Ubicación de las cinco Places Royales de París.
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París tiene cinco plazas muy especiales que se encuentran entre los espacios urbanos más
extraordinarios de la ciudad. Son cinco lugares calificados como
“reales” por su vinculación inicial con la monarquía francesa: todas ellas
estuvieron dedicadas a un rey, rindiéndole honores y homenajeando sus virtudes
y logros.
Los cinco espacios ofrecen un compendio formal de las más variadas geometrías. El cuadrado de la Place des Vosges, el triángulo de la Place Dauphine, el círculo de la Place des Victoires, el octógono (un
cuadrado achaflanado) de la Place Vendôme
y el inmenso rectángulo de la Place
Concorde muestran las posibilidades urbanas de esas configuraciones. Pero
más allá de sus particularidades geométricas, estas plazas también fueron estrategias urbanas para reestructurar
lo existente y organizar las futuras extensiones de la ciudad. Desarrolladas
durante el siglo XVII y XVIII, las cinco places
royales serían también símbolos para
una ciudad que se apartaba definitivamente de la espontaneidad medieval implantando
el orden y la uniformidad como nuevos valores de la triunfante Francia de
aquellas centurias.
Las “Places Royales” de París.
París tiene cinco plazas muy especiales que se encuentran entre los espacios urbanos más
extraordinarios de la ciudad. Son cinco lugares calificados como
“reales” por su vinculación inicial con la monarquía francesa: la Place
des Vosges (construida entre 1605 y 1612); la Place Dauphine (1607-1614); la Place
des Victoires (1685-1692); la Place
Vendôme (1699-1720) y la Place de la
Concorde (1758-1772).
Todas las places
royales estuvieron dedicadas a un rey,
y albergaron esculturas de los diferentes soberanos a quienes rendían honores y homenajeaban sus
virtudes y logros. Además, también
serían símbolos para una ciudad que
se apartaba definitivamente de la espontaneidad medieval implantando el orden y
la uniformidad como nuevos valores de la triunfante Francia de aquellas
centurias.
Las cinco “plazas
reales” de París se consagrarían a los primeros monarcas borbones, desde Enrique
IV a Luis XV, un periodo que abarcó entre 1589 y 1774, prácticamente los
siglos XVII y XVIII completos. Aunque,
actualmente, no conservan el nombre con el que fueron bautizadas (salvo la que
fue dedicada al delfín de Francia) y no
todas mantienen las esculturas que identificaban a los monarcas. La Place
Dauphine albergaría (y lo
sigue haciendo) un escultura excéntrica de Enrique
IV, el primer rey Borbón que gobernó Francia entre 1589 y 1610 (hasta entonces había sido
rey de Navarra y accedió al trono francés por el asesinato de su primo Enrique
III, lo que dio origen a la nueva dinastía borbónica); la Place des Vosges contaría
con una estatua de Luis XIII,
monarca entre 1610 y 1643 (la estatua actual no es la original ya que esa fue
destruida durante la Revolución Francesa); la Place des Victoires y la Place
Vendôme estuvieron dedicadas a Luis
XIV, soberano de Francia durante nada menos que setenta y dos años, entre 1643
y 1715 (la primera alberga una estatua ecuestre del mismo monarca pero que no
es la original, ya que en aquella el monarca estaba de pie, y la segunda plaza vio
sustituida la escultura por una gran columna); y , por último, la Place
de la Concorde dedicada a Luis XV, quien gozó de otro largo
reinado de casi sesenta años, entre 1715 y 1774 (su estatua fue destruida en
1792 y el centro del espacio lo ocupa ahora el icónico obelisco).
Análisis de escala de las cinco plazas reales
parisinas.
