Hay rutas que marcaron épocas y están sólidamente
implantadas en nuestro acervo cultural. Algunas tuvieron un carácter comercial, otras
encauzaban peregrinaciones religiosas o incluso vertebraron y comunicaron
territorios. Algunas han perdido su función y otras continúan en servicio. En
todos los casos, la importancia adquirida las elevó a la categoría de mito. Estas largas rutas legendarias, se hacían
por etapas y por eso estaban jalonadas por ciudades, que se engarzaban al
recorrido como perlas en un collar.
Una de estas
rutas transcurrió por Norteamérica, entre Chicago y Los Ángeles. Es la Ruta
66, cuya trascendencia fue tal que llegó a ser calificada como la “calle
mayor” (main street) de los Estados
Unidos. Construida entre 1926 y 1938, recorre casi 4.000 kilómetros por
ocho Estados. Se convirtió, durante la Gran Depresión de la década de 1930, en
el camino hacia la “tierra prometida” que representaba California y, en la
década de 1960, encauzó los sueños de la generación beat que ansiaba la libertad que disfrutaba la costa oeste. El
trazado histórico iría siendo sustituido por modernas autopistas, pero aún es
posible recorrer buena parte de sus antiguos tramos, que ofrecen a quienes los
recorren (sea por turismo, por nostalgia, por mitomanía o por cualquier otra
razón), un encuentro con una parte esencial de Norteamérica, con su historia,
con sus paisajes, con sus leyendas, incluso con algunos de sus mitos
colectivos.
Abordaremos
la Ruta 66 en dos artículos. En este
primero recorreremos desde Chicago hasta Oklahoma
City (pasando por Saint Louis, Springfield Missouri, y Tulsa). En el segundo,
completaremos el recorrido para llegar al destino: Los Ángeles.
La Ruta
66 es parte del alma norteamericana. En ese largo camino de casi 4.000 kilómetros que une
los Grandes Lagos con la Costa Oeste, se expresaron las esperanzas de un futuro
mejor o los deseos de libertad, marcando una época clave en la historia de los
Estados Unidos. Con el paso del tiempo, la Ruta
66 iría adquiriendo tintes legendarios hasta convertirse en un referente
identitario de la cultura norteamericana. La literatura, el cine o la música,
se han encargado de recordar un camino que fue conocido como la “calle mayor” de los Estados Unidos”.
En contraste
con su elevado contenido simbólico actual, su origen fue pragmático. Hasta el
siglo XX, la Costa Oeste de los Estados Unidos permaneció bastante aislada del
resto del país. Las cadenas montañosas y los desiertos suponían una barrera que
hacían muy difícil el tránsito entre el interior del país y la costa del
Pacífico. El ferrocarril comenzaría a paliar el problema, pero la verdadera
conexión entre el Medio Oeste y California se produciría a partir de 1926,
cuando unos empresarios de Oklahoma y Missouri lograron del gobierno la
autorización para construir una carretera que uniera Chicago con Los Ángeles
(pasando por sus ciudades de origen). Esta
ruta conectaría los Grandes Lagos y la Costa Oeste y permitiría a las ciudades de
Oklahoma y Missouri consolidar y aumentar sus posibilidades comerciales. La
Ruta 66 fue construida entre 1926 y
1938, a lo largo de casi 4.000 kilómetros que transcurren por los estados de
Illinois, Missouri, Kansas, Oklahoma, Texas, Nuevo México, Arizona y California.
Mapa de los Estados Unidos con la Ruta 66 original
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Toda ruta
puede ser recorrida en cualquiera de sus dos sentidos, y muchas de ellas
muestran indiferencia para hacerlo de una u otra manera. Pero la Ruta
66 privilegia simbólicamente un sentido frente al otro, el que da comienzo
en Chicago y finaliza en Los Ángeles. Esto es así por varias razones que,
además, justifican la trascendencia que esta carretera tuvo para los Estados
Unidos durante buena parte del siglo XX.
