Imagen aérea del centro de Vällingby en los años
cincuenta.
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Tras la Segunda Guerra Mundial, la reconstrucción y la
afluencia masiva de inmigración a las ciudades originaron nuevos problemas
urbanos. Varios países asumieron el
papel de “nación-guía” en la investigación urbanística moderna en Europa encaminada
a ofrecer soluciones. Inglaterra, sobresaldría por su propuesta de crecimiento
basado en nuevas ciudades autónomas, puesto en práctica con las new towns británicas. Por otra parte,
Holanda sería protagonista gracias a su enfoque de las obras de reconstrucción
de los centros históricos, con muestras tan influyentes como la experiencia de Rotterdam. Pero, sobre todo, destacarían
los países nórdicos, cuya
“solución” para la extensión urbana revisaría las bases de la Ciudad Funcional a través de una
relación particular con el territorio y una vinculación muy directa con el
transporte público.
Entre las
propuestas que llegaron del norte europeo destacarían las ciudades-satélite construidas
alrededor de Estocolmo durante las décadas de 1950 y 1960. Estas nuevas
ciudades (denominadas ABC-stad,
acrónimo de “Arbete, Bostad, Centrum”, es decir “Trabajo,
Vivienda, Centro”) fueron concebidas en el marco del Plan General Urbano de
Estocolmo de 1952, bajo la dirección de Sven Markelius, uno de los arquitectos más
relevantes del funcionalismo.
La Segunda
Guerra Mundial devastó muchas ciudades europeas que, tras concluir la contienda,
se enfrentaron a un doble desafío: su propia reconstrucción y atender a una
intensa migración procedente del campo. Esta situación puso de manifiesto un
gravísimo déficit de vivienda que obligó a los gobiernos a proponer la
construcción urgente y masiva de alojamientos. En paralelo se activaron debates
sobre los modelos de reconstrucción y de crecimiento que debían seguir las
ciudades, así como reflexiones tipológicas y formales (aunque el racionalismo sería el estilo imperante)
o propuestas sobre los mecanismos administrativos más adecuados. Pero estas
investigaciones iniciales acabarían encontrando trabas en las imperiosas urgencias
y en la codicia de un mercado inmobiliario que adquiriría tintes fuertemente
especulativos.
No obstante,
hubo algunas experiencias que lograron reunir la política, la economía, la
arquitectura y el urbanismo, superando el desconcierto inicial, para crear
modelos que actuaron como faros orientativos. Varios países asumieron el papel
de “nación-guía”. Entre ellos destacaron los países nórdicos, cuya “solución” revisaría
las bases de la ciudad funcional a través de una relación particular con el
territorio y una vinculación muy directa con el transporte público. Entre las
propuestas que llegaron del norte europeo destacarían las ciudades-satélite de Estocolmo, ciudad que afrontó, durante la
segunda posguerra, un crecimiento extraordinario.
Apuntes sobre la
evolución urbana de Estocolmo.
Estocolmo es
una ciudad con una implantación muy particular. Cercana a la costa del Mar
Báltico, la urbe actual se asienta en un terreno naturalmente boscoso, que se
reparte entre el continente y un archipiélago compuesto por catorce islas (Beckholmen, Djurgården, Helgeandsholmen, Kastellholmen, Kungsholmen, Lilla
Essingen, Långholmen, Reimersholmen, Riddarholmen, Skeppsholmen,
Södermalm, Stadsholmen, Stora Essingen y Strömsborg). Por esto, el
agua tiene una presencia protagonista en la ciudad y la naturaleza ha jugado un
papel fundamental en la ordenación de la capital de Suecia.
Estocolmo fue
fundada a principios del siglo XIII en una pequeña isla que ocupaba una
posición estratégica. La isla separaba el lago Mälaren del conjunto aparentemente lacustre formado por las
múltiples entradas del Mar Báltico en esa zona de costa (que son conocidas como Saltsjön, el Lago Salado). Desde ese punto, entre el agua dulce y el agua salada,
se podía controlar el tráfico del norte báltico y la entrada hacia el interior
de las tierras suecas, accesibles a través del lago Mälaren. Esta isla fundacional es Stadsholmen (Isla de la ciudad).
