La competitividad urbana ha lanzado a las ciudades a
una carrera sin fin.
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Mejorar sus condiciones
de vida es un deseo permanente del ser humano y, lógicamente, las ciudades como expresión colectiva de la
comunidad también persiguen la prosperidad. Para conseguirla, las urbes se han lanzado a una carrera por
incrementar su competitividad, es decir por aumentar su capacidad de atraer
capital, negocios, talento o turismo.
Al igual que
la competitividad, el benchmarking es
una noción procedente del mundo económico. El benchmarking es una metodología de análisis utilizada para comparar
empresas o productos que, recientemente, se ha exportado al ámbito de lo urbano
para confrontar el estado de las ciudades.
The Economist (a través de su consultora The Economist Intelligence Unit, EIU) elaboró
en 2013 un informe sobre la competitividad urbana titulado “Hot spots 2025. Benchmarking of the future
competitiveness of cities”, en el que fija
el estado actual de la competitividad de 120 ciudades de todo el mundo y lo
proyecta hacia el año 2025. La metodología y los resultados del informe son
muy reveladores. Nueva York es la ciudad más competitiva actualmente y parece
que lo va a seguir siendo. Solamente dos ciudades españolas, Madrid y Barcelona, han sido incluidas y
las conclusiones del estudio no son muy halagüeñas sobre su competitividad en
el 2025. Hay motivo para la reflexión.
Competencia y
Competitividad de las ciudades.
La
competencia es una dinámica habitual en la mayoría de los seres vivos, siendo usuales
los enfrentamientos entre ellos para obtener un determinado fin (alimento,
espacio, sexo, etc.). Esta base biológica, fue adoptada como fundamento del sistema económico capitalista. Por ello, uno
de sus rasgos característicos se encuentra en la noción de competitividad que
establece rivalidades entre empresas, entre productos o entre trabajadores, que
pugnan por alcanzar una determinada meta (por ejemplo: cuota de mercado,
predominio, mayores salarios, etc.).
El mundo empresarial ha sofisticado el
sistema de la competitividad, vinculándola a la eficiencia. Una empresa que busca mejorar su
competitividad (es decir, mejorar su cuenta de resultados) tiene diferentes
estrategias para conseguirlo. El incremento de la calidad de sus productos o
servicios para hacerlos más cautivadores, la reducción de costes (materiales y
laborales) o la bajada de precios, que suele basarse en la anterior, son
algunas de las maniobras empresariales para maximizar los beneficios de sus actividades.
Aparentemente,
en los últimos tiempos las ciudades también han generado un mercado competitivo,
que aunque es diferente, cuenta con aspectos similares.
En nuestro
mundo de ciudades (las previsiones apuntan a que, a mediados del siglo XXI,
siete de cada diez personas vivirán en ellas), las urbes están tomando
definitivamente el protagonismo de nuestra forma de habitar. Las ciudades están
suplantando muchos de los roles de los estados y plantean su supervivencia de
una forma individual.
Este
protagonismo de las ciudades en nuestro nuevo orden social, político y
económico ha generado un escenario de rivalidad urbana que ha conllevado la
importación del concepto. Se habla de competitividad urbana, de las estrategias
que las ciudades adoptan para conseguir un mejor posicionamiento que les
garantice prosperidad. Se lucha por captar “clientes”, que en este caso son
inversiones, negocios, turismo o talento que, como en los ámbitos empresariales,
también son “recursos limitados”. Por ello, las ciudades se encuentran en una
carrera permanente, sin final, pero con premios en las “metas volantes” donde
se captan los objetivos.
La
competitividad urbana es un concepto complejo que va más allá de las cuestiones
económicas, incorporando asuntos como la educación, la sanidad, las
infraestructuras, la integración de la inmigración o las políticas
medioambientales. La EIU define la competitividad de las
ciudades como la capacidad de atracción de capital, de negocio, de talento y de
visitantes.
Benchmarking para las ciudades.