California
era la “tierra prometida” durante la Gran Depresión de la década de 1930. El
reclamo de su clima magnífico, de las abundantes cosechas y la prosperidad
general de la región que prometía buenos sueldos, hizo que miles de emigrantes
se dirigieran a ella, huyendo de las penurias del Medio Oeste norteamericano
(arruinado por las sequías, el “dust bowl”,
la mecanización del campo y las dificultades financieras). Este éxodo recorrió la Ruta 66, que se convirtió en el camino para la esperanza en un
futuro mejor. John Steinbeck reflejó
las circunstancias de aquella época y de la ruta en su novela “Las uvas de la
ira” (The Grapes of Wrath) por la que
recibiría el Premio Pulitzer en 1940 (y en 1962, el Premio Nobel de
Literatura).
Años después,
la ruta volvería a instalarse en el imaginario colectivo. California, Los
Ángeles y, sobre todo, San Francisco, se convertirían en el destino soñado para
una generación de jóvenes que ansiaban la libertad que se disfrutaba en
aquellos lugares. La década de 1950 y, especialmente, la de 1960, verían
florecer en la Costa Oeste movimientos como los beatniks o los hippies,
nuevas actitudes como la liberación sexual, reivindicaciones como el rechazo a
la guerra de Vietnam o la consolidación de una nueva música, el rock. Jóvenes
de todo el país (conocidos como la Beat
Generation) orientaron sus pasos hacia el “paraíso”. Muchos de ellos lo
hicieron por la Ruta 66, que representaría entonces la simbólica senda hacia la
libertad. Novelas como “En el camino” de Jack Kerouac (On the road, publicada en 1957) o películas como Easy Rider (de 1969, con Peter Fonda y
Dennis Hopper, aunque en ella el destino final fuera el Mardi Gras de Nueva Orleans) contribuyeron a mitificar la ruta
(especialmente en su tramo final, por Arizona y California).
El tránsito por
la Ruta 66 fue muy intenso haciendo
prosperar a todo su entorno. Las ciudades y también los pequeños pueblos,
aldeas o incluso puntos aislados del camino se volcaron en el servicio a los
miles de viajeros que necesitaban comida, gasolina, lugares donde hospedarse y
entretenimientos en el largo recorrido. En consecuencia, surgieron miles de
restaurantes y cafés de carretera, estaciones de servicio, moteles y locales de
ocio que cimentaron la característica imagen de la Ruta 66.
La estética de los locales de la Ruta se convirtió en
seña de identidad de la misma.
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Pero la ruta
histórica fue siendo modificada con la aparición de modernas autopistas (más
anchas, más directas, más rápidas), y llegó a perder su estatus como carretera
oficial en 1985, aunque la vieja Ruta 66
no ha sido olvidada. En algunos tramos, el trazado de las nuevas vías se
sobrepuso sobre el de la ruta y, en consecuencia, ya no es posible recorrer su trazado original de forma continua, pero
afortunadamente todavía se conservan tramos extensos en los que sus
habitantes han procurado mantener el espíritu de antaño.
Son muchas
las guías y páginas web que describen la Ruta
66, detallando lugares, refiriendo experiencias o llamando la atención
sobre detalles curiosos. Museos especializados, locales rehabilitados como
exposición, e incluso algunos locales que mantienen sus servicios originales,
acompañan a los actuales viajeros que transitan por ella (turistas o
nostálgicos, en coche, en moto, o en autocaravana) para disfrutar de los
paisajes del Medio Oeste y saborear la historia reflejada en sus moteles,
gasolineras, restaurantes y cafés, que ofrecen una escenografía anclada en el
tiempo.
La Ruta 66 a través de Illinois.
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El punto de partida (Chicago
y el Estado de Illinois).
Chicago es el
punto de partida de la Ruta 66. Aunque
no vamos a profundizar aquí en Chicago, porque es una ciudad a la que hemos
dedicado numerosos artículos en este blog (ver el tag Chicago), sí repasaremos el recorrido de la
ruta.
