3 ene 2015

Escenografías trascendentales: el caso de la Plaza del Campidoglio de Roma.

Roma. Piazza del Campidoglio.
Hay lugares especialmente trascendentes, que están marcados por el destino. La colina del Capitolio en Roma es uno de ellos. Era la más pequeña de las siete colinas fundacionales de Roma, pero sería la más distinguida. Fue el lugar religioso de más importancia en la Antigua Roma y, durante la Comuna medieval, se convirtió en el centro político de la ciudad con la construcción del Palacio de los Senadores. El Capitolio, fue el “caput mundi” romano, la “cabeza del mundo” y confirmó su elevada significación con la creación de la extraordinaria Piazza del Campidoglio, que diseñó Michelangelo Buonarroti en el siglo XVI.
La plaza fue uno de los primeros espacios urbanos concebidos de forma unitaria y su análisis nos permite apreciar una escenografía compleja que aprovecha los recursos de la geometría y de la perspectiva para componer un lugar de gran simbolismo. La Piazza del Campidoglio  (sede de los Museos Capitolinos) es hoy visitada por miles de turistas que siguen asombrándose ante un espacio que marcó un hito en la representación de la dignidad del poder.

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El Capitolio, “caput mundi” (cabeza del mundo).
El Capitolio es una de las siete colinas fundacionales de Roma, la más pequeña de todas, pero la más distinguida. El montículo separaba el valle en el que se crearon los Foros, del gran espacio llano e inicialmente pantanoso que acompañaba al meandro del Tíber, el Campo de Marte, que sería el soporte principal de la ciudad medieval. El Capitolio era, por tanto, la charnela entre la gloriosa Roma imperial y la Roma medieval, el centro elevado, como si de una acrópolis se tratara, que sería reconocido como “caput mundi”, la cabeza del mundo.
Las siete colinas de Roma. El Capitolio separaba el Foro Romano del Campo de Marte.
En sus orígenes urbanos, el promontorio era una fortaleza natural de laderas agrestes que se convirtió en una pequeña ciudadela delimitada por murallas hasta que fue integrada en la Roma unificada. Esa colina era peculiar porque realmente tenía dos cimas. Al norte se encontraba el Arx (a 48 metros sobre el nivel del mar) y al sur la conocida propiamente como Capitolium (algo más baja, con 45 metros de altura). Entre ambas quedaba un terreno más bajo (a 38 metros) que se corresponde aproximadamente con la actual Piazza del Campidoglio.
En la cima Capitolio (que daba nombre a toda la colina) se construiría el templo más importante de la Antigua Roma, el Templo de Júpiter Óptimo Máximo, en el que se veneraba a Júpiter (Iovis), el dios principal de la mitología romana, junto a Juno y Minerva, con quienes formaba la denominada “tríada capitolina”. Juno (Iuno), hermana y esposa de Júpiter, era la diosa del matrimonio y de la maternidad; y Minerva, hija de ambos, era la diosa de la sabiduría, de las artes, las técnicas de la guerra, además de protectora de Roma. El templo se construyó durante la monarquía romana y, según la tradición, fue consagrado en el año 509 a.C. (fecha en la que se inició la República romana). El culto ayudó a unir a los pueblos latinos convirtiendo a Roma en la referencia para todos. A lo largo de los años, el templo sufrió varios incendios que causaron graves desperfectos, siendo por eso reconstruido en diferentes ocasiones. Pero en el siglo V, tras la caída del Imperio, acabaría siendo expoliado y demolido. Junto al gran templo, se fueron ubicando otros más pequeños dedicados a divinidades menores.
Superposición de la situación en la Antigua Roma y la de principios del siglo XX (según Samuel Ball Platner).
La cima Arx era un lugar de adivinación desde épocas muy remotas, allí estaba el Auguraculum, donde se leían los augurios en el vuelo de los pájaros. También fue el lugar donde se levantó el Templo de Juno Moneta. Aunque no quedan restos de este edificio, los historiadores datan su construcción en torno al año 345 a.C. El templo quedaría destruido con el gran incendio de Roma del año 64, siendo Nerón emperador, y ya no sería reconstruido. En el siglo VII, sobre sus ruinas se levantaría, la Iglesia de Santa Maria in Aracoeli, que se convertiría en una abadía benedictina en el siglo X para pasar a ser patrimonio de la orden franciscana en el año 1250. La basílica fue reformada a principios del siglo XIV y, a mediados del mismo, se construyó la gran escalinata de acceso (Scalinata dell’Aracoeli) desde la parte baja de la ciudad.
Durante el periodo imperial, la colina estaba rodeada por numerosas viviendas, especialmente en su vertiente nororiental. Pero las múltiples transformaciones experimentadas a lo largo de los siglos (como diversas aperturas viarias o la construcción del gigantesco monumento a Vittorio Emanuele II) han dejado solamente un testimonio de esta situación: los restos de una insula (casa plurifamiliar) de cinco pisos construida en el siglo II que se encuentra junto a la Scalinata dell’Aracoeli.

