La ciudad mineral nunca llegó a eliminar a la naturaleza en su interior. Desde los huertos productivos hasta los jardines de recreo, las islas verdes resistieron el empuje de la urbanización. No obstante su carácter privado las alejaba del espacio público de la ciudad.
Con las transformaciones urbanas surgidas a partir de la revolución industrial, la ciudad reconsideró su relación con la naturaleza. Uno de los primeros pasos fue la aparición de los parques públicos. Otro paso importante se dio en el Paris de Haussmann y Alphand al convertir a la naturaleza en un hecho urbano con la consolidación de nuevos tipos urbanos (bulevares, plazas ajardinadas, etc.) que sirvieron de base para la sistematización de los espacios verdes de la ciudad.
Frederick Law Olmsted evolucionaría esta idea al incorporar una base ecológica fundamental: la consideración del paisaje preexistente. Esta fue la gran aportación de Olmsted. Con su lectura de la naturaleza previa, su entendimiento y el respeto a su esencia, conseguiría integrar la estructura urbana con la natural de una forma brillante.
Uno de los primeros ejemplos de un sistema natural estructurado e imbricado en el crecimiento de la ciudad fue el Emerald Necklace, que Olmsted diseñó en Boston a partir de 1887. En este sistema de parques, supo conjugar a la perfección los espacios naturales preexistente con los nuevos proyectos y con los que ya existían.
El “collar de esmeraldas” bostoniano muestra una colección de “joyas” que son una referencia, tanto para la arquitectura del paisaje, como para la propia ordenación urbana ya que, a partir de entonces, los sistemas de espacios verdes se convertirían en una de las principales herramientas urbanísticas para la organización de la ciudad.
Con la revolución urbana surgida como consecuencia de la industrial, la ciudad se vio enfrentada a problemas inéditos. Los excedentes personales del campo y la oferta de trabajo en las nacientes fábricas, impulsaron un crecimiento demográfico sin precedentes en la ciudad, formado mayoritariamente por población con escasos recursos. Esta circunstancia provocó un aumento de los alojamientos de baja calidad, además del incremento de la densidad edificatoria dentro de los cascos urbanos, que derivó en masificación y falta de espacio “vital”. Estos hechos, sumados a la contaminación producida por las industrias, produjeron graves problemas de higiene y salubridad.
La ciudad ofrecía dudas sobre su habitabilidad.
Como respuesta surgieron personajes teóricos que renegaron de ella proponiendo alternativas, muchas de las cuales eran utopías. Pero también aparecieron movimientos ciudadanos que proponían estrategias de regeneración urbana. Alguno de los movimientos más activos (como el Park Movement), reivindicaban la necesidad de “aire libre” en espacios abiertos, verdes y públicos
Los primeros logros en esta dirección fueron la cesión de algunos parques-jardines privados de la aristocracia para uso y disfrute de la ciudadanía en general. Pero esto no resultaba suficiente. Se reclamaba la creación de espacios nuevos, diseñados pensando en el ciudadano y adaptados a sus demandas.
A los objetivos sanitarios iniciales se le acabarían sumando los derivados de las necesidades de ocio y esparcimiento de los ciudadanos. Se estaba forjando el embrión de lo que serían los parques públicos de la ciudad, que florecerían a partir de la segunda mitad del siglo XIX.
Y casi sin solución de continuidad, surgió otra innovación urbana: la sistematización de los sistemas verdes a través de estructuras continuas.
Parte del Emeral Necklace (Jamaica Pond-Olmsted park-Riverway-Back Bay Fens) que sigue el recorrido del Muddy River |
La visión de Olmsted.
Frederick Law Olmsted (1822-1903) es una figura clave en el nacimiento de la arquitectura del paisaje. Más allá de sus diseños concretos (como el Central Park en Nueva York o el Prospect Park en Brooklyn) o de su papel en la preservación de espacios naturales (como Yellowstone o las Cataratas del Niágara), Olmsted inició la consideración de la naturaleza desde su ecología, a partir de una lectura singular del paisaje.
Olmsted aportó una nueva interpretación sobre el paisaje y en particular sobre su relación dentro de la estructura urbana. Sus trabajos testimonian una forma novedosa de entender el paisaje existente, apreciando sus valores naturales y potenciándolos a través de su gran capacidad de diseño, que además le permitía aportar nuevos atractivos suplementarios.
Superando la idea de parque aislado, Olmsted intuye la importancia que, para la ciudad, podía tener la estructuración de los mismos en un sistema articulado y continuo, que permitiría organizar la ciudad de otra manera. Esta idea que ya había comenzado a ponerse en práctica, en cierta forma en el Paris de Alphand y Haussmann, evolucionó con Olmsted hacia la integración, en los crecimientos de la ciudad, de elementos naturales preexistentes con los nuevos diseños y la propia malla urbana, en una convivencia beneficiosa para la ciudad. La visión de Olmsted llevaba desde las “piezas sueltas” a las “piezas encadenadas” que se unían con un hilo conductor también verde.
