Grammichele es una ciudad siciliana en la que la
geometría urbana es omnipresente.
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En este
artículo vamos a adentrarnos en la geometría urbana, aproximándonos
a ella de manera fragmentaria por cuatro
razones. La primera es que nos limitaremos a examinar un tipo de espacio urbano
muy concreto: las plazas. La segunda es que adoptaremos un punto de vista exclusivamente bidimensional,
fijándonos en el plano del suelo. La tercera es que solo prestaremos atención a un aspecto de esas plazas:
su delimitación. Finalmente, la cuarta y última razón, es geométrica, ya
que atenderemos únicamente
a los polígonos regulares como fundamentos configuradores de las mismas.
Convocaremos así a triángulos equiláteros, cuadrados,
pentágonos, hexágonos y demás figuras planas perfectas de lados y ángulos iguales. Se compone así un embrionario catálogo de plazas
poligonales regulares a lo largo de todo el mundo.
Geometría urbana (desde
un enfoque parcial)
La geometría es una aliada de los trazados urbanos. Pero
no siempre ha sido un recurso utilizado y la historia muestra muchos ejemplos
de ciudades (o partes de ellas) de trama irregular. Esa falta de reglas formales
podía venir condicionada por la topografía (como sucede en muchas ciudades
medievales), aunque también por la falta de visión de conjunto (como solía ocurrir
con los crecimientos de arrabales espontáneos), o igualmente por unos planteamientos
culturales determinados (como es el caso de las ciudades islámicas). No obstante,
cuando existe premeditación, es decir, cuando se fija un plan a seguir, la
geometría se convierte en un instrumento muy eficaz para organizar la ciudad y materializar
conceptos como orden o jerarquía, o establecer las relaciones adecuadas entre
las diferentes zonas del trazado proyectado.
Las ciudades planificadas que se han servido de la
geometría para sus bases suelen presentar espacios urbanos con formalizaciones rotundas.
Desde luego, estas se aprecian en mallas de calles paralelas o formando ángulos
precisos, pero, sobre todo, se observan en las plazas. En estos lugares
estanciales es donde la geometría se expresa con todo su esplendor mostrando fundamentos
poligonales, relaciones, proporciones y configuraciones de muy variada
condición, pero siguiendo patrones matemáticos.
Vamos a adentrarnos en la geometría urbana,
pero es necesario advertir previamente que el análisis morfológico de los espacios urbanos admite
abordajes diferentes. Cada enfoque es parcial, pero, resulta complementario al
resto, de manera que el conjunto de investigaciones variadas permite obtener un
acercamiento a la realidad bastante completo. También en este artículo nos
aproximaremos de manera fragmentaria y lo haremos por cuatro razones. La
primera es que nos limitaremos a examinar un tipo urbano concreto: las
plazas.
La segunda es
que adoptaremos un punto de vista exclusivamente bidimensional. De
hecho, vamos a comportarnos como el famoso Cuadrado A que protagonizaba
el libro Planilandia: una novela de muchas dimensiones (Flatland: A
Romance of Many Dimensions) que escribió Edwind A. Abbot en 1884. En esa sugerente
novela satírica, A Square era un residente más del mundo de dos
dimensiones pero que tuvo la revelación de la tercera y cuando quiso explicarlo
a sus congéneres lo tacharon de loco (el librito es muy recomendable para todo
amante de la geometría y las matemáticas espaciales, al margen de que también alberga
una ácida crítica de la sociedad victoriana de finales del siglo XIX). Así
pues, no saldremos de la doble dimensión del plano del suelo y una consecuencia
de esto es la exclusión del análisis de relieves y volumetrías que cuentan con un
campo conceptual de gran interés formal: la concavidad/convexidad. En su momento
estudiaremos estos dos conceptos y sus diferencias (algo que se presta a confusiones
según la perspectiva tomada y que las matemáticas se han afanado en precisar) No
obstante, esta doble noción también tienen su tratamiento bidimensional y, de
hecho, los polígonos regulares que trataremos aquí son un ejemplo clásico de
polígonos convexos.
