino, también un Madrid en cada barrio o incluso un
Madrid del Arte que ahora se encuentra muy desvanecido.
Puso como
ejemplo positivo lo sucedido en el barrio de Chueca, con su extraordinaria
revitalización impulsada por sus propios habitantes. O el caso similar de
Lavapiés, aunque en este caso sea con un matiz más alternativo. Como
contrapartida citó el caso del barrio de las Letras, ya que no parte del propio
tejido social sino que es más bien un invento turístico con poco refrendo de
sus habitantes.
Su crítica
también se dirigió hacia casos urbanos concretos. Como los remates fallidos del
Paseo de la Castellana donde en el sur, la obra de Jean Nouvel para la
ampliación del Museo Reina Sofía genera un espacio que resulta residual y sobre
todo, en el norte, con esa más que discutible escultura que Calatrava instaló
en la Plaza de Castilla. También criticó infraestructuras como el Matadero, un
espacio de miles de metros cuadrados que no ha cumplido las expectativas de
motor cultural ya que, en su opinión, la gestión dirigista lo está convirtiendo
en un espacio que aporta poco al mundo del arte.
Madrid tiene
un gran problema con la visión de su imaginario (tanto mirado desde dentro como
desde fuera) y la única solución posible es que el tejido social sea quien
genere ciudad, y para ello hay que mirar a la calle y potenciar lo que pasa en
ella. Por eso, la gente joven debe recuperar la calle (aunque ahora se les
persiga y citó como ejemplo el acoso a los jóvenes del “patinete”). Porque la
marca de una ciudad es todo lo que tiene vida y Madrid carece de marca porque
no se hace caso al ciudadano. La administración solo hace normas, ni siquiera
es política, está regida por los interventores y esto no tiene futuro.
Advirtió que
lamentablemente, si se colocan en google
las palabras “marca” y “Madrid”, sin comillas que las unan, el servidor dirige
hacia el periódico deportivo y el equipo de fútbol. Esto es muy indicativo.
Pero la solución para Javier de Juan nunca puede venir construida desde planes
estratégicos diseñados por “teóricos de salón” para que la sociedad civil los
siga. Citó como ejemplo el “Plan Estratégico de Posicionamiento Internacional
de Madrid 2012-2105” tildándolo de algo ajeno a la realidad vital de la ciudad.
No cree que haya que realizar análisis DAFO o proponer grandes misiones y
visiones para ello. En su crítica, enumeró los cinco objetivos estratégicos del
Plan para comentarlos. En primer lugar, el Plan se refiere a la innovación y
para Javier de Juan la innovación está verdaderamente en los ciudadanos. Para
él, el segundo punto sobre el incremento la influencia y el cuarto, construir
un Madrid más internacional, son similares y lamentablemente la imagen
internacional de Madrid se limita a la proyectada por el Real Madrid. Sobre el
tercer objetivo de mejorar la competitividad hizo referencia a los problemas
fiscales que afectan a la cultura (el caso del IVA al 21%) mientras que el
último punto, que versa sobre la conectividad, se centra fundamentalmente en
las conexiones aeroportuarias, que dependen básicamente de las líneas aéreas.
Carlos Martínez-Arrarás, Javier de Juan y Albert Corbí.
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La atracción
de Madrid viene del talento que atesora. Recordó cómo cuando el diseño español
de los 90 colocó a nuestras ciudades en el mapa internacional se recibían
muchas visitas admiradas por ese espíritu creativo. Pero esto, desgraciadamente
se ha diluido. Aquel ímpetu, que animó
revistas como Madriz, que buscaba
romper con lo anterior y se convirtió en una de las “marcas” más reconocibles
de la ciudad, se había perdido.
El secreto
para recuperarlo, según Javier de Juan, se encuentra en poner en valor lo que
tenemos, en estudiar lo que sucede alrededor, en buscar lo que realmente se
está haciendo, en analizar la ciudad y sus costumbres y sobre todo, en
flexibilizar, en no regular lo que genera vida.
Terminó su
intervención mostrando alguno de sus trabajos más recientes que abordan el
vitalismo de las calles de la ciudad. Una de las frases que acompañaba a uno de
sus dibujos decía “correr hacia el futuro es muy parecido a huir del presente”.
Albert Corbí
Albert Corbí
no es de Madrid y comenzó advirtiendo que es una experiencia común a muchos de
su generación el hecho de “no ser de ningún sitio” y haber roto con los relatos
que les podían ayudar a vivir. Reflexionó sobre la identidad de la ciudad que
se encuentra muy diluida. La ciudad debe ser un espacio proteico, hecho de
sinergias entre las personas.
