La vocación
urbana es un tema arduo porque la complejidad de la ciudad hace que, en muchas
ocasiones, sea difícil determinar unas aptitudes tan nítidas como para orientar
su evolución. No obstante, hay ciudades que han conseguido descubrir sus
valores, sus fortalezas, aquellos componentes propios que pueden ser
considerados excelentes y que les han permitido basar en ellos el rumbo hacia
su porvenir.
Milán es uno
de estos casos. Desde muy temprano destacó como enclave comercial aprovechando
la posición estratégica que ocupa. A partir de esa potencialidad, Milán fue consolidándose como un centro económico de primer nivel
incorporando una poderosa industria en la que destacan sectores muy
sofisticados (como la moda o las editoriales). Actualmente Milán es uno de los
principales nodos financieros de Europa (cuenta con la principal bolsa de
valores italiana, lo que la convierte en la “capital financiera” del país).
Además, esta base le ha servido para atraer las sedes administrativas de muchas
empresas multinacionales, para contar con una extraordinaria oferta
universitaria y para convertirse en una de las ciudades líderes del continente.
En este
artículo nos acercaremos a la vocación
comercial de Milán y sus repercusiones urbanas.
Milán cuenta
actualmente con el mayor centro
expositivo de Europa (Fiera di Milano),
donde se celebran algunas de las muestras más importantes del panorama
internacional (sobresaliendo, por ejemplo, el Salón de Mueble, Salone Internazionale del Mobile, del
que celebrará en abril próximo la 53ª edición). A esto hay que añadir que Milán
se convertirá el año que viene en el referente expositivo mundial, ya que será
la sede de la Exposición Universal de 2015
que se celebrará entre mayo y octubre.
El futuro de las ciudades con aspiraciones de competitividad,
debe proyectarse a partir de una vocación,
que se convierte en una visión-aspiración hacia la que tender, un modelo físico
o conceptual que indica el rumbo hacia el futuro.
Si pensamos en la noción de vocación personal, más allá de
consideraciones religiosas, podríamos definirla como la inclinación
preferencial para adoptar un determinado modelo de vida. La vocación de los
individuos inspira la tendencia vivencial que les sirve para ordenar sus
acciones, encaminándolas para conseguir ese escenario vital deseado. Debe
sustentarse en aptitudes ciertas, dado que de no ser así se convierte en fuente
de frustraciones al no alcanzar las expectativas creadas. Consolidar el estado
definido por la vocación también requiere actitud y por lo tanto voluntad de
conseguirla.
Trasladando el concepto al ámbito de lo urbano, la vocación de una ciudad sería el
horizonte hacia el que tender y que orientaría las intervenciones futuras en
pos de un fin determinado. Este fin se concreta en un escenario físico
idóneo para albergar las actividades humanas pero con determinadas
particularidades que lo singularizan y lo diferencian, lo hacen atractivo y competitivo.
Pero la vocación debe sustentarse en aptitudes urbanas reales. En la ciudad, esas aptitudes están
definidas por sus señas de identidad, sus rasgos propios identificativos, las fortalezas
de su condición urbana, las componentes que tienden a la excelencia, y como tal
deben sugerir y dar soporte conceptual a las acciones que se realicen.
Por lo tanto, la vocación debe orientar las estrategias de actuación de la ciudad
que, a la postre, serán las que dirigirán las intervenciones concretas. Las
estrategias urbanas indican la voluntad de acción, la actitud positiva para
alcanzar la vocación manifestada. Las estrategias son líneas de actuación que
marcan rutas, es decir fijan objetivos parciales en coherencia con la visión
general determinada por la vocación. Se concretan en diferentes proyectos y
operaciones sintonizados con los objetivos de cada estrategia específica. Solo
así, las acciones urbanas específicas encajarán con el modelo general que se
pretende alcanzar.
Algunas ciudades tienen una vocación definida que han
conseguido precisar a partir del análisis de sus fortalezas. Es el caso de Milán y su vocación como
centro de actividad económica. La concreción de esa visión, que comenzó
siendo comercial, fue potenciándose con la incorporación de una pujante y sofisticada
industria, hasta convertir a la ciudad en una de las referencias financieras
del continente.
Milán comercial:
galerías, ferias y exposiciones.
Para destacar
como enclave comercial es fundamental la posición que la ciudad ocupa y las
facilidades para la comunicación que ofrezca el territorio. Históricamente,
muchas ciudades han adquirido ese estatus privilegiado y han logrado
conservarlo en este siglo XXI. Milán lo consiguió, a pesar de no contar con
puerto de mar y carecer también de un rio que facilitara el tráfico, pero su
ubicación, en medio de la llanura padana, convirtió a la ciudad en una
encrucijada de tránsitos terrestres.