La
confluencia entre Jackson Boulevard y
Michigan Avenue se toma como el inicio
de los siguientes 4.000 kilómetros que recorren el Medio Oeste norteamericano
para llegar hasta California. Ahora bien, las modificaciones de los sentidos de
las calles (en la actualidad Jackson
Boulevard es una calle de dirección única hacia el este) ha llevado a que
la “señal” de arranque de la Ruta se encuentre en el cruce de Adams Street y Michigan Avenue (es decir en la siguiente calle, paralela por el
norte, que tiene dirección única hacia el oeste). Así pues, la Ruta, en Chicago
cuenta con un final (en Jackson Boulevard)
y un inicio (en Adams Street) diferentes
(aunque parece que el inicio, o final, establecido en 1926 se marcó en la
esquina suroeste del Instituto de Arte de Chicago, Art Institute of Chicago, AIC)
Identificación del punto de inicio de la Ruta 66.
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Siguiendo Adams Street hacia el oeste, la calle se
encuentra con Ogden Avenue, una diagonal
que se impone a la retícula ortogonal de Chicago. La ruta continúa por esta
avenida en dirección suroeste hasta Riverside y desde allí toma brevemente Harlem Avenue hacia el sur, ya que,
enseguida, gira para tomar Joliet Road
recuperando la dirección suroeste para salir de Chicago.
El trazado original de la Ruta 66 por Illinois aprovechó el
conocido antiguamente como Pontiac Trail,
el tradicional camino de tierra que unía Chicago con el rio Mississippi (en Saint Louis) que se convirtió, sal integrarse en la ruta, en la
primera carretera pavimentada del Estado.
El recorrido
histórico se pierde cuando Joliet Road
cruza por debajo de la autopista Tri-State
Tollway, para enlazar con la moderna Interstate
55 (I-55), porque la ruta fue reemplazada por la autopista I-55, una vía que conecta Chicago con Saint Louis para continuar posteriormente hacia el sur, hacia
Memphis y Nueva Orleans. La Interstate 55
se superpone al trazado antiguo en muchos tramos, pero la ruta permanece en
otros, discurriendo en paralelo o serpenteando con la rectilínea autovía. No
obstante, cuando la autovía circunvala los núcleos de población, la ruta se
separa de ella para penetrar en los municipios. En la mayoría de ellos hay muestras
identificativas de la Ruta 66. Pueden
ser locales que conservan con nostalgia el aspecto antiguo, también museos o
locales consagrados al recuerdo de la ruta o, en otras ocasiones, son simplemente
mojones o señales que identifican el paso de la “calle mayor” de los Estados
Unidos.
La Ruta
66 en Illinois atraviesa las grandes praderas para llegar al rio Mississippi. Al abandonar la extensa área
metropolitana de Chicago, la carretera histórica iba atravesando una serie de
ciudades que jalonaban el recorrido. Algunas siguen siendo actualmente pequeños
pueblos y otras se han convertido en urbes importantes, pero todas muestran con
orgullo su inclusión en la ruta. Comenzando por Joliet (casi integrada dentro de la gran conurbación de Chicago a
pesar de ser un municipio independiente, capital del condado de Will, y con 150.000 habitantes) y
continuando por otras destacables como Pontiac
(11.000 habitantes), Bloomington
(80.000 habitantes), Lincoln (14.000
habitantes), Springfield -Illinois- que,
con 120.000 residentes, es la capital del Estado, Edwardsville (25.000 habitantes) o East Saint Louis (27.000 habitantes). Esta primera parte de la
ruta, que atraviesa Illinois desde el noreste hasta el suroeste, buscando el
río Mississippi, recorre los 478
kilómetros que separan Chicago de Saint
Louis.
Al llegar al rio Mississippi, en East Saint
Louis, la ruta concluye su recorrido por Illinois. Esta es la última ciudad del Estado,
y nació debido al impulso producido por su vecina Saint Louis, que pertenece a Missouri. Ambas se encuentran una
enfrente de la otra, separadas por el gran río que ejerce de frontera entre los
dos Estados. Saint Louis está situada
en la orilla derecha, mientras que East
Saint Louis se encuentra en la izquierda.