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Las cinco
plazas ofrecen cinco formas geométricas
diferentes. Comenzando por el polígono de tres lados que ofrece la triangular
Place Dauphine (un triángulo
isósceles cuya base mide 67 metros y su altura 102 metros). Las figuras
cuadrangulares están representados en el cuadrado (de 140 metros de lado) de la
Place des Vosges, y en el rectángulo
de la Place de la Concorde (un inmenso
espacio de 330 por 215 metros de lado). La Place
Vendôme es un cuadrado achaflanado, es decir un octógono, aunque no de
carácter regular (las dimensiones del cuadro son aproximadamente 136 por 124
metros). Finalmente, el polígono de lados infinitos, la circunferencia, aparece
representada en la Place des Victoires,
con un diámetro de unos 80 metros.
Las Places Royales parisinas divergen en su superficie. La mayor con
diferencia es la Place de la Concorde,
con sus casi 71.000 metros cuadrados (7 hectáreas); de tamaño intermedio corresponde
a la Place des Vosges y a la Place Vendôme con sus 19.600 y 16.900
metros cuadrados respectivamente; finalmente, la Place Dauphine y la Place des
Victoires son las menores, con una superficie de unos 3.500 y 5.000 metros
cuadrados respectivamente.
Curiosamente
respecto, a su orientación las plazas
ofrecen bastantes similitudes. Las
tres plazas cuadrangulares están orientadas en una dirección muy parecida. Sus
ejes siguen aproximadamente el noreste-suroeste y su perpendicular. Estas direcciones también
son las de la Place Dauphine (la primera para la base del triángulo y la segunda
para su altura). La Place des Victoires,
por su forma circular carece de una directriz de orientación definida.
Análisis de orientación de las cinco plazas reales
parisinas.
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Las plazas
reales también tuvieron un importante
papel en la estructura urbana de la ciudad. La estrategia urbana de
apertura de grandes plazas para reestructurar lo existente y organizar
las futuras extensiones de la ciudad dio comienzo en el siglo XVII impulsada por el rey Enrique IV. El
monarca puso en marcha la Place des
Vosges, que permitió organizar el sector oriental de la ciudad (el Marais) y la Place Dauphine, consecuencia de la construcción del Pont Neuf (puente nuevo) sobre el río
Sena. Tras esas dos plazas pioneras, a finales del siglo XVII y en el XVIII, se
construyeron las tres restantes: la Place
des Victoires, que articulaba el barrio Richelieu
con el centro; la Place Vendôme, que
reorganizaba el sector de St. Honoré rematando
el barrio del cardenal y las Tullerías; y la Place de la Concorde, que reconfiguraba el entonces límite
occidental parisino. Además, entre los factores más destacados de los nuevos
espacios se encuentra la reglamentación implantada para conseguir el control de la imagen urbana obligando a
un elevado nivel de uniformidad en las fachadas. En consecuencia, los frentes
arquitectónicos de las diferentes parcelas de los solares perimetrales, que
habrían de ser ejecutadas paulatinamente por la iniciativa privada, ofrecerían
una imagen común, unificada y representativa de la época.
Place des Vosges. París. (Cuadrado)
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La Place
des Vosges.
La actual Place des Vosges nació con
el nombre de Place Royal y fue la primera del quinteto de plazas
parisinas realizadas en homenaje a diferentes reyes de la monarquía francesa.
El sector oriental del París de
mediados del siglo XVI era una zona poco definida desde el punto de vista urbano
ofreciendo una irregular instalación de mercados, viviendas de artesanos e
incluso alguna residencia aristocrática. Allí estuvo el Hôtel des Tournelles, residencia esporádica de los reyes, en la que
falleció Enrique II y que fue demolida tras su muerte.
La Place des Vosges en un grabado de la época (entonces
Place Royal)
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A principios del siglo XVII, el rey
Enrique IV quiso aprovechar aquellos terrenos
disponibles para la instalación de una industria textil de lujo. Junto a la
fábrica, ordenó la apertura de una gran plaza cuadrada para alojar a los
trabajadores de la misma. Este espacio, según su deseo, debería presentar una
arquitectura cuidada y homogénea, que dignificara a los trabajadores. La
fábrica y una hilera de viviendas (la situada al norte de la plaza) acabarían
construyéndose, pero el duque de Sully, que tenía intereses inmobiliarios en la
zona, convenció al rey de la conveniencia de levantar residencias destinadas a
una clase social más elevada.
