Dentro de su estrategia de
expansión, la firma especializada en óptica y salud ocular, Soloptical,
acaba de inaugurar un nuevo local en Madrid, ubicado en la calle Arenal nº 3.
Esta localización es doblemente singular. Primero porque se encuentra junto a
la Puerta del Sol, en uno de los puntos más emblemáticos y concurridos de la
ciudad (y de España). Y, segundo, porque el edificio en el que se integra es la “Casa Palazuelo”, proyectada por Antonio Palacios en 1919. Este
edificio es uno de los pioneros de la arquitectura terciaria de la capital
española y su extraordinaria calidad llevó a incluirlo dentro del
Catálogo de Bienes Inmuebles de Interés Cultural (BIC) de la Comunidad de
Madrid.
El proyecto del nuevo centro Soloptical ha sido realizado por Taller de Ideas Arquitectos Asociados (firma vinculada con Urban Networks). Además del reportaje
fotográfico, el presente artículo ofrece como anexos sendas aproximaciones a la
historia del edificio y a la del local comercial.
El nuevo centro de Soloptical diseñado por Taller de Ideas Arquitectos Asociados.
Dentro de su estrategia de
expansión, la firma especializada en óptica y salud ocular, Soloptical,
acaba de inaugurar, en agosto de 2017, un nuevo local en Madrid. Soloptical es una gran cadena de
referencia en el mercado óptico que opera en España con más de 90 centros
repartidos por toda la península y Baleares. Su actividad va más allá de la
comercialización de monturas oftálmicas y gafas de sol, puesto que son expertos
en fabricación de lentes, reparación de monturas, asesoramiento en imagen, así
como en el cuidado de la salud ocular.
La localización escogida, la calle Arenal nº 3, es doblemente
singular. Primero porque se encuentra junto a la Puerta del Sol, en uno de los
puntos más emblemáticos y concurridos de la ciudad (y de España). Y, segundo,
porque el edificio en el que se integra es la “Casa Palazuelo”, proyectada
por Antonio Palacios en 1919 y concluida en 1921. Este edificio es uno de los
pioneros de la arquitectura terciaria de la capital española y su
extraordinaria calidad llevó a incluirlo dentro del Catálogo de Bienes
Inmuebles de Interés Cultural (BIC) de la Comunidad de Madrid.
El proyecto del nuevo
centro Soloptical ha sido realizado
por Taller de Ideas Arquitectos Asociados
(firma vinculada con Urban Networks). Los criterios que
han dirigido el proyecto son los siguientes:
• Restituir,
a partir de los datos conocidos, el estado original del local. Esto ha conllevado,
por ejemplo, la eliminación de todos los elementos no originales (como una
entreplanta situada en la crujía exterior no contemplada en el diseño inicial)
Planta baja
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• Mantener
el espíritu del edificio original en los casos dudosos. Por ejemplo, en los
revestimientos interiores del local, sustituyendo el solado de terrazo de
mármol negro y la pintura verde encontrados, por el mármol blanco macael y la
pintura blanca que caracterizan el patio interior del edificio.
• Reestablecer
la fachada original, interpretando los pocos datos conocidos. Se ha actuado
buscando la homogeneidad de la fachada conforme a las investigaciones realizadas
y siguiendo los criterios ya establecidos por algunos de los locales reformados
previamente, que son bastante coherentes con el planteamiento original, tanto
en colores como en material (chapado de mármol negro).
• No
modificar ningún tema estructural. De hecho, la actuación es de carácter
interior y no afecta a ninguno de los elementos estructurales del edificio.
Esto es reseñable, por ejemplo, en el caso de lucernario del techo del local,
que es un pavimento transitable en la planta baja de la parte de oficinas,
realizado con vidrio moldeado doble (tipo pavés).
• Potenciar
la espacialidad del local y su decoración. La riqueza decorativa del local
era inapreciable en su situación anterior por la existencia de un mobiliario
que la ocultaba. Con esta reforma se ubican los usos que requieren
compartimentaciones y aparatos en el sótano, dejando la planta baja con una
gran amplitud que permita admirar los detalles del local.