Estocolmo en 1547 (la ciudad vieja, Gamla Stan)
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Ese primer
asentamiento urbano, a pesar de que el carácter insular favorecía la defensa, se
protegió pronto por murallas. Las primeras se levantarían desde 1250, mientras
que las segundas serían construidas a partir de 1450, acercándose al perímetro
de la isla. La incorporación de la ciudad a la Liga Hanseática le
proporcionaría prosperidad e impulsaría la colonización de las pequeñas islas
contiguas, Riddarholmen (Isla de
los Caballeros) y Helgeandsholmen (Isla
del Espíritu Santo), así como del diminuto islote Strömsborg. Este conjunto conforma la actual Gamla
Stan (Ciudad Vieja), donde se construirían, por ejemplo, la Catedral de
San Nicolás (Storkyrkan) o el Palacio
Real sueco (Kungliga Slottet). En el
año 1600, Estocolmo contaba con unos diez mil habitantes.
La nación
sueca fue adquiriendo notoriedad y durante el siglo XVII, se impuso a sus
vecinos. Suecia venció en las guerras que mantuvo con el Reino de Dinamarca-Noruega,
con Rusia y con Polonia, emergiendo como la gran potencia del norte europeo. En 1634, Estocolmo se convirtió
oficialmente en la capital del poderoso Reino de Suecia. Fue entonces cuando se
produjo su primera expansión importante. La población creció de forma
extraordinaria (entre 1600 y 1680 se había multiplicado por seis, llegando a
los 60.000 habitantes) y la ciudad dejó de ser una urbe provinciana para asumir
su nuevo estatus de capital de rango europeo. Nuevas edificaciones iniciaron la
urbanización de los terrenos situados más allá del núcleo original,
extendiéndose hacia el norte, el oeste y el sur. Así, la Ciudad Vieja
funcionaría como una rótula entre las ampliaciones de la ciudad (que son los
barrios que presentan el sufijo -malm,
es decir Norrmalm, Östermalm, y Södermalm).
Vista aérea de la ciudad vieja de Estocolmo (Gamla Stan).
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Pero en el
año 1700, los sometidos vecinos se coaligaron y emprendieron una nueva guerra
contra el Imperio Sueco. A pesar de las victorias iniciales de los ejércitos de
Suecia, la Gran Guerra del Norte (1700-1721) terminó con su derrota y acabaría
con la supremacía sueca en el Mar Báltico. El final del conflicto supuso el
ascenso de Rusia como primera potencia de la región. La vencida Suecia entró en
una crisis profunda y larga, mientras
que Estocolmo intentaría curar las heridas de la contienda, que habían dejado importantes
destrucciones en diferentes zonas de la ciudad. El comienzo del siglo XIX incidiría
en el declive de Estocolmo, ya que otras ciudades emergentes eclipsaron a la capital.
Este es el caso de Gotemburgo (Göteborg),
situada en el Mar del Norte, que se impuso como el principal puerto del país, o
Norrköping, transformada en el más
importante enclave industrial.
Estocolmo en 1836.