El benchmarking es una metodología de análisis
destinada habitualmente a la comparación
entre empresas o entre productos. El benchmarking
se convierte así en una herramienta para detectar las buenas prácticas y los
comportamientos erróneos con el objetivo de fomentar las estrategias
competitivas que redunden en la eficacia de las empresas.
En los
últimos años, esta técnica comparativa
ha dado el salto al mundo de las ciudades. Los analistas urbanos han
importado los fundamentos y han adaptado las metodologías para poder detectar
las capacidades de cada urbe. Los estudios se fundamentan en conjuntos de
indicadores seleccionados para que recojan las materias de interés (que pueden
ser muy variadas y una de ellas es la competitividad urbana), y analizan tendencias y proyecciones hacia el futuro las dinámicas
previstas.
Al igual que
en el benchmarking empresarial, la
comparación, en este caso entre ciudades, y la jerarquización ordenada en
función de los resultados de los indicadores, alcanza su verdadero valor,
cuando las urbes toman conciencia de los aspectos positivos y negativos de sus
procedimientos. Mirar hacia los mejores ejemplos, ofrecidos por las ciudades
que lideran los ránquines, debe servir de inspiración a las que se encuentran
por debajo e impulsar una cierta emulación (en la medida de lo posible) para
mejorar su posicionamiento y atractivo. Además, la comparación no solamente es
sincrónica, fijada en un determinado momento, sino que la utilización de la
misma metodología analítica en diferentes fechas permite examinar los
resultados de una ciudad respecto a sí misma, evaluando los esfuerzos
realizados (considerando los datos obtenidos en los indicadores y su ascenso o
descenso en las listas).
La mecánica de
la comparación puede tener una influencia grande en los comportamientos ya que
al detectar las actividades de mayor valor añadido (social, cultural,
económico, etc.) y las que no generan valor, puede orientar las actuaciones de
futuro, reasignado recursos para que sean más eficaces.
Así pues, el benchmarking urbano se convierte en un
instigador del progreso, en el catalizador de un proceso de mejora (e incluso
en una herramienta para mejorar los procesos).
La Competitividad de
las ciudades según The Economist.
The Economist Intelligence Unit (EIU)
es la consultora del Grupo The Economist, editor de la
prestigiosa revista. La EIU es su
rama de negocio, y realiza informes, asesora sobre comportamientos
empresariales, proporciona pronósticos temáticos, generando, en muchas
ocasiones, su propia metodología e indicadores. Una de las líneas de trabajo
que la EIU ha desarrollado en los
últimos años es Hot Spots, una
metodología destinada a descubrir la competitividad de las ciudades. Las
investigaciones están patrocinadas por el Citi
Group (dentro de su programa Citi for
Cities).
En verano de
2013 se publicó su último informe sobre
competitividad urbana “Hot spots
2025. Benchmarking of the future competitiveness of cities”, en el que se realiza
una prospección sobre la situación de la competitividad de las principales ciudades
internacionales para el año 2025, comparando esta previsión con su situación
actual (confeccionada en 2012).
A partir de
una selección de 120 ciudades (y áreas urbanas), la EIU ha examinado 32
indicadores para cada ciudad elaborando un índice de competitividad que
permite ordenar a las urbes seleccionadas tanto por su capacidad actual como
por la prevista para el año 2025 (si se mantienen las tendencias y dinámicas
actuales)
Los
indicadores escogidos se distribuyen en ocho
categorías a las que se ha otorgado un peso específico diferente de cara a
ponderar el resultado final de la valoración. Son las siguientes:
·
30%
Fortaleza Económica (Economic Strength)
·
15%
Capital Humano (Human Capital)
·
15%
Carácter Institucional (Institutional Character)
·
10%
Capital Físico (Physical Capital)
·
10%
Madurez Financiera (Financial Maturity)
·
10%
Atractivo global (Global Appeal)
·
5%
Carácter Social y Cultural (Social and Cultural Character)
·
5%
Medio ambiente y riesgos naturales (Environment and Natural Hazards)
La Fortaleza Económica se determina a
partir de una serie de valores cuantitativos del mercado. Destacan entre ellos
el Producto Interior Bruto, tomado tanto en su cifra general como en su
distribución per capita. Esta categoría también tiene en cuenta aspectos
como el grado de integración en mercados (como por ejemplo la Unión Europea) o
la existencia de una clase media (que es la principal responsable del
crecimiento económico de ciudades y países).
