El cementerio marino de Séte conjuga lo real y lo simbólico en la obra de Paul Valery, que reposa allí.
Uno de los accesos
circunstanciales es el que se produce a través de la común referencia espacial
de sus títulos, que aluden a tres paisajes distintos. El mar, la tierra y la
arquitectura, los tres escenarios para la vida humana. En Sète, en la costa provenzal
francesa, se encuentra el cementerio marino, con una perspectiva privilegiada sobre
el Mediterráneo. La tierra baldía es la Europa exhausta y desconcertada tras la
Primera Guerra Mundial. Duino es un castillo encaramado en una peña que se
asoma al Adriático, cerca de Trieste. Tres paisajes reales y simbólicos.
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Un contexto literario
Con Las flores del mal, Charles
Baudelaire (1821-1867) insertó un particular simbolismo en la poesía. La
obra, publicada en 1857, resultaría muy influyente, hasta el punto de ser
seminal para una nueva corriente literaria. Su propuesta estética sería
desarrollada a lo largo de la década de 1870 por autores como Stéphane Mallarmé
(1842-1898) y Paul Verlaine (1844-1896) que incorporaron otras referencias,
algunas tan decisivas como la de Edgar Allan Poe (1809-1849). Su apogeo se
extendería hasta finales del siglo, con figuras tan relevantes como la de Arthur
Rimbaud (1854-1891). En 1886, el poeta Jean Moréas (1856-1910) publicó un
manifiesto que pretendía dar base teórica al denominado movimiento
simbolista. Los seguidores entendían el mundo como un misterio por
descifrar y la labor del poeta como la de un rastreador de las correspondencias
ocultas entre todas sus manifestaciones.
Esta visión tendría continuación en la poesía del primer
tercio del siglo XX cuando se alumbró un nuevo simbolismo, que se envolvió
de un halo de misticismo y se adentró en ámbitos metafísicos para presentar
obras enigmáticas y oscuras. Ese neosimbolismo caracterizaría la obra de un
elenco de autores que abarcó dos generaciones: desde Konstantin Kavafis
(1863-1933) o William Yeats (1865-1939) hasta Ezra Pound (1885-1972), Fernando
Pessoa (1888-1935) o T. S. Eliot (1888-1965), pasando por Paul Valéry
(1871-1945) o Rainer María Rilke (1875-1926).
En esa época, destaca como un faro el año 1922, un annus
mirabilis para la literatura universal y para la poesía en particular.
Eliot editó La Tierra Baldía. Rilke concluyó las Elegias
de Duino, en las que llevaba diez años trabajando y que serían
publicadas al año siguiente, y también finalizó los Sonetos de Orfeo (Die
Sonette an Orpheus). Valéry sacó a la luz Charmes, un libro en el
que se incluía El cementerio Marino, aunque este poema
había aparecido previamente en una revista de 1920. No fueron las únicas obras maestras
alumbradas ese año. También aparecieron la novela Ulises de James Joyce (que
revolucionó la narrativa) y el Tractatus logico-philosophicus de Ludwig
Wittgenstein (que cambió el discurso de la filosofía).
Tres poetas. Tres poemas.
Paul Valéry (1871-1945) fue un francés meridional,
mediterráneo. Partiendo de su Sète natal acabaría llegando a Paris donde
trabajó como funcionario, llevando una tranquila vida burguesa que le permitió
elaborar una obra poética e intelectual de primer nivel. No obstante, le tocó
vivir conflictos bélicos frente a los que fue un activo resistente. En 1925 fue
elegido miembro de la Academia Francesa. Convertido en una celebridad, su
fallecimiento motivó un funeral de estado impulsado por el presidente Charles
De Gaulle (fueron las primeras exequias nacionales de un poeta desde
Victor Hugo en 1885). Valéry fue sepultado en Séte, en el mismo cementerio que
había inspirado su poema y que cambiaría su nombre desde entonces.
Con 49 años, Valéry terminó El cementerio marino. El
poema, con ciertas reticencias de su autor, aparecería publicado por primera
vez en La Nouvelle Revue Française (NRF) que entonces dirigía su amigo
Jacques Rivière, concretamente en el número 81 de junio de 1920 (la revista
había sido fundada por André Gide en 1908). Dos años después, el poema se
incluyó en su libro Charmes que consolidó su exitosa y reconocida
trayectoria.