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No obstante, la segunda mitad del siglo asistiría a la
recuperación de la capital. El restablecimiento del comercio y la
revolución industrial, posibilitaron que Estocolmo recuperara la prosperidad económica
y el liderazgo incontestado del país. La llegada masiva de inmigrantes del
campo asentó su preminencia y forzó de nuevo el crecimiento de la ciudad. En
tan sólo 50 años, entre 1850 y 1900, la población de Estocolmo creció de 93.000
a 300.000 habitantes. Pero, los problemas también afloraron rápidamente. Por
ejemplo, con la dificultad de suministro de agua potable o con la inadecuada evacuación
de residuos, temas que provocaron problemas de salubridad y numerosas
epidemias. Tras varios intentos de reforma de la ciudad, se aprobaría el Plan
Lindhagen de 1866, un hito en la evolución de Estocolmo que planteaba
una importante reestructuración interna, con el objetivo de convertirlo en un
lugar más ordenado, funcional y saludable (y más bello). Las dinámicas urbanas
cambiarían. El ensanche norte (el barrio de Norrmalm)
sería el lugar escogido por la burguesía y se consolidaría definitivamente como
el centro vital de la ciudad, mientras que el sur, la isla de Södermalm, acogería a la clase
trabajadora. En consecuencia, Gamla Stan
perdería su condición de centro neurálgico y quedaría como el testimonio institucional
y simbólico, al margen de la actividad intensa que se había trasladado a Norrmalm.
Estocolmo- Plan Lindhagen de 1866.
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El siglo XX
supondría la expansión definitiva de Estocolmo. Los barrios tradicionales se
verían ampliados por crecimientos periféricos que adoptarían principalmente
(sobre todo en el sur) el modelo de Ciudad Jardín con influencias del ideario de
Camilo Sitte (las villastadt).
Además, durante el primer tercio del siglo, Estocolmo vivió una interesante y
variada etapa arquitectónica, que dejó muestras como el Ayuntamiento de la ciudad, construido entre 1911 y 1923 según el proyecto
de Ragnar Östberg; la Biblioteca Pública diseñada en Norrmalm por Erik Gunnar Asplund y levantada
entre 1924 y 1928; o el cementerio del bosque (Skogskyrkogården), construido por Gunnar Asplund y Sigurd Lewerentz,
tras resultar ganadores del concurso convocado en 1915.
Una fecha clave para Estocolmo fue
1952. Primero por su
sentido simbólico, ya que se celebró el setecientos aniversario de la ciudad, y
segundo porque en ese año se aprobó el Plan urbano que marcó el carácter del
Estocolmo moderno. Este plan reconfiguró el centro de la ciudad y determinó su
gran expansión, que sería relanzada con la puesta en marcha del Plan del Millón de Viviendas
(1964-1974).
El Plan de Estocolmo
de 1952 y la estrategia de descentralización.
Los países
escandinavos coincidieron, durante la década de 1930, en elevar al poder a la
socialdemocracia (Dinamarca lo hizo en 1931, Suecia en 1932 y Noruega en 1934).
Desde esa ideología se asentarían las bases de la política económica y social del
“estado de bienestar” (welfare state
en inglés o välfärdssamhälle en
sueco) y se determinarían las claves de la planificación urbanística, sobre
todo durante la segunda posguerra.
La
arquitectura escandinava ya había hecho su aparición en el panorama
internacional antes de esas fechas, donde se había distinguido como “una
original síntesis de rigor funcional y la atención a los lugares, a las
tradiciones y a los materiales naturales”, en palabras de Benedetto Gravagnuolo (Historia del
Urbanismo en Europa),
quien continúa diciendo que el racionalismo arquitectónico “parece encontrar en el clima más frío del
norte de Europa la fuente de regeneración para una metamorfosis poética menos
abstracta y más maleable por la fantasía”. A ello contribuyeron arquitectos
sobresalientes como los suecos Erik Gunnard Asplund (1885-1940), Sven Markelius
(1889-1972), Osvald Almqvist (1884-1950), los daneses Arne Jacobsen
(1902-1971), Kay Fisker (1893- 1965); el noruego Magnus Poulsson (1881-1958); y
el genial finlandés Alvar Aalto (1898-1976).
Particularmente
interesante para la evolución de Estocolmo, es la aportación de Sven Markelius. La figura de Markelius
es una de las más activas y multifacéticas de esa época. Fue uno de los
fundadores de los CIAM en 1928, con una prolífica producción
arquitectónica “moderna”. A ello, también sumaría su faceta como diseñador de
mobiliario o creador gráfico, así como asesor de prestigio requerido desde
muchos foros (formando parte, por ejemplo, del comité para el edificio de la
ONU).
