La analogía entre la ciudad y el ser humano es un recurso didáctico muy habitual. Y avanzando en esa línea, la metáfora que aplica la inteligencia a las ciudades, está siendo recurrente en los últimos años (quizá porque el mundo de las redes y la telecomunicación refuerzan la metáfora neuronal).
Realmente, las ciudades siempre han sido, más o menos inteligentes, en la medida de que son el resultado de la inteligencia aplicada por diferentes sociedades e individuos.
El concepto que alumbró IBM sobre Smarter Cities (ciudades más inteligentes) tiene que ver, en parte, con este argumento y, fundamentalmente, con la noción de dinamismo que obliga a las ciudades a estar en permanente evolución.
La noción genérica de Smart City apunta hacia la relación entre las nuevas tecnologías y la gestión de la ciudad, pero también hacia la capacidad de detectar sus necesidades y ofrecer soluciones, de conocer y aprovechar sus potencialidades, o de actuar con eficiencia y compromiso. Para lograr todos estos objetivos, los modelos urbanos que dirigirán las Smarter Cities se fundamentarán en la información y en el adecuado procesado de la misma.
Así pues, el primer acto para actuar con inteligencia es conocerse a sí mismo.
Para ello, Urban Networks está trabajando en el desarrollo de una metodología de evaluación económica para las ciudades. En su primera fase se centra en el análisis de los Presupuestos Municipales, diagnosticándolos con criterios de Optimización. Se aplica la metodología científica proporcionada por la Investigación Operativa para la toma de decisiones sobre comportamientos cuantitativos a través de modelos matemáticos.
La eficiencia económica, y más aún en la actualidad, es clave para consolidar los procedimientos que lleven a las ciudades a ser “más inteligentes”.
Una de las líneas principales en la actividad de Urban Networks es el observatorio permanente sobre las realidades urbanas.
Las ciudades deben someterse a continuos chequeos que evalúen su estado y permitan tomar las decisiones correctas sobre su modelo de gestión, sus transformaciones y su evolución. Las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación (TICs) ofrecen una base idónea para ello. Ya en la actualidad, las ciudades pueden estar sensorizadas y, a partir de estos captadores, ofrecer torrentes de datos sobre su estado.
Es imprescindible disponer de metodologías de procesado de la información para que ésta sea realmente útil en la toma de decisiones.
La primera fase del trabajo de Urban Networks se centra en el conocimiento de la ciudad a través de sus comportamientos económicos. No hace mucho tiempo se realizó un experimento en Estados Unidos para averiguar si el rastro dejado en Internet por una persona era suficiente para identificarla. La sorpresa fue la rapidez con la que fue descubierta.
Nuestros actos nos definen. Y como saben muy bien las grandes empresas comerciales, nuestra actividad económica (casi todo lo que hacemos tiene repercusión económica) define con bastante precisión nuestra conducta. A partir de estos datos pueden proyectarse, con un margen mínimo de error, necesidades y particularidades que ajusten demandas y ofertas con precisión.
A las ciudades les sucede algo parecido, y siguiendo con la analogía humana del principio, el contenido, la forma o la distribución de su actuación económica las caracteriza con bastante exactitud. Los Presupuestos Municipales son una extraordinaria fuente de información y pueden aportar valiosos datos para la toma de decisiones sobre el futuro. Solamente es necesaria la herramienta que seleccione, pondere y advierta sobre las cuestiones fundamentales que permitan gestionarlas adecuadamente.
Urban Networks está experimentando la metodología con las ciudades españolas, que han sido clasificadas en diferentes categorías según su población y características. Indicadores y Ratios arrojan tanto información absoluta como relativa sobre la relación con las medias de los grupos o con la media nacional.
El cruce disciplinar es un caldo de cultivo en el que pueden prosperar las innovaciones que, en el caso de la ciudad, ayuden a avanzar en el camino de la racionalidad de sus procesos.
La Investigación Operativa es la aplicación de la metodología científica (a través de modelos matemáticos) en la toma de decisiones sobre comportamientos cuantitativos. Dentro de ella se encuentra el área de Optimización, que centra sus objetivos en conseguir la mejor solución a problemas de organización, gestión y control. La Optimización (también llamada Programación Matemática) se asienta en el comportamiento pautado de la realidad, investigada según un conjunto determinado de variables.
La ciudad es también una plataforma proveedora de servicios a los ciudadanos, y en este sentido, los indicadores resultantes permitirán a los responsables de la gestión de la ciudad (públicos o privados) detectar las tendencias que les orientarán tanto en la oferta de los servicios más convenientes para los ciudadanos, como sobre la forma idónea de gestionarlos. Además, la productividad y la eficiencia económica conllevan el ahorro de esfuerzos de todo tipo y son un baremo esencial para calificar a nuestras ciudades como “inteligentes”.
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