Chicago, antes de ser Chicago, ya era un lugar importante en las comunicaciones y en el comercio de la región. Ocupaba una situación estratégica, bien conocida por las tribus indias de la zona, y que será la causa que originará la futura ciudad.
El territorio de Chicago se sitúa entre dos grandes sistemas fluviales muy próximos pero, entonces, desconectados: los Grandes Lagos y la cuenca del rio Mississippi. Cuando en 1673 los europeos llegaron al lugar, advirtieron su excepcional capacidad para ser el punto de conexión entre esos sistemas fluviales, permitiendo la comunicación entre muchos territorios y abriendo grandes posibilidades comerciales.
Para ello, solamente tuvieron que observar las prácticas cotidianas de los indios nativos que habían establecido allí un punto de comercio e intercambio entre las diferentes tribus que poblaban la región y que se apoyaba en el trazado de un Portage road, una vía terrestre que discurría por zonas pantanosas, a través de la cual transportaban sus canoas y mercancías entre ambas vías fluviales.
El transporte terrestre, fluvial y los “Portage Roads”
El transporte, tanto de personas como de mercancías, es una actividad fundamental para cualquier sociedad, pero para las comunidades antiguas, además fue un problema con soluciones difíciles.
Hay que tener en cuenta que los recorridos terrestres presentaban muchas dificultades y requerían un gran esfuerzo. El transporte terrestre era lento e inseguro. Las causas eran muy diversas. En primer lugar porque los caminos eran poco transitables debido a la ausencia de pavimentaciones y al deterioro producido por los fenómenos meteorológicos. En segundo lugar, porque no se disponía de una tecnología que posibilitara la construcción de vehículos seguros y resistentes ante esas condiciones adversas. Y por último, debido a la inseguridad, tanto por los riesgos de caídas y vuelcos, como por la alta probabilidad de ser víctimas de asaltos y robos.
En aquellos tiempos, anteriores a la Revolución Industrial, el transporte más efectivo era el que se realiza por el agua. Las embarcaciones eran relativamente sencillas de construir, sufrían un menor desgaste, presentaban una mayor facilidad de manejo y la velocidad que se alcanzaba era mayor. Además, los riesgos de abordaje eran menores.
Europa tuvo una red de caminos aceptable que, en muchos casos era herencia del Imperio Romano, y que fue durante siglos supuso la estructura esencial de comunicaciones en el continente. No obstante, el transporte fundamental se realizaba por vía fluvial y marítima. Los avances tecnológicos posibilitaron la construcción de canales acuáticos que suplían la ausencia o inadecuación de las vías fluviales. Fue surgiendo así un sistema, que incluía vías naturales y artificiales interconectadas, que generó una auténtica red navegable, impulsando la comunicación, el comercio y en general la prosperidad de esos territorios. Los pueblos sin conexión acuática se encontraban al margen del desarrollo principal.
Pero, en otros lugares, tecnológicamente menos avanzados, en los que no se podían realizar infraestructuras de conexión entre sistemas fluviales surgieron, en puntos estratégicos, los ”Portage roads”. Estas vías eran caminos terrestres que conectaban dos sistemas fluviales próximos. Se trataba de sacar del agua las embarcaciones con sus mercancías y moverlas por una vía terrestre que unía las vías fluviales que se deseaban comunicar.
Esta era la situación en la ribera sur del Lago Michigan. Y concretamente la de un punto que ofrecía la posibilidad de unión entre dos ríos (el Chicago River y el Des Plaines) que pertenecían a cuencas diferentes: por un lado el gran sistema de comunicación de los Grandes Lagos y por el otro el valle del Mississippi que conectaba de norte a sur el continente norteamericano. El Chicago River, que drenaba una amplia zona de marismas, permitía la penetración en la pradera a través de los terrenos pantanosos que llegaban hasta el rio Des Plaines. Gracias a eso, los indios nativos, procedentes del lago Michigan, remontaban el Chicago River hasta un punto en el que desembarcaban por falta de calado. Allí se iniciaba el camino que era el “Portage road” de Chicago y que les permitía trasladarse hasta el rio Des Plaines, ya en el sistema del Mississippi. La conexión funcionaba, lógicamente, en ambos sentidos.
Las marismas, lejos de ser un problema, se convertían en una gran ventaja ya que en muchos periodos del año se encontraban tan anegadas que casi no era necesario descender de las canoas para ir de un rio al otro. En cualquier caso, cuando los terrenos se secaban, el recorrido era corto y no suponía mucho esfuerzo el sacar canoas y mercancías para trasladarlas por el camino terrestre que unía los dos cauces.
Por esta razón, estos terrenos, denominados posteriormente Mud Lake (lago de barro), resultaban estratégicos como punto de encuentro para las actividades comerciales entre los indios que procedían del valle del Mississippi y los de los Grandes Lagos. La zona era, por tanto, bien conocida como un punto de conexión e intercambio entre las economías de ambas cuencas fluviales.
Cuando, por encargo del gobierno francés, el explorador Louis Jolliet (1645- 1700) y el misionero jesuita Jacques Marquette (1637-1675) comenzaron a explorar la región, captaron la potencialidad comercial de la zona y ellos, conocedores de la tecnología disponible en Europa, fueron los primeros en sugerir la posibilidad de construir un canal que conectara ambos sistemas fluviales para evitar los inconvenientes del Portage road.
Pero antes de que esta infraestructura fuera posible, los europeos convirtieron el lugar en un sitio clave para el comercio entre las tribus indias y los cazadores y primeros colonos, que también comenzaban a abastecer a otros territorios del país (el primer asentamiento permanente sería establecido en 1779 por Jean Baptiste Point du Sable). Su importancia estratégica fue reafirmada con la construcción en 1795 del Fuerte Dearborn, asentamiento militar de los recién nacidos Estados Unidos, para el control de la región.
Estos dos hechos, marcarían el comienzo de un proceso que, años después, dará origen a la ciudad de Chicago.
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