La Ruta 66 a través de Missouri.
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La Ruta 66 entra en Missouri (Saint Louis y Springfield).
Saint Louis
El rio Mississippi es frontera natural entre
los estados de Illinois y Missouri. En su ribera derecha nacería Saint Louis, la mayor ciudad de Missouri
(aunque la capital es Jefferson City,
situada en el interior, a orillas del rio Missouri,
el otro gran rio del estado). La población del núcleo central de Saint Louis es de 300.000 habitantes,
pero el área metropolitana supera los 2,6 millones de personas, siendo la mayor aglomeración urbana de la Ruta 66, exceptuando sus dos extremos,
Chicago y Los Ángeles.
Saint Louis. Primer asentamiento en 1780
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El inmenso
territorio central de los Estados Unidos se denominó inicialmente Luisiana y pertenecía al imperio
colonial francés. La primera instalación en el emplazamiento de Saint Louis fue un puesto comercial galo
levantado en 1763, que animaría a la construcción de un asentamiento urbano a
partir del año siguiente. Luisiana sufriría diversos avatares históricos,
pasando a ser controlado temporalmente por los españoles, y retornando a los
franceses, quienes acabarían vendiéndolo a los Estados Unidos en 1803, siendo
desmembrado en varios Estados, entre ellos el de Missouri.
Saint Louis. Perspectiva en el año 1896.
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La ciudad de Saint Louis adquiriría pronto mucha
notoriedad, ya que se convertiría en el punto de partida hacia el Oeste. En
ella iniciaron su marcha exploradores, aventureros, tramperos, colonos y en
general emigrantes que otorgarían a la ciudad el sobrenombre de “Puerta del Oeste”. Esta atribución
simbólica es recordada por el gran arco que se ha convertido en el icono de la
ciudad, el Gateway Arch, una gigantesca catenaria que asciende hasta los
192 metros, visitable interiormente, y que fue completada en 1965 siguiendo el
diseño del arquitecto Eero Saarinen y del ingeniero Hannskarl Bandel.
Gateway Arch de Saint Louis, el símbolo de la “Puerta
del Oeste”
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Pero Saint Louis no fue solamente testigo del
inicio del éxodo hacia occidente, puesto que la propia ciudad retuvo una buena
parte de emigración. Durante el siglo XIX, la ciudad recibió una gran
inmigración europea, particularmente centroeuropea que llegaban atraídos por
las oportunidades del nuevo país. Los nuevos granjeros imprimirían un carácter
especial a la zona. Nuevamente, a lo largo del siglo XX, la ciudad sería
destino de otra inmigración muy numerosa, aunque en este caso de población
negra procedente del sur estadounidense.
Saint Louis se haría un sitio en el panorama internacional
con eventos muy reconocidos, como la Exposición Universal de 1904 o los Juegos
Olímpicos celebrados en ese mismo año.
Saint Louis. Plano en 1903.
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La Ruta 66 original cruzaba el rio Mississippi a través de un puente de
peaje abierto en 1929 para dar servicio a la nueva carretera: el antiguo Chain
of Rocks Bridge. Tras cruzar el puente el recorrido continuaba por Riverview Drive y Florissant Avenue para llegar al centro urbano. Pero los reajustes
del trazado, y la apertura de otros puentes que no eran de pago, modificaron el
recorrido de la ruta, que cruzaría el cauce por el MacArthur Bridge (también
llamado St. Louis Municipal Bridge y
conocido popularmente como Free Bridge,
el puente gratuito). Finalmente acabaría cruzando por el Poplar Street Bridge desde
1969, fecha de su inauguración.
Desde el downtown de Saint Louis, la Ruta 66
seguía Gravois Avenue, la diagonal
irregular que, asentada sobre un antiguo camino, distorsiona la trama reticular
de la ciudad. Desde Gravois Avenue,
seguía por Chippewa Street,
dirigiéndose al oeste, y por Watson Road,
para salir de la ciudad hacia el suroeste por la actual Interstate 44, que se dirige hasta Springfield (Missouri), situado a 350 kilómetros
al suroeste.