Sully prometió al rey respetar su
idea de plaza de imagen unitaria, ofreciendo además la creación de un pabellón real
para su disfrute que marcaría la impronta arquitectónica. Así, la edificación
sería desarrollada por la iniciativa privada pero con la obligación de respetar
el modelo de fachada propuesto. Finalmente, las viviendas de la plaza se
convertirían en residencia para altos funcionarios y miembros de la nobleza,
olvidando las primeras ideas de “viviendas obreras” (y demoliendo las que se
habían construido). Finalmente, en el centro del lado norte y simétricamente en
el sur, se levantarían dos pabellones: el del Rey y el de la Reina (por debajo
de los cuales se accedía a la plaza).
Vista aérea de la Plaza de los Vosgos.
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Su construcción comenzó en 1605
siguiendo el diseño de Louis Métezeau. Las obras concluirían en 1612,
inaugurándose oficialmente ese mismo año con motivo del compromiso del príncipe
heredero, el futuro Luis XIII, con Ana de Austria (hija de Felipe III, rey de
España). Precisamente, la estatua que presidiría la plaza desde 1639 estaría
dedicada a Luis XIII. La escultura ecuestre tomó como modelo la de Marco
Aurelio en la Plaza del Campidoglio romano. La escultura fue destruida durante la Revolución Francesa y, años
después, sería restituida por otra realizada por Louis Dupaty y Jean-Pierre
Cortot, entre 1818 y 1825. En 1680 se había ajardinado el espacio interior y en
el siglo XIX, el mismo Jean-Pierre Cortot, incorporó las cuatro fuentes
actuales.
La regularidad de las fachadas arquitectónicas
caracteriza a la Place des Vosges.
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La plaza, inicialmente denominada Place Royal, recibiría su denominación
actual en 1800, en la época de la Primera República francesa, en homenaje al
Departamento de los Vosgos, aunque durante varios periodos recuperó su nombre
original debido a la restauración monárquica. Pero en 1870 fijó definitivamente
su nombre actual.
Place Dauphine. París. (Triángulo)
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La Place
Dauphine (y el Pont Neuf).
La segunda plaza real parisina fue
la Place
Dauphine, situada en la punta
occidental de de l’île de la Cité. La
isla principal del Sena había sido residencia real, pero en el siglo XIV los
monarcas se trasladaron al Palacio del Louvre. El cambio fue muy significativo
para las dinámicas urbanas e hizo necesario reforzar la conexión entre las dos
orillas. Por ese motivo se trazó el Pont Neuf (puente nuevo, aunque
paradójicamente en la actualidad es el más antiguo de la ciudad) que además de
conectar ambas riberas fluviales se apoyaba en el alargado extremo oeste del
islote.
Pont Neuf y Place Dauphine en un grabado de 1739.
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El puente fue una iniciativa del
rey Enrique III, quien autorizó su construcción en 1578. El monarca estableció
que sobre el puente no debería haber ninguna edificación (como era habitual
hasta entonces, cuestión que además ayudaba a financiar la obra). Con esa
decisión el nuevo puente sería un trayecto recto y libre de obstáculos para
contemplar durante su recorrido el Palacio del Louvre. Pero las obras se verían
interrumpidas por causa de las guerras de religión francesas. Finalmente, en
1599, por orden del entonces soberano Enrique IV se reanudaron los trabajos que
se verían concluidos en 1607. Hubo, complementariamente que resolver los
accesos al puente ya que, en la orilla izquierda (sur), los terrenos estaban
ocupados por jardines del convento de los Agustinos, que el rey cortaría
abriendo la calle Dauphine. En la
orilla derecha (norte) el puente desembocaba cerca del Louvre y ayudó a
resolver la movilidad de la zona.
