![]() |
La cuadrícula de La Valeta
(izquierda) y los polígonos regulares de Palmanova (derecha) son dos muestras
de la ordenada geometría renacentista.
|
No es sencillo pasar de
la teoría a la práctica. Más aún cuando las ideas son novedosas y se oponen
radicalmente a la costumbre. En términos urbanos, esta circunstancia se
complica por la complejidad de la ciudad, afectando tanto a su aplicación a lo
existente como a los casos de nuevas fundaciones.
Durante los siglos XV y XVI, el Renacimiento reorientó la cultura
occidental reivindicando los valores de la época clásica (Roma y Grecia) y
revolucionando todos los ámbitos de lo humano, desde el pensamiento hasta la
ciencia o el arte. En consecuencia, también la arquitectura y la ciudad fueron
reformuladas, pero, mientras que en la arquitectura se lograron fijar unos
nuevos cánones de orden y proporción, materializados en edificios concretos,
las ciudades tuvieron más dificultades para pasar de las ideas a la realidad.
Las escasas realizaciones urbanas renacentistas estuvieron vinculadas a
planteamientos políticos y militares, concretados en ciudades-fortaleza. Entre
los ejemplos más destacados se encuentran La
Valeta, la capital de Malta, y Palmanova,
en el entorno de Venecia.