Antecedentes del Campidoglio: el espacio previo a la intervención de Miguel Angel.
Entre las dos cimas de la colina (el Arx y el Capitolio), aparecía una leve depresión  que estaba llamada a ocupar un papel privilegiado en la historia.
Según cuenta la leyenda, esta vaguada fue convertida por Rómulo, el mítico fundador de Roma, en un lugar en el que se otorgaba protección a fugitivos de la ley con el objetivo de atraer población a la incipiente ciudad. El lugar sería conocido como Asylum, término latino procedente del griego ασυλος, asylos, que significa no arrebatado, no saqueado, inviolable. El lugar era un refugio, un “santuario” del que no se podía extraer a la persona que en él se encontraba resguardada. Con este gesto comenzó la significación política del Campidoglio. Este asilo fue una medida necesaria para atraer fuerza de trabajo a la naciente Roma pero tuvo un carácter temporal y finalmente se restringió hasta desaparecer.
Durante la antigua Roma, el Asylum, complementando a los grandes templos de las cimas contiguas, albergó algún otro edificio religioso de menor importancia, así como estatuas y trofeos. Uno de estos templos fue el Templo de Veiovis, construido en torno al año 196 a.C. (se encontraron restos de este templo durante la construcción de las galerías subterráneas de los Museos Capitolinos).
Del Tabularium al Palazzo Senatorio.
El Asylum tenía una posición privilegiada sobre el Foro Romano. Era una terraza desde cuya altura se podía observar el transcurrir del centro neurálgico de Roma. En el borde de ese extraordinario mirador se levantó un edificio que estaba destinado a custodiar el archivo documental de la Roma republicana: las tabulae, las tablas de bronce con las leyes y las actas oficiales del estado. Por esa razón se denominó Tabularium. El edificio, que salvaba el desnivel entre el Asylum y el Forum con un gran basamento sobre el que se levantaban varias plantas, se convirtió en un telón de fondo del Foro Romano. Sus obras se concluyeron hacia el año 78 a.C. (siendo cónsul Quinto Lutacio Cátulo). Con la desaparición del derecho de asilo, ese espacio llano entre las dos cimas fue comenzado a ser conocido como Campidoglio, término que según los lingüistas procede de una deformación de Capitolio.
El Capitolio fue durante mucho tiempo un límite urbano, hasta que fue comenzada la urbanización del Campo de Marte (primero con el trazado de las murallas aurelianas y luego con la ciudad medieval). Por eso, el acceso al Campidoglio se realizaba desde el Foro siguiendo el Clivus Capitolino, una calzada pavimentada que partía desde la Via Sacra y continuaba hasta el gran Templo de Júpiter. Otros accesos eran escalinatas, como el Centum Gradus (que subía al mismo Templo), la Scalae Germoniae (que ascendía hasta el Campidoglio), o la Gradus Monetae (que iba desde allí hasta el Templo de Juno Moneta).
Evolución de la fachada hacia el Foro del Tabularium y posteriormente Palacio de los Senadores.
La caída del Imperio significó la ruina del Tabularium. Su abandono duró hasta que fue reconfigurado como palacio-fortaleza para la familia de los Corsi, una de las más nobles y prominentes de la Roma medieval. La fortaleza transformó el edificio original dotándolo de un aspecto diferente al disponer torres de refuerzo sobre la construcción preexistente.
No obstante la residencia de los Corsi sería destruida durante la Querella de las Investiduras, cuando desde 1075, Enrique IV, emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico y el Papa Gregorio VII (Papa 157º, entre 1073 y 1085) se enfrentaron por lograr la autoridad hegemónica en el continente. Uno de los momentos álgidos de la contienda sucedió en 1084, cuando Enrique IV, que había apoyado el nombramiento de un nuevo Papa (Clemente III, antipapa), entró en Roma para afirmar a este pontífice. Gregorio VII se refugió en el Castillo de Sant’Angelo y el emperador represalió a las familias que le habían ayudado, por ejemplo a los Corsi, que vieron atacada su fortaleza capitolina.
En 1143, el pueblo romano, alentado por Arnaldo de Brescia, quien promovía la transformación de Roma en un estado republicano independiente de la autoridad papal, se rebeló contra el gobierno del pontífice Inocencio II (164º, entre 1130 y 1143). Este hecho fue considerado como el acto fundacional de la Comuna de Roma. Entonces, el Pueblo de Roma, recuperó el Senado como fórmula de gobierno. Las relaciones con el papado fueron tensas y tras años de disputas, en 1188 se llegó a un acuerdo de convivencia, repartiendo las potestades entre el Papa y la Comuna. En ese mismo año el colegio senatorial fue desplazado por la aparición del senador único que gobernaría la ciudad (el senado quedó como consejo consultivo). El edificio para el Senado se ubicó sobre el antiguo Tabularium y fortaleza de los Corsi, que fue remodelado radicalmente para acoger las nuevas funciones de administración de la ciudad. La construcción del Palacio del Senado (Palazzo Senatorio), convirtió al Capitolio en el corazón político y social de la Roma Medieval. Con el tiempo, el edificio iría adquiriendo imagen de fortaleza con el añadido de torres y almenas. Destacaría también la emergencia de una torre campanario. El edificio también actuó como cárcel (de hecho, sus bajos funcionaron como prisión hasta mediados del siglo XIX).
Evolución de la fachada hacia la plaza del Palacio de los Senadores.
Pero aquellos eran tiempos difíciles para Roma. La turbulencia de las relaciones políticas entre los diferentes estados europeos tuvo una consecuencia grave para Roma: la marcha de los Papas a Aviñón en 1309, a partir de la cual la ciudad comenzó una decadencia terrible. Cuando en 1377 el Papa Gregorio IX  (201º, 1370-1378) regresó de Aviñón a Roma, encontró una ciudad en ruinas. Los rebaños de ovejas y vacas pastaban por los Foros y por el Capitolio y según testimonios de la época, San Juan de Letrán era utilizado como corral para resguardar a los animales. La ciudad tenía unos 17.000 habitantes y no era ni la sombra de lo que fue, pero el declive no había tocado fondo. La muerte del pontífice y la elección de Urbano VI (202º, entre 1378 y 1389) como su sucesor, llevó a las facciones rivales a elegir a Clemente VII (Papa Cismático, entre  1378 y 1394) como Papa alternativo. Clemente VII se instaló en Aviñón, dando comienzo el “Cisma de Occidente”, que llevó al papado y a la iglesia a uno de los momentos más bajos de su historia (y consiguientemente a Roma).
Pero esa situación crítica permitió que, en 1398, el Papa Bonifacio IX (203º entre 1389 y 1404) lograra acabar con dos siglos y medio de autonomía comunal frustrando el sueño de una nueva república romana. En ese año, el Papa recuperó sus poderes como signore absoluto de Roma. Solamente quedaba solucionar el Cisma.
El Palacio de los Conservadores
La elección de Martín V en 1417 (206º, entre 1417 y 1431) puso fin al Cisma de Aviñón. Con el nuevo Papa se retornó a la unidad pontificia y Roma se consolidó como centro unificado del catolicismo. Los Papas fueron asentando su poder y la ciudad iniciaría un periodo de prosperidad que le conduciría a la esplendorosa Seconda Roma.
Las instituciones fueron renovadas y particularmente las de gobierno de la ciudad. Con Nicolás V (208º, entre 1447 y 1455), el camarero cardenalicio de la curia comenzó a actuar como Gobernador de Roma. En el siguiente escalafón de mando se encontraban los tres Conservadores, designados por él. Los Conservatori dell'Urbe eran cargos que ya existían durante la Comuna como apoyo al senador único y que con el nuevo organigrama serían, de facto, los máximos funcionarios del poder ejecutivo ciudadano, mientras que el poder jurisdiccional lo ejercían los senadores designados por el Papa.
La Piazza del Campidoglio en 1555. Ya se había dispuesto la estatua de Marco Aurelio y estaban realizadas las escaleras del Palazzo Senatorio, pero la plaza estaba pendiente de su trazado definitivo. A la izquierda se parecía el desnivel con Santa Maria in Aracoeli y el muro de contención que separaba las dos cotas. A la derecha el Palacio de los Conservadores antes de la intervención de Miguel Angel.
Esta reestructuración tuvo repercusiones urbanas. El Palacio de los Senadores sería rehabilitado y en 1453, Nicolas V encargaría la construcción de un palacio para ubicar en él la sede de los Conservadores. El Palacio de los Conservadores (Palazzo dei Conservatori) fue proyectado por Bernardo Rossellino (1409-1464), reestructurando la Case dei Banderesi, que estaba situada en la colina capitolina, junto al edificio del Senado. Los banderese (banderesi en plural) eran los capitanes de la milicia urbana romana durante la Edad Media y dirigían un grupo de soldados bajo su bandera (de ahí el nombre). La Case dei Banderesi era el lugar donde se reunían, algo similar a una comisaría de policía actual. El aprovechamiento del edificio preexistente supuso mantener la divergencia existente entre su fachada y la del Palacio de los Senadores, que formaban un ángulo de 80 grados que sería clave en el desarrollo posterior de la plaza. El Palacio de los Conservadores seria remodelado radicalmente por Michelangelo Buonarroti dentro de su proyecto de reconfiguración de la Piazza del Campidoglio.
Dibujo del Campidoglio, antes y después de la intervención de Miguel Angel.