Planta tipo de la arquitectura que definía
originalmente la Place Dauphine.
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La apertura del nuevo eje urbano motivó
la reordenación del extremo insular. Así, en ese mismo año 1607 comenzaría la
conformación de un espacio que vendría sugerida por el propio terreno,
adaptando sobre él una gran manzana
triangular. La traza mostraba un triángulo isósceles que tendría,
simbólicamente, el vértice más agudo en el puente, siendo la base paralela al
mismo (con unas dimensiones interiores aproximadas de 102 metros de altura y 67
de base). La definición arquitectónica de la plaza pretendía conseguir una imagen unitaria para el espacio por lo
que se concibió un proyecto residencial
único que se asentaba en los lados del triángulo, dejando dos pequeñas
aperturas en el vértice y en su proyección sobre la base. En 1874, por sugerencia
de Viollet-le-Duc se derribó la “base” del triángulo (fachada a rue de Harlay) para favorecer la vista y
la representatividad de la fachada posterior del Palacio de Justicia que se
había construido en 1854. En su lugar se plantó un cierre arbóreo que no evitó
la pérdida del carácter íntimo de aquel interior.
Place Dauphine, mirando hacia su vértice agudo (oeste).
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La segunda place royal sería concluida en 1614, y, en este caso, recibiría el
calificativo de “real” por dos motivos. Primero porque también la Place Dauphine
contaría con la escultura de un rey: una estatua del propio Enrique IV; y,
además, el lugar sería dedicado al
“delfín” (Dauphine) de Francia,
el hijo de Enrique IV y heredero de la corona, el futuro Luis XIII. La
escultura ecuestre, en este caso, no tendría una posición central sino
excéntrica. Inicialmente, por deseo de la reina María de Médicis, se ubicó en
el centro del puente, en el vértice occidental del triángulo que define la
plaza. Actualmente, la obra se ubica en el lateral del puente, alineada con el
eje principal de la plaza y mirando hacia ella.
Place des Victoires. París. (Círculo)
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La Place
des Victoires.
La Plaza de las Victorias es una plaza circular de aproximadamente 80 metros de diámetros que se
configuró para rendir homenaje a Luis
XIV. En realidad, era un auto-homenaje ya que parece que fue el propio rey (aunque
se atribuyera la iniciativa al mariscal de La Feuillade) quien la encargó al
arquitecto Jules Hardouin-Mansart (1646-1708), para celebrar Paz de Nimégue, que se había alcanzado en 1678 (dando fin a la guerra
entre Francia y la Cuádruple Alianza que habían formado las Provincias Unidas y
sus aliados).
Grabado de 1686 con la Place des Victoires.
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Vista aérea de la plaza de las Victorias.
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La Place des Victoires en la actualidad.
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Fue inaugurada en 1686 sobre el solar que ocupó el antiguo Hotel de Ferté-Senneterre, que había
sido demolido, y sus jardines, permitiendo una
articulación mejor entre la ciudad existente y el nuevo barrio Richelieu.
El proyecto
de Mansart no preveía la continuidad visual entre las calles que llegaban a la
plaza con el objeto de que la estatua del rey fuera el foco de perspectiva
remarcada por la arquitectura como telón de fondo. Pero, finalmente, las
reestructuraciones viarias de la zona olvidarían esa idea. La estatua
original (obra del escultor Martin Desjardins) que se ubicó en el centro de la
plaza era un bronce que representaba de pie a un Luis XIV laureado, ubicado sobre
un pedestal en el que aparecían las cuatro naciones vencidas en la contienda
(Holanda, España, Brandemburgo y el Sacro Imperio Romano Germánico). Esta
estatua fue retirada y fundida durante la Revolución Francesa (en 1792), pero
tras la restauración borbónica, Luis XVIII ordenó erigir una nueva escultura,
esta vez ecuestre, también del Rey Sol, realizada en 1828 por el escultor
François Joseph Bosio, y que preside la plaza desde entonces.
