Frank Lloyd Wright es uno de los pilares fundamentales del
Movimiento Moderno. Tuvo una larga vida y una dilatada carrera profesional
dotada de una creatividad extraordinaria. Fue un “tradicionalista revolucionario”
genial que, además, supo crear escuela.
Realizó una obra muy numerosa y variada, aunque la
arquitectura residencial unifamiliar fue uno de sus ámbitos preferidos. En ese
tipo de viviendas buscó crear un estilo “genuinamente americano” que tuviera
una relación intensa con la naturaleza exterior a través de una nueva configuración
espacial y de un lenguaje formal de gran simplicidad aparente, todo ello sin
perder la funcionalidad y el confort. Las “casas de la pradera” de sus comienzos
en Chicago se convirtieron una de las más poderosas imágenes visuales de la
arquitectura norteamericana. Sus posteriores y extrañas residencias
californianas (etiquetadas por él como “casas de bloque textil”),
darían paso a la excepción más singular de su producción: la “casa de la cascada”,
su obra más famosa y quizá la vivienda más conocida de la arquitectura moderna
para el público no especializado. En su última etapa, cercano a cumplir los
setenta años, iniciaría una revisión de los planteamientos de las Prairie
Houses para ofrecer viviendas asequibles y de calidad al americano medio:
las “casas usonianas”.
“To live in a Wright building,
any Wright building, but especially the Usonians, you have to be willing to
subordinate your life, and your lifestyle and your possessions to that
building”
William Cronon
(Para
vivir en un edificio Wright, en cualquier edificio Wright, pero especialmente
en los usonianos, debes estar dispuesto a subordinar tu vida, tu estilo de vida
y tus posesiones a ese edificio)
Frank Lloyd Wright (1867-1959) es uno de los pilares fundamentales
del Movimiento Moderno. Tuvo una larga vida y una dilatada carrera profesional dotada
de una creatividad extraordinaria. Fue un “tradicionalista revolucionario” que profundizó
en sus raíces y abrió innovadores caminos, impensables hasta entonces, que serían
recorridos por sus muchos discípulos y seguidores. Porque Wright fue un genio
que, además, supo crear escuela.
Su visión de la arquitectura fue muy particular, compleja y
no exenta de ambigüedades. Tuvo siempre a la naturaleza como referencia
constante de su obra; desconfiaba de la ciudad moderna y buscaba refugio en la
poesía del paisaje y la expresividad de los materiales; recelaba del maquinismo,
aunque se dejó seducir por algunos aspectos de la prefabricación; dudaba del
racionalismo, pero defendió una abstracción orgánica que perseguía integrarse
con el mundo; transformó la concepción clásica del espacio, pero nunca
consideró la ornamentación como un delito. Fue un pionero de la modernidad, adelantándose
en algunos temas a las grandes figuras del siglo XX, como Mies van der Rohe, Le
Corbusier o Aalto, que eran prácticamente de una generación posterior. Y,
además, era norteamericano, algo muy relevante para entender sus propuestas.
Wright realizó una obra muy numerosa y variada, aunque la
arquitectura residencial unifamiliar fue uno de sus ámbitos preferidos.
Casas de la pradera. Plantas y alzados de la Roberts
House.
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En ese
tipo de viviendas buscó crear un estilo “genuinamente americano” que tuviera
una relación intensa con la naturaleza exterior a través de una nueva configuración
espacial y de un lenguaje formal de gran simplicidad aparente, todo ello sin
perder la funcionalidad y el confort. Las “casas de la pradera” de sus comienzos
en el Chicago de finales del siglo XIX y principios del XX se convirtieron una
de las más poderosas imágenes visuales de la arquitectura norteamericana. Sus
posteriores y extrañas residencias californianas levantadas en los primeros
años veinte (etiquetadas por él como “casas de bloque textil”),
darían paso a la excepción más singular de su producción: la “casa de la cascada”
de 1934, su obra más famosa y quizá la vivienda más conocida de la arquitectura
moderna para el público no especializado. En su última etapa, ya en la década de
1930, cercano a cumplir los setenta años, iniciaría una revisión de los
planteamientos de las Prairie Houses para ofrecer viviendas asequibles y
de calidad al americano medio: las “casas usonianas”.
Las
“casas de la pradera”: la vivienda “genuinamente americana”.