Anexo 1: La Casa Palazuelo de la calle Mayor-Arenal, un edificio pionero de la
arquitectura terciaria en Madrid.
La
manzana que ofrece la fachada oeste de la Puerta del Sol y que acompaña el
arranque de las calles Mayor y Arenal tiene una larga y relevante historia para
la ciudad. Situada en frente del desaparecido convento de San Felipe el Real
(en cuyas gradas se ubicó el famoso “mentidero de la Villa”), en esa manzana se
ubicaron sucesivamente una mancebía pública, que se denominaba las Soleras, y el recordado Palacio de Oñate,
cuya construcción fue “comenzada sin duda
en el siglo XVI, con vuelta a las calles de la Duda y del Arenal, para señorial
morada de los caballeros Tassis, Correos Mayores de España, concluyéronla del
todo, tal como está ahora, desde 1655 á 1670”
(FERNÁNDEZ DE BÉTHENCOURT, F.: "El palacio de Oñate", en Arte
Español, 1912, págs. 129-36).
El Palacio se vería afectado por
la apertura de la Travesía del Arenal en 1853 modificando su parte occidental.
Poco después, la reforma de la Puerta del Sol y de sus aledaños, concluida en
1861, resultaría trascendental para la manzana analizada debido a los cambios
que sufrió en su parte oriental. La ampliación de la plaza eliminó las
edificaciones existentes entre el callejón de la Duda y la propia plaza,
trazando un nuevo solar para dar fachada a la Puerta del Sol siguiendo los
nuevos criterios establecidos por el nuevo plan. Este solar se adosó al Palacio
de Oñate que fue obligado a cerrar sus huecos en la que, hasta entonces, fue
fachada al callejón de la Duda. El entorno urbano también se vería modificado
ya que el referido convento de San Felipe el Real fue demolido para dar paso a
las “Casas de Cordero” que renovaron la tipología residencial de Madrid.
A principios del siglo XX, el
Palacio de Oñate que, tras la reforma de Sol y de la calle Arenal, había
quedado con varias fachadas fuera de ordenación (concretamente la de la propia
calle Arenal y la de la Travesía del Arenal), sería derribado. La demolición del Palacio de Oñate daría
origen a dos grandes solares. Solamente se conservó la portada del Palacio
que habilitaba el acceso principal desde la calle Mayor. Esta portada fue
conservada en los almacenes municipales hasta que fue colocada en la Casa de
Velázquez en la Ciudad Universitaria. Desgraciadamente, este edificio quedó muy
dañado durante la Guerra Civil y a pesar de su reconstrucción, la portada se
perdió definitivamente.
Así pues, la desaparición del palacio acabaría segregando
su solar en dos grandes espacios que daban a ambas calles. El primero (calle Mayor 4 / calle Arenal 3)
sería comprado por el empresario Demetrio Palazuelo Maroto para ubicar en él
una nueva tipología comercial y de oficinas en sintonía con las innovaciones
procedentes del exterior. El segundo (calle Mayor 6 / calle Arenal 5 /
Travesía del Arenal) albergaría tras diversos avatares (que incluyen un
proyecto fallido diseñado por Antonio Palacios y Pedro Muguruza) la Casa del
Duque de las Torres, un edificio de viviendas con fachada a Mayor 6 / Arenal 5
/ Travesía del Arenal, proyectado por Manuel Álvarez Naya.
Imagen del
patio central de la Casa Palazuelo.
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Demetrio Palazuelo Maroto encargaría el proyecto del nuevo edificio
comercial a Antonio Palacios, con quien había iniciado su relación
profesional años atrás, cuando encargó a Palacios y a su entonces socio Joaquín
Otamendi Machimbarrena la construcción de su Casa-Palacio ubicada en el número
54 de la calle Alcalá (esquina con calle Alfonso XI), quienes lo desarrollaron
entre 1908 y 1911, dentro de un periodo muy fructífero para ambos arquitectos.