Su visión
como urbanista es especialmente notable, quedando expresada en manifiestos y
publicaciones teóricas, así como en diversos casos reales, particularmente en
la capital sueca, donde Markelius fue nombrado Director de Planificación Urbana
de la ciudad. Ocuparía el cargo entre 1944 y 1954, dirigiendo y orientando al
equipo que, desde 1945, comenzó a preparar el nuevo Plan General (Generalplan för Stockholm) que sería
aprobado en 1952.
El denso y congestionado Estocolmo se
vería afectado por dos directrices trascendentales marcadas por el Plan: la remodelación
del centro y la descentralización de la ciudad.
La primera directriz
acometía la transformación del centro
neurálgico de Estocolmo siguiendo los postulados del Movimiento Moderno
(aunque sin llegar a mostrar la radicalidad de algunas de las propuestas
teóricas de este). Con este fin, Markelius designó a David Helldén como
responsable de la planificación del centro urbano. El equipo de trabajo publicó
con rapidez sus conclusiones porque, ya en el temprano 1946, apareció el Plan
de Desarrollo para el Bajo Norrmalm (Förslag till stadsplan för Nedre Norrmalm).
Helldén propuso túneles para el tráfico rodado, remodelaciones de calles y
plazas, y, en definitiva, una serie de operaciones que acabaría dando forma al
moderno Estocolmo central. Años después, el Plan de 1952 asumiría algunas de
las propuestas que se habían lanzado en aquella propuesta de reforma interior
de la ciudad preexistente. Aunque profundizar en las actuaciones en el centro
de Estocolmo no sea objeto del presente artículo, es reseñable el conjunto de
cinco torres laminares (Hötorgsskraporna)
de 19 plantas y 72 metros de altura que, siendo casi iguales, como una serie de
“variaciones sobre un tema”, representaron el buque insignia de la intensificación terciaria del centro.
Los cinco emblemáticos bloques en altura (Hötorgsskraporna)
que representaron la reconversión del centro neurálgico de Norrmalm.
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Estos
cinco “rascacielos” (para la escala de Estocolmo) ideados por David Helldén,
serían desarrollados por cinco equipos diferentes que asumieron las parámetros
comunes fuertemente inspirados en la neoyorquina Lever House que SOM había construido en 1951: la Torre 1 sería
proyectada por el propio David Helldén (1955-1960); la Torre 2, por Anders
Tengbom (1957-1960); la Torre 3, por Sven Markelius (1960-1962); la Torre 4,
por Lars-Erik Lallerstedt (1960-1962); y la Torre 5, por Backstrom y Reinius (1961-1965).
La segunda directriz
del Plan sería la descentralización de Estocolmo
como estrategia para el crecimiento de la ciudad. Durante la primera mitad del
siglo XX, la expansión de la capital sueca había seguido el modelo de
Ciudad-Jardín dormitorio (las referidas villastadt),
aumentando la presión sobre el centro de la ciudad. Con el Plan de 1952 se
abrió un camino inédito: la creación de nuevas
ciudades que buscarían el equilibrio entre un elevado nivel de autosuficiencia
y la vinculación al centro de la ciudad. El objetivo era descentralizar
Estocolmo para convertirla en una ciudad
“policéntrica”, aunque con un
funcionamiento integrado ya que las nuevas ciudades satélite formarían parte de
un organismo único. El núcleo histórico sería un nodo más, aunque mantuviera su
preeminencia, por contar con la historia y con el corazón económico principal.
Además, al haber rebajado la presión ejercida sobre él, se vería notablemente
mejorado, y la red de transporte que se proyectaría (el Metro al que nos referiremos
más adelante) enlazaría todas las partes del conjunto para permitir un acceso
rápido al centro histórico a las personas que vivirían en entornos más
relajados.