La tercera
razón es que solo prestaremos atención a un aspecto de las plazas: su delimitación.
Hay que apuntar que los lados que limitan el espacio pueden estar
materializados como línea de apoyo de las fachadas de los edificios que
configuran el tercer plano dimensional, pero también pueden desaparecer como aperturas
de calles que llegan al lugar en cuestión (un lado “ausente” o un lado discontinuo)
Además, a veces, la existencia de porches difumina la rotundidad de los
confines. Aquí atenderemos solamente a la figuración plana de los linderos. Es
conveniente apuntar que en cuestiones de delimitación existen situaciones
paradójicas en las que trazado y edificación se contradicen. Así, hay plazas que
están delimitadas por vías rodadas y la arquitectura desmiente la forma
geométrica que le proporcionan esas calles y también hay ejemplos del caso
contrario.
Finalmente, la
cuarta y última razón, es geométrica y se refiere a los polígonos
geométricos, pero no a cualquiera de ellos, sino que atenderemos en exclusiva a unos muy
singulares: los polígonos regulares. En la
ciudad, hay muchos espacios de base poligonal (etimológicamente la palabra se
refiere a figuras planas que constan de muchos lados), pero estos no tienen por
qué responder a la condición que requiere igualdad de todos los lados y de los ángulos
que estos forman. Este
propósito descarta espacios que siguen leyes geométricas estrictas aunque sin ser
polígonos regulares, como sucede, por ejemplo, con muchas plazas rectangulares.
No obstante, siendo nuestro destino los polígonos regulares, no
contemplaremos el polígono de “infinitos” lados, el círculo, dado que su
presencia como fundamento configurador de plazas en las ciudades es tan
importante que le dedicaremos un artículo específico.
Polígonos regulares.
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Sabemos que se requieren tres puntos para crear una
superficie plana y por eso la plaza con menos lados es la triangular (las calles,
de una manera abstracta, tendrían dos lados y generarían “líneas”). Por lo
tanto, a partir de esa figura inicial, el triángulo equilátero en el caso de
los polígonos regulares, el número de lados va aumentando presentando nuevas figuras
con nombre propio: cuadrado (cuatro lados), pentágono (cinco), hexágono y así
hasta el “infinito” representado por el círculo. El cuadrado y hexágono son los
más habituales en la ciudad (aunque también aparecen espacios de tres lados,
pero las plazas triangulares son pocas veces equiláteras). Desde siete a quince
lados (fijando esta cifra como límite comprensible), las muestras urbanas de
polígonos regulares son extravagantes. Algunos de ellos, como el heptágono (siete
lados) o el undecágono (once), son prácticamente imposibles de encajar en una
trama regular debido a su número primo de aristas.
La selección del polígono regular que determinará la
forma de la plaza (o lo que es lo mismo, el acto de escoger el número de lados
iguales de la misma) puede responder a justificaciones diversas: desde ser el resultado
forzado por la trama general de la ciudad o del barrio, hasta ser una decisión premeditada
que se contrapone al entorno buscando proporcionar una representatividad formal
gracias al contraste, pasando por toda una serie de consideraciones simbólicas.
Aproximación a un catálogo
de plazas poligonales regulares.
Plazas
triangulares
La plaza definida con menos lados, es decir, la plaza triangular no es demasiado
frecuente en la ciudad. Y menos aun las que están conformadas por auténticos
triángulos equiláteros, que sería el polígono estrictamente regular. Debemos
conformarnos con descubrir plazas que adoptan la forma de triángulos isósceles o
triángulos rectángulos en los mejores casos. No obstante, es necesario hacer
una precisión sobre una situación concreta: el caso de los bivios, que ocurre cuando dos vías se encuentran formando un ángulo
agudo y en las proximidades de su intersección se formaliza una plaza espontánea
(o no) por imposibilidad física de ubicar allí un edificio (aunque hay ejemplos
muy celebres que contradicen esta afirmación, como el Flatiron neoyorquino)
Seleccionamos varios ejemplos muy diferentes. La Place
Dauphine es triangular por encontrarse en la “proa” de la Île de la Cité
parisina, ofreciendo un carácter representativo y simbólico muy notable que ya
fue analizado en este blog al referirnos a las cinco “places royales” de París.