En esos años estaban ejecutando simultáneamente
alguno de los edificios más relevantes del Madrid de la época, destacando
principalmente el Palacio de Comunicaciones (conocido popularmente como el
Palacio de Correos y actualmente ocupado por el Ayuntamiento de Madrid); el
Banco Español del Río de la Plata (1911-1918), actual Instituto Cervantes; o el
Hospital de Jornaleros de San Francisco de Paula (1908-1916), actual sede de la
Consejería de Transportes, Vivienda e Infraestructuras de la Comunidad de
Madrid.
El Palacio de Comunicaciones marcaría el inicio de la
brillante carrera profesional de Palacios que lo llevaría a convertirse en uno
de los arquitectos más destacados de España en la primera mitad del siglo XX,
cuya obra tuvo una especial incidencia en Madrid. Antonio Palacios Ramilo
(1874-1945), natural de Porriño (Pontevedra), finalizó la carrera de Arquitectura
en Madrid en el año 1900. Tras trabajar una temporada en el estudio de Ricardo
Velázquez Bosco, de quien fue alumno, se asoció profesionalmente con su amigo y
compañero de universidad, Joaquín Otamendi Machimbarrena (1874-1960). Juntos
optaron a varios concursos hasta que en 1904 ganaron la convocatoria para el
nuevo Palacio de Comunicaciones que los consagraría. Palacios y Otamendi
cesarían su colaboración en 1919, cuando este decidió convertirse en arquitecto
de Correos. A partir de ese año, se iniciaría una nueva etapa para Palacios, que
construiría edificios tan singulares como el Círculo de Bellas Artes
(1919-1926), el edificio Matesanz (1919-1923), el Hotel Avenida (1921-1924) o
el desaparecido Hotel Florida (1922-1924), así como la colaboración con la
recién creada Compañía Metropolitano Alfonso XIII (impulsada por Miguel
Otamendi, hermano de Joaquín). En esta etapa, caracterizada por la influencia
recibida de la arquitectura de los grandes edificios norteamericanos, destaca
también la Casa Comercial Palazuelo (1919-1921) situada en el solar ubicado
entre la calle Mayor 4 y calle Arenal 3.
Como se ha comentado
anteriormente, el edificio ubicado en calle Mayor 4 / calle Arenal 3 ocupaba
parte del solar del desaparecido Palacio de Oñate y presentaba una forma
pentagonal con dos líneas de fachada, una a la calle Mayor 4 (con 27,61 metros)
y otra a la calle Arenal 3 (con 25,27 metros), y una superficie de 780,2 metros
cuadrados. El proyecto se desarrolló entre los años 1919 y 1921, fecha del
final de obra.
El proyecto articulaba dos
bloques alineados a las calles que dejaban un espacio triangular central a modo
de patio interior. Los bloques laterales acogerían una sucesión de locales de
oficinas planteados con una gran flexibilidad, de manera que se separarían con
mamparas que podrían desplazarse según las necesidades. La obra incorporaba
innovaciones no solamente en su tipología sino también en tecnología, desde las
instalaciones centralizadas o el planteamiento estructural (hormigón en sótanos
y estructura metálica en plantas superiores), hasta la vanguardista imagen de
las carpinterías de los huecos verticales acristalados (que por otra parte
indicaban el eclecticismo habitual en la obra de Palacios al mezclar elementos
clasicistas con otros inspirados en la Secesión vienesa o en la arquitectura
terciaria norteamericana).
Las fachadas reflejan esa
convivencia insólita planteando un basamento muy abierto para los locales comerciales
y un orden de columnas y pilastras gigantes en los pisos superiores que
albergan entre ellas los cuerpos acristalados. Los torreones laterales o las
balaustradas refuerzan esa peculiar convivencia estilística (que sería similar
a la propuesta para la Casa Matesanz de la Gran Vía madrileña).
Es muy destacable el patio
interior que conjuga curvas y contracurvas de una fuerte inspiración
borrominiana, con barandillas que hacen referencia a la Sezession vienesa, en un brillante juego espacial repleto de
matices y rematado en sus planos horizontales por una interesante cubierta
acristalada (que sería sustituida por la actual en una fecha indeterminada) y
un particular pavimento en la planta primera, realizado con bloques de vidrio
moldeado (pavés) que traslada una cierta iluminación cenital al local comercial
de la planta baja. En ese mismo espacio se ubica la singular escalera imperial
que conecta todas las plantas del edificio.