La “independencia”
vendría dada por un programa de usos cuidadosamente estudiado. El innovador
modelo urbano sería bautizado como ABC-stadt (Arbete, Bostad och Centrum, es decir Trabajo, Vivienda y Centro), una
denominación que pretendía expresar la autonomía que proporciona el poder
residir y trabajar en el mismo lugar. El primer objetivo de estas ciudades era
lograr replicar la variedad y animación de los centros históricos en los nuevos
núcleos periféricos. Las nuevas ciudades se estructuraron en barrios cuyo
corazón se localizaba junto a las estaciones de metro que les daban acceso.
Este corazón sería un centro relativamente denso a partir del cual iría
disminuyendo la densidad hasta enlazar con los espacios naturales que
envolverían las ciudades. Las bases organizativas y de diseño fueron las del
ideario racionalista “moderno”. Los principios de la funcionalista Carta de Atenas están presentes en estas
ciudades, aunque matizados. Hubo una zonificación de usos entre los diferentes
barrios, pero el programa aparecía mezclado en los nodos principales de los
mismos. También se estableció, para esos núcleos, una clara segregación de
tráficos jerarquizados.
Planteamiento de líneas de Metro en el Plan de
Estocolmo de 1952 para estructurar las nuevas ciudades-satélite.
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El equilibrio entre autonomía y dependencia
hizo que la expansión para la capital sueca mostrara un carácter diferente a
las propuestas británicas (las new towns
de Londres) que ya se habían puesto en marcha, y que pretendían ser núcleos autónomos.
Las ciudades-satélite de Estocolmo mantendrían cierta vinculación a la ciudad
original a través de su conexión directa con ella mediante una nueva
infraestructura que revolucionaría las comunicaciones de la ciudad: el Metro
de Estocolmo (Stockholms Tunnelbana),
que actualmente cuenta ya con 100 estaciones (47 son subterráneas y 53 de
superficie). El trazado de esta red de
transporte público se coordinó cuidadosamente con la selección de las ubicaciones
para las diferentes ciudades-satélite.
Mapa actual del Metro de Estocolmo (Stockholms
Tunnelbana).
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Estación del metro de Rådhuset en la isla Kungsholmen.
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A los rasgos
anteriores (el particular programa de usos y tipologías, la densidad variable y
la vinculación al transporte público) se le sumaría una filosofía innovadora muy
propia del espíritu escandinavo de convivencia
con el entorno natural. Esto es especialmente constatable en las ABC-stadt iniciales en la que los
espacios naturales se introducían con descaro en los espacios interiores de
cada núcleo, aunque estarían configuradas por arquitectura funcionalista donde
el espacio público se convertía en espacio libre, poco formalizado.
Complementariamente,
no es desdeñable la importancia de un hecho administrativo, ya que la propiedad de los suelos de la periferia
de la capital era mayoritariamente pública. Estocolmo había emprendido una
política de adquisición desde 1904, que se vería impulsada con la Ley
Urbanística nacional de 1948 (que facilitaba la expropiación en virtud de la
utilidad pública). Así, el Ayuntamiento tuvo un control fundamental en el
desarrollo de los núcleos-satélite y pudo, además, incorporar un porcentaje muy
elevado de vivienda pública.
Las nuevas Ciudades-Satélite
(las ABC-stadt) de Estocolmo.
Las
ciudades-satélite de Estocolmo desarrolladas a partir de la década de 1950
pueden agruparse en dos categorías sucesivas. Dos generaciones que pueden
identificarse, la primera por las iniciales ABC-stadt,
diseñadas desde las directrices del Plan de 1952, y la segunda, por las posteriores
al Plan del Millón de Viviendas, que sufrirían
su presión y verían modificados algunos de los planteamientos originales.