En La Paz, la capital de Bolivia, la Plaza San Martín, conocida como Triangular,
es un punto neurálgico de la ciudad que remata meridionalmente el eje de la
Avenida Busch y redistribuye el tráfico de las avenidas Saavedra, Argentina y
Nicaragua (además de contar con una estación de transporte muy peculiar dado
que incluye un teleférico). Finalmente, en Valladolid encontramos el triángulo
equilátero de la Plaza del Corrillo y el triángulo rectángulo de la Plaza
de la Fuente Dorada, cuyos trazados fueron expuestos y justificados en un
artículo anterior: Cómo diseñar una ciudad renacentista con escuadra y cartabón (en versión española).
• París (Francia). Place Dauphine.
Triángulo: Place Dauphine. París
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• La Paz (Bolivia). Plaza
San Martín (Plaza Triangular)
Triángulo: Plaza San Martín, conocida como Triangular,
en La Paz, Bolivia
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• Valladolid (España).
Plazas del Corrillo y Plaza de la Fuente Dorada.
Plazas
cuadradas
El cuadrado
es el rey entre los polígonos urbanos, aunque la mayoría de las plazas se apoyan en paralelogramos rectángulos
o trapecios. En un artículo de este blog nos aproximamos a diez
ejemplos de plazas mayores españolas, una de las tipologías que con mayor
frecuencia recurrió al cuadrado como fundamento configurador (y que fue muy desarrollada
en las ciudades de colonización iberoamericana) Es cierto que muchas de los espacios
urbanos que se perciben como cuadrados perfectos, no lo son en sentido estricto,
bien porque sus lados no sean exactamente iguales o porque sus ángulos no sean debidamente
rectos.
La nómina de plazas cuadradas es amplísima. Los dos
ejemplos aportados son dos muestras canónicas. La plaza mayor barroca de
Salamanca, un espacio cuadrado de 80 x 80 metros concebido por Alberto
Churriguera en 1729; y la Plaza de España o Plaza Nueva de Vitoria, un espacio
neoclásico proyectado por Justo Antonio de Olaguibel en 1791 como un cuadrado
de 61 x 61 metros.
• Salamanca (España). Plaza
Mayor
Cuadrado: Plaza Mayor de Salamanca
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• Vitoria (España). Plaza
Nueva (o Plaza de España)
Cuadrado: Plaza Nueva de Vitoria-Gasteiz
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Plazas
pentagonales
La existencia
de plazas pentagonales es excepcional. Hay que
tener en cuenta que el pentágono es un polígono regular que no tiene la capacidad
de extensión continua (como triángulos equiláteros, cuadrados o hexágonos) y
sus ángulos de 72 grados fuerzan irregularidades en las tramas que suelen ser
poco convenientes. Por eso, su aparición tiene que ver más con cuestiones de
programa que de requerimientos de trazado.
Los dos ejemplos propuestos son singularidades de
origen militar integradas en las estructuras de sus respectivas ciudades:
• Coyhaique (Chile). En
la Patagonia chilena encontramos una de las inusuales muestras de plaza
pentagonal: la Plaza de Armas de Coyhaique.
Pentágono: Plaza de Armas de Coyhaique, en la Patagonia
chilena.
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• Pamplona (España). La
Plaza de la Ciudadela es un ejemplo de plaza-parque con límites formando
un pentágono. Inicialmente fue un espacio militar que acabó siendo cedido a la
ciudad.
Pentágono: Plaza-parque de la Ciudadela de Pamplona.
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Plazas
hexagonales
“El hexágono
pavimenta” decía Jorge Wagensberg describiendo un proceso de
la naturaleza que se produce cuando formas circulares se “aprietan” hasta
colmatar el espacio. La forma resultante es, precisamente, este polígono
regular de seis lados. Esta característica de extensión continua lo ha
convertido en una modulación recurrente, que encontramos tanto en edificios como
en pavimentaciones de espacios urbanos y, por supuesto, en estructuras urbanas.