La intervención de Michelangelo Buonarroti.
Pablo III (220º, entre 1534 y 1549) fue uno de los pontífices impulsores de la renovación de Roma poniendo especial interés en el Capitolio. Tenía un objetivo particular, ya que promovió la construcción de una residencia pontificia de verano en los terrenos del franciscano convento de Santa Maria de Aracoeli, perfectamente comunicada con su residencia habitual en el Palacio Venecia y también conectada con el Palacio de los Senadores y el Foro Romano. Pero su idea iba más allá, Pablo III quería recuperar el papel principal de aquel espacio, convirtiendo la Plaza del Campidoglio en el centro civil de una nueva Roma (el centro de gobierno estaba en el Vaticano), un lugar desde el que irradiar a la ciudadanía la autoridad de la Santa Sede. Para ello encargó a Michelangelo Buonarroti (1475-1564) la reorganización del irregular espacio del Campidoglio.
Miguel Angel había abandonado Florencia en 1534, insatisfecho por la situación política de la capital toscana, y recaló nuevamente en Roma. El artista estaba en la cumbre de su carrera y comenzó volviendo a la Capilla Sixtina (donde ya había pintado sus bóvedas entre 1508 y 1512) para realizar El Juicio Final desde 1536 hasta 1541. En 1546 se hizo cargo de las obras del Palazzo Farnese y ese mismo año fue nombrado arquitecto de la basílica de San Pedro.
En esta última etapa de su vida, la Piazza del Campidoglio sería una constante desde que en 1537 comenzó a actuar sobre ella. Pablo III le responsabilizó de la reorganización de todo el espacio, pero el trabajo de Miguel Angel no sería continuo y tendría tres etapas diferenciables, con un alcance y objetivos distintos (dependiendo de las posibilidades financieras de cada momento).
El Capitolio en 1551 según el plano de Bufalini.