La primera generación, más experimental y
que casi podría tildarse de “romántica” en cuanto a su relación con el entorno
natural, se caracterizó por sus agrupaciones respetuosas con el paisaje, donde
los elementos construidos se articulaban con los naturales (árboles, rocas,
agua, etc.) mostrando una importante “organicidad” de trazados. Pertenecen
claramente a esta primera etapa los casos de Vällingby (que se convertiría en el emblema de las ABC-stadt), Farsta y, parcialmente, Skärholmen.
Las ABC-stadt se estructuraron en
núcleos conectados a la línea de Metro, que intentaban equilibrar la
zonificación general de cada uno de ellos con una mínima mezcla de usos en el
nodo de la estación. La densidad variable, aunque con medias bajas, así como el
mencionado transporte público, constituyeron dos criterios fundamentales para
la construcción de estos núcleos-satélites, que la realidad vinculó mucho más
de lo previsto al centro de Estocolmo, al no ser capaces entonces de motivar
suficientemente el traslado de empresas a esos lugares periféricos.
Esquema del Plan de Markelius para el centro de Vällingby,
mostrando la distribución de densidades y las articulaciones con zonas verdes.
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Estas
primeras ABC-stadt no lograron tampoco
paliar el grave déficit de vivienda que sufría Estocolmo (y Suecia en general)
ante la continua y masiva llegada de inmigración. El gobierno socialdemócrata
anunciaría en 1964 la puesta en marcha de un programa para construir en diez
años, un millón de viviendas en el país (Miljonprogrammet).
Este programa afectaría a la planificación de las ciudades-satélite abriendo una
nueva etapa.
Las nuevas
ciudades de esta segunda generación (ejemplarizadas
en las que se ubicaron al norte y al sur del espacio natural de Järvafältet) ofrecían una planificación
más densa con edificaciones más elevadas para aumentar su capacidad de
alojamiento. La urgencia también sugirió trazados más eficaces y menos
vinculados a las sugerencias particulares de los terrenos, apareciendo
ordenaciones mucho más geométricas, más abstractas, que se imponían a las
formas del entorno. Con esto se favorecía la repetición de módulos que no
variaban con su implantación, haciendo que la arquitectura fuera más homogénea.
Esta seriación, que fue motivada inicialmente por las graves carencias de
vivienda y la necesaria rapidez de respuestas, también era un reflejo del
compromiso sueco con la industrialización (frente a casos como las new towns inglesas en las que prevaleció
la construcción convencional). Las ciudades de esta segunda generación ofrecieron
muchas menos concesiones al paisaje circundante.
Vällingby
Vällingby fue la primera ciudad-satélite
construida en Estocolmo. Se encuentra en el sector noroccidental de la ciudad. Su
creación suponía la reconversión de un área rural en urbana pretendiendo aunar
la oferta completa de servicios (prevista en el modelo ABC-stad) con una intensa relación con los espacios naturales del
entorno.
Imagen inicial del proyecto de la ciudad-satélite de
Vällingby con los cinco núcleos envolviendo el parque.
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El plan
preveía una ciudad de unos 60.000 habitantes cuya estructura recuerda a la de las
new towns británicas de primera generación, particularmente
por su organización en cinco grandes barrios (Blackeberg, Råcksta, Vällingby centro, Hässelby gård y Hässelby strand),
cada uno de los cuales cuenta con su propio centro vinculado a la estación de Metro.
Master plan de la ciudad-satélite de Vällingby con
indicación de los cinco barrios y la línea de metro central.
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Por esto, Vällingby es como un collar de perlas.
La línea de metro T-19, que conecta
directamente con el centro de Estocolmo, sería el eje central de desarrollo, uniendo,
en su tramo final occidental, las diferentes “componentes” de la
ciudad-satélite, cada una de las cuales cuenta con un carácter propio. La
“pieza” inicial nace alrededor de la primera estación del Metro de la nueva
ciudad (Blackeber) y presenta un conjunto de bloques lineales de tres
plantas que conforman manzanas irregulares abiertas, conviviendo con unas pocas
viviendas unifamiliares (es la B-stad
o Ciudad-Residencia). La siguiente parada (Råcksta) da servicio al área
terciaria principal reflejada en un conjunto de torres de oficinas y
apartamentos. Es la A-stad o Ciudad-Trabajo
a la que acompañan algunas dotaciones, particularmente las educativas. La
tercera estación (Vällingby) accede al barrio comercial y social (que incorpora
tiendas, restaurantes, espacios de ocio y culturales, centro social, centro de
salud, policía, estación de autobuses, etc.). Se convierte así en el centro neurálgico
donde, además, también aparece una buena dotación de oficinas, (es la C-stad o Ciudad-Centro).