Rainer María Rilke (1875-1926) fue un checo urbano,
de Praga, cuyo idioma era el alemán y que se dedicó a recorrer Europa sin
encontrar su sitio (durante un tiempo llegó incluso a ejercer de asistente del
escultor Rodin). Sostenido en muchas ocasiones por mecenas, finalmente, recaló
en Suiza, donde acabó nacionalizándose. Rilke murió relativamente joven (51
años) tras haber intentado escapar de los fantasmas que le persiguieron durante
toda su vida.
Sus Elegías de Duino fueron iniciadas en 1912, en el
castillo italiano de Duino, cuando el poeta contaba 37 años. Elaboradas
intermitentemente, no serían concluidas hasta una década más tarde. Aún
tardarían un año en publicarse, haciéndolo en 1923. La edición, a cargo de la
casa Insel-Verlag de Leipzig, fue doble: primero salió en junio una impresión
especial no venal y en octubre la tirada comercial.
T. S. Eliot, Thomas Stearns Eliot (1888-1965), fue un
norteamericano trasladado a Gran Bretaña, que acabó nacionalizándose en el
Reino Unido y que representó como pocos la quintaesencia del exquisito
intelectual inglés. Poeta, dramaturgo, ensayista y editor, fue una figura clave
de la cultura de su tiempo. Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1948.
A sus 34 años, La tierra baldía aparecería, sin sus características notas, en el número 1 (octubre de 1922) de The Criterion, la revista de literatura que editaría Eliot hasta 1939. Como libro sería publicado por primera vez en Nueva York en diciembre de 1922 por la editorial Boni and Liveright, incluyendo ya las notas de su autor (en el Reino Unido lo haría al año siguiente)
Valéry, Rilke y Eliot pusieron el foco en el alma humana. Sus tres obras brujuleaban entre
sensaciones cotidianas y trascendentes reflexionando en un periodo que todavía
no se había repuesto del desconcierto provocado por la Gran Guerra.
El cementerio marino es una composición con un rígido
armazón de 24 estrofas de 6 versos cada una. Los 144 versos son decasílabos
y presentan una rima invariable AABCCB lo que les proporciona un ritmo y
musicalidad melódica de intensa belleza. No es casual la elección de las
repeticiones en este poema que va y viene como las olas y que trata un tema
eterno (la muerte), recurrente, y que incluso acaba como empieza.
La tierra baldía consta de 433 versos libres. A
pesar del desconcierto que pretende reflejar, hay una organización, eso sí,
simbólica, que divide la obra en cinco capítulos, cada uno de los cuales
tiene a su vez subdivisiones temáticas (como episodios con mensajes
particulares):
1. The burial of the dead (El
entierro de los Muertos) (1-76), 76 versos
2. A game of chess (Una partida
de ajedrez) (77-173), 97 versos
3. The fire sermon (El sermón
del fuego) (174-311), 138 versos
4. Death by water (Muerte por agua) (312-321) 10 versos
5. What the thunder said (Lo que dijo el trueno) (322-433), 112 versos
Las Elegías de Duino de Rilke son 10 cantos
diferenciados por su número ordinal. Los versos son libres. Las diferentes
elegias presentan de extensión irregular (por orden: 95 versos, 79, 85, 85, 107,
44, 92, 75, 79 y 112) para componer el total de 853 versos.
Los 144 versos de El cementerio marino, los 433 de La
tierra baldía y los 853 de las Elegias de Duino ofrecen casi una
relación exacta de 1-3-6. Esto no quiere decir nada, pero no deja de ser
sorprendente (y puede ser alimento para los esotéricos). Los primeros versos de
cada obra figuran entre los más conocidos de la poesía contemporánea:
Ce toit tranquille, où marchent des
colombes,
Entre les pins palpite, entre les
tombes;
Midi le juste y compose de feux
La mer, la mer, toujours recomencé!
Este techo, tranquilo de palomas,
Palpita entre los pinos y las tumbas.
El mediodía justo en el enciende
El mar, el mar, sin cesar empezando…
(Valery-Jorge Guillén)
April is the cruellest month, breeding
Lilacs out of the dead land, mixing
Memory and desire, stirring
Dull roots with spring rain.
Abril es el mes más cruel, criando
lilas de la tierra muerta, mezclando
memoria y deseo, avivando
raíces sombrías con lluvia de primavera.