La valoración
del Capital Humano acomete varios
frentes. Un aspecto crucial para valorar positivamente un grupo humano es comprobar
el correcto funcionamiento de la educación y la sanidad. La movilidad del
talento tiene muy en cuenta los servicios que va a encontrarse en la ciudad de
destino, y estas dos cuestiones (formación y salud, tanto propia como para los hijos)
son determinantes en las decisiones. Se valora igualmente la capacidad de
atracción de extranjeros (sobre todo inmigración cualificada) investigando la
facilidad de contratación y la adecuada integración, así como la generación de
oportunidades, en particular para las mujeres.
En la
evaluación del Carácter Institucional,
también denominado Efectividad Institucional, se tienen en cuenta una serie de
indicadores que investigan la estabilidad de las normativas y reglamentos, la
previsibilidad de las decisiones administrativas, la imparcialidad en los
procesos y la eficacia general del sistema político. También se considera el
grado de autonomía y de competencias con los que cuentan los gobiernos
municipales.
El Capital Físico, integrado por las
infraestructuras, el transporte y, con una importancia creciente, las
telecomunicaciones, es una cuestión vital para la competitividad, dado que facilita
la operatividad de las empresas y de la propia comunidad ciudadana. La
presencia de buenas infraestructuras de comunicación (como la red de tráfico,
aeropuertos, puertos o ferrocarriles) y sus conexiones internacionales son
fundamentales para la implantación de negocios. Hay que tener en cuenta que contar
con unas buenas infraestructuras supone una calidad de vida que es muy valorada
por el talento internacional.
La Madurez Financiera de la ciudad tiene
que ver con la amplitud que ofrece su mercado (determinada por la diversidad de
sectores que operen en él) y con su profundidad (es decir, la especialización
en cada uno de ellos).
Para valorar
el Atractivo Global de cada ciudad,
la EIU considera la presencia de instituciones de gran reconocimiento
internacional, como empresas, universidades o incluso el desarrollo de eventos,
conferencias, ferias, etc.
La categoría
de Carácter Social y Cultural
analiza aspectos vivenciales que añaden dinamismo a la ciudad. Estos valores
pueden ser unos importantes atractores del talento. Además, lateralmente, estos
temas pueden suponer beneficios adicionales como la potenciación de industrias
creativas.
Los factores
medioambientales pueden ser importantes a la hora de seleccionar una implantación
para un negocio o incluso para el fomento del turismo. En la valoración del Medio Ambiente y Riesgos Naturales, la
metodología de la EIU valora una doble condición: por una parte las cuestiones
medioambientales determinadas por la calidad del agua, del aire y por la
estrategia con los residuos urbanos y por otra respecto a los riesgos naturales
teniendo en cuenta no solo la exposición al riesgo sino las políticas y planes
de prevención y gestión.
Todo es
discutible (como decía Oscar Tusquets) y seguramente la estructura del
indicador general de competitividad de la EIU
suscitará discrepancias (por los escogidos para formarlo, por las ponderaciones
entre los mismos, por sus horquillas de valoración, por…). No obstante, la
consistencia de lo expuesto se apoya en
el prestigio del equipo redactor, y en la reflexión metodológica que ofrecen a
través de la selección de indicadores y sus elaboraciones.