A
finales del siglo XIX, Chicago era el centro del universo arquitectónico. Por
un lado, una brillante generación de profesionales, agrupados por la historia en
la Primera Escuela de Chicago, habían
revolucionado la arquitectura y la ciudad inventando nuevas tipologías, entre
las que destacaría el rascacielos. También allí se originaría un nuevo camino
para la arquitectura residencial norteamericana. La Glessner House, diseñada
en 1887 por Henry H. Richardson (en el 1800 S. Prairie Avenue),
abriría una senda que sería transitada por otros muchos arquitectos, entre los
que destacaría con luz propia Frank Lloyd Wright.
En sus comienzos
en Chicago, Wright y sus compañeros de generación, jóvenes y apasionados,
compartieron ideas para conseguir un objetivo común: la creación de un estilo
arquitectónico genuinamente americano. Entre sus puntos de conexión
destacaban la admiración por Louis Sullivan y por los poemas de Walt Whitman.
Sullivan animó a los nuevos arquitectos para que “no fueran mercaderes, gestores, fabricantes, hombres de negocios o nada
parecido, sino poetas que no usan palabras sino materiales constructivos como
forma de expresión”.
La
pradera fue su primera inspiración. En ese paisaje descubrirían la base
estimulante para levantar esa arquitectura residencial propia. Wright sería el
abanderado con sus formas sencillas en las que predominaban las líneas
horizontales y que albergaban espacios interiores fluidos llenos de luz natural
que aspiraban a relacionarse con el exterior. Las viviendas se convirtieron en
el campo experimental para una obra de arte total que integraba mobiliarios y
elementos decorativos como parte importante de un todo superior. Surgirían así
las “casas de la pradera” (Prairie
Houses), producto de una teórica Prairie
School (Escuela de la Pradera, que fue una etiqueta generada muchos años
después, cuando la mayoría de sus componentes había desaparecido). Esa “escuela”
liderada por Wright incluía a otros arquitectos que participaron, en mayor o menor
medida, en esa aventura, como George Washington Maher (1864-1926),
Richard Schmidt (1865-1958), Myron Hunt (1868-1952), Dwight Perkins (1867-1941),
Hugh Garden (1873-1961), Howard Van Doren Shaw (1869-1926), William Purcell
(1880-1965), George Grant Elmslie (1871-1952) o Walter Burley Griffin
(1876-1937). Este último
alcanzó fama internacional por ser el diseñador de Canberra,
la capital australiana.
Winslow House. Arriba, fachada principal. Debajo, fachada
posterior.
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Wright comenzaría a destacar con la Winslow House,
construida entre 1893 y 1894, siendo el primer encargo importante que recibió
como arquitecto independiente. Aunque se aprecia la influencia de la James
Charnley House diseñada en 1892 por Louis Sullivan (en cuya elaboración colaboró
Wright), este siempre otorgó mucha relevancia a la Winslow House,
refiriéndose a ella como su primera “casa de la pradera” porque anticipaba los
temas que irían definiendo el estilo durante los años siguientes. José Luis
Sanz Botey la describe en su libro Arquitectura en el siglo XX, diciendo
que “a pesar de la rígida simetría de la fachada principal, enuncia estos
principios con gran claridad. La casa se desarrolla bajo una cubierta de suave
pendiente terminada en un gran voladizo; las ventanas de la planta superior se
enmarcan dentro de una franja horizontal profusamente ornamentada sobre un
zócalo de ladrillo romano. En el interior, una enorme chimenea domina el centro
del espacio. En la parte posterior, una serie de volúmenes prominentes rompen
el hieratismo de la fachada principal. El suelo, al expandirse, más allá de los
límites de la casa, produce terrazas y zócalos que recogen las resonancias del
espacio interior. La sobriedad de este proyecto no le impide utilizar elementos
decorativos al estilo de Sullivan, a los que nunca renunciaría. Para Wright, la
decoración no es algo añadido, superpuesto a los materiales, sino natural a la
arquitectura y al acto de dar forma a la materia: «la ornamentación es intrínseca
al hecho de ser humano»”.
Casas de la pradera. De arriba abajo: Dana House,
Fricke House, Heurtley House y Martin House.
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En 1900, Wright publicaría en la revista Ladies’ Home
Journal dos viviendas que eran su propuesta renovadora para la arquitectura
americana. Su objetivo era despertar en el americano medio un gusto nuevo que
elevara la calidad de la arquitectura residencial. Los proyectos eran embriones
dibujados de las futuras “casas de la pradera” en las que Wright introduciría
novedades muy significativas, no solo en la tipología de la vivienda
unifamiliar sino también en la concepción del espacio arquitectónico.