El Valle del Po, con la posición de Milán.
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Milán fue
denominada “Mediolanum” por los
romanos, expresando la característica principal de la localización de aquel
asentamiento iniciado por los celtas hacia el año 600 a.C. (que lo habían
bautizado de la misma forma, Médelhan).
Aquel núcleo se encontraba realmente en la «tierra del medio», entre los Alpes
y los Apeninos, en el centro de la llanura de Lombardía, y equidistante de los
ríos Tesino y Adda, dos de los principales afluentes del rio Po (aunque Milán
cuenta con un pequeño rio que la cruza parcialmente, el Olona, que hoy se encuentra canalizado y subterráneo).
Esa
situación, atravesada por las principales arterias de comunicación del valle
del Po, favoreció el desarrollo económico de Milán. Pero también permitió el
paso de pueblos invasores que fueron tomando la ciudad (hérulos, ostrogodos,
bizantinos, lombardos y en tiempos más recientes españoles, austriacos y
franceses). A pesar de todas estas idas y venidas, durante el final de la Edad
Media y el Renacimiento, Milán se convertiría en una ciudad pujante y próspera bajo
el dominio de la familia Visconti y más tarde con el control de los Sforza. La
ciudad antigua había crecido hasta entonces formando círculos concéntricos pero,
en 1358, los Visconti construyeron un pequeño castillo en su extremo norte que modificaría
su desarrollo. Este edificio sería ampliado por los Sforza (1450) y en 1550, los
españoles lo destinaron a ciudadela militar y lo reforzaron fuertemente al
rodearlo con bastiones. Este castillo (conocido actualmente como Castello
Sforcesco) fue determinante para la evolución de la estructura urbana de
Milán (aunque esta es otra historia), y el entorno del mismo sería
fundamental, como veremos más adelante, para los futuros espacios comerciales y
expositivos de la ciudad.
Tras el
dominio de los españoles, Lombardía y el Véneto acabarían siendo integrados
dentro del Imperio austriaco. Este estado perduró hasta la invasión de los
franceses, que llegaron bajo el mando de Napoleón. En 1800, Napoleón ordenó el
derribo de las fortificaciones “españolas” del castillo, llegando a demoler
también alguna parte del mismo. La destrucción de los bastiones habilitó el
espacio necesario para la creación, al norte de la fortaleza, de una gran Plaza
de Armas y en el lateral oriental de este gran espacio militar, se levantó, en
1806, un gran anfiteatro, la Arena Civica,
proyectado por el arquitecto neoclásico Luigi Canonica.
Plano de Milán en 1832, con la gran Plaza de Armas al
noroeste del Castello Sforcesco y la Arena Civica a su lado.
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Con la caída
de Napoleón, Milán retornó a la órbita austriaca, quienes crearon en la región un
estado títere al que denominaron Reino
de Lombardía-Venecia. Ya en el siglo XIX, tras la liberación del dominio
austriaco (ocurrida en 1859, gracias a la intervención francesa y de sus
vecinos piamonteses) y, sobre todo, después de la unificación de Italia (1870),
Milán despuntó como el gran centro económico del nuevo país. En esa segunda
mitad del siglo XIX, la ciudad comenzó a dotarse de espacios innovadores para
el comercio, como la Galería Vittorio
Emanuele II, y fue consolidándose como lugar de ferias de muestras y
exposiciones (especialmente a partir de albergar la Exposición Universal de
1906).
La historia antigua de Milán es
convulsa, aunque su posición estratégica, que convertía a la ciudad en un
preciado tesoro para los “conquistadores”, permitió un desarrollo que asentó su
liderazgo, inicialmente sobre el norte peninsular y finalmente sobre todo el
país.
Galería Vittorio Emanuele II en una fotografía de 1880.
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La Galería Vittorio
Emanuele II
Una de las
tipologías urbanas de mayor éxito en las grandes ciudades europeas del siglo
XIX fue la calle comercial cubierta.
La propuesta
pionera fue la conocida Burlington Arcade
de Londres, diseñada por el arquitecto Samuel Ware y abierta en 1819. En este
modelo se inspirarían otras realizaciones similares como la Galería Saint-Hubert en Bruselas (1847), “El Pasaje” en San Petersburgo (1848) o la Galleria
Vittorio Emanuele II en Milán. Otras capitales seguirían el ejemplo,
destacando el caso de París y sus numerosos pasajes comerciales, más modestos
pero muy habituales en los trazados del Barón Haussmann, o también la magnífica
Galleria Umberto I de Nápoles,
abierta en 1890.