Madrid
pretende construir una imagen propia y le falta para ello “proteína”, ese
residuo de los procesos creativos. Y lo contrario está representado por las
“imágenes construidas” que algunas ciudades consiguen a base de dinero.
Pero en
cualquier caso, para Corbí el mundo de la imagen está en su final. Hay
demasiadas imágenes que perturban, hay una saturación y por eso, en sus últimos
trabajos reivindica la palabra, la narración, la construcción abierta que
permite a un lector completar él mismo el resultado. La imagen es un combate
feroz contra la multiplicidad de imágenes que existen.
Albert Corbí. Acumulación
01 (2013)
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Explicó su
método de trabajo por analogías. Sus procesos de creación no siguen lógicas
lineales o racionales sino intenta descubrir las cosas a través de otras. Proyectó
una imagen de uno de sus últimas obras, Acumulación
01, una “novela” que es una geografía ambigua entre el relato y el objeto,
y que se convierte en un lugar, en el que sus imágenes y narraciones se
encuentran incompletos y abiertos. Un libro es arquitectura y al mismo tiempo
es una imagen, porque los textos que hay que leer no son otra cosa que
imágenes. Para él, el camino es trabajar como en un libro y a su vez el mismo
libro se llena de caminos.
Madrid, o
cualquier ciudad, es como un libro que se reescribe continuamente. Pero la
escritura y también la lectura requieren aprendizaje (la imagen es más inmediata
y exige menos esfuerzo). Escritura y lectura son algo parecido a caminar y en
este sentido un libro es algo habitable, o rehabitable. El caso contrario lo
representa el museo, que es un edificio vacío, rodeado de poder, al que no es
fácil acceder sin aceptar las exigencias de ese poder.
Conclusiones
El encuentro
continuó con un debate que profundizó en algunas de las cuestiones apuntadas,
particularmente en la noción de identidad urbana y su relación con la imagen o
en el concepto de “marca” de una ciudad.
Intervino
José Antonio Granero, Decano del COAM, para insistir en que Madrid necesita
gente que hable de Madrid. Necesita gente que se convierta en “activista” de la
ciudad, ya que, en su opinión, Madrid es poco conocida y poco querida por sus
ciudadanos.
Finalmente,
cada invitado planteó sus conclusiones.
Albert Corbí
bromeó acerca de que su pueblo no se plantea tener marca y que le sorprendía
que ciudades como Madrid tuvieron tanto conflicto con su imagen. En su opinión
ciudades como Amsterdam o Berlín no se proponen determinar esa identidad ya que
se muestran orgullosas de la mezcla de sensibilidades que las define.
Ciertamente, como otros muchos casos, Madrid está invadida por otras ciudades y
por otras tradiciones, por eso el reto para estas ciudades es saber surfear en
ese nuevo espacio donde la identidad es líquida y es muy difícil construir
esquemas ordenados.
Barbara
Allende insistió en que la imagen de una ciudad es el resultado de lo que está
vivo en ella. Esa imagen se construye espontáneamente, sin que nadie la piense
o la anticipe. La vitalidad de una ciudad atrae a los demás y por esta razón
debemos favorecer la vida, facilitar su desarrollo y no aplastarla. Según
Barbara, la identidad nace de la pasión, y no puede prefabricarse. Hizo una
llamada a los jóvenes para que no esperaran, sino para que, simplemente,
actuaran y también a los artistas, quienes deben volver a recuperar su lugar en
la sociedad, abandonando esa posición actual de “ilustradores” de las ideas de
un galerista, de un director de museo o de un político. Los artistas sueñan con
el futuro y de sus ensoñaciones surgen
imágenes propias.
Javier de
Juan reiteró su opinión de que actualmente hay demasiadas reglas que asfixian
la vitalidad urbana y volvió a la idea de que hay que poner en valor lo que
hay, poner en valor a los artistas y a los creadores. Lamentó que la sociedad
civil haya dejado de lado su responsabilidad y reclamó reducir el peso de la
Administración y devolver a los ciudadanos el protagonismo.
Canogar
terminó diciendo que en cierto modo, la vida cultural se manifiesta con
llamaradas puntuales y que en este momento se está esperando otra inspiración,
se están esperando nuevas ideas que, con gran vitalidad, puedan formar una nueva
llamarada. Para él, afortunadamente, Madrid tiene una gran actividad cultural.
Se siente orgulloso del trabajo realizado por todos pero hay que actualizar las
estructuras políticas que se encuentran obsoletas, hay que amparar la creación
y por ello manifestó su preocupación por la pérdida de convivencia en las
calles de la ciudad.
Madrid Think Tank ha organizado dentro de sus Madrid Talks, los
siguientes debates transversales sobre el Pasado,
el Presente y el Futuro de Madrid:
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