Las dos caras de la
moneda residencial en Los Ángeles. Arriba la Fitzpatrick-Leland House de
Rudolph Schindler (1936) y debajo uno de los modelos típicos de vivienda
ofertado en Lakewood (1950)
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Tras la
Segunda Guerra Mundial, el área metropolitana de Los Angeles se convirtió en el
escenario donde se construyó el paradigma residencial del american way of life.
La
prosperidad económica y la generalización del automóvil permitieron que las
viviendas unifamiliares con jardín y garaje se convirtieran en una aspiración generalizada.
Y como consecuencia, comenzó un proceso acelerado de suburbanización que
transformó las periferias urbanas.
Pero el
estilo de vida residencial americano era una moneda de dos caras.
Por una
parte, arquitectos como Schindler, Neutra y sus discípulos californianos dieron
forma a los sueños residenciales modernos. Estos profesionales, con el apoyo de
una bien engrasada maquinaria de propaganda cultural, que iba desde la fábrica
de sueños hollywoodiense hasta influyentes publicaciones especializadas (como Arts & Architecture Magazine y sus Case
Study Houses), formalizaron una de las caras de la moneda, que era espectacular,
artística y exclusiva.
La otra cara, no era intelectualmente avanzada, ni lujosa, y
mucho menos exclusiva, pero también permitía participar en algo de ese sueño
americano. Lakewood fue una gran operación
inmobiliaria que propuso una especie de sucedáneo masivo, industrializado y
asequible. Lakewood, como las Levittowns u otras muchas “ciudades
instantáneas” que surgieron en esa época, satisfizo las aspiraciones de la sociedad norteamericana trabajadora.
Con el final
de la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos iniciaron un periodo de gran
prosperidad que tuvo como resultado la
aparición de un nuevo estilo de vida suburbana, caracterizada por la
vivienda unifamiliar, el automóvil, los nuevos electrodomésticos y las grandes
superficies comerciales.
La prefabricación
de viviendas (fundamentalmente de madera) y un modelo de gestión industrial
permitieron una oferta residencial asequible para una gran masa de población trabajadora
que estaba viendo mejorar su economía hasta el punto de poder acceder a uno de
los símbolos del american way of life.
El mito
subyacente del individualismo (con el emblema de la cabaña de los colonos pioneros)
había sido sofisticado por las propuestas de un conjunto de arquitectos que modelaron
el mito de la vivienda unifamiliar moderna. No obstante, aunque ese mito
contribuyó a idealizar el estilo de vida, las viviendas industrializadas y las
ciudades instantáneas que surgieron a partir de esos años tenían poco que ver
con él.
La gestación de la vivienda ideal en el paraíso
terrenal.
Desde las propuestas de las Prairie Houses en Chicago, con las que un grupo de arquitectos
pretendió crear una arquitectura genuinamente americana, en los Estados Unidos no
se había producido un avance significativo en el campo residencial. Esto fue cambiando
en California, a partir de la década de 1930, cuando se comenzó a gestar un
nuevo modelo unifamiliar que se expresaba con el lenguaje del Movimiento Moderno,
y se mostraba muy vinculado al lugar y a las recientes tecnologías
constructivas.
Los pioneros de esta nueva arquitectura fueron dos europeos,
vieneses concretamente, que habían emigrado a los Estados Unidos movidos por su
admiración por Frank Lloyd Wright. Rudolf Schindler y Richard Neutra
consiguieron trabajar con el gran maestro en Chicago, aunque acabarían
desarrollando sus carreras independientes en una California donde todo era
posible. Los Angeles sería la nueva tierra prometida.
Rudolf Schlinder (1887-1953),
llegó a Chicago en 1914. Tras su paso por la firma Ottenheimer, Stern, and Reichert (OSR), consiguió, en 1917, entrar
a trabajar con su admirado Wright. Dentro de esta colaboración surgió la
necesidad de desplazarse a Los Angeles para el seguimiento de la casa
Barnsdall. Era 1920 y Los Angeles le pareció a Schindler algo parecido a un paraíso terrenal y un entorno perfecto
para la nueva arquitectura que llevaba en mente. Comenzó a desarrollar su
carrera como arquitecto independiente, aunque su colaboración con Wright no
cesaría hasta 1931, tras fuertes discrepancias entre ellos sobre la atribución
de los trabajos realizados conjuntamente. Instalado en Los Angeles, comenzaría
a crear el modelo residencial californiano que le daría fama.
La Kaufmann House de Richard Neutra (Palm Springs, 1946).
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Richard Neutra
(1892-1970) que había entablado amistad con Schindler en Viena, también acabó
emigrando a Estados Unidos en 1923 y, apoyado por Schindler, trabajó igualmente
con Wright. Aunque esta colaboración fue breve, ya que Neutra se trasladó
finalmente desde Chicago a Los Angeles, donde abrió un estudio propio en 1926.
Schindler y Neutra tuvieron la intención inicial de formar una sociedad
conjunta, pero siguieron caminos separados y su relación acabaría por deteriorarse.
Schindler y Neutra, cada uno por su lado, lograron unir el lenguaje
europeo de modernidad y las esencias wrightianas
para alumbrar un nuevo tipo residencial que se convirtió en el icono del estilo
de vida de la clase alta californiana.