La primera etapa (1537-1538): ubicar una estatua.
Ante la visita del emperador Carlos I, el Papa Pablo III ordenó la intervención en el Capitolio para conferirle de nuevo su antigua dignidad, pero problemas financieros (la ciudad todavía no se había recuperado del desastroso Sacco de Roma de 1527) impidieron tener preparado el recibimiento para el viaje imperial que ocurrió en 1536. No obstante, Pablo III no cejó en su empeño y en 1537 realizó el simbólico traslado de la estatua de Marco Aurelio que pretendía expresar la continuidad de la Roma Imperial en la Roma de los Papas.
Esa fue la primera intervención de Miguel Angel en el Campidoglio, la dirección de los trabajos para ubicar la estatua ecuestre del emperador romano, pero el artista comenzó a trabajar en el proyecto del nuevo espacio, que sería una de las primeras muestras de espacio concebido de forma unitaria.
La principal innovación consistió en colocar la escultura en el centro del espacio (algo poco habitual hasta entonces). Como consecuencia de este gesto, aquel desangelado e irregular terreno que se extendía entre el Palacio de los Senadores, el Palacio de los Conservadores y Santa María in Aracoeli se convirtió en una “plaza”. El emperador de bronce actuaba como un tótem que concentraba la imagen de aquel ámbito deforme, otorgándole un sentido, un orden y una incipiente representatividad. Otra de las novedades aportadas por Miguel Angel fue la altura a la que colocó la estatua. Tradicionalmente, durante el Quattrocento, las estatuas ecuestres, se ubicaron muy por encima de las cabezas de los espectadores (véanse los casos del Condottiero Gattamelata de Donatello en Padua o el Condottiero Colleoni de Verrocchio en Venecia). En cambio, Miguel Angel acercó la figura a los espectadores creando una comunicación más cercana, sin restarle majestuosidad.
A partir de entonces, el lugar, que se encontraba bastante aislado de la vida ciudadana, comenzó a integrarse en la red de circulación de la nueva ciudad.

