14 oct 2017

Lo que pasa en Las Vegas…, ¡ya se puede contar!

El cartel de bienvenida a Las Vegas saluda al visitante en el sur del Strip, manteniendo la imagen característica de los años cincuenta y sesenta.
La célebre frase “What happens in Vegas, stays in Vegas” (lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas), que asimilaba la ciudad a un agujero negro que retenía el lado salvaje de sus visitantes, está perdiendo su justificación.
La también apodada “Sin City” (Ciudad del pecado) está transitando en los últimos años hacia ambientes más “correctos”. La industria del entretenimiento, aunque el juego sigue fuertemente implantado, está apostando por el ocio familiar. La proliferación de espectáculos para todos los públicos o la estrategia de diversificación de la base económica de la ciudad, están consiguiendo el “blanqueamiento” de la imagen de Las Vegas. Es esta línea, muchos de los nuevos y gigantescos resorts surgidos a lo largo del Strip, ofrecen una edulcorada imagen similar a parques temáticos, relacionados con la historia (el antiguo Egipto, el imperio romano, o la idealización de un medievo artúrico) o con recreaciones combinadas de otras ciudades como Nueva York, París o Venecia.

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Impulsada permanentemente por el deseo de atracción de visitantes, Las Vegas no parece tener suficiente con ser el destino ideal de la ludopatía o el paraíso de la diversión inconfesable. La ciudad está en un proceso de continua renovación que afecta tanto a sus edificios más conocidos como a los programas y actividades que los completan. El éxito extraordinario de la ciudad queda demostrado por los 40 millones de visitantes que recibe al año (que pueden compararse con la cifra de turistas que recibe toda España, uno de los países líderes en ese sector, que se sitúa en algo más de 80 millones).
Las Vegas es una ciudad con una identidad poderosa que, paradójicamente, está cambiando constantemente. Pero, a pesar de las mutaciones, mantiene una base inconfundible, con sus edificios espectaculares (algunos de los cuales se encuentran entre los mayores resorts del mundo) o sus distintivos rótulos luminosos (en algunos casos evolucionados técnicamente). Primero sería el downtown de la ciudad (su “casco histórico”) el que generaría imágenes eficaces que se instalarían definitivamente en el inconsciente colectivo de la sociedad occidental, y después se desarrollaría el Strip, que oscurecería el núcleo original para emerger como la nueva representación de Las Vegas con sus impresionantes edificios. 
El Strip ejerce como “centro lineal” de Las Vegas ejerciendo un fuerte contraste de escala entre sus edificios y el resto residencial de la ciudad.
El Strip (South Las Vegas Boulevard) y el Downtown (concretado en el tramo inicial de Fremont Street) en menor medida, formalizan una especie de “centro lineal” que define Las Vegas. En él se elevan las “catedrales” del juego ejerciendo un contraste de escala con las inmensas extensiones residenciales de casas unifamiliares que recuerda a la contraposición medieval entre los grandes palacios, iglesias o castillos y los modestos caseríos que los envolvían.
Las Vegas se convertiría en un icono de la cultura occidental que, asentándose en una amalgama de imágenes intensas y en infinitas promesas de felicidad, llegaría a ser un objeto de deseo para millones de personas. Pero, además, en los tiempos del pop, también revolucionaría la forma de entender las ciudades y la arquitectura, y sobre todo su papel en la comunicación (tanto desde el punto de vista de la transmisión de mensajes y sus significados, como proponiendo unas nuevas claves de interpretación urbana desde la escala y las circunstancias del automóvil). Por todo ello, hay quien se ha referido a Las Vegas como la primera ciudad posmoderna.