(Eliot-José Luis Palomares)
Wer, wenn ich schriee, hörte mich denn aus der Engel
Ordnungen? und gesetzt selbst, es nähme
einer mich plötzlich ans Herz: ich verginge von seinem
stärkeren Dasein.
¿Quién, si yo gritara, me oiría desde
las jerarquías de los ángeles?
Y, aun poniendo que uno, de repente,
me cogiera contra su corazón,
con su fuerte existencia moriría.
(Rilke-Juan Barja)
Tres paisajes (escenarios para la vida y la muerte)
Otro
denominador común de los tres poemas fue su convocatoria a paisajes desde el
título, aludiendo a espacios que basculaban entre lo real y lo
simbólico. Tierra, mar y arquitectura. Tres paisajes complementarios que conjugan
lo natural y lo artificial. Tres contextos para la vida humana. Tres
referencias simbólicas que ocultan tras su velo espacial al ser humano.
La relación de los títulos y los territorios aludidos no es
la misma en los tres casos. Valéry convoca al mar y un cementerio. Eliot lo
hace con la tierra y ciertos escenarios singulares. Rilke alude a un castillo entre
mar y tierra. En los poemas francés e inglés, el territorio es un constituyente
fundamental, mientras que en el alemán es una referencia al lugar que inspiró
su escritura.
Valery no cita propiamente al cementerio de su ciudad natal,
aunque la descripción no ofrece lugar a dudas. Rilke denomino a sus elegias con
el toponímico del lugar donde recibió la inspiración, pero hay poca interacción
con el territorio de la obra, es más una referencia simbólica para una
reflexión interior. Eliot no nombra a su tierra baldía, pero sí a numerosos
lugares concretos que acuden a determinarla.
El cementerio de Saint Charles de Sète.
Sète es un
municipio francés situado en el sudeste del departamento de l'Hérault en la Occitanie
(región formada en 2014 por la integración de Languedoc-Roussillon y
Midi-Pyrénées, con capital en Toulouse). L’Hérault es un departamento marítimo dirigido
desde Montpellier y Séte (que se llamó Cette hasta 1927) es una ciudad costera
que se ubica entre el mar Mediterráneo y la mayor laguna de la región: L’ Étang
de Thau.
Séte tiene
dos cementerios muy diferentes. Uno se encarama en la ladera oriental del Mont
St-Clair, que emerge en el centro del municipio y, desde allí, mira al mar. Es
considerado popularmente como el cementerio “de los ricos”. El otro se ubica, diametralmente
opuesto, junto a la planicie de la laguna y localmente se le conoce como el “de
los pobres”.
El primero es
el cementerio de Saint Charles, construido en 1680 como lugar para
enterrar a los trabajadores fallecidos durante la ejecución del muelle de
Saint-Louis. La privilegiada posición de ese camposanto, en una
situación similar a la de la necrópolis de Montjuic en Barcelona, lo convierte
en un lugar muy especial. El
segundo se abrió en 1877 y, aunque se consagró inicialmente a Saint Lazare, en
la actualidad se denomina cementerio le Py.
Valéry nació en Sète y allí reposan sus restos desde su
fallecimiento en 1945. El poeta fue
sepultado en el cementerio de Saint-Charles, que, como ya se ha comentado, cambió
su nombre por el de “cementerio marino” en homenaje al poeta y a su obra
más conocida.
Curiosamente,
otro ilustre cantor también nació en Sète y está enterrado en la ciudad: Georges
Brassens (1921-1981). Pero, a diferencia de Valery, Brassens fue sepultado en
el camposanto “de los pobres”. Resultan curiosas las similitudes y diferencias entre
los dos creadores: un sosegado y hermético poeta y un rebelde y popular cantautor.
Existe un mapa realizado con la tecnología dispuesta por Google que localiza las ubicaciones mencionadas en La Tierra Baldía.
La tierra baldía y el mapa de sus lugares.