La distribución inicial prevista
en el proyecto se mantendría en líneas generales en las plantas superiores de
oficinas, pero sufriría un cambio radical en la planta baja e inferiores, dando
un nuevo enfoque al planteamiento comercial de esos pisos.
Con todo, el edificio se convertiría en una de las muestras pioneras de la arquitectura
terciaria madrileña. En esa época temprana del siglo XX se iría definiendo
en Madrid la tipología de los edificios de oficinas y de los grandes almacenes
comerciales que ya estaban triunfando en Europa y Estados Unidos.
Anexo 2: Evolución del local comercial desde
su origen hasta la intervención de Soloptical.
Con la finalización de la
construcción del edificio en 1921 se habilitó la Planta Baja comercial que
había sido proyectada como dos grandes espacios, uno volcado hacia la calle
Mayor 4 y el otro hacia la calle Arenal 3. Ambos disponían de un amplio escaparate
al exterior.
De la Memoria del Proyecto se
extrae lo siguiente: “La distribución de
las plantas es de una absoluta sencillez de trazado y estructura, como
corresponde al destino del edificio. En el subsótano se sitúan los servicios
generales de calefacción, carbonera, maquinaria y pequeños almacenes para cada
piso con uno mayor central. En el sótano se disponen completamente diáfanos,
dos grandes locales iguales a los de las tiendas y en comunicación con ellas
por amplias escaleras. En la planta baja se sitúan estas dos tiendas más el
espacio destinado al portal-vestíbulo general de la casa, hall central y
escaleta de servicio al sótano” (Memoria del
Proyecto firmada el 2 de julio de 1919).
Es decir, el proyecto original
distribuyó dos grandes locales, en cuya separación se absorbía el desnivel
existente entre ambos, producido por la diferencia de cota entre la rasante de
la calle Arenal 3 y la de la calle Mayor 4. Estos dos grandes espacios
comerciales tenían continuidad en el sótano, en dos espaciosos almacenes que,
según la memoria, conectaban con la planta baja por medio de sendas escaleras
(aunque de la observación de los planos parece desprenderse que todo el sótano
se asignaba al local de Arenal 3). La planta de sótano avanzaba sobre la
alineación oficial para obtener luz cenital desde la rasante (acera) de la
calle. El subsótano, que tiene la misma ocupación que el sótano, no tenía,
inicialmente, relación con estos locales comerciales.
La planta baja dispone de un
gran lucernario que proporciona luz cenital procedente del patio interior del
edificio. Este lucernario realizado con bloques de vidrio moldeado (pavés) es
transitable en la planta primera convirtiéndose en el suelo del patio interior
desde el que se accede a las oficinas de las plantas superiores.
El primer local que se abrió hacia la calle Arenal 3 fue el
concesionario ROLLS-ROYCE (regentado por la empresa C. DE SALAMANCA, en
cuya web puede leerse: “C. de Salamanca
es una empresa dedicada a la distribución de vehículos de lujo (…) El Marqués
de Salamanca fundó la empresa en 1907 para la distribución y venta en España de
las mejores marcas de automoción, y en los años 60 la familia Toda la incorporó
a su grupo empresarial, creando así la empresa española más importante en el
sector de los automóviles de lujo. Fue el importador más antiguo del mundo de
Rolls Royce-Bentley”.
No se tiene constancia de la
duración de esa actividad comercial, ni de la decisión de la propiedad de
distribuir la Planta Baja en diversos locales. La división de la planta baja
segregó una serie de locales, cuya anchura coincidía con la modulación de la
fachada. Complementariamente las plantas de sótano y subsótano sufrieron una
división similar (en el caso del subsótano, solamente afectó a los locales no
utilizados por las instalaciones del edificio).