Sobre esas bases, en 1972, el arquitecto y profesor Robert Venturi publicaría (en colaboración con Denise Scott-Brown y Steven Izenour) los resultados de una investigación propia sobre Las Vegas, que se apoyaría en los trabajos realizados con alumnos de la School of Architecture and Planning de Yale, durante un curso dirigido por ellos entre 1968 y 1970. El libro sería revisado en 1977 con el título definitivo de “Learning from Las Vegas: the Forgotten Symbolism of Architectural Form” (Aprendiendo de Las Vegas. El simbolismo olvidado de la forma arquitectónica). En realidad, como indica el título, no es un libro sobre Las Vegas, sino sobre el simbolismo de la forma arquitectónica, pero la utilización de la ciudad como referencia dirigió la popularidad de la ciudad también a los ámbitos académicos e intelectuales de la arquitectura. El pensamiento de Rober Venturi ya fue tratado en otro artículo de este blog: Revoluciones urbanas en la décadade 1960:  2. La óptica de la Arquitectura(Rossi, Venturi y Archigram).
Pero aquella Las Vegas que llamó la atención de Venturi ha cambiado radicalmente. Primero por cuestiones de tamaño (tanto de la propia ciudad como de la escala de los edificios o de los característicos rótulos), pero también por la evolución del carácter de los espacios, que han ido derivando hacia escenarios multifacéticos para el turista.
Así, la que fue apodada “Sin City” (Ciudad del pecado), donde primaba el juego y la prostitución, está transitando en los últimos años hacia ambientes más “correctos”. La industria del entretenimiento, aunque el juego sigue fuertemente implantado, está apostando por el ocio familiar. La célebre frase “What happens in Vegas, stays in Vegas” (lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas), que asimilaba la ciudad a un agujero negro que retenía el lado salvaje de sus visitantes, está perdiendo su justificación. La proliferación de espectáculos para todos los públicos o la estrategia de diversificación de la base económica de la ciudad, están consiguiendo el “blanqueamiento” de la imagen de Las Vegas.

El downtown de Las Vegas.
Ya nos aproximamos a las circunstancias de la fundación de la ciudad en un artículo anterior y, por esta razón, en este abordaremos directamente los rasgos del Downtown y del Strip.
Aquel humilde pueblecito perdido en el desierto de Nevada, que había surgido impulsado por las extracciones mineras y sobre todo por el ferrocarril, comenzaría a construir casinos desde la legalización del juego en 1931 (aunque el efecto no sería inmediato). Ese hecho cambiaría su carácter para siempre. Los primeros salones de juego se establecieron en lo que hoy se conoce como downtown (que era la extensión de la ciudad en aquellos años) y que corresponde básicamente con la trama urbana original, girada respecto a la orientación cardinal que seguiría el desarrollo de la ciudad posteriormente (conforme a los criterios establecidos en la Land Ordinance de 1785).
Las Vegas en 1946 era todavía una ciudad pequeña, reducida a poco más que el desarrollo de la trama inicial, el downtown, que presentaba un giro respecto a la orientación cardinal que ya comenzaba a aplicarse. 
En aquel primer Las Vegas, los casinos-hoteles se instalarían fundamentalmente en Fremont Street, el principal eje de la ciudad, perpendicular a las vías del tren. La importancia de Fremont Street quedaría resaltada al convertirse en la referencia para separar la denominación de las calles entre norte y sur.
Ortofoto del downtown de Las Vegas. En rojo el trazado original. En naranja, Fremont Street (de noroeste a sureste) y el arranque de South Las Vegas Boulevard (de noreste a suroeste) que inicialmente se llamó Fifth Street.
Durante la década de 1930 fueron pocos los salones de juego abiertos, destacando el Northern Club (1931), Las Vegas Club (1931), el Hotel Apache (1932), Bank Club (1938-45), o el Club 21 (1930-34). Pero todo se aceleró a partir de 1938, cuando el nuevo alcalde de Los Angeles, inició una cruzada para erradicar el juego clandestino de su ciudad y los empresarios del juego se dirigieron a Las Vegas.