La tierra
baldía es la Europa que siguió a la Gran Guerra, pero Eliot no lo explicita
directamente. No obstante, son muy numerosas las referencias a sitios
concretos, principalmente de Londres, pero también del continente central y del
Mediterráneo. La fascinación ejercida por el poema ha llevado a sus admiradores
a crear un mapa específico utilizando la tecnología que pone Google a
disposición de sus usuarios. En ese mapa se localizan, explican y justifican las treinta y una ubicaciones mencionadas
en el poema. Son las siguientes, señalando el capítulo, el verso y lugar:
1.8: The
Starnbergersee 1.10: Hofgarten 1.47: Phoenicia 1.62: London Bridge 1.66: King William Street 1.67: St. Mary Woolnoth 1.70: Mylae 3.176: River Thames |
3.182 Leman 3.209: Smryna 3.213: Cannon Street Hotel 3.234: Bradford 3.245: Thebes 3.258: The Strand 3.258: Queen Victoria Street 3.260: Lower Thames Street |
3.264: Magnus Martyr 3.275: Greenwich 3.276: Isle of Dogs 3.293: Highbury 3.293: Richmond 3.293: Kew 3.296: Moorgate 3.300: Margate Sands |
3.307: Carthage 5.374: Jerusalem 5.374: Athens 5:374: Alexandria 5.376: Vienna 5.395: Ganga 5.397: Himavant
|
Duino es un pueblo italiano situado en el extremo
nororiental del país, en la costa Adriática, concretamente en el golfo de
Trieste. La pequeña población es conocida por ser el lugar en el que Rainer
María Rilke recibió la inspiración para dar comienzo a sus Elegías. Esto
sucedió, en el espectacular castillo situado en lo alto de una peña que
avanza hacia el mar.
El castillo pertenecía a la princesa Marie von Thurn und
Taxis (1855-1934) (de soltera, Marie zu Hohenlohe-Waldenburg-Schillingsfürst) que
lo había recibido como herencia. Su matrimonio en 1875 con el príncipe
Alexander von Thurn und Taxis (1851-1939) formó una pareja muy amante del arte
(el tocaba el violín mientras ella pintaba). Ejercieron de mecenas con diversos
artistas. Uno de los que disfrutó de su patrocinio fue Rainer María Rilke, quien
gozó de la amistad y admiración de Marie. El poeta y la princesa se conocieron
en diciembre de 1909. Al año siguiente, Rilke visitó por primera vez el fantástico
castillo invitado por la aristócrata.
Rilke agradeció a la princesa su hospitalidad y apoyo dedicándole
la obra e incluyendo el toponímico del lugar en el título del poema, uniéndolo
inseparablemente a la historia de la literatura, aunque no todas las elegias se
escribieron en Duino. Rilke fue un viajero impenitente que no encontraba
acomodo con facilidad y las Elegías lo acompañaron en sus trasiegos por Europa.
Comenzadas en el castillo de Duino, se completaron diez años después en el Chateau
de Muzot, una mansión ubicada cerca de Veyras, en el valle del Ródano suizo.
En ambos lugares había sido invitado por sus propietarios. Entre ese inicio y
la conclusión, las elegías fueron elaboradas en diferentes lugares, como Múnich
o Paris y también en España, en Ronda (Málaga)
Duino es la representación de una frontera entre muchos ámbitos. Lo es físicamente como separación del mar y la tierra o, políticamente, por su cercanía a la divisoria ítalo-eslovena. Quizá por eso, para Rilke, Duino podía simbolizar el límite entre humanos y ángeles, entre un interior íntimo y un exterior trascendente, entre vida y muerte.
El castillo de Duino se asoma al mar Adriático desde la
cima de la peña en la que se asienta. Allí recibió Rilke la inspiración para sus
Elegías.
Apuntes para tres lecturas (y sus traducciones)
La traducción de un poema siempre es un acto comprometido y
polémico. La traslación puede llegar a desvirtuar la obra. La lectura poética siempre
es mejor en el idioma original. Ahora bien, para el caso de no conocer
suficientemente la lengua en que fue concebido, la edición de poemarios
bilingües es una opción necesaria. La presencia de los versos del autor permite
una comparación entre ritmos, rimas, dimensiones o intenciones del poeta con la
interpretación del traductor.
Ninguno de los tres poemas aludidos se escribió en español.
Uno lo fue en francés, otro en inglés y, el tercero, en alemán. El tratamiento
de cada uno de ellos ha sido diferente y sus versiones, numerosas. Los
siguientes apuntes tratan de ediciones y traducciones, así como de algunas
interpretaciones realizadas por especialistas. Su objeto es servir de acicate
para la lectura pausada de los originales y sus traslaciones.