La Gallería Vittorio Emanuele II fue una de
las más espectaculares realizaciones entre las calles comerciales cubiertas,
por su tamaño, que supera a las experiencias precedentes y por su suntuosidad.
Este espacio, reconocido como uno de los más claros precedentes de los Centros
Comerciales actuales, supuso un revulsivo para la marcada vocación económica de
la ciudad.
La galería es
un espacio cruciforme, cuyo brazo mayor, conecta la Piazza del Duomo con la Piazza
della Scala, donde se encuentra el teatro de la ópera de Milán. Fue proyectada
por Giuseppe Mengoni, ganador del concurso internacional que se convocó para la
ordenación de la Piazza del Duomo en
1861. Finalmente, tras una serie de contingencias se construyó entre 1865 y
1877 (conllevando numerosos derribos).
La Feria de Milán
En 1884, el
ingeniero Cesare Beruto redactó el primer plano regulador de Milán, que tendría
su versión definitiva en 1889, fecha en la que fue aprobado.
Uno de los
problemas a los que se enfrentó el Plan Beruto fue el papel que debían tener el
Castello Sforcesco y su entorno en la
estructura de la ciudad. La primera versión recogía la creación de una nueva
Plaza de Armas en el límite noroeste de la ciudad y proponía colmatar la
antigua con edificaciones residenciales, debido a la necesidad de vivienda y a
las presiones especulativas del momento. Pero la versión final aprobada
comprendía el valor monumental del edificio y el de su entorno y mantenía el
espacio libre entre el Arco della Pace y el Castello,
proponiendo un el diseño de un parque. Este parque, que fue diseñado por Emilio
Alemagna siguiendo el estilo inglés, se realizó entre 1890 y 1893.
No obstante se
mantendrían algunas viviendas, ya que el castillo quedó circunvalado por el sureste
con una pastilla de edificaciones en forma de “herradura” que “reflejaba” el
trazado residencial circular propuesto al norte del Arco della Pace. Este juego de simetrías generaba un inmenso
espacio circoagonal en cuyo centro se situaba el parque, y que actuaba como una
gigantesca homotecia de la contigua Arena
Civica.
Planta de la Esposizioni Riunite de 1884 que marcó el
parque que se había realizado sobre la antigua plaza de Armas, como un lugar
ideal para celebrar exposiciones.
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En esos años,
Milán prosperaba y emergía en el nuevo contexto europeo. Para confirmar su vocación comercial en el
ámbito internacional, la ciudad realizó una primera manifestación expositiva
con la Esposizioni riunite que se celebró en 1894. Realmente, en 1881,
ya se había celebrado una exposición industrial y artística pero tuvo un
carácter meramente nacional (l Esposizione Nazionale). Para acoger las instalaciones de 1881
se seleccionaron los Giardini Pubblici
de Porta Venezia (el primer parque
público milanés actualmente
denominado Giardini pubblici Indro
Montanelli) pero para albergar la muestra de 1894, la Esposizioni riunite, mucho más ambiciosa, se escogió el nuevo
parque que se acababa de construir sobre la antigua Plaza de Armas del Castello Sforcesco. Es entonces, con
este evento, cuando se sientan las bases para la auténtica feria de muestras
sectorial que surgiría en el futuro.
Años después,
Milán es seleccionada para acoger la Exposición
Universal celebrada en 1906, que se
desarrollaría bajo el lema del “Transporte”, en homenaje a la
construcción del Traforo del Sempione,
el túnel ferroviario que comunicaba Italia con Suiza bajo los Alpes.
Planta de las dos ubicaciones complementarias de la
Exposición Universal de 1906
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La magnitud
de la Expo 1906 desbordó las posibilidades del parque del Castello y se desarrolló en dos zonas cercanas entre sí. La primera
era el propio parque (que ya había alojado nueve años atrás la Esposizioni riunite) y la segunda era la
nueva Plaza de Armas dispuesta en el Piano
Beruto a poco más de un kilómetro al oeste de la anterior. Y aunque los dos
recintos se encontraban separados por un
amplio espacio de carga ferroviaria, fueron conectados por un tren eléctrico
que trasladaba con comodidad a los visitantes de una zona a otra.
Tras la Expo
1906, el parque se consolidaría como un extraordinario parque urbano público y
recibiría el nombre del túnel homenajeado en la muestra: Parco Sempione.