Wright apostaba por un espacio fluido, dinámico, sin límites
claros, frente al espacio clásico, estático y cerrado. Hasta entonces, para él,
“toda actividad doméstica se desarrollaba dentro de la relación de «caja
a caja»,
es decir una especie de secuestro celular” y continuaba diciendo: “así pues,
consideré la planta baja como un ambiente único, separando simplemente, la
cocina como si se tratara de un laboratorio y «escondí» por
medio de paredes los distintos sectores, como el comedor, el espacio destinado
a la lectura o la sala de las recepciones”. Wright abogaba por eliminar
las piezas cerradas y por establecer relaciones espaciales tanto entre ellas
como con el exterior. Había que “destruir la caja”. Ya no habría compartimentos separados
sino fluidez y comunicación espacial, dando paso a una asimetría dinámica que
buscaba el equilibrio en el movimiento. Esta idea expansiva se
reflejaría en muchos elementos: las ventanas dejaron de ser huecos puntuales y
se convirtieron en franjas continuas o las esquinas perdieron su papel portante
y se abrieron para que pasaran la luz y las vistas.
Casas de la pradera. Planta e imagen de la Willits
House
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Quizá el rasgo formal más expresivo del estilo de la
pradera eran las cubiertas, aplanadas y extendidas más allá del
perímetro de los muros, conformando amplios aleros, porches y espacios híbridos
entre interior y exterior. El núcleo interior está marcado por la chimenea,
centro simbólico familiar y también físico, porque los muros y los espacios
cobraban sentido en relación con esa construcción medular, particularmente en
el caso de la secuencia entrada-sala de estar-comedor, planteada como un
espacio unitario, un «continuum» sin tabiquería interior (años
después, la doctrina europea hablaría de la “planta libre”). Pero para Wright
no se trataba de una libertad planteada a priori, sino de una liberación, de un
proceso de extroversión que buscaba proyectar el interior hacia el exterior.
En consecuencia, la misión de los muros sufriría una importante transformación. Las
fronteras se desvanecían reflejando el espíritu del hombre americano, libre y
anticonformista, de espíritu nómada y contrario a sentirse encerrado y separado
de su contexto, privilegiando la horizontalidad del paisaje de la
pradera, el lugar de las vivencias esenciales.
Casas de la pradera. Interiores de la Robie House
(arriba) y de la Martin House (debajo)
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Algunas de las “casas de la pradera” más
destacables diseñadas por Wright son:
• Winslow House, 1893-94, 515 Auvergne Place,
River Forest, Illinois
Considerada por
Wright como precursora del estilo de la pradera
• Warren Hickox House, 1900, Kankakee, Illinois
• Frank W. Thomas House, 1901, 210 Forest Avenue,
Oak Park, Illinois,
Considerada por
Wright como su primera “casa de la pradera”
• William G. Fricke House, 1901-02, 540 Fair Oaks Avenue, Oak Park, Illinois
• Ward W. Willits House, 1902, 1445 Sheridan Road, Highland Park, Illinois
• Dana-Thomas House, Dana House, 1902-04, East Lawrence Avenue, Springfield,
Illinois.
• Arthur B. Heurtley House, 1902, 318 Forest Avenue, Oak Park, Illinois
• William E. Martin House, 1903, 636 North East Avenue, Oak Park, Illinois
• Isabel Roberts House, 1908, 603 Edgewood Place, River Forest, Illinois
• Frederick
C. Robie House, 1909-10, 5757 South Woodlawn Avenue, Chicago,
Illinois
Considerada la
cumbre del estilo.
Las
casas excepcionales: de las “casas de bloque textil” californianas a la “casa
de la cascada”.
Wright tuvo una vida agitada. En 1909 abandonó
a su familia y viajó a Europa. Tras su regreso construyó su nueva residencia en
Wisconsin: Taliesin, una vivienda-escuela diseñada siguiendo los criterios de
las “casas de la pradera” que tuvo que reconstruir en varias ocasiones por
diversas desgracias (incendios incluidos). Fue un periodo en el que intensificó
su relación con la naturaleza, investigando la esencia de los materiales y sus
capacidades expresivas, hecho que potenció el papel de la ornamentación en
su obra.
Casas de bloque textil. Exterior de la Stored House.