El cementerio marino de Paul Valéry
El poeta se aparta de la civilización refugiándose en el
cementerio de Sète y, desde ese lugar, rodeado de tumbas, observa el mar. El
contraste activa la reflexión sobre la vida y la muerte y también la creación
de imágenes de sugestiva belleza.
El poema es bastante hermético y ha propiciado numerosas
exégesis y traducciones muy diversas. Algunas versiones pretenden reflejar el
texto con la mayor literalidad posible; otras la modifican para dar prioridad
al ritmo, fijando dimensiones de verso y rimas; y también las hay que fuerzan
la traslación en un intento de expresar el sentido subyacente captado por el
traductor.
Es destacable la edición bilingüe realizada por Alianza
Editorial en 1967, con la traducción que Jorge Guillén realizó en 1929 para «Revista
de Occidente».
Además, se acompaña por el prefacio que el propio Valéry escribió en 1933 como prólogo
para el Ensayo de explicación de «El cementerio marino»,
elaborado por Gustave Cohen y que también se incluye en la referida publicación
española. La edición de Cátedra, también bilingüe, realizada por Monique
Allain-Castrillo y Renaud Richard (que también traduce) cuenta con una
particularidad al ofrecer treinta y cinco versiones diferentes en castellano de
la octava estrofa.
Hay diversas interpretaciones sobre el cementerio marino. Destaca
el mencionado análisis de Gustave Cohen, quien descubre
cuatro partes en el poema, sugiriendo un cierto paralelismo con una obra
dramática en cuatro actos. En sus palabras, la primera (Estrofas I-IV) trata de
la inmovilidad del No-Ser o de la Nada eterna e inconsciente; la segunda
(V-VIII) contrasta con la anterior, dedicándose a la movilidad del ser
efímero y consciente; la tercera parte (IX-XVIII) se debate entre ¿Muerte
o Inmortalidad?; para terminar en las estrofas XIX a XXIV con el triunfo
de lo momentáneo y de lo sucesivo, del cambio y de la creación poética.
Otra interpretación
muy diferente, es la “semántica-topológica” realizada por Fernando Pérez
Herranz y Antonio López Cruces, utilizando la metodología propuesta por René
Thom en su Teoría de las catástrofes.
Referencias:
• Valéry, Paul.
El cementerio marino. Alianza Editorial. Madrid, 1983. Edición
bilingüe con traducción de Jorge Guillen. Incluye prefacio de Valéry y Ensayo
de explicación de Gustave Cohen.
• Valéry, Paul.
La joven Parca / El cementerio marino. Ed. Cátedra.
Madrid, 1999. Edición bilingüe de Monique Allain-Castrillo y Renaud Richard. Traducción
de Renaud Richard.
• Pérez
Herranz, Fernando M. y López Cruces, Antonio J. Estudio
semántico-topológico de «El
cementerio marino» de Paul
Valery. I. Consideraciones teóricas y II. Análisis
semiformalizado del texto, en: Martín Vide, Carlos (ed.) Lenguajes
naturales y Lenguajes formales, XII. PPU, Promociones y Publicaciones
Universitarias. Barcelona, 1996. (Actas XII Congreso de Lenguajes naturales
y lenguajes formales, La Seu d'Urgel, 1996)
La tierra baldía de T. S. Eliot
La tierra puede ser improductiva por falta de calidad, pero
también cabe su transformación en algo yermo tras haber dado todos sus frutos.
Europa, después de la Primera Guerra Mundial, era ese territorio baldío,
exhausto por haber entregado todo lo que tenía y ser, aparentemente, incapaz de
recuperarse. Un terreno desgastado sobre el que Eliot compuso su obra, cuya esterilidad
es la del espíritu humano. Así, La tierra baldía no es un poema sobre el
espacio, sino un poema sobre el desconcierto que siguió a la Gran Guerra. Pero, en cambio, sí es un poema bastante urbano
en el que se hace presente, de manera intermitente y explícita, sobre todo, la
ciudad de Londres que aparece poblada por seres humanos que adoptan apariencias
contemporáneas cuando son tipos ancestrales. Así, escenario y actores van
configurando imágenes expresivas que conectan con ese rumor subyacente que
acompaña a los humanos desde que dejaron de ser simples homínidos.
