Alejandría
fue una de las principales ciudades de la antigüedad. Una gran parte de su
éxito es atribuible a su extraordinaria
localización, determinada por la formación del Delta del Nilo. Aquella
ciudad fundada por Alejandro Magno se encumbraría como un centro principal del mundo clásico, tanto en la política o la
economía como en la cultura o la religión.
Planificada racionalmente como una retícula ortogonal que
seguía los criterios hipodámicos, dotada de edificios monumentales (como la Gran Biblioteca o su impresionante Faro, que fue una de las siete
maravillas de la antigüedad), la ciudad sería escenario de pasiones
descontroladas que casi acabaron con ella. Hoy, la mayor parte de aquella Alejandría ha desaparecido físicamente, pero
sigue presente, porque se encuentra bien implantada en nuestro imaginario
colectivo. Por eso la gran urbe actual intenta conjugar el mito y la realidad.
Nos estamos
acercando a Alejandría en dos artículos. En un primer artículo, acotamos las claves del mito alejandrino, mientras
que en este segundo describimos aquella fascinante urbe y la relacionamos con
la actual.