La segunda etapa (1538-1554): accesibilidad y escaleras.
La segunda intervención de Miguel Angel a la plaza fue más arquitectónica, aunque se limitó al planteamiento de dos accesos: la monumental escalinata del Palacio de los Senadores y la Cordonata Capitolina que conectaba la ciudad baja (desde el Campo de Marte) con la plaza.
La primera remodelación recibida por la fachada frontal del Palacio de los Senadores, fue la incorporación de una gran escalinata delantera que realizaría entre 1542 y 1554. La extraordinaria escalera cumple diversas funciones, además de la evidente, que es proporcionar un acceso monumental al Aula del Senatore. Complementariamente, es una pieza de articulación entre el palacio y la plaza, también ofrece un magnífico  fondo de escena, tanto por su forma como por las esculturas que se integran en ella, y su rellano superior sirve de púlpito para oradores.
La escalera de acceso al Palacio de los Senadores con la escultura alegórica del Nilo.
El conjunto escultórico presentaba a la diosa Minerva en la hornacina central (que sería sustituida finalmente por la Diosa Roma) y dos grandes esculturas yacentes, alegorías fluviales. A la izquierda del observador se encuentra la estatua de la figura recostada que representa al rio Nilo (identificado por la esfinge sobre la que apoya su brazo). A la derecha, en la misma postura, la que recordaba inicialmente al rio Tigris y que fue transformada para homenajear el rio Tíber. Para ello, se sustituyó el pequeño tigre original, sobre el que descansaba su brazo la figura yacente, por una loba con dos niños que representaban a Rómulo y Remo, cambiando el sentido de la alegoría. Estas dos esculturas procedían de las Termas de Constantino en el Quirinale y habían sido traídas a la colina capitolina en 1517 para incorporarlas al “museo” papal de escultura al aire libre. Las dos corresponden con el modelo del dios tendido, habitual en Roma para identificar a las divinidades fluviales (como el colosal Marforio, que se encuentra en el Palazzo Nuovo). A pesar de que las referencias a los rios podrían llevar a pensar que la idea original contaba con una fuente, Miguel Angel no la previó por la sencilla razón de que no llegaba agua a la plaza. Años después de la muerte del maestro, la construcción del acueducto Acqua Felice en 1586 transportó finalmente el agua a la zona y permitió a Giacomo della Porta (1540-1602) celebrar el acontecimiento transformando el nicho central en una fuente (cambiando entonces la estatua de la diosa).
Sección del Campidoglio por el eje de la plaza.
El siguiente cometido de Miguel Angel fue proyectar un acceso digno desde la ciudad al Camplidoglio. El artista se enfrentó a uno de los retos presentes en muchos espacios urbanos: conectar superficies situadas a diferente cota. En el caso del Capitolio, es curioso encontrar juntas las tres formas tradicionales (y pretecnológicas) de salvar un desnivel: la escalera, la rampa y la “rampa italiana” o cordonata, un recorrido a medio camino entre las anteriores.
“Veduta del Romano Campidoglio con Scalinata che vá alla chiesa d' Araceli : Architettuta di Michelangelo Bonaroti”. Grabado de Piranesi, 1757. Se aprecian los tres tipos de acceso (escalinata, cordonata y calle en rampa)
La escalera es la que exige menor desarrollo para salvar un desnivel, dada la elevada pendiente que le proporciona su peldañeado, pero en los espacios públicos, esta eficacia se contrapone con sus problemas de accesibilidad universal. La ascensión hasta la terraza de Santa Maria in Aracoeli no pudo ser salvada de otra manera cuando, para el Jubileo de 1350 (con el Papa residiendo en Aviñón), se construyó desde 1348 la famosa ascensión de 124 escalones.
La subida por rampa continua es mucho menos eficiente en cuanto a consumo de suelo ya que al contar con una pendiente mucho menor, obliga a un desarrollo muy amplio, pero es accesible para todos. Por eso la Via delle Tre Pile  que arranca junto a la Cordonata Capitolina en la Via del Teatro di Marcelo serpentea hasta llegar lateralmente a la Piazza del Campidoglio. Fue el último acceso en aparecer con el objetivo de facilitar la subida a los vehículos.
La Cordonata Capitolina y la Escalinata del Aracoeli.
Pero la estrella de las ascensiones, la más directa y simbólica, que emerge en el eje de la plaza es la Cordonata Capitolina. Una cordonata es una calle en pendiente, aunque se encuentra suavemente peldañeada para salvar un mayor desnivel. Por eso su pavimento no es continuo, sino que está jalonado por pequeños saltos con una contrahuella muy pequeña y una huella muy amplia y en ligera pendiente. Este tipo de rampa “escalonada” es conocida como “rampa italiana” y suele aparecer en desniveles que no necesitan escalera pero tampoco podrían ser salvados por una rampa normal, permitiendo, por ejemplo, el acceso a caballo.
Miguel Angel diseñó la Cordonata Capitolina incorporando efectos escenográficos en la ascensión, como el juego con la perspectiva para transmitir la sensación de menor longitud. Lo hizo ampliando levemente la anchura de la parte superior creando la ilusión óptica de que la rampa es más corta (ya que nuestro cerebro realiza la comparación intuitiva con la que sería la perspectiva normal de dos líneas paralelas).
La Cordonata Capitolina está limitada lateralmente por balaustradas y arranca con las estatuas de los agazapados leones egipcios de basalto negro (que fueron reconvertidos en fuentes). A medio camino, subiendo a mano izquierda, está la escultura del tribuno romano medieval Cola di Rienzo (obra de Girolamo Masini, 1887). En la parte superior se encuentran los monumentales Dioscuros (los gemelos mitológicos Castor y Pólux), junto al conjunto conocido como I Trofei di Mario (procedentes de la fuente monumental, Ninfeo di Alessandro que se encuentra en la Piazza Vittorio Emanuele II).
En 1542 se iniciaron también  las obras de las terrazas de Aracoeli y las de la logia que está tras la basílica (obra de Jacopo Meleghino), así como las escaleras que van hacia ellas (en 1554 se realizarán las escaleras y logia “simétrica” junto al Palacio de los Conservadores).