En consecuencia, aparecieron en la fachada de la calle
Arenal 3, cinco locales comerciales. Los dos de los extremos contaban con
una anchura doble, resultado de la suma del cuerpo lateral y el hueco contiguo
del conjunto acristalado central. Los tres locales situados en el medio se
ajustaban a la modulación propuesta por la fachada. De estos se singularizó el
local situado a la derecha de los tres, porque recibió el añadido del espacio
central (caracterizado por la iluminación cenital procedente del patio interior
antes referida). Además, se le añadió su correspondiente sótano y subsótano,
aunque solamente en el espacio entre pilares ya que el vacío central sería
destinado a otros usos (Este local, de mayor superficie que el resto en la planta baja, y con
dos sótanos, será el reformado en 2017 por Soloptical).
La partición de este local
recibió un tratamiento interior de un gran clasicismo, presentando una serie de
columnas con capiteles jónicos (todo ello de escayola) e incluso dos columnas
exentas que magnificaban la curva producida por la escalera central del
edificio. Estas falsas columnas se unían por medio de un entablamento (del
mismo material) con un diseño también clasicista. Los intercolumnios recibieron
unos marcos con relieves laterales en un juego compositivo coherente con el
espíritu general del conjunto. No se tiene constancia de la licencia para esta
obra (no consta en el Archivo de la Villa) y por lo tanto se desconoce la fecha
y el autor de la misma.
Sin disponer de confirmación
oficial, por informaciones verbales se puede apuntar que, en ese nuevo local
comercial, se abrió al público, en 1928, la Juguetería-Librería MULTICOLOR. Esta actividad comenzó con la venta
de muñecas de porcelana y soldaditos de plomo, ampliando su oferta con casas de
muñecas, cajas de música y una amplia variedad de juguetes singulares de madera
y de importación. La juguetería complementó su negocio con la venta de libros
infantiles y libros de texto para escolares y universitarios. Dicha actividad
se desarrollaría desde ese año 1928 hasta el 2016, fecha de cierre del local
por jubilación del último comerciante.
No se tiene constancia de las
modificaciones realizadas en 1928 para adaptar el local al uso de
librería-juguetería, pero parece lógico que en ese año mismo año podría haberse
realizado la escalera que conecta la planta baja con los sótanos asignados a
este local y quizá igualmente la entreplanta de la primera crujía del edificio
(la exterior).
El primer dato confirmado sobre
las actuaciones en dicho local es el denominado “Proyecto de Reforma de Local
Comercial destinado a Juguetería y Librería en calle Arnal nº 3 de Madrid”
fue redactado por el arquitecto José Luis Fernández Vázquez y fechado en el mes
de octubre de 1976. La fecha de visado en el Colegio Oficial de Arquitectos de
Madrid es el 26 de octubre de 1976. En él se realizan una serie de actuaciones
consistentes en la modificación de la escalera que conecta con el primer sótano
(se incorpora un rellano intermedio) y en la adaptación de la fachada a
cuestiones normativas.
Fachada del
local comercial en la calle Arenal 3, cuando estaba dedicado a
librería-juguetería y aspecto del interior.
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La evolución interior del local no
aprovechó las posibilidades expresivas del mismo. El espacio interior de corte
clasicista descrito anteriormente fue cubierto, prácticamente en su totalidad,
por estanterías y mostradores, de forma que era difícilmente apreciable el
ambiente que supuestamente se deseaba con el planteamiento de origen. La
profusión de mobiliario, sumada a la pintura (verde) superpuesta en fecha
indeterminada, así como la aparición de instalaciones de iluminación y
climatización indiscriminadas, acabaron por desfigurar el espacio interior del
local comercial. También la fachada del local, y particularmente el llamativo
rótulo identificativo de la actividad, a pesar de haber recibido el beneplácito
de las autorizaciones municipales del momento, no favoreció el aspecto general
del edificio.
Desde esa modificación relevante
no produjeron cambios sustanciales salvo adaptaciones interiores a determinadas
normativas y una modificación en el rótulo de fachada, como puede desprenderse
del historial de licencias aportado por el Archivo de la Villa.
Finalmente, con el cese de la
actividad de librería-juguetería en 2016 se comenzó la reforma del local para
adaptarlo al centro de óptica Soloptical, que acaba de ser inaugurado en agosto
de 2017.
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