Los objetivos de este nuevo sistema urbano podrían resumirse en dos:
· Las piezas verdes, parques, bulevares, parkways, ríos, arroyos, etc. debían formalizar un sistema articulado y continuo en una relación muy estrecha con la propia estructura de la ciudad.
· La esencia fundamental del sistema debía ser el aprovechamiento del potencial natural del lugar, y por eso debía diseñarse a partir de las aptitudes que éste manifiesta. Para ello se integrarían los hitos naturales y los corredores ecológicos preexistentes en una estructura coordinada con los espacios verdes de nueva creación. Esta es la gran innovación de la visión de Olmsted.
Olmsted tendrá una primera oportunidad para aplicar su visión en Boston, ciudad en la que estaba trabajando en el diseño de varios parques. El sistema planteado allí por Olmsted se apoyaba en la realidad natural previa, e interpretaba la ecología del lugar para dotarla de una nueva formalización y una nueva responsabilidad urbana. Olmsted recogió nociones formuladas por la biología, como la de los corredores ecológicos, para convertirlos en elementos claves en la estructuración de la nueva ciudad.
El ecosistema natural tenía una oportunidad de convivencia con la ciudad mineral.
El Emerald Necklace, el sistema de parques de Boston.
Boston, a mediados del siglo XIX era una ciudad próspera. Desde su fundación en 1630, se había convertido en el líder urbano del noreste de los Estados Unidos, en pugna con una Nueva York cada vez más pujante. Finalmente Nueva York la superó, pero Boston mantuvo el prestigio de los referentes culturales (sin menospreciar el gran potencial económico que mantenía).
La ciudad se había asentado en la costa atlántica, en la bahía de Massachusetts, en un lugar muy determinado por las condiciones naturales. Las condiciones geológicas de la era glacial y la confluencia de la desembocadura de ríos, como el Charles, el Mystic y el Neponset por el norte o el Weymouth y Weir por el sur, habían modelado un territorio muy particular, con una costa escarpada y repleta de marismas, pequeñas islas y penínsulas.
Boston en 1640, asentado en la península de Shawmut. Se aprecia la reserva del Common. |
Una de éstas, la península de Shawmut, que se conectaba con el continente a través de un estrecho istmo, fue el lugar elegido para el primer asentamiento de Boston.
Esa situación, favorable en un inicio para la actividad portuaria y la protección de la población, se convirtió en un hándicap para su crecimiento. Por eso, Boston tomó la determinación de ampliar su superficie a costa de los espacios que el agua poseía en su entorno. Zonas pantanosas, cauces fluviales e incluso espacio marítimo fueron rellenados durante décadas, en un esfuerzo colosal, hasta conseguir una reconfiguración total de la ciudad que pasaría a ofrecer un perfil totalmente diferente.
Los extraordinarios rellenos de tierra realizados ampliaron considerablemente la superficie de la ciudad. En particular, el rellenado de la Back Bay, una auténtica bahía situada en la desembocadura del Charles River, al sur de la península ocupada por el Old Boston, permitió, a partir de 1857, la creación de nuevos barrios y obligó a la ciudad a reconsiderar su relación con el entorno natural.
Comparación entre el perfil inicial y el final tras los importantes rellenos realizados. |
El municipio de Boston encargó en 1879 a Olmsted el diseño de un nuevo parque (el Back Bay Fens) para continuar años después, en 1884, con el diseño de otro, el Franklin Park. Fue entonces cuando comenzó a alumbrar la noción de sistema.
Olmsted propuso la creación de un gran corredor que apoyado en el Muddy River (un cauce afluente del Charles River), enlazara los parques existentes, algunos proyectados por él, y otros anteriores, en un espectacular recorrido que se iniciaría en el sur, en el gran Franklin Park, para terminar en el Boston Common situado en el corazón de la ciudad antigua. Para ello, nuevos parques lineales y vías de comunicación verdes (parkways y bulevares urbanos), ejercerían de hilo conductor. El sistema también integraría alguna de las piezas naturales sobresalientes de la zona, como las lagunas de origen glaciar que se encontraban al oeste de la bahía desaparecida. Además, mantendría la funcionalidad del corredor ecológico vinculado al río.
Este sistema de parques recibiría la denominación de Emerald Necklace. Las “joyas” que componen el “collar de esmeraldas” son:
El remate norte del Emerald Necklace, con la Commonwealth Avenue Mall, el Public Garden y el Boston Common, en un plano de Boston de 1910. |
· Boston Common. Las 20 hectáreas de este espacio central de la ciudad fueron reservadas desde 1634 como pastos para el ganado. También tuvo otros usos, ya que fue campo de entrenamiento militar, espacio para ajusticiar a los delincuentes e incluso cementerio. El Boston Common fue perdiendo su carácter inicial hasta convertirse en un auténtico parque público. En 1836 fue vallado para garantizar su uso recreativo. Este hecho lleva los norteamericanos a declararlo como el primer parque público, por delante de las opciones inglesas representadas por el Derby Arboretum (1840), el Peel Park de Salford (1846) ó el Birkenhead Park (1847). Desde entonces el Boston Common se ha convertido en un símbolo para la ciudad.