Visión de la plaza desde el acceso principal a través de la Cordonata Capitolina.
La tercera etapa (1561-1564 con Miguel Angel y hasta 1654 con otros): la conformación del nuevo espacio.
Con la financiación suficiente, el entonces Papa Pío IV (224º, entre 1559 y 1565) promovió la reorganización definitiva a la plaza. En 1561 se había concluido por fin la peana de la estatua de Marco Aurelio y Miguel Angel pudo abordar el proyecto de la nueva plaza. El proyecto asumía las preexistencias arquitectónicas pero transformaría radicalmente el espacio. En primer lugar porque, tras su intervención, el Foro dejó de ser el foco y la plaza “giró” para enfocar hacia la Basílica de San Pedro, que representaba el nuevo centro político de la ciudad.
El objetivo fundamental de Miguel Angel era lograr un espacio unitario. Para conseguirlo, planteó un nuevo edificio (el Palazzo Nuovo) que debía cerrar el espacio por el norte separándose del muro de la terraza del Aracoeli. Su disposición se apoyó en la simetría respecto al eje de la plaza del ángulo de 80⁰ existente entre las fachadas de los dos palacios previos. Además, el Palazzo Nuovo replicaría exteriormente al de los Conservadores (que contaría con una nueva fachada). El recurso compositivo generó una escenográfica muy particular, ya que el espacio trapezoidal resultante, convergente hacia la cordonata, modificaba el sentido de la perspectiva. Miguel Angel, que había privilegiado la llegada a la plaza por la cordonata, a través de una ascensión simbólica y sorpresiva que enfilaba el gran eje central, creaba un efecto que modificaba la percepción de la profundidad además de ofrecer la ilusión de una “elevación” del punto de vista desde ese acceso principal.
El Capitolio en 1748 según el plano de Nolli.
El Palacio de los Senadores (Palazzo Senatorio) recibiría una fachada nueva, que actuaría como una máscara adosada, aunque reflejando su estructura esencial, con un robusto basamento y remarcando las torres laterales. Pero en 1563, cuando comenzaron las obras, Miguel Angel tenía ochenta y ocho años y la dirección de obra del conjunto fue encomendada a Guidetto Guidetti. La muerte del maestro en 1564 supuso el traspaso de la responsabilidad de los trabajos a Giacomo della Porta, hasta su conclusión (1568). El fallecimiento del autor supuso que la fachada del Palacio del Senado sufriera cambios y no se concluyera hasta finales de siglo, bajo el papado de Clemente VIII (231º, entre 1592 y 1605). La fachada actual, aunque conserva algunas ideas de Miguel Angel, es obra principalmente de Giacomo della Porta y de Girolamo Rinaldi. La Torre del Campanario (Torre Campanaria) que había sido gravemente dañada en 1577 por un rayo, fue reconstruida entre 1578 y 1582 según el proyecto de Martino Longhi il Vecchio.
Campidoglio. Palacio de los Senadores.
Miguel Angel también transformó radicalmente el Palacio de los Conservadores. La fachada medieval fue totalmente transformada desde las claves del manierismo de aquel renacimiento tardío. Pilastras, columnas, arcos, dinteles, todo con diferentes escalas y tamaños, se conjugaron en un soberbio ejercicio compositivo. En este caso, el resultado es bastante fiel a la idea original de Miguel Angel (salvo por la necesidad de construir una gran sala central que llevó a Giacomo della Porta a plantear una ventana mayor que el resto y diferente, proporcionando al edificio una axialidad de la que carecía la original).
Campidoglio. Palacio de los Conservadores.
Por su parte, el Palacio Nuevo (Palazzo Nuovo) no pudo comenzarse hasta muchos años después, cuando el Papa Clemente VIII consiguió la financiación necesaria. No obstante las obras se alargaron considerablemente y pasaron nada menos que cinco papas hasta que se concluyeron en 1654, ocupando el solio pontificio Inocencia X (236º, entre 1644 y 1655). La dirección de las obras fue asignada a Girolamo Rainaldi (1570- 1655) y a su hijo Carlo Rainaldi (1611-1691). La fachada siguió las indicaciones que había establecido Miguel Ángel (un fiel reflejo de la del Palacio de Conservadores). La disposición del Palacio había quedado establecida por la comentada relación de simetría con el Palacio de los Conservadores, pero su ubicación quedó condicionada por la existencia del gran muro de contención de Santa María en Aracoeli, en cuyo centro se había colocado la fuente con la estatua del Marforio (una de las seis esculturas “parlantes” de Roma y que sería trasladada al patio del Museo Capitolino).
Campidoglio. En primer término el Palacio de los Conservadores y al fondo el Palacio Nuevo.
Tras los magníficos planos verticales, Miguel Angel propuso un espectacular plano horizontal.