El primer complejo hotelero-casino sería el Meadows Hotel, un edificio efímero (solo se mantuvo entre 1932 y 1935) pero que establecería el modelo a seguir combinando habitaciones con salas para el juego, así como restaurantes. Su ubicación, algo alejada del centro (el hotel se construyó en el cruce de Fremont con Charleston Street) le permitiría convertirse también en prototipo de otra cuestión que acabaría siendo característica de Las Vegas (sobre todo en el Strip a partir de los años cincuenta): el automóvil como protagonista del diseño. Desde la aparición del Ford T en 1909 el automóvil se había ido popularizando entre la población norteamericana, y aunque la Gran Depresión frenó su desarrollo, tras la Segunda Guerra Mundial los coches se convirtieron en imprescindibles. Su proliferación transformaría el paisaje urbano de las ciudades estadounidenses siendo una de las causas fundamentales del sprawl. Las Vegas, tras el conflicto bélico, comenzaría a diseñarse pensando en ellos. Muchos de los visitantes llegaban en su propio vehículo y, en consecuencia, las calles (el Strip principalmente), la escala de los espacios e incluso las dimensiones y mensajes de los rótulos debían diseñarse para la visión desde los automóviles. La facilidad para la circulación, el acceso a los edificios y el aparcamiento (tanto de automóviles como de autocaravanas), se convirtió en un requisito fundamental. La proliferación de estaciones de servicio sería otro indicador.
Tres imágenes de la calle Fremont en el cruce con la Segunda (actualmente Casino Center Boulevard), el lugar donde se instaló el Golden Nugget que muestra con sus transformaciones la evolución de la identidad del downtown de Las Vegas.
La modestia inicial de Las Vegas queda reflejada en que Fremont Street no sería pavimentada hasta 1925 (entre Main Street y la antigua Fifth Street, ahora denominada Las Vegas Blvd.) y se iluminaría por primera vez en 1931. Este avance infraestructural tuvo relación con la construcción de la enorme presa Hoover entre 1931 y 1936 en el curso del rio Colorado, cerca de Las Vegas, que proporcionaría energía eléctrica abundante y barata a la ciudad. Desde entonces, los rótulos luminosos de neón se convertirían en el emblema de una ciudad que no dormía, que estaba en movimiento constante, tanto en sus salones de juego como en los desplazamientos urbanos entre ellos. Su proliferación y su potencia identitaria llevaría a que Fremont Street fuera conocida con el apodo de “Glitter Gulch”, algo traducible como “barranco o quebrada resplandeciente”.
“Vegas Vic” es el vaquero de neón que identificó durante muchos años el centro de Las Vegas desde el Pioneer Club (y que hoy se encuentra restaurado)
Fremont representó la esencia de Las Vegas durante años gracias a la aparición de popularísimos casinos como el Pioneer Club en 1942 (aprovechando un restaurante abierto en 1918) con el icónico vaquero de neón de su fachada, Vegas Vic); también con el Golden Nugget (1946); el Binion's Horseshoe (1951); The Mint (1955); el hotel-casino Fremont (1956); el  Golden Gate (que había nacido como hotel en 1906 en la esquina de Fremont y Main Street, reconvertido en el casino Sal Sagev en 1931 -Las Vegas escrito al revés- y transformado en el conocido Golden Gate desde 1955); o el Four Queens (1966). Muchos estos edificios y sus rasgos más señalados (particularmente sus rótulos) pasarían a formar parte de la cultura popular occidental por servir de escenario a numerosas películas de la época.