Hay una fuerte vinculación histórica entre plazas hexagonales
y la planificación renacentista y barroca. Así lo muestran los dos ejemplos propuestos.
La Plaza Carlos Maria Carafa ocupa la posición central del espectacular
trazado hexagonal de Grammichele, en la siciliana provincia de Catania. Grammichele
fue construida siguiendo los planos de Michele da Ferla, después de que el terremoto
de Sicilia de 1693 destruyera un asentamiento anterior. La inspiración de su
diseñador pudo estar en Palmanova, construida cien años antes en el otro
extremo de Italia (está ubicada en el extremo noreste) Dada su situación fronteriza,
fue concebida como una ciudad militar a finales del siglo XVI en una república
veneciana que ya no estaba en su esplendor, pero a pesar de ello se convirtió
en una de las principales referencias de ciudades fortaleza del Renacimiento. Es
muy interesante el contraste entre la muralla eneagonal y la plaza central
hexagonal, así como la resolución de transición entre los nueve y los seis
lados.
• Grammichele (Italia). Piazza
Carlos Maria Carafa
Hexágono: Piazza Carlos Maria Carafa, la plaza central de
Grammichele, en la siciliana provincia de Catania.
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• Palmanova (Italia). Piazza
Central.
Hexágono: Piazza Grande, la plaza central de Palmanova,
en la provincia de Udine, en el noreste italiano.
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Las ventajas geométricas del hexágono llevan a encontrarlo
en muchos diseños urbanos y como base de espacios de difícil categorización. Apuntamos
aquí dos espacios hexagonales gigantescos. Uno es el Centro Cívico
(denominado Civic) de Canberra, la hipergeométrica capital australiana
diseñada por Walter Burley Griffin en las primeras décadas de siglo XX. El Civic
es un espacio enorme de forma hexagonal que incluye en su interior edificios y
playas de aparcamiento ordenados según las trazas sugeridas por el polígono
regular además de un espacio vacío central remarcado por un viario circular. La
trama hexagonal es irradiada desde allí y se extiende por muchas otras zonas de
la ciudad. Algo similar a lo que sucede en Nueva Delhi
con el diseño injertado por Edwin Lutyens en la misma época. En la nueva
capital india, el hexágono está más presente en el trazado que en la
formalización volumétrica, pero preside, por ejemplo, el impresionante entorno de
la Puerta de India y el resto de monumentos que la acompañan, con más de
700 metros de diámetro.
• Canberra (Australia).
Centro Cívico, Civic
• Nueva Delhi (India). Puerta
de la India-Canopy-National War Memorial
Hexágonos (gigantescos). A la izquierda el Civic de Canberra;
a la derecha, el entorno de la Puerta de la India y el Canopy en Nueva Delhi
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Plazas
heptagonales
Es muy difícil encontrar
heptágonos. Esta figura de siete lados no se integra bien en ningún desarrollo y
por eso es una rara avis. El caso que mostramos tiene trampa porque no
es propiamente una plaza sino un espacio techado entre dos edificios
universitarios cuya cubrición es un heptágono regular. Se encuentra en la
Universidad José Antonio Páez (UJAP), una universidad privada en San Diego,
cerca de Valencia-Venezuela, ubicada entre los edificios “uno” y “cinco” del
campus.
• San Diego, Valencia (Venezuela).
Plaza Techada.
Heptágono: Plaza techada de la Universidad José Antonio
Páez (UJAP) en San Diego (Valencia-Venezuela)
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Plazas
octogonales
El octógono es una referencia bastante frecuente por
su carácter de cuadrado achaflanado, aunque lo más común es que presente
las características del polígono regular (como sucede en la emblemática Place
Vendôme de París). Los ejemplos presentados muestran escalas muy diferentes
de espacios octogonales.