La atención al lugar y a su benigno clima, la conexión
espacial entre exterior e interior, el lenguaje abstracto del movimiento
moderno, la utilización de elementos prefabricados y estructuras modulares, son
algunos de los rasgos que caracterizarían a las nuevas viviendas unifamiliares.
Schindler, y principalmente Neutra, ejercieron un magisterio
que originó una nueva generación de arquitectos norteamericanos, que abrazaron el
credo moderno y fueron ofreciendo múltiples versiones de esa vivienda
unifamiliar lujosa y contemporánea que causó furor en California, para ser
exportada al resto del mundo más adelante. Arquitectos como Harwel Harris
(1903-1990), Gregory Ain (1908-1988), Gordon Drake (1917-1952), Carl Maston (1915-1992)
o John Lautner (1911-1994) colaboraron a crear el nuevo imaginario moderno.
El intento de difusión al público: el programa Case Study Houses.
John Entenza (1905-1984), fue una figura importante en la
difusión del Movimiento Moderno en los Estados Unidos. Entre 1940 y 1962 fue el
editor de la revista Arts &
Architecture Magazine de Los Angeles.
Entenza intuyó que, tras la gran depresión económica y con
el final de la Segunda Guerra Mundial, se produciría un importante repunte de
la demanda de viviendas. En su afán por promover la arquitectura de vanguardia,
creó un programa que pretendía ofrecer modelos nuevos de viviendas de forma que,
tanto la opinión pública como las empresas inmobiliarias y constructoras fueran
aceptando la arquitectura moderna.
En 1945, inició un programa (Case Study Houses) consistente en presentar viviendas unifamiliares
con dos condiciones: imagen moderna y costes reducidos. Estas viviendas serían
diseñadas por arquitectos defensores del movimiento con la idea de construir
prototipos que serían publicitados por la revista.
Entenza fue seleccionando a los arquitectos según su
criterio, invitando a creadores como Richard Neutra, Charles Eames (1907-1978),
Eero Saarinen (1910-1961), Craig Ellwood (1922-1992), Pierre Koenig (1925-2004)
o Raphael Soriano (1904-1988). Al ser una selección personal de Entenza, no
todos los arquitectos que se encontraban trabajando en la misma dirección
participaron en el programa.
Del imaginario colectivo a la realidad: Lakewood, la interpretación inmobiliaria
del sueño.
El fin de semana del 15 y 16 de abril de 1950, una auténtica
multitud de ciudadanos de Los Angeles y alrededores, se presentó en las
viviendas piloto de una futura ciudad, con la intención de convertirse en
propietaria.
No era para menos, las siete viviendas unifamiliares que se
mostraban tenían un precio muy atractivo: 8.000 dólares para las de dos
dormitorios y 9.000 para las de tres. Las casitas eran muy tentadoras puesto
que contaban con un sistema automático de eliminación de basura, cocinas de
acero inoxidable, ventanas panorámicas y garaje. Además solamente había que
entregar a cuenta una tercera parte de su precio, con la particularidad de que
los veteranos de guerra no tenían que adelantar ninguna cantidad. Y esto no era
todo, los promotores aseguraban que los futuros propietarios podrían instalarse
en su nueva casa en el plazo de dos meses y comenzar a vivir su auténtico
“sueño americano”.
Así nació Lakewood Park,
contiguo a Long Beach, en el entorno
de Los Angeles. En los dos años siguientes se completó el proyecto de 17.000
viviendas y se instalaron sus aproximadamente 70.000 habitantes.
Esta imagen y las
siguientes, muestran la evolución de la construcción de Lakewood a través de
las fotografías aéreas realizadas por William Garnett.
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Cerca de 1.500 hectáreas de antiguos campos de cultivo de
remolacha, fueron urbanizados a una velocidad de vértigo.
Lakewood no estaba
en línea con las investigaciones y propuestas vanguardistas de los arquitectos
anteriores, aunque las soluciones de éstos crearon un imaginario colectivo que si
contribuyó de forma indirecta al éxito del modelo.
Lakewood fue el
resultado de la colaboración de dos de las principales empresas inmobiliarias
de la ciudad de Los Angeles tras el final de la Segunda Guerra Mundial. Una de
ellas era Aetna Construction, Inc. presidida
por Luis Boyar. La otra era Biltmore
Homes, Inc. que estaba liderada por S. Mark Taper. La envergadura de la
operación les llevó a unir sus fuerzas creando Lakewood Park Corporation. Contaron con la financiación de Investors Diversified Services, Inc. (un
fondo de inversión de Minneapolis) y Prudential Insurance Co. of America.
Otro de los
atractivos del proyecto fue la construcción del mayor Centro Comercial del
mundo en 1954.
Lakewood se inscribía en la línea iniciada por Levittown en las proximidades de Nueva
York, donde Abraham Levitt y sus hijos comenzaron su actividad promotora en
1948.
La clave era conseguir
grandes conjuntos eficientes, con costes muy ajustados y gran rapidez de
construcción. La prefabricación y la industrialización de procesos fueron la
base de esa producción que modificó el paisaje de las periferias urbanas de los
Estados Unidos.
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