El downtown de Las Vegas sería, hasta la emergencia del Strip, el buque insignia de la “ciudad del pecado”. Pero el éxito del Strip eclipsaría al downtown, que iniciaría un declive que todavía perdura en la actualidad. De hecho, gran parte de esos edificios “clásicos” acabarían desapareciendo o serían reformados para intentar resistir la dura competencia ejercida desde el Strip. En la década de 1990, cuando más del 80% de los casinos de Las Vegas estaban en el Strip se intentó potenciar la calle con el proyecto Fremont Street Experience, que supuso la peatonalización de su tramo histórico bajo una cubierta con forma de bóveda de cañón que es en realidad una pantalla LED, en cuya cara interior se proyectan imágenes y espectáculos de luz y sonido. Fremont Street Experience recupera aquella “Glitter Gulch” de otros tiempos y está logrando que parte del público visitante se acerque al downtown para disfrutar de nuevas experiencias.
El Golden Nugget a la izquierda con la identidad de los años cincuenta y sesenta caracterizada por los rótulos del neón que iluminaban la noche. A la derecha, la reconversión producida por el Fremont Street Experience, un espacio más “amable” para todos los públicos.

El Strip de las Vegas.
En 1926 se abriría la carretera que conectaría Las Vegas con Los Angeles y que se identificaría inicialmente como U.S. Route 91, aunque posteriormente sería rebautizada como Interstate 15. Esta vía recorría en principio el actual South Las Vegas Boulevard y sería el embrión del futuro Strip (aunque durante las décadas de 1960 y 1970 la autopista sería desplazada hacia el oeste, con un trazado que discurre paralelo tanto al Strip como al Downtown). El Strip (franja) de Las Vegas (South Las Vegas Blvd y su entorno) es actualmente el símbolo de Las Vegas y en él se ubican los más populares hoteles-casino de la ciudad.
Plano del Strip con la ubicación de sus hoteles-casino.
Su urbanización comenzó con El Rancho Vegas que se abrió en 1941 en la esquina suroeste de South Las Vegas Blvd y Sahara Avenue. Este hotel-casino desaparecería en 1960 víctima de un incendio (en la actualidad su solar está ocupado por el Hilton Grand Vacations Club, un edificio en multipropiedad, y por el Las Vegas Festival Grounds, un gran espacio al aire libre para celebrar encuentros, sobre todo, musicales).
En 1942, apoyándose en un club nocturno preexistente (inaugurado como Pair-O-Dice y finalmente conocido como 91 Club, en referencia a la denominación que tenía entonces el futuro Strip) se levantó, el Hotel Last Frontier (remodelado en 1955 con el nombre de New Frontier y desde 1967 simplemente como The Frontier). Aunque recuperaría el nombre de New Frontier en sus últimos años, en 2007 cerraría y sería demolido. En la zona occidental de la parcela se construyó el Trump Hotel Las Vegas (abierto en 2008) mientras que en resto del solar se intentaría poner en marcha el Alon Las Vegas, un proyecto que se encuentra paralizado.
Al sur del Frontier se construiría el The Flamingo Hotel & Casino, que abrió sus puertas en 1946. Nacido con vinculaciones directas al crimen organizado fue el mayor y más lujoso hotel-casino del Strip en su momento. Las sucesivas remodelaciones llevarían a que el actual Flamingo no conserve nada del mítico original. Sus más de 3.600 habitaciones o sus espectáculos permanentes (como el show de Olivia Newton-John) han transformado igualmente el espíritu transgresor inicial.
El Thunderbird Hotel se abrió en 1948, siendo la cuarta instalación en el Strip. Mantuvo ese nombre hasta 1976 cuando se rebautizó como Silverbird. No obstante, esta denominación también fue cambiada en 1982 por El Rancho Hotel and Casino (en recuerdo del desaparecido pionero del Strip, generando cierta confusión). De todas formas, el hotel acabaría cerrando en 1992 y sería demolido en 2000 para dar cabida a un nuevo edificio, el Fontainebleau Resort Las Vegas, cuya construcción se encuentra interrumpida en la actualidad.