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El desaparecido Hotel Imperial de Tokio, construido en 1922, lo
conectó con la imaginería japonesa y los encargos recibidos desde California le
expusieron a la influencia maya. Wright declaró que su intención era “volver a
los principios esenciales, a la forma pura en cada cosa; obras de mampostería
como si fueran tejidos, con hermosos dibujos, materiales genuinos, y técnicas
eficientes. Introduje la pintura y la escultura para elevar el conjunto y
espiritualizarlo. Una síntesis de todas las artes”.
Casas de bloque textil. Planta e imagen de la Barnsdall
House
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Con esas ideas, en la década de 1920
construiría en el entorno de Los Angeles una serie de casas que contrastarían
radicalmente con las anteriores. Estas viviendas presentaban un aspecto macizo
y monumental, muy en la línea de la arquitectura mesoamericana. Estaban
conformadas por volúmenes rotundos, encajados en relieves abruptos que
eran muy diferentes de las llanuras del medio oeste.
Casas de bloque textil. Millard House. Arriba, fachada
exterior y, debajo, fachada posterior. En el centro, plano original de Wright.
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Casas de bloque textil. Interior de la Millard House.
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Algunas de las casas californianas de “bloque
textil” más destacadas son:
• A. Barnsdall
House, 1921,
4800 Hollywood Boulevard, Los Angeles.
• G. M. Millard
House, 1923,
645 Prospect Crescent, Pasadena.
• J. Stored
House, 1923,
8161 Hollywood Boulevard, Los Angeles.
• Ennis
House, 1924, 2607
Glendower Avenue, Los Angeles
Wright se encontraba ya trabajando en las
casas usonianas cuando construyó la excepción más singular entre sus viviendas
unifamiliares: la Kaufmann House, más conocida como Fallingwater,
“casa de la cascada”. Diseñada entre 1934 y 1935 se construyó en los dos
años siguientes y rápidamente se convirtió en el emblema de la arquitectura
orgánica, que buscaba integrar en un todo simbiótico el lugar con sus
valores ambientales, la edificación levantada con materiales autóctonos y la
propia vida de sus habitantes. Como apunta Bruno Zevi en su libro sobre Wright:
“la «caja» es aquí
totalmente destruida. Ya no existen ni paredes, ni esquemas geométricos, ni
simetrías, ni consonancias, ni puntos de perspectiva privilegiados, ni leyes
que no sean las de la libertad y el cambio”.
• E. Kaufmann
House “Fallingwater”, 1934-37, Mill Run, Stewart Township, Pensilvania
Kaufmann House, la “casa de la cascada”.
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Wright siempre estuvo abierto a las
excepciones y también construyó viviendas en el desierto, adaptando sus ideas a
tan exigente contexto, o viviendas “bioclimáticas” avant la lettre, como
el “hemiciclo solar” en el frío Wisconsin. Incluso alguna extravagancia que
parecía pensada para extraterrestres que disfrutaran sus vacaciones en la
Tierra.
Las
“casas usonianas”: la residencia suburbana asequible para el norteamericano
medio.
Parece que el término usoniano fue
acuñado en 1903 por el escritor James Duff Law, quien advertía de la injusticia
de los estadounidenses con sus vecinos canadienses y mexicanos al apropiarse en
exclusiva del término norteamericano. Como alternativa propuso el neologismo usonian,
una palabra creada a partir del acrónimo de United States (US) y la
formación de un adjetivo como Jeffersonian, que hacía referencia al
tercer presidente y padre de la Constitución del país. La palabra usoniano
sería así aplicable a lo específicamente propio de los Estados Unidos de
América (y fue incluso incorporada el esperanto, el idioma internacional que
promovió L. L. Zamenhof, en el que los Estados Unidos se denominan Usono)
A Wright, que se acercaba a los setenta años
y seguía interesado en las esencias estadounidenses, le encantó la idea (aunque
en su autobiografía atribuyó la invención del término al novelista Samuel Butler,
sin que haya constancia de que este autor la empleara alguna vez). Comenzó a
utilizar la palabra para caracterizar la nueva concepción de la arquitectura
residencial unifamiliar en la que estaba trabajando aplicando unos criterios
entre los que primaba la economía. El éxito del neologismo acompañó más a este
uso arquitectónico y personal que al resto, porque en la actualidad, Usonia
o usoniana se asocian principalmente a esa serie de casas suburbanas que
Wright diseñó a partir de la década de 1930.