En cualquier caso, este tipo de informes son muy influyentes en empresas y personas que
están pendientes de tomar una decisión de inversión o de traslado. Sucede
algo parecido a lo que ocurre con las agencias de calificación de riesgos
financieros dado que, al margen del debate sobre la fiabilidad de sus
predicciones, sus determinaciones repercuten considerablemente en las resoluciones
sobre inversiones.
Este tipo de
chequeos al “estado de las ciudades” tienen, además, una gran importancia didáctica, ya que fijan los
estándares deseables que son ofrecidos por las ciudades que encabezan las
listas, permitiendo al resto observar sus comportamientos y a partir de ellos a
fijar sus estrategias de futuro. Además, la evaluación en diferentes momentos
permite comparar la evolución (positiva o negativa) de las dinámicas urbanas de
cada ciudad.
También, el examen
de los indicadores seleccionados y la temática de cada categoría, puede ser muy
revelador para detectar los valores que
se consideran importantes para la toma de decisiones tanto de inversión, de
negocio, de turismo o de reubicación profesional. Y es que, más allá de la
fascinación que suscitan las listas, la posición ocupada por las ciudades es un
argumento importante para ser escogida como destino.
Algunas conclusiones
del estudio realizado por The Economist.
Las
conclusiones básicas presentadas en el estudio “Hot spots 2025. Benchmarking of the future competitiveness of cities”
apuntan tendencias para 2025, que pueden verse confirmadas si las ciudades no
toman medidas para varían sus estrategias de competitividad.
- Las ciudades más competitivas se encuentran en Norteamérica y Europa y parece que lo seguirán siendo hasta 2025. Se prevé que mantengan su capacidad para atraer capital, negocios, turistas y talento, a pesar de las preocupaciones sobre el envejecimiento de la población y de las infraestructuras, así como por su nivel de endeudamiento y su crecimiento lento (o la afección de la crisis actual, concretamente, la crisis de la eurozona tendrá un impacto en las ciudades del sur y del este de Europa, creando una "brecha de competitividad").
- Nueva York es la ciudad más competitiva de hoy, y lo seguirá siendo hasta el año 2025, encabezando el ranking en términos de madurez financiera, y situándose entre las más competitivas de carácter institucional y fortaleza económica.
- El ascenso económico de Asia se refleja en la competitividad de sus ciudades en 2025. Un caso singular es el de Incheon, la tercera ciudad en tamaño de Corea del Sur, que es la segunda mayor ascensión en el ranking. Las inversiones en un puerto “world class”, las infraestructuras de transporte y el desarrollo de la Zona Económica Libre de Incheon han convertido a la ciudad en uno de los principales centros comerciales, empresariales, logísticos y turísticos de todo el noreste asiático (con más progreso por venir). El ascenso de Incheon en la clasificación general demuestra el progreso institucional, social y económico que muchas ciudades de países emergentes de Asia han hecho en las últimas décadas. También indica la creciente competitividad de las ciudades de mercados emergentes que se verá en el año 2025 y más allá. Se estima que en 2025, el PIB combinado de China y la India superará el de las siete principales economías (G7) de la OCDE. En el caso de China, ninguna ciudad se encuentra entre las 25 que más han mejorado, quizá porque lo hicieron durante la primera década de este siglo. No obstante, en 2025, China habrá superado a Estados Unidos como la mayor economía del mundo, gracias a su fuerte crecimiento, su rápida urbanización y el aumento de la productividad.
- Las ciudades africanas se retrasan en alcanzar su competitividad, mientras que las grandes ciudades de América Latina mejoran la suya. Las mejor calificadas de África y Sudamérica todavía quedan lejos de los puestos altos (Sao Paulo es la 36 y Johannesburgo la 66).
- Se espera que las principales ciudades de la India, Brasil y Rusia mejoren su competitividad y alcancen a muchas ciudades del mundo desarrollado Entre todas las ciudades analizadas, Sao Paulo es la que más ha mejorado. Su incremento de competitividad se fundamenta en la juventud y rápido crecimiento de su fuerza laboral, en la consolidación de sus infraestructuras de telecomunicaciones, en el afianzamiento de sus instituciones democráticas y en su madurez financiera.