La Ruta
66 sería sustituida por la Interstate
44 (I-44) entre Saint Louis y Oklahoma City (esta autovía es otra de las cinco
que sustituyeron a la antigua ruta). No obstante, la antigua ruta permanece en
muchos tramos “jugueteando” con la I-44,
a veces paralela por el norte, otras por el sur y desviándose para entrar en
los diferentes municipios. Hubo un intento de renombrar la I-44 como Interstate 66 en
recuerdo de la vía histórica, pero la petición fue rechazada.
Springfield (Missouri)
Springfield es una denominación muy habitual en
municipios en Estados Unidos. Hay muchas ciudades que reciben ese nombre
(cuestión parodiada incluso en la serie de TV “Los Simpsons”, ya que así se
llama la ciudad donde residen). Aunque la ruta también transcurre por un Springfield en Illinois, el Springfield más característico de la Ruta 66 se encuentra en Missouri. Esta
ciudad se conoce popularmente como la “cuna” de la ruta ya que en ella se
decidió la identificación de la misma con su número 66.
La ciudad fue
fundada en 1829 y elevada al rango de municipio (incorporated) en 1838. Su trazado fue el típico de la colonización norteamericana, con su retícula cuadrada.
Actualmente es una ciudad de tamaño medio, de unos 160.000 habitantes.
El motel Rest Haven Court, en la E Kearney Street de Springfield
es una de las imágenes de la Ruta 66 en la zona.
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La ruta se
separa de la I-44 recorriendo en
paralelo la distancia y entrando en municipios como St Clair (4.700 habitantes), Sullivan
(7.000 habitantes), Cuba (3.500
habitantes), Rolla (20.000
habitantes), Lebanon (15.000
habitantes) o Marshfield (7.000
habitantes) para llegar a Springfield
por el noreste, entrando por E Kearney
Street, calle que recorrerá hasta llegar a su extremo oeste, donde la Ruta 66 vuelve a enlazar con la I-44. No obstante, este recorrido
directo presentaba una alternativa que se dirigía al centro urbano para
retornar posteriormente a la ruta (por Glenstone
Avenue, St. Louis St. y College St.)
Tras
abandonar Springfield (Missouri), la carretera
recorre los últimos kilómetros del Estado, recabando en Joplin (50.000 habitantes), el último municipio de Missouri. Desde
allí, la Ruta 66 histórica entra brevemente en Kansas (solamente durante
veinte kilómetros), cruzando la esquina sureste del Estado, entre los pueblos Galena y Baxter Springs, para continuar por el Estado de Oklahoma hacia Miami (Oklahoma) y desde allí a Tulsa. Por el contrario, la Interstate 44 no discurre por Kansas ya
que su trazado es más rectilíneo. Entre Springfield
(Missouri) y Tulsa hay una distancia
de 290 Kilómetros.
La Ruta 66 a través de Oklahoma.
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La Ruta llega a
Oklahoma (Tulsa y Oklahoma City).
La
colonización norteamericana provocó duros enfrentamientos entre los europeos
(holandeses, franceses, ingleses o españoles) y los pueblos indios nativos.
Estos choques fueron permanentes, aunque los “recién” llegados fueron
imponiendo su ley. Tras la independencia norteamericana, los estadounidenses
derrotaron militarmente a los indígenas, y les ofrecieron un pacto por el que
los indios renunciaban a sus tierras en el este, recibiendo a cambio parte de
un territorio, Luisiana, que el
gobierno había comprado en 1803 al emperador francés Napoleón.