Place Vendôme. París. (Octógono, cuadrado achaflanado)
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La Place
Vendôme.
La cuarta place royale fue la Place Vendôme, aunque, en
este caso, las primeras intenciones no eran la construcción de un espacio para
celebrar a la monarquía. La iniciativa partió de un grupo privado (compuesto
por financieros y especuladores, entre los que se encontraba el arquitecto
Jules Hardouin-Mansart) que compraron en 1677 los terrenos en la zona con la
intención de desarrollar una promoción inmobiliaria.
Place Vendôme según un grabado del siglo XVIII.
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Pero esta operación
no salió adelante y entonces se ofreció al rey Luis XIV la posibilidad de crear
una nueva plaza real. La aceptación del monarca impulsó el plan desde 1685 y
así, el ministro del rey, el marqués de Louvois, recompró los terrenos
(incluyendo el Hôtel de Vendôme y el
convento de los Capuchinos) y encomendó al mismo Mansart su definición
espacial. El primer proyecto preveía una plaza rectangular abierta al sur,
hacia la calle Saint Honoré, en la que
se ubicarían una serie de edificios públicos. En el centro se instalaría una
estatua ecuestre en bronce del monarca que
fue encargada a François Girardon.
Detalle de la arquitectura unitaria de la Place
Vendôme.
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A pesar de
haber comenzado las obras, en 1699 esa idea fue cambiada volviendo al
planteamiento de una promoción residencial privada. Se derribaron las partes
comenzadas y se modificó el trazado para conseguir un mayor
aprovechamiento. La plaza no quedaría
totalmente abierta por el sur y adoptaría como configuración definitiva, un gran
rectángulo de 124 por 140 metros con sus ángulos achaflanados que le proporciona
su forma octogonal. Las obras se prolongarían hasta 1720.
Place Vendôme en la actualidad.
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Durante la
Revolución Francesa, en 1789, la estatua de Luis XIV fue destruida y la inicialmente
denominada Place Louis Le Grand, tras
recibir diversos nombres, acabaría siendo rebautizada como Plaza Vendôme (en recuerdo del hotel
preexistente). En su centro, en 1810, se erigiría por orden de Napoleón y para
conmemorar la batalla de Austerlitz, la columna Vendôme, inspirada en la columna Trajana de Roma. Esta columna
también sería destruida durante la Comuna de París de 1871 por ser considerada
un símbolo “de la tiranía y del militarismo” napoleónico, aunque con la llegada
de la Tercera República se reconstruyó (entre 1873 y 1875).
Hoy, la Place Vendôme es uno de los lugares más
identificados con el lujo y la sofisticación parisina, apoyado en sus comercios
(particularmente joyerías, relojerías y alguna de las principales casas de moda)
y en hoteles como el Ritz.
Place de la Concorde. París. (Rectángulo)
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La Place
de la Concorde.
Varias
décadas después, surgió de los regidores municipales la propuesta de colocar
una nueva estatua real en la ciudad, en este caso para homenajear al rey Luis XV. Con ese objetivo se convocó un
concurso en el que los participantes debían seleccionar una ubicación y diseñar,
en ese lugar, el marco adecuado para la escultura que había sido encargada a
Edmé Bouchardon en 1748. Ninguna solución fue del agrado de los convocantes,
entre otras razones por los elevados costes y por las numerosas demoliciones
que exigían (y que no iban a ser bien recibidas por los ciudadanos).
El concurso
quedó desierto, pero la idea de la instalación siguió adelante, escogiéndose
para su ubicación definitiva los terrenos situados al este de los jardines del
Palacio de las Tullerías, en el arranque de paseo arbolado que había encargado Maria
de Medici, junto a ellos. Con el emplazamiento obligado, se convocó otro
concurso en 1753 para configurar el entorno, pero tampoco esta segunda
competencia dio los frutos esperados y se declaró desierta igual que la
anterior.