Desde la
celebración de la Expo 1906 fue tomando cuerpo la idea de celebrar una feria de
muestras anual, de contenido agrícola e industrial, siguiendo el modelo de las
que comenzaban a realizarse en otros lugares principales de Europa. En 1916, en
el contexto de la Cámara de Comercio se crea la sociedad que regiría la nueva Feria
de Milán y que se materializaría en la primera muestra que se celebraría en
1920 en los Giardini Pubblici. Tres
años más tarde, en 1923, se decide trasladar
el recinto de la Fiera Campionaria
(Feria de Muestras, como se llamaba entonces) a la Nueva Plaza de Armas que
acogió a la Expo 1906. Ese lugar sería la sede de la feria durante décadas.
La Feria de Milán en la década de 1920.
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En 1986, la
fábrica que tenía Alfa Romeo en Portello,
el barrio contiguo a la Feria milanesa, cierra sus instalaciones. La extensa
superficie que ocupaba acabaría siendo cedida al municipio que emprendió varias
intervenciones. La primera fue acometer la ampliación de la Feria, que tenía
muchos problemas de capacidad. El crecimiento del recinto se concretó en 1997, cuando
se inauguraron los nuevos pabellones
que conformaban un eje en dirección noroeste, siguiendo el Viale Lodovico Scarampo hacia el barrio de Portello (a ellos se
incorporaría en 2002 el MiCo, Milano Congressi, que con la ampliación
de 2005 se convertiría en el mayor centro de congresos de Europa). El proyecto de
la ampliación de la Feria (incluido el MiCo) fue realizado por un equipo
encabezado por el arquitecto milanés Mario Bellini. El resto de la superficie de
la fábrica Alfa Romeo en Portello daría
lugar en 2005 a un nuevo barrio residencial y terciario proyectado por el Studio Valle Architetti , que incluye un
parque urbano de 65.000 m2 (Parco di
Portello) diseñado por Charles Jencks (que a finales de 2012 fue inaugurado
parcialmente, aproximadamente en sus dos terceras partes, tras siete años desde
el inicio de las obras).
Ortofoto indicando la ubicación del Proyecto CityLife (amarillo),
la Fieramilanocity (verde) y el nuevo barrio de Portello (rojo)
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Pero el éxito
de la Feria, volvió a plantear la necesidad de crecimiento, así como la de
modernizar las instalaciones y de dotarla de mejor accesibilidad. Por estas
razones, en 2005 la Feria se trasladó a
un nuevo recinto, con mayor extensión y mejores comunicaciones. La nueva
Feria se localiza en el noroeste de la ciudad, próxima a las autovías A4 y A8 y
acercándose al aeropuerto de Malpensa, en una gran parcela situada entre los
municipios de Rho y Pero. El proyecto del nuevo espacio expositivo (que ha sido
bautizado como Fieramilano Rho/Pero) fue realizado por el arquitecto
Massimiliano Fuksas y alcanza los 345.000 m2 de superficie cubierta y 60.000 m2
exteriores con aparcamiento para 14.000 vehículos.
Imagen de la nueva Fieramilano Rho/Pero, diseñada por
Massimiliano Fuksas.
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La antigua
feria sería demolida entre 2007 y 2008 y en ese lugar se está levantando El
Proyecto CityLife. No obstante, todavía permanece en esa ubicación central
una zona expositiva (la ampliación que se construyó en 1997) en la que se siguen
celebrando muestras. Para distinguirla de la principal, es conocida como Fieramilanocity.
El Proyecto CityLife
El Proyecto CityLife es una propuesta de
recualificación urbana del lugar que ocupaba la antigua Feria de Milán en el
centro de la ciudad. En el área liberada, en torno a 255.000 m2 de superficie,
se está construyendo un ambicioso proyecto multiuso (residencial, comercial,
terciario, dotacional) con gran protagonismo del espacio urbano. La operación incluye
tres rascacielos, que modificarán la imagen de la capital lombarda, y un gran
parque urbano (de 168.000 m2) dentro de la que será la mayor área peatonalizada
de la ciudad.
Planta-Esquema del Proyecto CityLife.