El traslado
forzoso se realizó durante la década de 1830 (tras la Indian Removal Act de 1830). Su nuevo “hogar” sería denominado “Territorio Indio” (de hecho, ya estaba
habitado por otras tribus) y se convertiría en el futuro en el Estado de
Oklahoma. Allí llegaron cinco pueblos indios, que hasta entonces habían
convivido con los colonos en el sureste del territorio norteamericano y por eso
eran reconocidos como “civilizados” (los Cherokee,
los Chickasaw, los Choctaw, los Creek, y los Seminola). Pero
la rápida expansión y ambición estadounidense hizo que la concordia fuera
imposible y las cinco tribus fueron deportadas a esa nueva tierra, más allá del
Mississippi.
La Guerra
Civil de Secesión trastocaría el orden establecido en el Territorio Indio y,
tras ella, con la llegada de numerosos emigrantes que lo habían perdido todo en
sus lugares de origen, volvieron los problemas. Los conflictos territoriales
entre estos colonos, los vaqueros y los indios resurgieron. Hubo intentos de
crear un estado indio, aunque la iniciativa no prosperó y estos acabaron perdiendo
sus derechos. El territorio se convertiría en 1907 en el estado 46 de la Unión,
el Estado de Oklahoma.
El
descubrimiento de petróleo revolucionaría la región (Tulsa sería conocida como la “capital mundial” del petróleo en la
década de 1920).
Postal de época en la que Tulsa se publicita como la
“capital mundial” del petróleo.
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La pujante economía de Oklahoma durante aquellas primeras
décadas del siglo XX y la necesidad de ampliar mercados, impulsaron a un
empresario y político de Tulsa, Cyrus
Avery (1871-1963), a solicitar la construcción de una carretera que uniera con
Chicago por el norte y con California por el oeste. Esta ruta conectaría los Grandes Lagos y la Costa Oeste y permitiría a
las ciudades de Oklahoma y Missouri consolidar y aumentar sus posibilidades
comerciales. Poco a poco otros empresarios se sumaron a la iniciativa, como
John Woodruff de Springfield (Missouri) y finalmente en 1926 obtuvieron la
autorización. Al año siguiente, con la creación del sistema de numeración de
carreteras (United States Numbered
Highways), a esa vía le fue asignado
el número 66. Avery crearía la U.S.
Highway 66 Association, con sede en Tulsa,
para supervisar la planificación de la carretera. Por todo ello, Cyrus Avery sería
conocido como el “Padre de la Ruta 66”.
El primer
tramo aprovechó un camino que unía Tulsa
con Amarillo en Texas y desde ambos
extremos se fue extendiendo paulatinamente hasta completar su trazado, consiguiendo
que en 1938 estuviera pavimentada totalmente (la primera carretera de los
Estados Unidos en ser pavimentada en todo su recorrido).
Tulsa
La Ruta 66 entraba en Oklahoma por Miami y tras una sucesión de pequeños
pueblos (Afton, Vinita, Chelsea, Foyil, Sequoyah, Claremore, o Verdigris) llegaba a Tulsa, una ciudad
muy importante en la gestación de la vía, como hemos visto.
Tulsa nació
en Territorio Indio, junto al rio Arkansas,
como ubicación de varios equipamientos que al concentrarse lograron focalizar
la vida de los colonos del entorno. Primero llegó una oficina de correos en
1879, luego un pequeño centro metodista en 1880 y finalmente, en 1882, una
modesta estación de tren, como nueva etapa del ferrocarril que se estaba
construyendo entre Chicago y San Francisco. El trazado de esta línea sería
fundamental para la incipiente ciudad ya que a partir de ella se organizaría la
primera trama urbana de Tulsa, una retícula que seguía su orientación. Esta
malla original (el actual downtown)
se percibe en la Tulsa actual como una pequeña distorsión, porque el resto de
la ciudad se planificaría como una perfecta ciudad de colonización norteamericana.