Proyecto de Gabriel para la Plaza de la Concordia.
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Finalmente,
se encargó el diseño de ese nuevo espacio contiguo a las Tullerías a
Ange-Jacques Gabriel (1698-1782), director de la Academia y principal
arquitecto del rey. La nueva plaza sería
aprobada definitivamente en 1758. El proyecto presentaba un gran espacio
rectangular de 215 x 230 metros (230 x 360 ampliando hasta sus límites
visuales), abierto por tres lados y cerrado solamente por el norte (es la
segunda plaza francesa en tamaño, tras la Place
des Quinconces de Burdeos).
Ese lado
septentrional quedaba definido por dos edificios simétricos que enmarcaban la
nueva rue Royal, un eje monumental
que enfocaría la iglesia neoclásica de la Madeleine que cerraría la perspectiva
(esta iglesia, inspirada en la Maison
Carré de Nîmes, tendría un largo y azaroso proceso constructivo entre 1764
y 1842). La nueva calle, además, pretendía conducir el tráfico de los bulevares
hacia la rive gauche. Para ello, por
el sur (el lado abierto hacia el río Sena), el eje iniciado en la Madeleine se
prolongaría hacia la orilla izquierda gracias a un nuevo puente, el Puente de
la Concordia. Este puente tardaría en ser construido, realizándose entre 1787 y
1791 según el proyecto del arquitecto Jean-Rodolphe Perronet (1708-1794). Por
el este, el remate visual lo proporcionaban los jardines de las Tullerías y el
hoy desaparecido Palacio del mismo nombre. Y hacia el oeste se abría la
perspectiva de un futuro sin definir (con la continuación del paseo arbolado,
futura avenida de los Campos Elíseos).
Vista aérea de la Plaza de la Concordia en 1953.
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La estatua de
Luis XV se situaría en el cruce del eje de la rue Royale-Pont de la Concorde con el de los incipientes Campos
Elíseos, protagonizando la plaza desde esa posición central.
La
inicialmente denominada Plaza de Luis XV
fue finalizada en 1772 y se convertiría en un lugar muy significativo durante
la Revolución Francesa, particularmente porque allí se instalaría la
guillotina. En 1792, la estatua del rey sería derribada y fundida y la plaza
pasó ser denominada de la Revolución.
Paradójicamente, en la plaza dedicada a su padre, fueron ejecutados el rey Luis
XVI y su esposa, la reina María Antonieta (así como otras más de mil
personas).
Plaza de la Concordia en la actualidad.
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Tras el
periodo del Terror y con la instauración del Directorio, en 1795 recibiría el
nombre de Place de la Concorde. En 1836, un nuevo hito central
solventaría la falta de referencia que provocaba la ausencia de la estatua
real. En su lugar se erigió el obelisco
que había sido regalado por el valí de Egipto, Mehemet Ali. El gran obelisco, de granito rosa de Asuán,
procedía del Templo de Luxor y contaba con una altura de 23 metros.
Con todo, la
quinta y última plaza real se convertiría en uno de los elementos principales
del Eje Histórico (Axe
Historique) que se fue conformando en París, comenzando en el Arco del
Carrusel, pasando por la Plaza de la Concordia, recorriendo los Campos Elíseos
y el Arco de Triunfo para concluir en La
Défense, con un desarrollo aproximado de ocho kilómetros.
Podemos observar en los planos y fotografías aportadas que esta gran urbe que la capital de Francia llamada París, fue desarrollada con precisión siguiendo unos planos realizados por arquitectos y técnicos de la época los cuales dispusieron también del máximo capital económico para poder llevarla a cabo. Sirven fueron cambiando de opinión en lo que la tipología y forma de diseño se guían lo cierto es que el resultado final del conglomerado urbano siempre hecho de forma majestuosa y bella alegado para la posteridad una de las ciudades con la arquitectura más bella.
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