Imagen del centro de Vällingby en los años cincuenta.
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Centro de la ciudad-satélite de Vällingby, mostrando la
plataforma peatonal que se sitúa por encima de la línea ferroviaria.
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Vällingby fue inaugurada en 1954 y cincuenta
años después, en 2008, el centro de Vällingby
estrenó una remodelación realizada desde 2001 con el objetivo de actualizar sus
instalaciones. Se rehabilitaron viviendas (y se construyeron algunas nuevas) y,
sobre todo, se modernizó el espacio urbano, con nuevos elementos de mobiliario
e iluminación, con la mejora de pavimentaciones e, incluso, con la adaptación
de infraestructuras según los nuevos criterios de sostenibilidad energética (con
la implantación de geotermia o de una planta de reciclado, por ejemplo). Con
todo ello, Vällingby mantiene su
atractivo que, desde que fue creada, la encumbró como la más popular de las ABC-stad de la periferia de Estocolmo.
Su población actual ronda las 67.000 personas.
Farsta
La segunda ABC-stad sería Farsta, que sería desarrollada en el sur de Estocolmo entre 1952 y
1959, siguiendo la planificación dirigida por Sven Markelius. Farsta está nucleada en torno al final
meridional de la línea de metro T-18.
La nueva ciudad se estructuraría en seis barrios, más pequeños que los de Vällingby, aunque siguiendo la misma
filosofía. En 1960 se inauguraría el centro comercial Farsta Centrum, uno de los mayores de Estocolmo.
Centro de la ciudad-satélite de Farsta.
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Skärholmen
La tercera
ciudad-satélite de Estocolmo fue Skärholmen,
concebida en 1963 como una nueva ABC-stad
en el suroeste de la capital sueca (vinculada a la línea T-13 del Metro). Estructurada en ocho núcleos, la planificación de
los mismos corrió a cargo de Goran Sidenbladh (1912-1997), colaborador de
Markelius, a quien sustituyó al frente de la Dirección de Urbanismo de
Estocolmo manteniéndose en el puesto entre 1955 y 1973; Nils Oelrich, arquitecto
municipal principal de Estocolmo entre 1954 y 1973; y Torsten Westman, quien sustituiría
a Goran Sidenbladh como Director de Urbanismo, cargo que ocuparía entre 1973 y
1985. Comenzado en 1964, sus primeras viviendas estuvieron preparadas en 1965.
No obstante, la planificación inicial se vería afectada por los nuevos
criterios expresados en el Plan del
Millón de Viviendas y la ciudad sería densificada en diversas zonas sobre
todo con el incremento de altura de las edificaciones previstas.
Täby
Täby es uno de los ejemplos de la segunda generación,
producto de los parámetros del Plan del
Millón de Viviendas. Es uno de los casos más formalistas debido a la
rotundidad geométrica de sus conjuntos circulares y ovalados. La altura de las
edificaciones se elevó considerablemente respecto a las experiencias anteriores.
Por ejemplo, el conocido edificio semicircular (Storstugan) que acompaña al gran centro comercial (Täby Centrum) fue proyectado para tener
25 plantas, aunque la controversia que suscitó lo dejaría finalmente con 17
pisos (sus 704 apartamentos fueron entregados en 1970).
Imagen aérea de la ciudad-satélite de Täby.