- Entre las claves de la competitividad que incrementarán su papel en el futuro destaca el Capital Físico (compuesto por la calidad de la infraestructura física, el transporte público y las telecomunicaciones) que es un factor determinante para la competitividad global. Por otra parte, los riesgos naturales, así como la exigencia medio ambiental y las políticas sostenibles desempeñarán un papel cada vez más importante en el atractivo de las ciudades para empresas y personas. Otro de los aspectos claves para la competitividad es la educación y la calidad de las instituciones.
- Pueden ser competitivas ciudades de todos los tamaños. En el top 20 de las ciudades más competitivas en 2025 se encuentran urbes inmensas (como Tokyo con sus 37 millones de habitantes) junto a otras pequeñas (como Zurich y su 1,4 millones de habitantes). Pero también se detecta que la demografía creciente ayuda considerablemente al ascenso de competitividad, así como los datos de renta per capita (38 de las primeras 40 ciudades del ranking general se encuentran entre las primeras 40 posiciones del indicador “renta per capita”)
El Top 10 de
la competitividad para 2025 se espera que esté ocupado por
1.
Nueva York
2. Londres
3. Singapur
4. Hong Kong
5.
Tokyo
6.
Sydney
7.
París
8.
Estocolmo
9.
Chicago
10.
Toronto
El caso de Madrid y Barcelona
Solamente dos
ciudades españolas, Madrid y Barcelona,
han sido incluidas en la selección de 120 ciudades, y las conclusiones del
estudio no son muy halagüeñas de cara a su competitividad en el 2025. Aunque Madrid se encuentra por encima de
Barcelona, las dos se encuentran muy alejadas de las posiciones de privilegio.
Si no se corrigen
los rumbos, Madrid pasaría a ocupar el puesto 46 con un descenso de 28 puestos
respecto a su posición de 2012. Tampoco Barcelona sale bien parada. En este
caso, su caída sería de 13 puestos hasta terminar en el número 55.
Madrid y
Barcelona, en 2012, alcanzaban las siguientes valoraciones para cada uno de las
categorías analizadas (el valor máximo es 100):
Evaluación 2012 Madrid Barcelona Ciudad
líder
Fortaleza Económica 32,7 33,4 Tianjín
(56,6)
Capital Humano 72,2 71,6 Dublín
(82,8)
Carácter Institucional 69,2 69,2 Ginebra
(96)
Capital Físico 94,6 98,2 Singapur (100)
Madurez Financiera 66,7 33,3 Nueva York (100)
Atractivo global 32,3 33,8 Londres (65,1)
Carácter Social y Cultural 92,5 92,5 Zurich
(97,5)
Medio ambiente y riesgos naturales 87,5 70,8 Frankfurt (100)
Puntuación general ponderada 59,4 55,8 Nueva York (71,4)
Las dos
ciudades alcanzan buena puntuación en Capital
Físico, especialmente Barcelona, y también en Carácter social y cultural. Pero en las categorías restantes se
encuentran alejadas de las mejores posiciones. En su comparación particular,
Madrid supera con claridad a Barcelona en Medio
ambiente y riesgos naturales y sobre todo en Madurez Financiera. En los restantes grupos, su valoración es
similar.
Y la
previsión general para 2025 es la siguiente:
Evaluación 2025 Madrid Barcelona Ciudad
líder
Puntuación general ponderada 55,7 53,6 Nueva York (75,7)
Las dos
ciudades españolas reducen su valoración y pierden posiciones en el ranking. Esto significa que, según esta estimación,
serán menos competitivas en el futuro (mientras que otras muchas mejoran).
Este hecho debe suscitar la reflexión
urgente para conseguir modificar dinámicas y que esta prospección quede
solamente en un aviso.
El resumen de
los dos informes está disponible en la web del Citi Group:
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