· Public Garden. En continuidad por el oeste del Boston Common, el Public Garden nació gracias a la iniciativa del filántropo Horace Gray, quien propuso en 1837 la creación de un jardín botánico en esos terrenos, que hasta 1830 habían sido una zona pantanosa. En 1839 se aprobó la concesión para ello, aunque finalmente los problemas financieros del grupo promotor hicieron que el jardín retornara al municipio en 1852. Fue entonces cuando se proyectó definitivamente el Public Garden, según el diseño que el arquitecto George Frederick Meacham (1831-1917) realizó en 1859 y fue desarrollado durante la década siguiente. El parque cuenta con una notable selección de árboles.
· Commonwealth Avenue Mall. El rellenado de la Back Bay permitió la ampliación de la ciudad en esa zona, que fue trazada siguiendo un esquema regular. El proyecto fue realizado por el arquitecto Arthur Delevan Gilman (1821-1882). El trazado fue integrado por Olmsted en el Emerald Necklace para conectar el Back Bay Fens con el Public Garden y el Boston Common.
· Back Bay Fens, habitualmente denominado The Fens, fue el primer parque diseñado por Olmsted para Boston en 1879. Su finalidad era el remate oeste del ensanche urbano descrito y que se había realizado sobre los terrenos pantanosos ganados al rio. El reto, conseguido por otra parte, fue consolidar esa zona para el crecimiento urbano conjugando la proposición paisajística con las necesarias obras de ingeniería (desembocadura del Muddy River y sistema sanitario de la ciudad) y poder así ofrecer un nuevo espacio que posibilitara el recreo ciudadano.
· The Riverway, es un parque lineal que acompaña parte del recorrido del Muddy River. Es una parkway que enlaza el Back Bay Fens con el Olmsted Park. La vía separa Boston de la contigua ciudad de Brookline. Las parkways, que inicialmente se diseñaron para carruajes y recorridos peatonales siguiendo los meandros del Muddy River, son en la actualidad calles rodadas que serpentean entre los espacios boscosos del parque lineal.
· Olmsted Park, se denominó inicialmente Leverett Park hasta que en 1900 recibió el nombre de su diseñador. Es un parque que aprovecha el cauce del Muddy River y fue definido por el propio Olmsted como “una cadena de pintorescas lagunas de agua dulce alternadas con atractivos bosques naturales y praderas”.
· Jamaica Pond. El elemento principal del parque es su gran lago-estanque, que es en realidad un kettle, una típica formación derivada del retroceso de los glaciales que van dejando depresiones, más o menos circulares, que quedan rellenas de agua procedente de filtraciones. Esta gran reserva de agua (tiene 28 hectáreas y su mayor profundidad alcanza los 16 metros) es el origen del Muddy River que se convertirá en el hilo conductor de buena parte del sistema. El Jamaica Pond fue durante un tiempo un depósito de suministro de agua potable (y de hielo) para la ciudad. Olmsted lo integró en el sistema dotándolo de usos recreativos que pronto fueron muy apreciados por los ciudadanos.
· Arnold Arboretum (de la Universidad de Harvard). Un arboretum es un jardín botánico especializado en árboles y arbustos y permite, tanto el estudio y la investigación sobre las plantas, como la didáctica sobre las mismas o su disfrute como parque. El arboretum se creó como iniciativa de la Universidad de Harvard. Esta institución, tras recibir diferentes donaciones de terrenos en la zona, encargó en 1872, a Olmsted la ordenación del espacio. Olmsted diseño áreas y caminos, organizando y delimitando las colecciones según el criterio de clasificación establecido por los botánicos ingleses George Bentham y William Jackson Hooker. La Universidad de Harvard sigue administrando el Arnold Arboretum, aunque la propiedad se encuentra cedida al municipio desde 1882. El parque, el segundo más extenso del sistema, con sus 107 hectáreas, cuenta con más de 15.000 plantas.
· Franklin Park, diseñado por Frederick Law Olmsted en 1884, es la pieza de mayor extensión del sistema con 213 hectáreas. Su concepción fue la de un gran parque metropolitano. En su interior acoge un zoo (Franklin Park Zoo, abierto en 1912), un campo de golf (William J. Devine Golf Course, inaugurado en 1896) así como otras áreas deportivas (destacando el White Stadium, sede del Boston Rugby Football Club). En continuidad con el parque se encuentran también el cementerio jardín de Forest Hills (creado en 1848) y el Audubon Nature Center.
El Emerald Necklace, y principalmente alguno de sus componentes, ha pasado por etapas delicadas debido a la falta de atención recibida, pero esta situación ha sido corregida en los últimos años en los que se han aprobado actuaciones de mantenimiento que están potenciando de nuevo un espacio de gran importancia para la ciudad.
Excelente trabajo. Me ha servido mucho para mi máster de paisajismo.
ResponderEliminarA MI TAMBIÉN, PARA EL MISMO MASTER
Eliminarwow!! Excelente!!
ResponderEliminarExcelente! Me gustaría saber la bibliografía, para hacerlo más verás y confiable.
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