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Tensta-Rinkeby
En 1965 se
presentaron las ordenaciones para los nuevos núcleos-satélite de Tensta y Rinkeby. Estas dos propuestas eran contiguas, en el extremo norte
de la línea de metro T-10. Su
planificación fue elaborada por la oficina municipal de Urbanismo de Estocolmo
bajo la dirección de Goran Sidenbladh y sus colaboradores Igor Dergalin y
Joseph Stack.
Tensta comenzó su construcción en 1966
mientras que Rinkeby lo hizo en 1968.
Sus primeros residentes llegaron en 1967 y 1969 respectivamente. Rinkeby quedó concluida en 1971,
mientras que Tensta lo haría en 1972.
Tensta y Rinkeby, al igual que sucedió en el caso de Täby, adoptaron una fuerte impronta geométrica, aunque en estos
casos siguieron un esquema ortogonal como base de los bloques lineales que las
constituyeron.
Los dos
núcleos, fueron destino de la fuerte inmigración multirracial que recibió Estocolmo
en esa época, convirtiéndose en símbolos de segregación y alcanzando ciertos
niveles de inseguridad.
Imagen aérea de la ciudad-satélite de Rinkeby
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Norra Järvafältet
(Kista, Husby y Akalla)
Algunas de
las últimas realizaciones del Plan del
Millón de Viviendas se concretaron en el norte de la reserva natural de
Järvafältet. Fueron
los núcleos-satélite de Kista, Husby y Akalla, situados en el extremo norte de la línea T-11 del Metro de Estocolmo.
El plan para
los tres núcleos se elaboró en 1969 bajo la dirección de Goran Sidenbladh. Frente a las planificaciones anteriores que habían
primado las unidades vecinales y los centros nodales, en estos casos se
potenció el carácter de “ciudad lineal” apostando por un eje que aglutinara la
densidad y los principales equipamientos (siguiendo también la línea de Metro).
Akalla se desarrolló entre 1972 y 1977, destacando
la alineación de 18 bloques-torres que caracterizarían el núcleo. Este barrio
acogería población inmigrante procedente de África y Asia. Por su parte, Husby, se construiría durante las
mismas fechas, siendo sus primeros residentes originarios de los países de
Oriente Medio, Turquía y Somalia. Kista
sería el último en arrancar. Lo hizo en 1975 y su ejecución conllevó buena
parte de la siguiente década. Allí se ubicó el mayor parque tecnológico
informático de Suecia (con empresas como Ericsson, IBM, Samsung o Nokia).
Estos nuevos
núcleos se convertirían en escenarios de segregación y marginación de la
población, generando una elevada tensión que ha explotado en varias ocasiones.
Por ejemplo, durante el mes de mayo de 2013, cuando Husby se convirtió en el centro de los violentos disturbios
ocurridos en Estocolmo por esas causas.
Maqueta de las ciudades-satélite de Husby y Akalla.
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Vällingby y Farsta
soñaron, con cierto romanticismo, una vía que lograra la convivencia entre la
visión funcional de la ciudad y el respeto por la naturaleza. Pero la segunda
generación de ciudades-satélite viraría el rumbo desvirtuando en parte el
genuino estilo sueco anterior, pero a pesar de ello, la “solución nórdica” mostró en Estocolmo una nueva cara de la
modernidad.
Interesante y bien documentado. Gracias.
ResponderEliminarIncreíble aporte! Me ayudó muchísimo para un trabajo de arquitectura y urbanismo... Gracias!
ResponderEliminarGrandioso su artículo muy detallado, interesante el punto de equilibrio entre el gobierno, población y desarrollo.
ResponderEliminarmuy interesante, muchas gracias!
ResponderEliminargran documentación, me sirvió de mucho para el trabajo de urbanismo!! gracias!! por cierto vaia planazo urbano,... me entusiasma!
ResponderEliminarexelente muchas gracias
ResponderEliminarExcelente trabajo. Mcuhas gracias. Muy util para comprender la arquitectura y el diseño nórdico.
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