Esquemas de la traza urbana de Tulsa (arriba 1897 y
debajo 1920)
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Poco a poco
ese modesto asentamiento se fue consolidando como un centro urbano. Sus apenas
200 habitantes iniciales comenzarían a prosperar. En 1898, Tulsa se convirtió oficialmente
en municipio, recibiendo un espaldarazo, tras la constitución del Estado de Oklahoma,
pero, sobre todo, con el descubrimiento de petróleo. Actualmente, Tulsa es la segunda ciudad del Estado de Oklahoma, por
detrás de su capital. Sus casi 400.000 habitantes llegan hasta el millón de
personas considerando su área metropolitana.
En 1951 se
realizó el US 66 Bypass que reconfiguraba
el trazado histórico. La posterior Interstate
44 aprovechó el trazado de este bypass. El rio Arkansas se atravesaba por el 11th
Street Bridge, que daba acceso a Southwest
Boulevard, la vía diagonal que se dirigía al cercano municipio de Sapulpa, serpenteando con la Interstate 44. En su recorrido en
dirección suroeste atraviesa otra sucesión de pequeños municipios como Sapulpa, Kellyville, Bristow, Stroud, Davenport, Chandler, Warwick o Wellston, recorriendo los 174 kilómetros que separan las dos
ciudades principales del Estado.
Oklahoma City
Oklahoma City es una de las principales ciudades de
las “grandes llanuras” del Medio Oeste norteamericano, capital del Estado de
Oklahoma y su urbe más poblada (con unos 600.000 habitantes, que llegan hasta
1,3 millones contando el área metropolitana).
La ciudad
nació en 1889, cuando se distribuyó ese territorio entre colonos, como
consecuencia del desarrollo de las Leyes de Asentamientos Rurales (Homestead Acts) que habían comenzado a
promulgarse en 1862 por iniciativa del presidente Abraham Lincoln (con los
problemas comentados con los indios que habían sido trasladados a esas zonas).
La historia relata que, cuando se iba a distribuir el asentamiento de Oklahoma City en la fecha fundacional
del 22 de abril de 1889, había 50.000 colones esperando el reparto de tierras.
El procedimiento de distribución de lotes de terreno determinó la forma de la
ciudad (otra de las típicas retículas
ortogonales designadas por la Law
Ordinance de 1785).
Oklahoma City, característica ciudad de colonización norteamericana
en una perspectiva de 1890.
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La década de
1890 la población creció rápidamente y posteriormente la Ruta 66 proporcionaría una prosperidad que llevaría a Oklahoma City
a ser designada nueva capital del Estado, arrebatando es título a Guthrie, que lo había ostentado hasta
entonces.
La Ruta 66 entraba en la ciudad por el
noreste cruzándola hacia el oeste, posibilitando un recorrido directo (hoy
marcado por la I-44 y la NW 39th Expy) y otro alternativo que se
dirigía al centro de la ciudad volviendo a enlazar con el anterior tras seguir
las calles N Lincoln Blvd, NW 23rd St y N May Avenue).
Oklahoma City en 1950 con la indicación del trazado
doble de la Ruta 66.
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La I-44 deja la Ruta 66 en Oklahoma City.
Esa autovía continua en otra dirección, hacia el sur, hacia Wichita Falls en Texas y la ruta
mantiene su personalidad (continuando desde la NW 39th Expy) hasta encontrar la I-40, una vez pasado el municipio de El Reno. En ese punto, la
nueva autopista que recoge el testigo de la Ruta
66 es la Interstate 40 (I-40) que, procedente de Wilmington (Carolina del Norte) se
dirige, pasando por Oklahoma City,
hacia California, finalizando en Barstow.
A partir de
la capital del estado, la Ruta 66 histórica,
se comporta de maneras diversas, en ocasiones se integra en la I-40 (que se sobrepuso en algunos tramos
a su trazado), en otras discurre paralela actuando como su vía de servicio y
también se aparta de ella puntualmente, sobre todo para entrar en los
municipios del recorrido, como El Reno,
Weatherford, Clinton, Canute, Elk City, Sayre, Erick o Texola, la última población antes de
entrar en Texas (y que es casi un pueblo fantasma, con 36 residentes censados
en 2010).
El resto de la Ruta 66, desde Texas a California, se describe en la segunda parte de este artículo.
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