Casas usonianas. Planta e imagen desde el jardín de la
Rosenbaum House (la planta es la original, ya que fue ampliada en los años
cuarenta)
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Hay que tener en cuenta que los años que siguieron
a la gran Crisis de 1929 fueron muy problemáticos para el estadounidense medio.
Wright, en sintonía con la política del New Deal lanzada por el presidente
Roosevelt, se propuso diseñar un modelo de vivienda que sin renunciar al
espíritu norteamericano fuera asequible para la vapuleada clase media del país
(Wright se jactaba de poder construirlas con 5.500 dólares, de los cuales los
500 correspondían a sus honorarios). La reducción de costes condicionó la forma
de las viviendas, pero también los materiales y los procesos de construcción.
Respecto a los materiales se simplificó el elenco seleccionando los menos
onerosos, proponiendo bases con soleras de hormigón, así como ladrillo y madera
para muros y cubierta. En cuanto a la construcción planteó sistemas sencillos
que no requerían la participación de operarios especializados (en algunos
casos, los dueños trabajaron en su propia obra) y aprovechó la incipiente
estandarización industrial (por ejemplo, las tabiquerías podían prefabricarse,
siendo montadas en taller para ser instaladas en obra rápidamente y sin dificultad)
Las casas usonianas son, en el
fondo, reelaboraciones de las exitosas casas de la pradera. Ahora
bien, tienen diferencias notables respecto a ellas. Primero porque debían ser
baratas y en consecuencia sus dimensiones son considerablemente menores
y, además, se basaron en esquemas formales más abstractos y geométricos usando módulos
que facilitaban la prefabricación de ciertos elementos (propuso modelos
rectangulares, triangulares y también hexagonales). Visualmente son muy distintas
porque las cubiertas son totalmente planas y su ornamentación es
escasa. Además, sobrepasaron el área de Chicago y se extendieron por todo
el país.
El planteamiento “usoniano” es similar para
la mayoría: una casa de un único piso, asentada sobre una losa de
hormigón, formada por dos brazos (uno más “público” con el salón y otro
más “privado” con los dormitorios) que se articulaban en torno a la cocina y
a la chimenea. Este núcleo central de “servicio” (que también incorporaba
el baño) era el centro metafórico familiar, como ocurría en las Prairie
Houses. Y también como en estas, el espacio interior de las casas usonianas
fluía y se proyectaba hacia el exterior en un jardín que era abrazado
por las dos alas de la edificación.
Casas usonianas. Winckler
Goetsch House. Arriba, fachada de acceso y, debajo, fachada posterior.
En el centro, plano de la vivienda.
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A pesar de ser viviendas económicas, Wright
no renunció al proyecto total, integrando todos los elementos auxiliares en el
plan general. Wright diseñó mobiliario de corte neoplasticista (mesas o sillas
con algún ejemplo brillante), de fácil y barata ejecución. También pensó en como
otras piezas, como era el caso de los armarios, podían verse integrados en los
procesos de prefabricación realizados en el taller.
Casas usonianas. Interior de la Pope Leighey House. |
Algunas de las casas usonianas más
destacadas son:
• Malcolm Willey
House, 1935, Minneapolis,
Minnesota
• Paul &
Jean Hanna House, 1935, Palo Alto, California [modulación
hexagonal]
• Herbert &
Katherine Jacobs House I, 1937, Madison, Wisconsin
• Winckler-Goetsch
House, 1940, Okemos, Michigan
• Rosenbaum
House, 1940, Florence, Alabama
• Pope-Leighey
House, 1941, 1005 Locust Street, Falls Church, Virginia
• Weltzheimer
/Johnson House, 1949, Oberlin, Ohio
• Kenneth &
Phyllis Laurent House, 1949, Rockford, Illinois
• Melvyn Maxwell
& Sara Stein Smith House (MyHaven House), 1949, Bloomfield Hills, Michigan
• Donald Schaberg
House, 1950, Okemos, Michigan
• Zimmerman
House, 1951, Manchester, New Hampshire
• John E. Christian
House, 1954, West Lafayette, Indiana
• Bachman
Wilson House, 1954, Millstone, New Jersey
• Louis Penfield
House, 1955, Willoughby Hills, Ohio
• Evelyn & Conrad Gordon House, 1956, Wilsonville,
Oregon
Un post muy interesante para conocer las funcionalidades de este tipo de vivienda.
ResponderEliminarExcelente texto,claro, sintético, didáctico, para especialistas y público en general. Felicitaciones!
ResponderEliminarExcelente artículo!!!
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