El caso particular del pavimento de la plaza.
El espectacular y complejo pavimento estrellado de la plaza fue instalado en 1940 siguiendo el trazado indicado en el grabado realizado por Bartolomeo Faletti en 1567 (tres años después de la muerte del maestro). Realmente no existen pruebas documentales que confirmen la autoría del diseño, aunque siempre se ha atribuido a Miguel Angel. Los casi cuatrocientos años de retraso para que la plaza tuviera su pavimento original respondieron a la negativa papal, por considerarlo un signo que ensalzaba al hombre y relativizaba a Dios.
Grabado realizado por Bartolomeo Faletti en 1567 (tres años después de la muerte de Miguel Angel) con el dibujo del pavimento del Campidoglio.
El pavimento cuenta con una base elíptica cuyo centro es la estatua de Marco Aurelio. La elipse incluye una retícula de geometría compleja que se va construyendo de forma expansiva desde el interior hacia el exterior, con un fuerte contraste entre el blanco lineal y el negro del fondo.
Las interpretaciones han sido numerosas. Por ejemplo, el número doce, muy presente en la composición, ha sido identificado con los signos del zodiaco como alegoría de la bóveda celeste, aunque también en clave cristiana con los doce apóstoles. Por otra parte, la retícula curvilínea ha sido vista como una suerte de meridianos y paralelos que describirían un microcosmos, idea reforzada por el ligero abombamiento de la elipse, siendo el punto central donde se encuentra la escultura de Marco Aurelio, un signo del centro del universo humano. También se ha referenciado a un icono como el Omphalos conservado en el Museo de Delfos y que Miguel Angel intentó traer a Roma. Ese piedra religiosa y simbólica que indicaba el “ombligo” del mundo era una pieza rechazada por la ortodoxia cristiana y, quizá, por eso, la grafió en el pavimento para recordar su significado. También se han considerados las series de Fibonacci a la hora de comprender las “expansiones” del complejo y laborioso dibujo.
El Omphalos de Delfos y el dibujo de Miguel Angel para el pavimento del Campidoglio.
En cualquier caso, ese pavimento es un centro irradiante, en el emperador filósofo simbolizaría al hombre moderno desde el que se proyecta como un “big bang” expansivo la influencia del mismo sobre el mundo. El mundo se extendía sin límites bajo los pies humanos y esa visión antropocéntrica no estaba muy bien vista por los sucesivos pontífices.
Planta del Campidoglio según Paul Letarouilly (1840)