La edición en libro del poema tuvo una trampa para Eliot. Su
abundancia de referencias cultas, inasequibles para muchos lectores (y quizá la
brevedad del texto para un libro), llevó a los editores norteamericanso a
sugerir al autor añadir unas notas explicativas redactadas por él mismo. Así lo
hizo, pero Eliot no tardo en arrepentirse. Aunque lo intentó, nunca pudo despegarlas
del poema, que se publica siempre con esos comentarios supuestamente aclarativos.
José María Valverde, muy crítico con esas notas, comenta que “resulta
perturbador el hecho −único en la historia de la literatura−
de que un poeta ofrezca a la vez sus versos y sus notas aclaratorias”.
Pese a las supuestas explicaciones de Eliot, la enigmática
obra no se deja descifrar de manera consensuada. Los diferentes especialistas
que la han analizado y, en particular, los que se han enfrentado a su
traducción han propuesto sus particulares interpretaciones. Es reseñable la
edición bilingüe en español preparada por Viorica Patea para Cátedra, editada
inicialmente en 2005, con la traducción de José Luis Palomares, que incluye una
extensa introducción con un perfil para una biografía literaria de Eliot y un
profundo análisis de La tierra baldía. Lumen, con motivo del centenario,
ha reeditado la versión de 2015 de Andreu Jaume en traducción e interpretación.
Referencias:
• Eliot, T.S. La tierra baldía. Ed.
Cátedra. Madrid, 2018. Edición bilingüe de Viorica Patea, con traducción de José
Luis Palomares.
• Eliot, T.S. La tierra baldía / Prufrock y otras
observaciones. Ed. Lumen. Madrid, 2022. Edición bilingüe y traducción
de Andreu Jaume.
• Eliot, T.S. Poesías reunidas 1909/1962. Alianza
Editorial. Madrid, 1984. Introducción y traducción de José María Valverde.
Elegías de Duino de Rainer María Rilke
Entre las numerosas traslaciones al español de las diez
elegias de Rilke puede subrayarse la de Eustaquio Barjau para Cátedra, que
incluye una presentación de la vida y obra de Rilke y una aproximación a las
Elegías. Para Barjau, las Elegías son un viaje que “conduce de la
lamentación al júbilo, del estadio enl que el hombre se encuentra a gran
distancia del ángel −si este se acercara a él le destruiría− hasta
el estadio en el que el hombre ha llegado hasta los umbrales del mundo
angélico; desde el engolfamiento en los quehaceres diarios a la contemplación
admirativa, y la celebración , de la totalidad de la vida y del mundo; del
temor a la muerte, como accidente que le acontece al hombre, a la indistinción
entre vida y muerte, salud y enfermedad, juventud y vejez”
Es muy particular el acercamiento de Juan Rulfo (1917-1986),
uno de los escritores hispanoamericanos más importantes del siglo XX. Su
trabajo, más que una traducción, es una recreación (situada entre
transcripción, versión y reescritura) que partió de las propuestas previas realizadas
por Gonzalo Torrente Ballester-Mechthild von Hese Podewils y por Juan José
Domenchina. Dice Alberto Vital en el epílogo de esta publicación que “cada
nueva época puede y tal vez debe atreverse a cambiarle palabras al texto de un
maestro”.
Juan Barja, poeta, editor (cofundador de Abada) y gestor
cultural (director del Círculo de Bellas Artes de Madrid entre 2004 y 2019)
aborda una nueva traducción e interpretación personal, coincidiendo con los
cien años de la conclusión de las elegías. Su edición es bilingüe y reivindica
la necesaria reunión del original y su traslación.
Los libros anteriores proponen su particular exégesis poética. No obstante, es interesante la interpretación realizada desde la filosofía por el catedrático Jacinto Choza.
Referencias:
• Rilke, Rainer María. Elegias de Duino. Los
sonetos a Orfeo. Ed. Cátedra. Madrid, 1993. (Edición de Eustaquio
Barjau)
• Rilke, Rainer María. Elegias de Duino / Duineser
Elegien. Ed. Sexto Piso. México, 2015. (Edición bilingüe, versión
española de Juan Rulfo)
• Rilke, Rainer María. Elegias de Duino. Ed.
Abada. Madrid, 2022. (Edición bilingüe, versión española de Juan Barja)
• Choza, Jacinto. Al otro lado de
la muerte. Las elegias de Rilke. Ed. EUNSA. Pamplona, 1991.
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