Los hoteles-casino se irían sucediendo. Algunos permanecen, otros han desaparecido dentro de esa vorágine que caracteriza a Las Vegas como consecuencia de su continua renovación para mantener la atracción del público. Entre ellos cabe citar el Sahara Hotel and Casino, abierto en 1952 (actual SLS Hotel & Casino Las Vegas); The Sands Hotel (abierto en 1952 y desaparecido en 1996 para dejar sitio al Venetian); el Tropicana Las Vegas (1957); el Caesars Palace (1966, remodelado en numerosas ocasiones, la última en 2007); el Circus Circus (1968); o el Vegas World (1979, absorbido en 1992 por el Stratosphere).
Arriba el Caesars Palace original y debajo tras su última remodelación que ha potenciado su imagen clasicista romana (además de incrementar considerablemente su tamaño). La transformación de la ciudad, como puede verse en su entorno es muy importante, solamente las montañas del fondo se muestran invariables.
A finales de la década de 1980 apareció un nuevo modelo de edificio y de actividad:  resorts gigantescos en los que además del casino, del hotel o de los típicos espectáculos musicales (que, con artistas como Elvis Presley o Frank Sinatra, se habían convertido en un reclamo complementario), comenzaban a ofertar nuevas fórmulas de entretenimiento. Sin renunciar al juego, que sigue fuertemente implantado, ni a los espectáculos musicales, muchos de los resorts de última generación incluyen impresionantes espacios comerciales, espectáculos más amables (por ejemplo, reduciendo los showgirls y apostando por funciones permanentes como las del Cirque du Soleil), parques de atracciones, zonas deportivas y todo un elenco de actividades abiertas a todos los públicos, que están transformando la base turística de la ciudad hacia un ocio más familiar. Además, la transformación se va notando también en otros detalles. Por ejemplo, la comida o la bebida en los numerosos restaurantes (y también las habitaciones o los espectáculos) han subido considerablemente de precio. Hace unos años se consideraba que esos servicios eran un complemento a lo verdaderamente importante, que era el juego, donde el visitante debía gastar su dinero, y por eso su oferta era muy asequible. Ahora, convertidos en servicios al mismo nivel que el propio juego, su precio ha dejado de estar “subvencionado”.
Esta nueva generación de resorts también se singularizaría por su arquitectura. Podemos encontrar dos categorías bien diferenciadas: los que mantienen el nivel de abstracción formal característico de los rascacielos de “estilo internacional” (es, decir, basados en prismas de vidrio) y los que han adoptado una atrevida figuración, ofreciendo una edulcorada imagen similar a parques temáticos, relacionados con la historia (el antiguo Egipto, el imperio romano, o la idealización de un medievo artúrico) o con recreaciones combinadas de otras ciudades como Nueva York, París o Venecia.
Mapa-esquema con los principales resorts del sur del Strip.
Entre los primeros podemos destacar The Mirage (1989); Treasure Island (1993); MGM Grand (1993); Bellagio (1998); Mandalay Bay (1999); Delano (2003); o el complejo City Center (2009). Entre los segundos, a los que dedicaremos un poco más de atención a continuación, cabe citar el Excalibur (1990); Luxor Las Vegas (1993); New York-New York (1997); Venetian (1999); París Las Vegas (1999); o también las últimas remodelaciones del clásico Caesars Palace (2007).

Algunos ejemplos de “recreaciones arquitectónicas” en el Strip.
Así pues, el Egipto faraónico, el imperio romano, el castillo del rey Arturo, o recreaciones combinadas de ciudades como Nueva York, París o Venecia, son algunos de los temas que surgen a lo largo del Strip de Las Vegas.
Espacios interiores del Caesars Palace que recrean formas del imperio romano. A la izquierda la zona comercial y ala derecha las piscinas exteriores.