Los Museos Capitolinos.
En 1471, el Papa Sixto IV (212º, entre 1471 y 1484) donó a la ciudad varias esculturas de bronce de la época clásica romana que se ubicaron en los pórticos del Palacio de los Conservadores. El hecho tenía un gran significado puesto que suponía el retorno de algunos iconos de la época gloriosa de la ciudad a la colina Capitolina. El Capitolio, caput mundi, centro religioso de la antigua Roma y político de la Roma medieval, debía volver a situarse en el mapa y aquel traslado simbolizaba la recuperación de la ciudad. Era una vuelta al orden.
La Loba Capitolina exhibida en una esquina del Palacio de los Senadores es una copia de la original que se conserva en los Museos Capitolinos (que fue una de las primeras esculturas trasladadas al Capitolio).
Los Papas posteriores continuaron enviando esculturas al mismo destino. Algunas procedían del patrimonio pontifical y otras estaban siendo descubiertas en las excavaciones arqueológicas que comenzaban en aquellos tiempos. Pronto el Campidoglio se convirtió en un improvisado museo de escultura (de hecho el traslado del bronce ecuestre de Marco Aurelio formaba parte de esa estrategia simbólica).
Se estaba poniendo en marcha el embrión de los Museos Capitolinos. La construcción del Palazzo Nuovo permitió cobijar parte de aquellas numerosas esculturas. No obstante, no sería hasta 1734 cuando el conjunto se convertiría oficialmente en un museo abierto al público, tras ser inaugurado por Clemente XII (246º, entre 1730 y 1740).
A partir de entonces la ya extensa colección de escultura seguiría creciendo e incorporando nuevos contenidos (como la pinacoteca impulsada por Benedicto XIV). La necesidad de espacio llevaría a ir “colonizando” las edificaciones de la zona. Al Palacio de los Conservadores y al Palacio Nuevo se le sumaría la parte baja del Palacio de los Senadores (que es la sede del Ayuntamiento de Roma).  Estos tres palacios se encuentran conectados por una galería subterránea. También acabaría incorporándose al incipiente museo el Palacio Caffarelli-Clementino (ubicado en la cima capitolina, en el lugar del antiguo templo romano dedicado a Júpiter). El presente de los Musei Capitolini quedó definido con la reestructuración realizada en 2005 bajo el nombre “Grande Campidoglio”.

Montaje para el cartel de la película “La Grande Bellezza”, con el colosal Marforio del Palazzo Nuovo detrás de Jep Gambardella.
La significación histórica del Capitolio quedó reflejada una vez más al ser escogido el Palazzo dei Conservatori  como lugar para la firma del histórico Tratado de Roma de 1957, que  constituía la Comunidad Económica Europea, base de la actual Unión Europea.
Plaza del Campidoglio. Bandeja para centro de mesa realizada por Fabio Novembre en 2007 (de la serie “100 piazze”) y comercializada por Driade Kosmo.

6 comentarios:

  1. Muy buena estructura del artículo, y las ilustraciones que lo acompañan son muy buenas: ilustran de manera genial este espacio.

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  2. Buen artículo, la estructura en la que se va mostrando la iformación hace que el lector no se pierda. Agradecería los datos bibliográficos que apoyan el artículo.

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  3. Un gran artículo. Muchas gracias.

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  4. Excelente. Disfruté mucho ese recorrido por el arte arquitectónico. Gracias.

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  5. Enhorabuena por el artículo.
    Muy bien documentado y explicado. Gracias

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