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Los tres
rascacielos, que han sido proyectados por reconocidos arquitectos del panorama
internacional, constituyen un auténtico distrito de negocios de unos 130.000 m2,
previendo unas nueve o diez mil personas trabajando en ellos. El primero diseñado
por Arata Isozaki y Andrea Mafei es conocido como il Dritto (el Recto) dado que es el único que mantiene la
verticalidad canónica, con sus 202 metros en 50 plantas. Está prevista su
finalización para 2015. El segundo rascacielos tiene como responsable del
diseño a Zaha Hadid. Esta torre, conocida como lo Storto (el Torcido) dada la torsión que presenta su directriz
vertical, alcanzará los 175 metros para sus 40 plantas. Se espera que la Torre Hadid esté concluida para 2016. El
tercer gran edificio está diseñado por Daniel Libeskind y alcanzará 150 metros
de altura con sus 34 plantas. Su sobrenombre es il Curvo (el Curvo) por su peculiar concepción como parte de una
esfera que se proyecta hacia el centro de la plaza que se conforma entre los
tres rascacielos. Su terminación se ha programado para 2017.
El parque se realizará
siguiendo la propuesta vencedora del concurso celebrado en 2010 y que fue
presentada por Gustafson Porter en
colaboración con Melk, One Works y Ove Arup, evocando los paisajes de Lombardía.
Además de las
torres, se están construyendo varios complejos de viviendas por parte de los
mismos arquitectos (1.300 apartamentos para unas 4.500 personas). Las Residenze Hadid son un conjunto de siete
edificios de entre cinco y trece plantas. Las Residenze Libeskind son ocho bloques que van desde las cuatro
plantas hasta las trece. Los dos conjuntos habitacionales se ubican al sur del
complejo y ofertan viviendas avanzadas, tanto por su arquitectura como por sus instalaciones
domóticas y su clasificación energética A.
Perspectiva infográfica del Proyecto CityLife que se
encuentra en fase de realización.
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El Proyecto CityLife contará también con un Museo de
Arte Contemporáneo (diseñado por Libeskind) y rehabilitará para usos múltiples,
el Pabellón 3 de la Feria (antiguo Palacio de los Deportes), uno de los más
antiguos, levantado en 1923. El complejo también contará con una gran área
comercial de 20.000 m2 estructurada en niveles que juegan con el espacio
público de la plaza central y que estará conectada con la nueva parada de metro
de la línea M5 (denominada Tre Torri),
así como con el aparcamiento subterráneo con una capacidad para unos 7.000
vehículos.
La operación
comenzó en 2007 con los derribos y excavaciones, para iniciar las
construcciones en 2009. La promoción corre a cargo de la empresa CityLife SpA, compañía vinculada a Generali Group y a Allianz Group. La inversión en marcha supera los 500 millones de
euros. Los plazos varían en función de cada edificio y zona, pero se espera que
el conjunto esté completado totalmente en el año 2023.
Ortofoto indicando la relación de proximidad entre la
nueva Feria de Milán (a la izquierda) y la Expo 2015 ( a la derecha)
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La Expo 2015
Milán será la
sede de la Exposición Universal de 2015, recogiendo el testigo de Shanghai
2010. El lema que rige la exposición es “Nutrire
il Pianeta, Energia per la Vita” (Alimentar el planeta. Energía para la
vida).
El lugar
escogido para levantar la Expo se encuentra en el noroeste milanés, próximo al
recinto de la nueva Feria (inaugurada en 2005) con una superficie aproximada de
1,1 millones de metros cuadrados, en el polo creado en los municipios de Rho y Pero.
El proyecto
fue redactado por la sociedad Expo 2015 contando con el asesoramiento y los
planteamientos conceptuales generados por los arquitectos Stefano Boeri,
Richard Burdett, , Jacques Herzog y Mark Rylander (que entonces representaba a William McDonough&partners). El
resultado ha priorizado las cuestiones paisajísticas y el espacio libre frente
a la singularidad arquitectónica.
Planta-Esquema de la Expo 2015.
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El trazado
del espacio expositivo recupera la estructura urbana de la ciudad romana,
desarrollando dos ejes perpendiculares a modo de “cardo” y “decumano”. El
decumano (denominado World Avenue) recorrerá la Expo de este
a oeste a lo largo de casi 1,5 kilómetros, jalonado por los pabellones de los
países participantes. El cardo, orientado de norte a sur, con 350 metros de
longitud unirá el Lake Arena con la Piazza Porta della Via d’Acqua siendo
flanqueado por los espacios dedicados a Italia. En el cruce de ambas vías (que
tienen 35 metros de ancho) se construirá la Piazza
Italia, un espacio cuadrado de 74 metros de lado que simbolizará el
encuentro de Italia con el mundo. La retícula, más allá de los ejes
principales, albergará las áreas temáticas, de servicio, así como los espacios
para eventos. Finalmente, el conjunto será circunvalado por un canal acuático.
La Expo 2015
contará con la presencia de 142 países y de varias instituciones
internacionales y se celebrará el año próximo entre el 1 de mayo y el 31 de octubre.
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