La actual Leipziger Platz de Berlín es la
reinterpretación moderna de la que existió y fue demolida por ocupar el espacio
del Muro que dividió la ciudad doble. Su trazado
quedó como un fantasmagórico dibujo en el suelo y tras la caída del Muro, la gran
plaza emergió con un nuevo rostro. De una escala menor que en el
caso anterior, la Plaza Ochavada se convertiría en uno de los grandes
modelos a imitar del barroco andaluz. Uno de los casos que siguió la estela de
la plaza de Archidona sería la Plaza de San José de Aguilar de la
Frontera, construida entre 1803 y 1806. Finalmente, el diminuto Ochavo vallisoletano que es, en el fondo,
un cruce de calles formalizado como un octógono, llegando a convertirse en un
lugar emblemático con una gran potencia simbólica en la ciudad.
• Berlín (Alemania). Leipziger
Platz.
Octógono: Leipziger Platz. Arriba en los tiempos del
Muro de Berlín, cuando su trazado era un recuerdo fantasmagórico. Debajo, la actual
plaza, reconstrucción reinterpretada tras la caída del Muro.
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• Archidona (Málaga, España).
Plaza Ochavada.
Octógono: Plaza Ochavada de Archidona en la provincia
de Málaga. La plaza es escenario de eventos tan variados como la Semana Santa o
una corrida de toros.
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• Aguilar de la
Frontera (Córdoba, España). Plaza de San José.
Octógono: La plaza de San José en Aguilar de la Frontera
(Córdoba). Plano del proyecto e imágenes de la misma.
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• Valladolid (España). Plaza
del Ochavo.
Octógono: El Ochavo vallisoletano es un realmente cruce
de calles, aunque con una fuerte personalidad y simbolismo.
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Plazas
dodecagonales (doce
lados)
Las plazas de
doce lados son escasas. No obstante, en la impresionante New Town de Edimburgo existe una que preside una espectacular sucesión de espacios
que van desde esta dodecagonal (Moray
Place), a un óvalo (Ainslie Place)
y a un crescent final (Randolph Crescent),
en lo que fue la quinta extensión de la ciudad nueva (Fifth New Town o Moray Estate). Este desarrollo se
construyó a partir de 1822, sobre tierras del Earl (título nobiliario traducible como “conde”) de Moray y
siguiendo el diseño de James Gillespie Graham, como un lugar de residencia para
la aristocracia y la alta burguesía de la ciudad.
Mucho más
modesta, pero igualmente sorprendente, es la Plaza de la Iglesia de Las
Navas de Tolosa, una de las Nuevas Poblaciones levantadas por Carlos III
en el siglo XVIII para colonizar la Sierra Morena. La pequeña población
jienense es hoy una pedanía de la vecina La Carolina, otra de las Nuevas
Poblaciones referidas. De los doce lados de su plaza principal tres son “ausentes”
dado que se abren a las calles que confluyen en la plaza.
• Edimburgo (Reino
Unido). Moray Place
Dodecágono: Moray Place en Edimburgo.
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• Navas de Tolosa (España). Plaza
de la Iglesia
Dodecágono: Plaza de la Iglesia de Navas de Tolosa en la
provincia de Jaén. Las aperturas de las calles son lados “ausentes” del
polígono de doce lados.
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Plazas
pentadecagonales (quince
lados)
Hay un caso posiblemente único que se encuentra en
Barcelona: una plaza pentadecagonal, o sea con quince lados. La plaza Milans,
que así se llama, es un espacio muy pequeño que articula los dos lados del carrer
de Milans, que forman un ángulo obtuso (esta calle peatonal une las más
conocidas carrer d’ Avignó y carrer d’en Gignàs dentro del Barrio
Gótico). Esta curiosa placita fue diseñada por el arquitecto municipal Francesc
Daniel Molina en 1856, dentro del proyecto de urbanización del área tras la
desaparición de Palau Reial Menor (Molina fue también el autor de la plaza
Reial)
• Barcelona (España). Plaza
Milans.
Te dejo mi página web de Exámenes de Matemáticas por si te interesa, un saludo
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