Estos nuevos resorts, gigantescos y variados en sus actividades, se configuran como un pastiche recreativo, en el que se toman diversos elementos formales existentes en otros lugares para combinarlos de manera que el resultado ofrezca una imagen espectacular (tanto en sus aspectos de aparatosidad u ostentación como en los de espectáculo público propiamente dicho). El lujo asombroso de los espacios (materiales, mobiliario, decoración, etc.) complementa a su extravagante configuración formal que busca sorprender, e incluso dejar pasmado, al visitante que no está acostumbrado a ello. El objetivo es incrementar las sensaciones producidas por el entretenimiento con la experiencia de la singularidad arquitectónica de las recreaciones. Los nuevos resorts actúan en cierto modo como parques temáticos, fusionando espacios para el ocio, el entretenimiento, la educación o la cultura, hilvanados por una línea argumental concreta.
Excalibur Hotel and Casino
Excalibur se inauguró en 1990 con el nombre de la mítica espada del Rey Arturo. El resort dispone de 3.981 habitaciones y 9.300 metros cuadrados de salas de juego. Su formalización pretende recordar un castillo medieval (aunque a la manera Disney).
El “castillo medieval” del Excalibur, una interpretación tipo Disney del pasado.
Detalle del acceso al resort Excalibur.

Luxor Las Vegas
Inaugurado en 1993 y ofreciendo 4.407 habitaciones es uno de los más llamativos hoteles-casino de Las Vegas. Su nombre indica el tema que dirigió su diseño: el antiguo Egipto. La gran pirámide central (de 30 plantas) se complementa con recreaciones de la Esfinge de Gizeh, de la avenida de Karnak y paisajes de palmeras. Su emblemático rayo de luz vertical, que emerge desde la cima de la pirámide (Luxor Sky Beam), es el haz lumínico más potente del mundo.
La pirámide del Luxor Las Vegas con su esfinge y su avenida procesional de Karnak.
Interior de la Pirámide del Luxor Las Vegas
New York-New York Hotel & Casino
En 1997 se abrió el New York-New York con 2.024 habitaciones y 7.800 metros cuadrados para juego. El complejo rememora la Nueva York de la década de 1940 con recreaciones del Empire State Building y del Chrysler Building, además de una réplica de la Estatua de la Libertad, del Whitney Museum of American Art, del edificio de inmigración de Ellis Island, o de la estación Grand Central Terminal, e incluso del Puente de Brooklyn. Cuenta con una montaña rusa que envuelve el conjunto (the Roller Coaster) y cuyos vagones recuerdan los taxis de Nueva York.
El hotel casino New York-New York recrea la ciudad de la década de 1940 con sus principales iconos (y con la montaña rusa moviéndose entre ellos.

Venetian Resort Hotel Casino
El Venetian se abrió en 1999 ocupando el lugar del histórico Sands Hotel. El Venetian forma parte de un complejo enorme que incluye también el centro de convenciones Sands Expo y The Palazzo Hotel & Casino Resort con un total de 7.128 habitaciones y más de 11.000 metros cuadrados en salones de juego. El conjunto evoca, como su nombre indica, a Venecia, con una simulación de canales y las recreaciones del Palacio Ducal, Piazza San Marco, la columna del León de Venecia, el Campanile o el Puente Rialto.
El Venetian recrea a la capital del Véneto con sus canales y elementos más destacados.
Plantas del complejo formado por el Venetian y el Palazzo.
Paris Las Vegas

El Hotel-casino París abrió sus puertas en 1999 con una oferta de 2.915 habitaciones y 7.900 metros cuadrados de espacio para juego. Su réplica de la Torre Eiffel (a mitad de escala, alcanzando por tanto los 165 metros) es uno de sus emblemas, pero no el único: también son muy populares el letrero de neón con la forma del globo de Montgolfier, la reproducción del Arco de Triunfo parisino (a escala dos tercios) o la recreación de la Plaza de la Concordia, así como los detalles en sus fachadas inspirados en la Ópera Garnier y el Museo del Louvre.
El hotel-casino Paris Las Vegas, cuenta con réplicas de algunos emblemas parisinos (y con la inspiración de la arquitectura residencial decimonónica de la capital francesa para las fachadas del edificio principal)

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